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Eating Disorder por Supa_Mame

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Quiero ser...

 

Después de aquella cena amena y tranquila, Ling había optado por quedarse a dormir en casa de Edward, ya tenía rato de no hacerlo y la madre confiaba en que respetarían su casa. Ling estaba en boxers y su camisa holgada, viendo una revista de anime que Ed tenía guardada, Azure estaba a su lado.

 

Edward vestía unos pantalones largos y un suéter de manga larga como pijama, salía del baño con su cabello húmedo y sobre sus hombros y luciendo un poco pálido, pero dando lo mejor de si para verse normal.

-¿Ya tienes sueño?- Preguntó el rubio que caminaba hacia su cama y se sentaba en la esquina de ella al cepillarse el cabello.

 

-No la verdad –dijo el pelinegro dejando la revista en la cama –Pero si ya quieres estar en mis brazos, por mi no hay problema –bromeó Ling con una sonrisa honesta, enseguida dándole cuenta de la palidez extraña en su pareja.

 

Edward rió rascándose la mejilla nerviosamente. –Por mí podría estar a tu lado todo el día y lo sabes…- Se delató al mirarle.

 

Ling acomodó la cama, haciéndole un especio a Edward –Ven aquí…-dijo esperando ya el cuerpo calido de Ed.

 

El rubio asintió y gateó en la cama, terminando a un lado de Ling y recostándose allí mismo junto el pelinegro.

 

Ling pasó un brazo por la cintura pequeña de Edward, atrayéndolo a su cuerpo, aspiró su aroma y cerró los ojos –Sabes… llevamos ya dos años de novios –dijo Ling sin poder evitar un ligero sonrojo en sus mejillas, sus dedos se paseaba, por la cintura de Ed, delineándola con sensualidad.

 

Edward se sonrojó al sentir el roce de Ling en su cuerpo y asintió a sus palabras. –Si, novios desde que cumplí dieciséis…- Comentó el rubio recargando su frente contra el pecho de su pareja y sonriendo.

 

-Sí… y nunca hemos… bueno, tú sabes…-decía, intentando pasar a través de la ropa negra de Edward –Estado… juntos de otra manera.

Edward se sonrojó al entender la indirecta de su novio, mordiéndose su labio casi al instante. –A-ah, tienes razón…- Soltó un poco nervioso. –Jamás… lo hemos hecho…

 

Azure bostezó con flojera a los pies de la cama -¿Y… no te dan ganas? –preguntó empezando a besar los labios de Edward con lentitud, sin dejar marca en ellos.

 

Edward se dejó besar al estar algo nervioso pero sólo asintió y, sin realmente saber que hacer, tomó las manos de su pareja sin romper el beso.

 

Ling sonrió al ver la afirmación en Edward -¿Y entonces porque no lo hacemos? –peguntó el pelinegro empezando a retirar aquella camisa gruesa que solo le daba calor innecesario.

 

Pero Edward le detuvo de inmediato. –¡N-no me quites la camisa…!- Pidió con miedo a que Ling le viese su cuerpo, que para él, era el más asqueroso del mundo.

 

Ling parpadeó confundido -¿Entonces… como quieres que empiece? –preguntó, para después sonreír picadamente –Oh... te gusta desde abajo, Ed, pícaro. No sabía –dijo ahora colocando sus manos en pantalón del chico que tanto quería.

 

-¡E-espera…!- Edward pidió deteniéndole de nuevo. –M-mejor primero apaga la luz…

 

Ahora Ling sentía muchos signos de admiración sobre su cabeza -¿Apagada? Pero… así no podré ver que estoy haciendo –se quejó el pelinegro con un puchero fingido.

 

-Tus ojos se acostumbraran a la oscuridad cuando menos lo esperes, descuida.- Edward soltó con una risilla nerviosa pero él mejor que nadie sabía que aquello lo proponía para que Ling no pudiera ver con claridad su cuerpo en la oscuridad.

 

-Pero quiero verte…-susurró besando la frente de su pareja con ternura –Si pones trabas porque no te sientes listo, lo entenderé…-dijo comprensivo el chino acariciando los flequillos de su pareja con mucha ternura.

 

-Y-yo quiero pero… mi cuerpo…- Mas calló enseguida al encogerse en hombros y no teniendo la intención de seguir hablando.

 

-Tu cuerpo es perfecto tal como está, Ed…-susurró besando la mejilla del rubio y acomodando su cabeza en el pecho flaco de Edward –Todo en ti es perfecto…

 

-Ling…- Susurró el rubio tras escuchar a su pareja y mirándole por varios segundos.

‘¿Me estará mintiendo…?’, Pensó Elric.

 

-Si únicamente quieres dormir, de acuerdo, dormiremos –le dio la razón a Edward, para enseguida acomodarse en la cama y abrazar a Edward –Eres mi osito de peluche por hoy –bromeó sintiendo el calor del cuerpo de Ed.

 

Edward se sonrojó por ello, mas le abrazó de vuelta. –Te prometo que… lo haremos algún día…- Susurró el rubio con algo de ternura. –Sólo… dame tiempo…

 

‘Dame tiempo para adelgazar y verme mejor para ti…’, pensó Edward con dolor. ‘No quiero que hagas el amor con una bola de grasa como yo…’

 

Ling asintió sin conocer los pensamientos de Edward –Todo el tiempo que quieras –dijo para disponerse a dormir de una vez con calma y tranquilidad.

 

 

La mañana del día siguiente se encontraba muy calmada para todos en Alemania, quitando el hecho de que hacía mucho frío, todos disfrutaban de aquella mañana a su totalidad. En el instituto donde Edward Elric cursaba su último año de preparatoria contaban la ventaja que había calefacción y por ello no tenían que sufrir por el frío…

 

Bueno, Edward ahora sufría por el calor a mitad de su clase de Aritmética…

 

‘¡Qué calooor!’, se quejó el rubio que sudaba mientras miraba el pizarrón. ‘¿Cómo puede pasarme esto a mí el día que estreno la ropa que mi madre me compró para verme mejor…?’

 

Edward se encontraba sentado en su escritorio, con unos pants, un suéter negro, una chamarra muy larga y grande y unas botas del mismo color. El rubio se estaba asando en aquella aula…

 

El pizarrón estaba siendo llenado de fórmulas y problemas que a simple vista se podían ver confusos y algo aburridos, pero para las chicas que no miraban el pizarrón era entretenido, ya que sus ojos estaban fijos en el profesor de Aritmética. Pelinegro, tez pálida y cuerpo bien proporcionado.

-Hoy, alumnos, para desgracia de ustedes veremos la Función de Raíz –aclaró escribiendo lo dicho en el pizarrón. Se escuchó un abucheo del salón.

 

Edward frunció el entrecejo al escuchar las palabras de su profesor y suspirar para colocar su mirada en la ventana a un lado suyo en aquella aula.

-Otra clase aburrida…- Soltó el rubio que se abanicaba aire para tratar de desaparecer el calor que él sentía.

 

El profesor sintió los movimientos miró hacia donde Edward estaba –Chico, si tienes tanto calor quítate toda la cantidad de osos sacrificados que te cargas encima –ironizó el pelinegro levantando una ceja. Enseguida se dio vuelta y continuó la clase. Varios del salón estallaron en carcajadas.

 

Edward no pudo evitar sonrojarse pero de la vergüenza por haber sido causa de risa de sus compañeros y motivo de burla de su profesor. Terminó hundiéndose en hombros, avergonzado y sin ganas de socializar con nadie…

-Idiota…- Murmuró Edward para si al recostar su cabeza en su escritorio sin intención de prestar atención a la clase. –De seguro me molesta por que… estoy gordo…

 

Aventó un pedacito de gis que dio justo en la cabeza rubia de Edward –No estamos en descanso, rubio. –Aclaró desconociendo el nombre de Edward, el cual no le interesaba –Preste atención.

Ling sudó una gota por la actitud de su novio.

 

Edward miró al profesor y nuevamente frunció el cejo al sobarse la cabeza donde el gis le había dado momentos antes. Miró al pelinegro con cara de pocos amigos y se cruzó de brazos para retarle con la mirada, Edward estaba realmente irritado aquella mañana.

 

El profesor tan solo sonrió con altanería y sin responder al reto de Edward continuó con la clase. Ling en cambio podía sentir lo tenso que estaba su pareja.

-Ed…-susurró con suavidad -¿Qué tienes, amor? –preguntó al oído del chico.

 

-Este profesor es un discriminador...- Edward contestó en un susurro y sin dejar de cruzar sus brazos en su pecho.

 

-¿Discriminador? –preguntó dudoso Ling por el enojo, a su parecer, injustificado de Edward -¿Por qué lo dices? ¿Por qué eres rubio y él no? –preguntó jugando con el cabello de su pareja con discreción.

 

-Por… muchas cosas más.- Edward contestó bajando la mirada enseguida.

‘Soy el más gordo del salón…’, pensó con tristeza. ‘Es obvio que la llevaría en mi contra.’

 

Más a Ling no le convenció la excusa de su pareja y se preocupó en verdad –Amor…-susurró sin ser escuchado y con mucho cuidado besó el cuello de su pareja para darle un poco de ánimo.

 

Edward se sonrojó por aquel beso en su cuello y le miró por encima de su hombro. Al mirar a Ling y ver lo preocupado que se veía, sintió que no valía la pena estar malhumorado…
Le mostró una sonrisa a Ling.

 

Otro gis fue a dar en la cabeza de Edward y Ling sudó otra gota –Veo que no te puedes quedar callado –dijo el profesor que ahora si se veía un poco molesto.

-Profesor, Mustang. Fui yo quien habló con Edward –se delató Ling para que su pareja ya no tuviera más problemas y pasar a la lista negra de ese profesor. Mustang levantó una ceja.

 

Edward frunció el entrecejo y miró al profesor con enojo, y se levantó de su asiento para estar más a la “altura” de Mustang. -¿Acaso está prohibido sonreírle a la gente?- Se quejó el rubio al mirar al hombre.

 

Todos en el salón se quedaron algo sorprendidos por la conducta extraña de Edward. Ling solo se golpeó la cabeza con frustración.

-Usted es un chico muy altanero –dijo Mustang cruzando los brazos y mostrando indignación por la falta de respeto del rubio.

 

Edward se quedó callado por varios segundos y se dio mentalmente un zape a si mismo al realizar lo que había hecho. Se dejó caer en su escritorio y no dijo nada más, por ello bajó la mirada estando apenado por la situación…

 

Mustang levantó una ceja dudoso por el cambio tan raro de comportamiento –Sigamos con la clase –ordenó ya para no avergonzar más al chico y ahora sin mediar palabra con él.

Ling solo negó varias veces en silencio y prestó atención a clases.

 

El rubio no se atrevió a levantar la mirada en toda la clase, alguien podía decir que el chico no tenía éxito en superar la situación pero… nadie tenía idea de que tan baja Edward tenía el autoestima como para maldecidse a si mismo lo que le restó de la hora…

La campana de fin de hora terminó y los alumnos empezaron a salir al descanso de diez minutos que tenían entre clase y clase. Mustang acomodaba sus cosas en su carpeta para irse al salón de maestros, miró al rubio, buscó su nombre en la lista y lo encontró, dándose un triunfo mental al saber que empezaba con “E”.

-Elric, ven para acá –ordenó el pelinegro sin ser grosero. Ling iba a decir algo cuando la voz del profesor le interrumpió.

 

Edward levantó su mirada y asintió apenadamente a la petición de su maestro para pararse de su escritorio y darle a Ling una mirada de “Lleva flores a mi tumba…”.

 Tomó su mochila y caminó hacia el escritorio del profesor, quedando frente a él sin atreverse a mirarle.

 

Ling solo negó con una sonrisa. El profesor miró a Edward de frente -¿Qué fue lo de hace un momento? –preguntó dejando en claro la riña que se había formado entre ellos.

 

-Lo lamento, no me medí…- Fue lo que Edward contestó aún sin atreverse a mirar a su profesor.

 

-¿Pasa algo en tu casa o tienes problemas con alguna otra materia? –preguntó intentando justificar la conducta de Edward, ya había tenido buenas referencias del chico, pero de un tiempo acá los profesores se habían empezado a quejar del desempeño del rubio.

 

Edward negó con su cabeza y se hundió un poco más en sus hombros. -Hoy no es mi día…

 

-Entiendo –captó la poca confianza que Edward tenía en él y sin insistir más se paró de su asiento –No quiero que se vuelva a repetir –aclaró y enseguida salió del salón sin mediar más palabras con el pequeño bulto de ropa abrigada.

Ling se acercó a Edward -¿Qué pasó?

 

-Me tiene en la mira…- Soltó Edward para así suspirar pesadamente y dejar caer su cabeza al frente. -¿Por qué soy tan torpe, Ling? Siempre meto la pata…

 

-No eres torpe –soltó tomando la mano de Edward entre las suyas –Sólo eres un bocón.

 

-Un bocón muy torpe…- Edward suspiró con una gotita de sudor deslizándose por su frente. Después mirar a Ling directamente a su rostro. -Pero él fue el que me provocó, se burló de mi ropa primero que nada.

 

-Bueno, es que… traes toda la manada de osos colgando –le dio la razón al profesor sin poder ocultar del todo una sonrisilla burlona.

 

Edward se hundió en hombros al sentirse algo apenado. –Hace frío…- Soltó con vergüenza.

 

-Pero no el salón, el ambiente está agradable –dijo Ling cruzando sus brazos sobre su pecho y levantando una ceja -¿Y de cuando acá a ti te detiene el frío para vestir con todo pegado como acostumbras?

 

-Bueno… lo que p-pasa es que…- Comenzó Edward al levantar su mirada y ponerla en Ling. –Es que esa ropa ya no me gusta… no me va bien…

 

-¿Qué no te va bien? –preguntó parpadeando asombrado –Pero siempre presumías de lo bien que te quedaban las tallas chicas…

 

-Esas ya no me quedan…- Soltó Edward desviando su mirada y soltando las manos de Ling para comenzar a caminar. –Ya no tengo el mismo peso que antes, Ling… No puede ser que no lo notes…

 

-Pues con tanto abrigo sería difícil notar a un elefante tras de ti –dijo sonriendo señalando el exceso de ropa que su novio traía puesta.

 

Edward detuvo su caminata y miró a Ling por varios segundos para después bajar la mirada. –No creo que te gustaría ver debajo de este abrigo…- Susurró el rubio un poco entristecido.

 

-Pues si no hay nada más debajo de los abrigos, si me gustaría verlo –dijo de modo coqueto y acercándose a Edward para tomarle de la mano y acercarlo a él.

 

El rubio se sonrojó ante el comentario de Ling y miró nerviosamente a un lado. –L-Ling, no juegues…

 

-No estoy jugando –dijo colocando sus manos en el abrigo grande y buscando los botones, sin poder conseguirlo con éxito -¿Dónde demonios están los botones? –preguntó enojado revisando el pecho del abrigo.

 

Las mejillas del rubio se enrojecieron el doble y Edward rápidamente tomó las manos de su novio. –¡E-estamos en medio del salón de aritmética!- Dijo avergonzado. –A-aquí no podemos…

 

Ling miró a su alrededor y frunció el cejo en desagrado, resoplando casi al mismo tiempo, ocasionando que un flequillo de su cabeza se moviera ligeramente –Qué basura –dijo aburrido, más aquello no le detuvo y besó los labios de Edward sin que nadie les viera –Bueno, un beso es justo que merezca.

 

Edward no pudo evitar relamerse los labios después de recibir el beso de Ling y por ello sonrió al darle un beso en su mejilla.

-Si, te lo mereces…- Susurró con cariño.

 

-Yo sé –dijo con orgullo y su pecho inflado como gallina. En ese momento un barullo se escuchó por el pasillo de los salones. Parecía gente emocionada y excitada.

Ling miró a Ed dudoso -¿Y ahora porque tanto escándalo? –preguntó el pelinegro a su novio.

 

-No lo sé…- Admitió Edward al ladear su cabeza por confusión, su abrigo de piel haciendo ruido al moverse. -¿Vamos a ver?

 

Ling asintió y tomó la mano de Edward para que ambos se dirigieran al pasillo. Ahí pudieron ver como varias chicas y chicos caminaban en línea recta, con movimientos llamativos y de buen ver, pasaban folletos hacia todo el alumnado. Ling agarró uno de una chica pelirroja y lo empezó a leer.

-“La empresa de Modelaje, Glamour and Fashion busca talento para su próximo desfile en enero” –leía Ling –¿Desfile?

 

-¿Modelaje?- Edward preguntó parpadeando varias veces al enfocar su vista hacia las personas que, a su parecer, estaban modelando. -¿Por qué habrían de venir a nuestra prepa?

-Ya sabes como es el director, de seguro esto lo va a atribuir a relaciones sociales o algo por el estilo. –soltó sin mucho interés –Aquí dice que si logras quedar en el desfile te dará una beca para su escuela de modelaje y estarás exento de los exámenes finales. Vaya solo así me convencen –dijo Ling para el mismo. 

 

Edward rió a los comentarios de su novio y le abrazó del pecho. –Si llegas a modelar, tú serías el modelo más apuesto de todos sin dudarlo.- Dijo Elric escuchando el corazón de Ling por tener la cabeza recostada en su pecho.

 

-Nah, el modelaje no es lo mío –dijo sin quitarle la vista a las chicas, a su parecer, esqueléticas que contorneaban los huesos en vez de la poca carne que traían encima.

 

Edward sonrió por las palabras de Ling pero sus ojos también terminaron en los y las modelos que miraban en aquel espectáculo. El rubio no pudo evitar morderse el labio inferior y se llevó su mano a su vientre el cual sintió, a su parecer, demasiado gordo a comparación del de los modelos. Tragó en seco con dolor…

 

‘Wow. Que delgados están…’, pensó Edward con inferioridad.

 

Ling seguía viendo a las chicas y de vez en vez la propaganda que mostraban sin nada de descanso. Suspiró aburrido. –Esas chicas si que están delgadas –dijo sin poder evitar tener asombro en su voz por ver hasta que punto podía llegar una persona para adelgazar.

 

Edward levantó la vista y la puso sobre su novio por varios segundos para después mirar al suelo con tristeza. -¿Te gustaría más si estuviera así de delgado…?- preguntó con un aire de vergüenza.

 

Ling miró a Edward sin poder evitar parpadear varias veces -¿Qué? –preguntó incrédulo -¿Por qué me preguntas eso, amor? –indagó Ling mirando de nueva cuenta al pasillo donde los chicos y chicas seguían mostrando los pocos atributos que tenían encima.

 

Los ojos de Edward no dejaron de mirar al suelo en el momento que el rubio negó ligeramente por no saber que exactamente responder. –No… nada, solo ideas mías…- Susurró tristemente. –No me hagas caso…

 

Ling besó la cabecita rubia de Edward –Te quiero –susurró para subirle el animo al rubio quien se deprimía por cosas que no comprendía.

 

-Yo… también…- Susurró Edward abrazándose nuevamente de su pareja, una sonrisilla algo pequeña se posó en sus labios pero, al momento que el rubio abrió sus ojos nuevamente y los colocó en todos los modelos delgados y de buen ver, su sonrisa desapareció enseguida.

 

Trisha cocinaba alegremente en la cocina, practicando nuevos platillos saludables para que su pequeño niño no engordara ni rebotara por las calles, ya que ella pensaba que poco le faltaba.

Azure corría por toda la casa en busca de su pelota de plástico que ya tenía varias incrustaciones de sus dientes pequeños.

 

En el segundo piso, Edward se encontraba sentado de rodillas en el suelo de su habitación sosteniendo una pequeña caja de cartón blanco en sus manos, la cual miraba con sumo interés.

Su dedo índice delineó el nombre de “Laxante” que llevaba escrito esa cajita con letras negras.

Los ojos de Edward lucían perdidos pero, la poca cantidad de ropa que llevaba el rubio dejaba en claro que Elric recién acababa de sentarse a pensar.

 

Las patitas que chocaban contra el suelo se escucharon subir y enseguida Azure se mostró ladrando con emoción, corrió hacia su dueño y empezó a olfatear como lo hacia siempre. Todo sin molestar a su dueño quien no se había percatado de su presencia.

 

Edward abrió la cajita de medicinas y sacó lo que parecían instrucciones. Las leyó con rapidez y suspiró en silencio. -¿Entonces hasta la antes de dormir…?- Se preguntó a si mismo en voz baja. –Bien, sólo espero que esto sirva como decía la revista…

 

Azure seguía moviendo su colita y enseguida ladró con fuerza para captar la atención de su dueño, quien parecía no haberle notado. Miró las manos de Edward y emocionado agarró la cajita pensando que sería divertido jugar y se alejó de Edward, moviendo la cola emocionado.

 

-¡A-Azure!- Edward le llamó al ver como el perrito se había llevado su medicamento. Se colocó en sus rodillas y gateó con rapidez hacia su mascota. -¡Regrésame eso!

 

El cachorro gruñó juguetón y bajó un poco su torso para prepararse si su amo se le ocurría lanzarse encima de él. Se movió de un lado a otro sin soltar la caja.

 

-¡Azure!- Edward reclamó molesto al lanzarse hacia el canino. -¡Suelta la maldita caja!- Se quejó algo irritado.

 

Más Azure continuaba con su juego, sin quedarse quieto, y su colita se movía con más ánimo al ver a su dueño empezar a seguirle, o eso creía el perrito.

 

Edward se paró en sus dos piernas y apretó sus puños para así dirigirse al animal con pasos fuertes y fijos. –¡La vas a soltar…!- el rubio comenzó molesto cuando tomó una pata del perro y lo jaló hacia él, tomando la oportunidad para tomar la caja y arrebatársela al perro de mala gana. -¡Ya!

 

Azure chilló al sentir el jalón en su patita trasera y ya sin jugar, dejó que su dueño tomara la caja. Azure cojeo con sus orejitas bajas hacia una esquina del cuarto, mientras lamía su patita herida sin dejar de chillar en silencio por la agresión de su dueño.

 

Edward ojeó la cajita en sus manos y se aseguró de que todo estuviera bien para así suspirar con tranquilidad.

-Perfecto…- Dijo al dejar el medicamento sobre su taburete y después mirar por encima de su hombro en dirección a su mascota.

 

Azure se encogió más en la esquina de la habitación, cubriendo su patita adolorida, sus orejitas seguían baja su pequeño cuerpecito de color pimienta temblaba de miedo.

 

Los orbes dorados se abrieron ligeramente en amplio al realizar lo que le había hecho al pequeño animal que tan sólo buscaba una oportunidad para jugar con él. Se sintió como un tonto y sobre todo un maltrata animales que la culpa no tardó en picarle en el pecho… Había sido cruel e injusto…

 

-Azure, perdón…- Pidió Edward al girarse sobre su talón y mirar a su perro fijamente a los ojos, sintiéndose un abusador y una persona ruin. –De repente me sentí tan irritado…

 

El cachorrito no entendía lo que su dueño le decía, pero al ver que se había dado la vuelta, se encogió más y tapó su carita con su patita buena. Trisha entró en ese momento al cuarto.

-¿Qué pasó, amor? Escuché a Azure chillar –dijo la mujer mirando a su hijo y seguido al perrito que temblaba de miedo.

 

Edward miró hacia la dirección de su madre y encorvó sus cejas hacia arriba sintiéndose mal por Azure, quien ahora parecía temerle.

-Le jalé la pata a Azure por que tomó algo mío y ahora parece que me tiene miedo…- Ed dijo sonando realmente arrepentido.

 

Miró al perro y bajó la mirada con tristeza.

 

Trisha miró a su hijo y enseguida se agachó hacia el cachorro que enseguida cojeó hacia la mujer y se acurrucó a sus pies

-Pues parece que le lastimaste –dijo tomando la patita del perrito, quien se quejó casi enseguida.

 

-No fue mi intención…- Edward susurró en arrepentimiento.

 

Trisha negó varias veces y dejó al cachorro en el suelo -¿Por qué no puedes tratar bien a un pobre animal? –preguntó la mujer con voz dolida, como si aquel perro fuese su hijo –Claro, toda la grasa que te cargas en el cuerpo también está afectando tu cerebro, ya ni razonar te deja…

Negó más veces y salió del cuarto con un fuerte cerrón de puerta.

 

Escuchar a su madre decirle aquello tan solo logró que Edward se encogiera en hombros y dejara caer su cabeza al frente con abatimiento…

Sintió un peso enorme en su pecho y el rubio de rodillas ahora estaba en el suelo.

-¿E-es verdad….?- Susurraba dolido el rubio. -D-de tan gordo que estoy ¿ya me estoy haciendo un completo idiota…?

 

Azure miró a su dueño rubio y con pasos inseguros se acercó a él, su patita batallaba para estar en el suelo, pero el dolor ya se le estaba pasando.

Recargó su cabecita en las piernas de su dueño y le mostró que ya no le temía.

 

Edward colocó sus ojos en el cachorrito y no tardó en tomarlo en brazos para abrazarlo contra su pecho al cerrar sus ojos con fuerza y dejar caer varias lágrimas de sus orbes doradas.

-P-perdóname Azure, soy un gordo sin remedio…- Sollozó el rubio de la trenza alborotada al perrito bonito que cargaba.

 

Azure lamió las lágrimas de su dueño, moviendo su colita con emoción al ver que nuevamente éste le aceptaba y abrazaba.

 

Crying Sky

http://www.youtube.com/watch?v=csR2ZKWmdCA

Notas finales:

Universo medio dormido de Supa Mame

¡Hola chic@s, feliz 2009!  ¿Cómo se la pasaron? ¿Se comieron sus 12 uvas? ¿Qué hicieron? ¡Yo comí bombones con chocolate bien ricooooos! Jajaja, me desespera esta epoca, desde navidad uno anda come y come y no acaba hasta los reyes magos ¬¬ pero después tenemos todo el año para hacer ejercicio. ¿No creen?

 

Aquí en frente de mí está mi perrita bien dormida, que agusto se ve xD

 

 Muchas gracias por sus reviews, nos alegra ver como están aceptando esta nueva historia que escribimos para ustedes con mucho cariño. Dejen comentarios~Ya saben, como dice Akia, es nuestra gasolina para seguir escribiendo fan fics de su agrado.

¡Además... :D ya saben que con más comentarios, más rápido subimos el próximo capítulo!

 

haneko

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