Matt y Near miraban el cielo en silencio, viendo las gotas caer suavemente sentándose en el salón de juegos, un salón muy conocido para todos.
-No creo que le haya pasado nada, de seguro volverá pronto.. estoy seguro – Near volteó hacia el pelirrojo, aún no aceptaba la partida de su mejor amigo. Fingió indiferencia, más le dio algo de pena el estado del pelirrojo.
-Mello..- pensó el niño de cabello blanco mientras levantaba la última pieza de su tan sagrado rompecabezas.
-El no volverá Matt.. y creo que nosotros dos lo sabemos muy bien – anunció levantando su vista hacia Matt, este comenzó a temblar de impotencia.
-¡Tu no sabes nada! – le gritó mientras le lanzaba al suelo y lo miraba, su mirada impasible lo congeló unos segundos, Matt sintió intimidación por lo que aparto sus ojos hacia otro punto.
Near sonrió internamente, todos hacían lo mismo, más un pinchazo lo hizo pensar, que la única persona que jamás había apartado su mirada en aquellas tan conocidas riñas, había sido Mello, el era la primera persona que conocía que jamás había apartado su mirada de sus ojos.
En ese instante lo supo, Mello si le había vencido en algo, por alguna razón, cuando ellos se veían a los ojos, era el quien desviaba la mirada, siempre era así.
-Si supieras...seguro ya me lo habrías echado a la cara – murmuró, Matt no llegó a escuchar nada de lo que dijo, solo sintió que las lagrimas le invadían una vez más.
-¿Por...por qué...?- susurró Matt en voz baja llamando la atención del niño bajo el - ¿Por qué me dejaste solo?¡maldición!- rompió en llanto sobre el peliblanco.
¿Qué le importaba que Near le viera así y le juzgara de una como un debilucho?, ya nada importaba, Mello era su todo, y se había ido, llevándose una parte de el.
Más en su subconsciente, sabía que se había llevado una parte de Near también, sintió que, abrazando a Near, había una parte de Mello que este había dejado en el, en su rival.
Dos piezas que encajan a la perfección....
Por más doloroso que era, sabía que Mello sentía algo fuerte por Near, pero el, no le dejaría jamás, le seguiría hasta la tumba, y por más que no quisiera, ayudaría a Mello con el niño que, irónicamente, le abrazaba en esos momentos.
-Hasta que ese día llegue.. me aseguraré de cuidarlo para ti – susurró, Near lo escuchó perfectamente, pero no dijo nada, era mejor callar y esperar, a que el mismo incluso comprendiera las palabras de Matt.
Sintió entonces los brazos del pelirrojo estrechándolo aún más contra el por su cintura, no se resistió pero no le correspondió.
Pudo escuchar como los sollozos de Matt iban deteniéndose de a poco a medida que pasaba el tiempo, las gotas seguían cayendo dando una hermosa sinfonía que era solo escuchada por esos niños.
Sin saberlo siquiera, Near comenzó a llorar también, las lagrimas bajaron por sus ojos escurridizas, abrazó a Matt entonces, tenía el presentimiento de que, la mayoría de la gente que el conocía y estimaba, iba a desaparecer una por una, dejándole solo de nuevo.
Miró a Matt, y por un segundo, sintió que su cuerpo le decía algo, le advertía algo sobre ese pelirrojo.
-Matt...- susurró entonces, sin quebrar su voz en ningún instante, este levantó su cabeza mirándole – Morirás si sigues a Mello..- no supo por que le decía aquello, había sido solo un presentimiento.
-Quizás..- murmuró el otro – pero prefiero que ocurra eso.. a sentirme solo...- miró a Near, y pudo ver claramente como si de una sombra se tratase , el rostro de Mello.
Se acercó lentamente a el, posando sus labios sobre los fríos del albino, estos poseían un sabor metálico muy extraño, más era exótico..
Se separó de el, el niño no cambió su expresión.
Matt le abrazó una vez más, y así siguieron contemplando las gotas de lluvia caer en su melodía, aún tenían algo de tiempo...
Ambos en su interior pensaron lo mismo , y casi como una hoja, el viento se llevó aquel pensamiento, en el cual, las palabras eran las mismas, una promesa invisible e inaudible, pero que los tres, los tres chicos del orfanato tendrían en sus almas
“Hasta que ese día llegue..”