ya un poco mas serena penso en la unica persona capaz de consolarla y ayudarla a fraguar su plan contra su rival.may recorrio todo el palacio para encontrar al buen duke, que en aquel preciso momento no estaba disponible para atender a la reina, pero ella llevaba ordenes de no regresar ante su persona sin el. su querido duke siempre la habia acompañado en todo desde que se conocieron por primera vez, era su mas fiel servidor, amante secreto y amigo. con el tiempo habian creado un lazo indestructible entre ellos, dificil de calificar y comprender para muchos. su extraño amor se confundia amenudo por intrigas palaciegas de las que habian salido airosos en varias ocasiones.
luego de varios minutos el joven duke entro apresuroso a las habitaciones de la reina preocupado por la llamada con tanta urgencia que may le hizo entender
-tea!-suspiro aliviado al verla sobre su camastro-que te sucede? he tardado un poco, pero estaba terminando los planos de las nuevas columnas que instalaremos en el nuevo templo, en luxor te gustaran querida- sentencio dirigiendole una sonrisa sincera
-ven por favor. olvidate de los proyectos que mi esposo te mando a realizar. sientate a mi lado, necesito saber tu opinion sobre algo importante- le advirtio con un susurro de voz que casi no le salia del cuerpo
-soy todo oidos mi querida-dijo preocupado duke
con muestras claras de gran disgusto, explico lo de su embarazo, el de su rival y los planes que queria poner en marcha para evitar el nacimiento de los bastardos como ella los veia, provocando en su amante una mueca socarrona dandole a entender que la ayudaria en todo lo que planease realizar
mientras tanto en las habitaciones del faraon, este acababa de encontrarse con su amada yugi conquien en aquellos momentos disfrutaba de su calida compañia
- Aaahhh… -se quejaba Yugi extasiada por las sensaciones apretando con fuerza las manos de Yami.
- Te gusta amor? –preguntó su esposo con mirada candorosa, Yugi solo sonrió y Yami tomándola como un si suavemente levanto a su angel, colocó sus manos en los costados deslizándolas suave y firme hasta llegar a su cintura, cuidadosamente fue subiendo sus manos y junto con ellas iba su bata de seda y lino, dejándola medio desnuda, volvió a recostarla y ahora sus labios recorrían el cuerpo de su amada empezando desde su ombligo acariciandolo con reverencia al saber que alli estaban creciendo sus hijos hasta llegar a su pecho para lamer, mordisquear y juguetear con los pechos de la chica quien emitía suspiros y gemidos de placer.
- Ra... eres tan sorprendente mi amado rey! siempre haces que cada actividad de amor comience diferente… -exclamó entre suspiros, sus mejillas lucían un rojo intenso.
- esa es la idea amor… -la miró con ímpetu, al igual que Yugi él también tenia las mejillas encendidas con ese rojo color, volvió a subir hasta su cara buscando sus dulces labios deseoso de morderlos y juguetear de nuevo dentro de su boca pero ahora su koi se le había adelantado convirtiéndose en una pequeña lucha para ganar territorio, de vez en vez cedían explorándose mutuamente, sí ya se conocían pero no se cansaban de explorar y juguetear dentro de sus bocas disfrutando de ese sabor dulce sabor a miel y eterno amor
Yugi metió sus manos bajo la tunica de Yami recorriendo con suavidad y ternura su pecho, se deslizo suavemente hacia su espalda lo abrazó con fuerza atrayendo los cuerpos entre si, su faraon la miro con ternura incorporándose para quitarse su tunica. Yami calmadamente terminó de desnudar el grácil cuerpo de su esposa para luego el mismo comenzar a despojarse de sus ropas. Una vez que no hubiese nada que les estorbase, Yami recorrió con su mirada cada parte desnuda de la joven, como le encantaba admirar tan perfecto cuerpo y con sus manos recorrer y sentir tan delicada y tersa piel. Sus ojos volvieron a encontrarse con los de su luz, estos le miraban con pasión y ternura como pidiéndole que nuevamente se entregara a él. Yugi quería sentirlo dentro de él una vez más así que se puso en posición para de Yami la penetrara pero este simplemente sonrió y volvió a recostarla con cuidado…
- como mi amada ordena yo cumplo –susurró con una sonrisa, había captado el mensaje de su amor por lo tanto estaba dispuesto a complacerla solo que en una nueva posición. Yami tomo ambas piernas de Yugi empujándolas suavemente contra su cuerpo como lo hace una madre a la hora de parir, entonces colocando las pantorrillas de la joven sobre sus hombros para levantarla levemente coloco sus manos sobre la cintura de la joven comenzando a embestirla lenta y candorosamente mientras se inclinaba para besar y succionar los pechos de su amor. Yugi sentía tocar el cielo ante tan agradable sensación siendo penetrada y disfrutada a la vez olvidando por unos momentos el extraño presentimiento que tenia por causa de la actitud mostrada por su rival…
- Aaaaa… aawww… awww –se quejaba complacida dejando salir libremente sus gemidos que llenaban la habitacion
- Mmmhhh…awwwwwwwwwww.... -gemio el chico liberando su semen en el interior de su amada y terminando con su labor. Yugi bajo sus piernas para poder enderezarse tomo el rostro de Yami entre sus manos y se acercó a él.
- Tienes algo aquí… -le dijo al momento de pasar su lengua por la comisura de los labios de Yami, saboreo un poco y le planto un gran beso en los labios.- Creo que ha llegado mi turno… -le susurró al oído.
- Ah si… y tienes algo bueno para mi? –le preguntó con lujuria..
yugi no dijo nada solo le sonrio y bajo hasta la ingle de su amado comenzando a masturbarlo a la vez con rapidez a la vez que jugueteaba con las gonadas de su alteza apretandolas y lamiendolas sacandole grandes suspiros al faraon quien en pocos minutos se vino en la boca de su amada quien lo trago gustosa dejando caer un poco de liquido en el abdomen y pecho del mayor procediendo a lamer y acariciar hasta la ultima parte de la morena piel de su rey.
yami estaba extaciado y al recibir tan magnificas atenciones sintio como su aguila despertaba nuevamente asi que sin darle tiempo de reaccionar a yugi la recosto en posicion de cuatro y la penetro desde atras....ambos se inventaba nuevas formas de complacer a su compañero y vaya que resultaban las mejores experiencias, con cada nueva posición que ambos se inventaban para tener una candorosa y a la vez lujuriosa entrega mutua. Como las dos jóvenes almas que son pasaron el tiempo disfrutándose el uno al otro, y ya casi llegado el atardecer fue cuando finalmente cayeron rendidos dejándose llevar por el dios del sueño hacia un maravilloso mundo de sueños nulos en conocimiento de lo que venia...
CONTINUARA..........