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Consejo Fraternal por katzel

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Notas del capitulo: n.n gomen por seguir publicandolo en one shots XD u.u pero si lo pongo como un solo fic quizas no me den ganas de seguirlo u.u
Apoyado en la barra del bar, Olivert no se decidía aún a beber de la copa que Bryan Kenwood había traído para él.

- Vamos... te hará bien - dijo él al otro lado mientras ordenaba las botellas - ... nunca he oído de alguien a quien no conforte un buen vino.

- Quién sabe... quizás yo sea el primero...

- Eso no lo sabremos jamás si no lo pruebas ahora - Bryan guiñaba el ojo tan azul como los suyos.

- Hum...

Olivert echó el cuello hacia atrás y deslizó elegantemente el contenido hacia sus labios.

Bryan se quedó prendado mirándole pues derrochaba gracia y majestad.

- ¿Mejor? - susurró cercanamente.

- ... un... poco ...

- Vaya, Oli... se te debería prohibir ser tan encantador... por poco me abalanzo sobre ti...

- Tú... pequeño irreverente...

Bryan sonreía travieso.

- Eso es lo bueno, Oli... yo siempre he sido el único que te ha sacado de tus casillas...

Le sacó la lengua como si fuesen niños aún.

Olivert se puso pálido recordando a Danna quien sí había logrado hacerle pasar de aquellos límites...

Bryan continuaba observándolo.

- Ohhh de modo que se trata de eso, Oli...

- De que...

- De una chica...

La copa de Olivert cayó y se hizo trizas en el piso.

Bryan saltó por sobre la barra quedando de su lado.

- mmmm, me felicito por dar justo en el clavo... así que mi hermano mayor anda e-n-a-m-o-r-a-d-o...

Olivert intentó levantarse.

- Disculpa por la copa, puedes mandarme la cuenta a...

Bryan le hizo sentar.

- No, no, no, Oli... no te atrevas a evadirme con esa educada frialdad tuya... estoy sobre la pista y cuando se trata de ti siempre llego hasta el final... así que dime quién es...

El de cabellos castaños tomó entre las suyas la mano fina de su hermano mayor.

- Dímelo, Olivert, no te hagas de rogar...

- ... oh...

- ... no nos vemos desde hace tanto... todo por que te convertiste en el burgués aburrido que querías y yo en el terrible tabernero que temías... y ahora que te tengo aquí por fin... enamorado... no te vas a atrever a guardarte un secreto así...

- Bryan Kenwood...

- ... ¿es alguien de tu trabajo?

Olivert volvió a levantarse temiendo los penetrantes ojos de su hermano.

- ¡Trabajo! ¡Danna Eichmann no tiene nada que ver en esto!

- ¿Danna Eichmann? ¡El Alemán - Tormentoso! ¿El muchacho que ha puesto de cabeza a toda la ciudad?... ¡Él es tu alumno!

- ...

- Oí muchas historias del rubio de ensueño que era su maestro pero no me imaginaba que se trataba de ti... será que sus destrozos eran las partes más importantes del chisme...

- ... um...

Olivert permanecía alerta... si algo le molestaba era la terrible intuición de su hermano menor para internarse en la zona prohibida de sus pensamientos.

- Creo que es hora de que me vaya...

El vino se le había subido un poco a la cabeza y se tambaleó.

Bryan tuvo que servirle de apoyo y ayudare a caminar.

- Se nota tu falta de costumbre, Oli, si yo fuese uno de tus acosadores andarías en un lío por que te llevaría a mi lugar secreto, no tendría piedad de ti... pero como soy un buen hermano te colocaré en un carruaje directo a casa... vamos a la salida de emergencia... no queremos que la gente vaya diciendo cosas del perfecto Olivert.

A regañadientes el rubio se dejó llevar hacia la trastienda para ir por la puerta falsa.

Cuando estaban en la calle estrecha y oscura, Bryan lo acorraló contra la pared y apoyó la cabeza sobre su hombro.

- ... sea cual sea el problema que tengas, recuerda que estás por sobre él... incluso aunque el problema se llame Danna Eichmann... el archiduque de Alemania... sabes por qué... por que ser un caballero va más allá de simplemente hacer lo correcto... ser un caballero es seguir firmemente los impulsos de tu corazón hasta el final... y si hay alguien capaz de hacerlo... eres tú... Olivert Kenwood...

El rubio sonrió un poco.

Siempre bajo la ironía de Bryan y su tono burlón mantenía aquella dulzura que los había unido mucho en su infancia.

- Oli... gracias por venir aquí... gracias por acudir a mí cuando estas perdido y no sabes que hacer... significa mucho para mí...y no esperes siempre que te diga que eres bueno... empieza a creerlo tú mismo...

- Bryan... gracias...

- Y ya deja de mirarme así, Oli, eres muy sexy...  

- ¡Bryaaaaaaaaaaan! ¡Cómo te atreves!

- Homosexualidad e incesto son manjares para mí, Oli... y no tienes idea de lo que ando imaginando para ti...

- Si serás tú...

El castaño puso una cálida manta sobre sus hombros y luego le besó en la mejilla huyendo hacia el bar.

- Cuando quieras Oli... sabes que tengo debilidad hacia ti...

Olivert estaba a punto de decirle algo muy malo cuando llegó el cochero y se resignó a subir en silencio.

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A pesar de entrar en la primavera hacía un tiempo muy húmedo con niebla.

El viento frío corría...

"Ser un caballero..."

"Quizás Bryan esté empezando a madurar un poco..."

"Pero si sigue comportándose así... mph..."


Con respecto a Danna, Olivert era consciente que se había roto el dique y ya no había retroceso posible... intentar resisitirse sería cada vez más difícil.

"Pero qué cabeza la mía... a dónde llegaré con este tipo de pensamientos... diremos que es sólo un poco de depresión... el spleen de una estación invernal que aún no se ha ido..."


Dividido en dos, entre el amante y el maestro, Olivert se preguntó quién ganaría.

Bajó en Osten Square y vio una figura delgada sentada sobre los escalones de entrada, tras la reja.

Danna, con las mejillas rojas pr el frío y vestido ligeramente estaba esperándolo aún a esa hora.

Olivert entró corriendo quitándose la manta de los hombros y cubriéndolo con ella.

- ¡Danna Eichmann! ¡Pero en qué diablos andabas pensando!

Éste hizo un esfuerzo para abrir los ojos.

- Olivert.... tonto... acaso... estas son... las horas de llegar... a ... la... casa...

Hablaba entecortadamente por que le costaba respirar.

- No hables más, testarudo...

- ... prepárate por que... te has... ganado una buena... bronca esta vez...

Danna estornudó y luego empezó a reír.

- Y se puede saber de qué te estás riendo...

- Me estás tuteando... desde que nos conocemos sólo lo has hecho cuando estás enojado y ahora ya te has acostumbrado...

- Y quién dice que en este momento no estoy enojado... inconsecuente...

Olivert levantó a Danna del piso y entró con él a la casa.

- Llamaré al doctor...

- No necesito un doctor... Olivert bobo... lo que quiero... lo tengo aquí mismo...

- Danna... he dicho a la habitación y con un doctor...

- Atrévete ... a llamarlo..., maestrucho,  .. y te enseñaré... fu fu fu... te enseñaré... lo que es... una pataleta... de la real casa germana...

- ¡Id por el doctor! - gritó Olivert a las criadas que encontró cuchicheando en la sala de estar.

- No... nadie que no seas tú... no quiero que nadie... me toque...

- Danna... Danna, deja de hablar, se te está apagando la voz.

- Y tú... andas tan preocupado por mí...

- ¡Y basta de hacer semejantes conjeturas!

Subían hacia la habitación del muchacho.

Danna se arrebujó contra su pecho.

- Ahora... no dirás... que me subió una sirvienta...

De hecho todo el personal femenino se encontraba abajo mirándolos con los ojitos en forma de corazón.

"wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"


Era el sonido masivo.

- ¡Y ustedes hagan el favor de ir por el médico y volver a sus deberes!

- ¡Si señor!

Se dispersaron en todas direcciones con una gran sonrisa en los labios.

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Danna a punto de ser recostado en su cama percibió algo diferente.

- Traes el olor de otro hombre...

- Pero qué...

- Te has ido con otro... me has engañado... eres un atrevido...

- La fiebre está subiendo... deja de divagar y entra a la cama de una vez.

- No... yo conozco tu olor... y en tu camisa y en esta manta está el aroma de otro... ¡traidor! ¡desgraciado! ¡Mein kind!...

Intentaba moverse aún debil.

Incluso en medio de una fiebre Olivert tenía que esforzarse mucho para dominarlo.

- Imbécil... por qué vas con otros... y me pones los cuernos... maldito... acaso no soy suficiente para ti... das ist...

Chapuceaba con una vocecita ínfima en su lengua materna por que la fiebre ya lo estaba consumiendo.

- Danna...

- Ya te castigaré...

Por fin el anciano doctor llegó.

- Necesito revisar su pulso y respiración.

Danna no se dejaba tocar.

- Sí que es testarudo... maestro, hágame un favor... yo le indicaré cómo tiene que medir su presión y vigilar su respiración.

El doctor empezó a buscar su estetoscopio pero no lo encontró.

Las criadas pensaban que si lo botaban por ahí Olivert se vería obligado a poner su oído sobre el corazón de Danna.

Efectivamente eso sucedió.

Danna se quedó muy quietecito cuando sintió los cabellos de su maestro sobre su pecho.

Luego iba a oír sus pulmones para lo cual tuvo que ponerse sobre su espalda.

Los dos ya empezaban a calentarse y el doctor no parecía notar nada exraño.

Olivert miraba hacia otro lado enfadado y Danna luchaba para no sonrojarse demasiado pero se le iba.

- ... no te creas... es ... por ... la gripe... cuando me han gustado a mí... los que se revuelcan con otros...

Y así rezongando se quedó dormido.

- Tiene que cuidarlo mucho... podría coger una pulmonía.

- Oh...

- Intente no llevarle la contraria y dele un ambiente de paz y calma.

- ... uhmmm...

- Eso es todo... vendré pasado mañana a ver cómo sigue.

El doctor se despidió.

Danna entre sueños proseguía su rabieta.

Olivert lo arropó adecuadamente.

"Eres un pequeño rezongón"

- Tengo mucho frío... Olivert - dijo sin despertarse.

Olivert se echó a su lado envolviéndolo con las sábanas.

De pronto cayó sobre él un profundo sueño.

En la madrugada, cuando comprobó que la fiebre ya había cedido se separó de los delgados brazos de Danna y salió de la habitación.

En el velador del pasillo estaba la esquela de miss Rosse quien ya había recibido el vestido y las flores.

Olivert imaginaba ya las intenciones de la señorita.

¿Era decoroso mantenerlas si no iba a corresponderla?

Se quedó sentado en el sillón.

El reloj de su lado sonó anunciándole la mañana.

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Danna se despertó abrazado a un oso de felpa.

- Oli...

"Oh no... eso sí que no... ahora me vendrá con que no fue él quien durmió abrazado a mí... esto es indignante... ya no lo soporto..."

Olivert ingresaba con una bandeja de desayuno.

- Buenos días joven Eichmann... aquí traigo sus alimentos, espero que aún estando en cama los consuma adecuadamente... aquí están las cucharillas y las cucharas que necesita, los cuchillos y los tenedores además de...

Danna no movió un dedo para comer.

- ¿No tiene hambre?

- Claro que tengo hambre... maestro bobo... pero estoy muy débil... no puedo mover mis bracitos...

- Eso me es difícil de creer...

- ¿Me estás llamando mentiroso?... sí que eres atrevido... ahora ven aquí y ayúdame tendrás que darme en la boquita... ahhhhhhhhh

Olivert se sentó contando hasta diez para que su paciencia se quedara donde está.

- Vamos dame ahhhhhhh

- Está bien... pero si intenta algo extraño, le advierto que seré muy severo con usted...

- Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

- ¡No haga wiiiiii!

- Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Empezaba un día muy trajinado para Olivert Kenwood, el tutor inglés.

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