" alt="" width="28" height="30">Naruto estaba de pie, contemplando el desierto desde la ventana del despacho del kazekage, dudando en qué hacer, quería irse y quedarse con igual intensidad, y se veía totalmente incapacitado para hacer nada que no fuera contemplar la arena moviéndose, mecida por el viento.Gaara se acerco cautelosos por la espalda, sabía que no había nadie más que ellos dos en aquella hora, en aquel edificio. Había esperado meses este encuentro, aguardando para estar a solas con él. Ambos lo sabían.
Se acercó por la espalda, le acarició a contrapelo su nuca erizando el vello por el roce de sus dedos, sin apenas tocar su piel descendió hasta llegar a sus hombros, los rodeó enteramente con sus manos, y de forma dulce y sosegada le instó a girarse, contempló maravillado entonces sus ojos azules vibrando de impaciencia y miedo, mas bellos que nunca, y le besó . Fue un beso suave y delicado, aunque Naruto no correspondiera.
-Estás casado. - Afirmó Naruto, que siquiera sabía con certeza si su voz sonaba nítida, pues todavía sentía sobre sus labios el cosquilleo y el temblor que le produjeron los labios de Gaara cuando se separaron..
El ninja de la arena no dijo nada, y se inclinó nuevamente para entregarle un nuevo beso.
Le besó con calma, tan solo con sus labios, sin atreverse a profanarle con su lengua. Todo sucedería a su ritmo, quería que este momento fugaz durara todo lo posible.
-Estoy prometido. - le recordó Naruto, aunque era perfectamente consciente de aquello era un hecho que Gaara no podía omitir ya que él sería el padrino en su boda.
En silencio, Gaara alzó su mano para posarla sobre el rostro de Naruto, quien de repente se sintió extenuado, como si la situación insostenible con la que llevaban conviviendo mas de media vida se hiciera material sobre su espalda y su cuerpo, amenazase con quebrarse ante el peso.
La palma abierta de Gaara sobre su mejilla se ofrecía tan liberadora, y su deber, en cambio, tan asfixiante, que ya no sabía cuál era la elección correcta.
Entonces Gaara, con la tristeza patente en sus ojos volvió a besarle sin importarle cual fuese su elección.
- Nuestras parejas confían en nosotros.-
Gaara no mostró ni una sola emoción, su rostro permanecía imperturbable aunque Naruto había aprendido a descifrar las sutiles reacciones del pelirrojo, y sabía que aquellas palabras habían resultado como un golpe.Entonces Gaara le devolvió una mirada de resignación antes de besarle, esta vez mas profundamente, de forma mas intensa, como un intento de hacer olvidar a Naruto aquella frase, de ignorarla él también entre sus besos.
- Matsuki y Hinata... ¿y si se enteran? No podemos hacerles esto ….-
Gaara sabía que el rubio tenía razón, era perfectamente consciente de que sus futuras esposas no se merecía el matrimonio sin amor a las que ambos las habían condenado, ni las traiciones ni los engaños que tendrían que soportar por su juego de apariencias.
Tampoco ellos se merecían el destino al que se habían sentenciado con sus elecciones, pero daba igual ahora. Nada de lo que quería hacer esta noche cambiaría ese hecho.
Le tomó con delicadeza de la barbilla para besar sus labios, apenas un roce, que consiguió hacerles temblar a ambos.
-Los dos somos hombres.- recordó Naruto al separarse bruscamente del único capaz de causarle semejante efecto.
Gaara volvió a besarle, con uno de esos besos capaces de embotar sus sentidos
- … Esta noche no hay luna llena.-
Gaara se le quedo mirando extrañado unos segundos antes de preguntar:
- ¿Y qué tiene que ver eso?-
- Pues en realidad nada …- respondió Naruto - Es que ya no se me ocurren mas excusas con sentido.
Gaara hizo un amago de sonrisa que no termino de florecer y rodeo la con sus brazos la delgada figura del ninja de konoha, y le beso nuevamente.
Naruto levanto sus brazos para posarlos sobre la recia espalda de Gaara, tensa por el peso constante de la calabaza sobre sus hombros, y le abrazó como quien intenta agarra una estrella fugaz: temiendo que se desvaneciera ante sus ojos.
- Ya se me acabaron todas las excusas- comento derrotado y a la vez expectante.
- ¿Las buenas y las malas? - preguntó Gaara sabedor de que ya había vencido.
-Sí- Esta vez fue Naruto el que tomó la iniciativa beso a Gaara .
Aunque esta noche durara lo que una estrella fugaz en el firmamento, les pertenecía. Ya no importaba lo que ocurriera fuera de esas paredes, esta noche no había excusas.