El invierno había llegado rápido este año, hacia un intenso frío de vez en cuando, las ventiscas eran fuertes y nadie quería pasar fuera de casa… No nevaba, y yo más que nada, deseaba ver caer esas perlas blancas del cielo…
– ¡Hey Sasuke! Deja de soñar y ayúdame con esto, por favor –exclamó un hombre joven y de gran personalidad. Su rostro siempre mostraba una sonrisa, haciendo marcar una cicatriz en su nariz que se extendía de un cachete al otro.
–Sí Iruka, yo sólo me preguntaba cuando nevaría –giré mi cabeza lentamente y lo miré fijo. Una mano cálida se apoyó en mi hombro, cuando voltee a ver, se trataba de Kakashi-sensei; su cabello era blanco y ocultaba su rostro bajo una mascarilla. En sus manos traía un libro anaranjado, el “Icha Icha Paradise” (Ven Ven Paraíso), siempre lo llevaba consigo…
–Pronto lo hará, Sasuke, ahora ayúdanos a Iruka-san y a mí a terminar los preparativos –dijo éste dulcemente.
Olvidé mencionar que la navidad estaba a tan solo una semana y todos ayudábamos en la decoración del lugar muy entusiasmados. Mi mansión es bien grande, lo suficiente como para perderse, pero después de tantos años de vivir en el mismo sitio; ya no es costumbre. Una mueca se forma en mi rostro, reflejando así mi molestia ante este hecho. Dotada de muchas habitaciones y un bellísimo jardín en la parte trasera. Nos enfocaríamos más en el salón principal; es una habitación grande, lo demasiado para que gran parte de Konoha gozara en ella, aunque sólo invitaríamos a los más conocidos y compañeros nuestros. Los sofás son todos aterciopelados y algunos divanes de la misma tela. Una antigua chimenea en la mitad del lugar y a su lado un viejo reloj de péndulo. Los muebles son demasiado bellos para la edad que ya llevan. También, hay una larga mesa de cristal.
De pronto, podía observarse correr de un lado a otro a Sakura y a su ferviente rival Ino. Ambas llevaban cajas, con diferentes adornos. La primera se distinguía por un cabello corto rosado que combinaba, bueno, con sus ojos esmeraldas; en cambio Ino llevaba una larga cabellera rubia con ojos azulinos. Un dolor de cabeza las dos, por cierto; para mí lo son.
El mapache sin cejas junto con el cejón, Tenten y Temari se encargaban de los exteriores. Aunque el jardín fuera bellísimo y se viera perfecto, los chicos pensaron que era mejor algo de luces, ya que el resto estaba hecho; el jardín cuenta con árboles enormes como robles y sauces, también hay arboledas con flores alucinantes, de todo tipo y colores y un largo camino de piedras que quien sabe hasta dónde conduciría; a sus costados había asientos, cada uno a cincuenta metros del otro. Pero lo más atractivo, era la fuente en el medio del parque. Bien grande y de mármol, las chicas pensaron que quedaría más romántico si se colocaban pétalos de flores en el agua de la fuente y luces a su alrededor.
En la chimenea, Hinata, una chica muy dulce y amable, aunque a veces tiene comportamientos raros, cuando se sonroja y se pone tímida delante del usuratonkachi, cosa que me desagrada. Colgaba lentamente unas pequeñas botas rojas. Aunque creo que no alcanzarían para todos.
El vago de Shikamaru se molestaba y no mostraba interés alguno en su trabajo, aún así fue obligado por Asuma a revisar el estéreo y que todo estuviera en condiciones para el gran día. Shino se encargó de elegir la música para su momento disc jokero.
El árbol… bueno esa parte me toco a mí, junto a Iruka y Kakashi. Aunque no era un total fracaso para cosas similares, jamás me había dado maña para este tipo de decorados. Pero Iruka parecía un experto y arreglaba todas las macanas que me mandaba... Kakashi, le alcanzaba lo que él pedía y yo me sentía como un mal asistente. Estaba quedando realmente bonito, luces de todos colores, campanas doradas, guirnaldas blancas, rojas y verdes. En vez de esferas, teníamos las insignias de las aldeas en plateado y para finalizar, una gran estrella plateada de rebordes dorados en el pico del árbol.
–Valla, tu sí que sabes Iruka, bien se te da la mano –dirigí mis palabras al mayor, quien enseguida respondió con una cálida sonrisa. Seguido de Kakashi, quién anunció la mejor fiesta del año, rieron a la par entre los dos.
Ciertamente había algo extraño en ellos, los miré frunciendo el ceño.
¡Ah! Seguramente, muchos de ustedes se preguntaran por el baka de Naruto. En estos momentos está de misión, pero antes de marcharse, prometió estar para la llegada de la navidad y si era posible para la decoración también. Así como leen, Naruto Uzumaki, mejor conocido como usuratonkachi un muchacho divertido y enérgico, sus bromas y chistes son pésimos y hay veces que dan ganas de agarrarlo a patadas y esa sonrisa zorruna que ¡ARGHHH! Me pone loco en verdad... Sin embargo, siempre está dispuesto a todo, se esfuerza día a día e intenta ser el mejor. Al principio, competíamos, siempre teníamos una excusa alguno de los dos para mostrar quien era el mejor. Ahora no es más que mi… ¿Cómo decirlo sin que suene extraño?, claro está que nada de lo que yo digo es extraño. Es un compañero y aun así un mal rival. Aunque algunas veces es bueno, sólo algunas.
Así pasó el día de hoy… adornando y arreglando. Y aunque ya habíamos terminado casi todo, faltaba lo más importante creo yo: ¡LA COMIDA! ¡Sí! Sin comida no habría invitados, pero eso lo verían luego, un día antes de navidad. Sólo habría que mantener alejado a Chouji de la cocina y sus tentaciones. Inevitablemente un gesto de disgusto asoma en mis labios.
En cuanto a los regalos… bueno, ya cada uno sabía qué hacer en ese momento y a quien debía comprarle su presente…
Los recuerdos de cómo se tomó aquella decisión llegan a mi mente…
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–Es una lástima que me vaya y no esté para ayudarlos con los preparativos, ttebayo –aún estando un poco alejado, podía escuchar ese molesto “da’ttebayo” a cada rato, proveniente del dobe.
–S-sí… p-pero, N-naruto-kun… ¡T-ten mucho cuidado! ¡P-por favor! –Hinata siempre mostraba mucho interés en el baka, quien iba a decirlo eran solo buenos amigos, aún así algunas actitudes me molestaban y más por que el dobe no se daba cuenta de lo que ella realmente siente. Eso se debe a que es demasiado tonto.
– ¡Ey! –Exclamó Sakura desde lejos, alargando la “y” para que le prestasen atención ¡Naruto! ¡Hinata-chan! –Sakura terminó de acercarse a los tortolos, aunque así fuera, Naruto no creo que tuviera más mínimo interés en la chica, los dos saludaron a esta última y se dispusieron a charlar.
– ¿Alguien sabe por qué oba-chan mandó a llamar-dattebayo?
–Oí rumores que Tsunade-sama, está planeando algo para las fiestas –respondió Sakura.
Y en medio de la muchedumbre convocada, como si nada importara, rápidamente una mujer rubia de ojos café subió a una plataforma bien alta de manera que todos pudieran observarla, se hizo escuchar presente la voz de Tsunade-sama, la quinta Hokage y la figura más poderosa que pudiera tener Konoha en ese momento…
– ¡Necesito que todos escuchen atentamente! ¡Cómo ya saben, la navidad está cerca y los he reunido a todos aquí para discutir sobre algún futuro festejo o preparación del tan esperado evento! –Anunció la mujer con un tono alegre pero mostrando rudeza–. Estuve pensando en pasarla en grande todos juntos, siempre y cuando tengamos el lugar para hacerlo ¡Y también muchos de ustedes estarán pensando en que regalos hacer y para quien! Al ser tantos, no creo que a muchos nos alcance el sueldo –agregó con una sonrisa vacilante–. ¡Así que he tomado una decisión! –hizo señas con sus manos para que una joven morocha de ojos oscuros se colocara a su lado y mostrara una caja grisácea–. La respectiva caja que ven, contiene pequeños papelitos blancos, cada uno con cada uno de sus nombres, mi asistente Shizune sostendrá la caja de la que cada uno de ustedes tomará uno de estos papeles sin mirar y será al azar, para mas organización ¡¡¡HAGAN FILA!!! –Esto último fue con un grito, se ve que la mujer ya estaba cansada de tanto quilombo.
Así fueron pasando de a uno, estaba prohibido decirse a otros quien era al que cada uno debía hacer corresponder su regalo… Era prácticamente imposible sacar un papel con el nombre propio. Éstos estaban cargados del chakra de cada participante. De esta manera, al meter mano dentro de la caja, los pedacitos de papel se alejaban de la palma de su dueño.
– ¡QUÉ! ¿CÓMO PUEDE SER POSIBLE? –Gritó algo enojada Sakura, junto a Ino y otras chicas más–. ¿! Cómo puede ser que no me haya tocado Sasuke-kun!? –gritaron todas otra vez, pero supuse que con más furia y a la vez algunas con tristeza. Todos voltearon a verlas y yo completamente ido al ver quien era la persona que me había tocado, y aún estando un poco más alejado podía escuchar y ver a Naruto y Hinata juntos.
–N-na-naruto-kun… ¿Quién te ha tocado? –dirigió sus palabras al rubio, casi en un suspiro.
Naruto rió con picardía antes de responder.
–Es un secreto Hinata-chan, ‘ttebayo –ésta última respuesta se la dirigió con una hermosa sonrisa que podría haber hecho sonrojar a cualquiera que lo haya visto.
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En fin, el tiempo había volado y una vez que todos se marcharon a sus casas, me dirigí a mi recamara para descansar y descargar mi mente… pero había algo que lo evitaba, no dejaba de imaginar el día que ese usuratonkachi regresara sano y salvo, como lo recibiría y quien había sido el suertudo de haber sacado el nombre del dobe en esa ridícula votación, hasta que por fin me quedé profundamente dormido.