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El Bar Kenwood por katzel

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Notas del capitulo: n.n gomen por la demora n.n ya se acerca la navidad!
Olivert se preguntaba por qué había un cartel pseudo-obceno en el piso de su sala de estar con las palabras "El dulce enmascarado" que raramente se referían a él.

- Bryan... se puede saber qué...

El majo hermano tenía en las manos un antifaz estilo "el zorro", de color negro.

- Esto lo tomé prestado del tocador de un antiguo amigo mío... pruébatelo, Oli seguro que te ves muy sexy...

- Y qué en este mundo de locos te hace pensar que voy a usar algo como esto...

- Bueeeno... a menos que quieras que todo el mundo vea al intachable maestro Olivert Kenwood en mi humilde antro, atendiendo a gente de laya, y hundido hasta los codos en alcohol... pues...

- ... mmmmm

- Te estas quedando sin argumentos...

- Y no hay otra manera de proteger mi identidad más que colocarme un objeto que un amante tuyo de ocasión ha usado en que sabe sucias circunstancias...

Bryan se puso a silbar como diciendo "Si quieres... si no puedo dejar que todos se enteren de lo que harás..."

- Dame eso...

- Nooooo yo te lo pongo...

- Y no te parece obvio que sea rubio y de ojos azules el misterioso enmascarado.

- Por eso tendrás que hablar lo menos posible, y nada de ampulosidades, vamos, todo saldrá bien...

- En este asunto, lo dudo demasiado...

Bryan no le dejó proseguir sinó que le rodeó con el antifaz deslizándolo sobre su rostro con dedos de hada y atándolo en la parte de atrás de su nuca.

- ¡Bravo!...

No pudo contener su * chuuu * en la mejilla de la emoción.

- ¡Ehhhhhhhh qué hemos dicho de los besos!

Danna entraba llevado por los mil demonios por que había aceptado servir en el bar por "métodos no convencionales"

Bryan lo llamó amistosamente para que viese algo.

- Miraaaa... Olivert versión "sado".

A Danna casi se le salen todos los litros de sangre por la nariz. El antifaz realmente había sido hecho para ser colocado sobre su rostro.

Se volteó para disimular su perversa impresión.

- Maestro tonto... y por qué diablos te pones esas cosas... además ni siquiera te quedan bien...

- Yo lo veo de lujo... listo para...

Danna se tapó los oídos por que la cabeza le iba a estallar pensando en su rubio al punto para algún ritual de erotismo.

Con el brazo extendido Olivert impedía que Bryan se aproximara más.

- Para trabajar en el bar.

- Eso es justo lo que iba a decir, Oli, ves ya estamos en la misma frecuencia.

- Aléjate de mí.

El cochero entró anunciando la disposición del carruaje.

Se encontró al señor Olivert tendido en el piso con antifaz mientras su hermano hacía el ademán de tirársele encima y Danna trataba de apartar a Bryan de la cintura.

Eso se veía MUY mal... sobretodo por la pinta del tutor.

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Llegados al bar, aún temprano, les aguardaba un trabajo de titanes.

Parecía en vez de una taberna londinense un antro del antiguo oeste.

Danna sacó su pañuelo bordado y se cubrió la nariz haciendo un gesto de asco.

- Guácala... pero qué diantres es esto... huele mal y está todo mugroso... ¿dónde están tus sirvientes para que lo limpien?

Bryan los señaló.

- Justo estoy viendo a dos de ellos ahora mismo...

- No... una cosa es venir aquí por mi maesto y otra es mover esa porquería...

- Comprendo tu desazón y es sólo por que no tienes el estímulo adecuado... - dijo Bryan sacando del armario dos trajes que colocó en brazos de tutor y alumno. - ¡Tadaaaaaaaaaaa! ¡Los vestuarios oficiales del bar Kenwood!

- No tienes que hacer tanto aspaviento por los uniformes - se quejó Olivert.

- Sí, a veces es tan escandaloso... - dijo Danna secreteando con él.

- Es que siempre trata de llamar la atención - continuaba el rubio.

- ¡Oigan, empleados! ¡Qué se murmuraciones se traen ante su dueño!... ¡Epa a trabajar!

Dio una palmada en el trasero de Danna.

- ¡Ay! ¡Bruto infeliz!

Y ya se dirigía al de Olivert cuando éste dio un paso al costado y agarró el traje.

- Vale, vale... ya lo entendimos...

Cuando se giró para guardar su abrigo sintió el palmazo que le dio Bryan.

- Dije que ya entendimos...

- Por si acaso no les haya quedado claro....

- Hum...

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Olivert empezó a abrir las alacenas.

- Conservas el antiguo orden de nuestro padre... hum, veamos aquí hay algunas cosas que faltan, iré a buscarlas  a la bodega.

El maestro ya había terminado de cambiarse.

Sobre su camisa blanca y pantalón oscuro llevaba un delantal de cortes rectos de color azul marino que le quedaba de mil maravillas.

Ya antes había lucido ese traje cuando su padre le obligó a dirigir el bar algunos años.

- Mira qué bien te conservas... hace tiempo que no usabas eso y aún te queda como antes...

- No pensé que tendría que volver a ponérmelo jamás.

Danna salió del vestidor y le dio un golpe en la cabeza a Bryan.

- Miserable, cómo se supone que voy a vestir esta basura...

Era un traje de chica.

- Lo siento pero siempre hemos tenido camareras, así que linda alemanita... te daré una peluca para...

Danna agarró una botella y amenazó con estrellarla en su cabeza.

Olivert lo miraba de reojo.

Sus zapatitos, sus piernas, la falda alta, el delantal y la tiara de tela blanca entre los cabellos no era tan malo.

- ejm... y no... puede vestirse como un chico...

- No hay otro traje...

- Si lo hay...

- Estás pensando en... ¡Imposible, Oli! ¡Ese es mi tesoro! ¡No te lo daré!

- No te pertenece...

Ambos corrieron hacia uno de los armarios y el rubio llegó primero.

Abriéndolo encontró en perfectas condiciones un vestuario de la talla de Danna.

- Vamos, este será para ti - dijo.

Bryan refunfuñaba.

- Es mi pieza de colección... es el primer traje de Oli... ese apestoso lo va a ensuciar...

- Bryaaaan...

Olivert se llevó a Danna para cambiarlo.

En privado fue quitándole prenda por prenda lentamente.

Le abrazó para desatar el vestido y el delantal.

Todo esto lo hacía con dedicación y tranquilidad.

Danna estaba sonrojado.

- Veremos como te queda...

Luego fue colocado dentro de aquellas ropas que aún olían a Olivert.

La sensación era maravillosa.

Cuando el maestro terminó de prepararlo, Danna y él estaban sólo mirándose dulcemente.

- ¡Y a qué hora van a limpiar el bar!

- Esclavista - dijo Danna.

- Tirano - dijo Olivert.

Y ambos salieron arremangándose la camisa para empezar

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Danna se sorprendía de la naturalidad de su tutor para llevar el sitio.

No en vano su padre lo crió con miras a heredar el bar Kenwood.

No sólo arreglaba el lugar sino que empezó a ordenar el libro de cuentas y a sacar el saldo de los que debían y la cantidad de vino consumido por día.

- Fabuloooso...

"Oli es el mejor... ¡un momento! ¡Ya le estoy diciendo Oli como el bestia de Bryan!"

"Olivert es el mejor..."

Él con el trapeador pasaba de un lado a otro sin saber bien qué hacer.

Se lo habían explicado veinte veces pero no se acordaba cómo agarrar el objeto y pasarlo por el piso.

Una mancha negra en el piso le dio curiosidad y se agachó.

- Esto es...

La mancha sacó patitas y empezó a caminar.

La temperatura le bajó a Danna

- Cuca... cuca... cuca...

Bryan pasó con los vasos sucios en una bandeja.

- Cucaracha...

- ¡Cucarachaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Danna saltó la barra y se trepó sobre los hombros de Olivert mareado.

- ¡Ahí veo una! ¡ahí veo otra! ¡Y otra!

Bryan se reía.

- Es sólo una y pequeñita, baja, ya la asustaste...

- Les tiene miedo - explicó Olivert - ... cuando vino en el barco por curioso se metió en la bodega y me parece que tuvo algún tipo de trauma.

- Neeee cucaracha-boy... ya no hay peligro... está todo a salvo... puedes bajar...

- ¿En serio?

- Vamos Danna...

Olivert lo deslizó entre sus brazos y luego lo puso en el piso.

Cada vez era más el tiempo en que ambos se quedaban mirándose sin nada más que hacer con brillitos flotando.

- Yo también le tengo miedo a las cucarachas... * chuuu * dame un beso para reconfortarme... jijjiji

- Waaaaaaaaaaaaaak ¡No beses a Olivert!

- No puedo evitarlo... es tan adorable...

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Sacando las bolsas de basura, Danna y Bryan las ponían en los contenedores de metal.

- Menudo crío, mira que ponerte el traje de Oli... me sorprende que se lo haya querido prestar a alguien...

- Wiiiiiiiiiiiii aun huele a él... es tan cálido...

- Hum... cuando Oli tenía tu edad, mamá murió y papá se dedicó al bar. Le dijo a Oli que para ser un hombre de verdad no le iban a servir los estudios ni las cosas refinadas y lo sacó de la escuela. Él insistió y tomó un trabajo para proseguir sus estudios. Pero papá era terco, no era malo, sólo tenía miedo de quedarse solo si Oli progresaba, fue egoísta y torpe... así que lo obligó a trabajar sin paga en el bar.

- Oh...

- Oli lo hizo sin quejarse, decía que era su deber como hermano mayor... luego, temprano acudía a su trabajo y en la tarde iba a estudiar... hacía las tres cosas sin quejarse, y así logró salir adelante...

Danna con las manos juntas y los ojos grandotes y vidriosos tenía lagrimones.

- Hum... veo que nunca ha compartido estas cosas contigo.

- Noooo buuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa pero que historia tan triste....

Bryan le puso una mano en la cabeza...

- Neeeee... ese es nuestro Oli después de todo.

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Los tres mosqueteros...

Corrección, Olivert, Bryan y Danna, en fila, estaban listos para abrir.

Todo brillaba y estaba en su sitio.

El arreglo había sido todo un éxito.

- Están listos - dijo el dulce enmascarado.

- ¡Ou! - respondieron sus compañeros.

Abrieron la puerta.

Empezó a llegar la gente.

Bryan ya se andaba de coqueteos con algunos chicos majos.

- Si sigue regalando bebidas así irá a la quiebra - decía Olivert secando los vasos.

Danna danzaba con la bandeja de un lado a otro pues su sentido del equilibrio era el de un oso koala.

A veces oían el "tin" de una copa estrellándose en el piso.

La ceja de Olivert deseaba levantarse pero no estaba en casa y no era el tutor en ese momento.

Además tenía que atender a la horda de admiradores que se sentaba en la barra y le confiaba sus problemas.

Tan adecuadas eran las palabras y los tragos que preparaba el rubio que sus comensales no hacían sino aumentar y aumentar.

"Me pregunto cómo podré mantener este ritmo..."


Llegó un hombre alto con un corte sobre la nariz y malos modales.

Bryan se frotó la nariz significativamente.

Era su señal para avisar a Olivert.

"Cuidado con ese, parece problemático"


Danna se acercó a atenderlo y el cliente le hizo una seña.

- Tú no enano... quiero que me atienda esa lindura de allá.

Señalaba al dulce enmascarado.

- ¡Él no te va atender por que es mío!

- Ohhh calma fierecita... resulta que es el que me llena el ojo, no me apodan "Violador" por nada...

Bryan estaba tenso viendo como Danna elevaba la voz.

Olivert salió de la barra para evitar una pelea cuando le oyó decir:

- Déjame de hacer tanto lío niño idiota, todo para probar un poco del vino barato de este lugar.

Bryan sintió que estaban ofendiendo la tradición de su familia.

Lo que no esperaba era que Olivert sintiese lo mismo, nunca manifestaba su orgullo de esa manera.

- Le voy a pedir que se retracte caballero y que le pida disculpas a nuestro camarero... de inmediato.

- Vaya... vaya... guapo y con carácter... justo como me gustan...

- Señor...

- Eso... soy tu señor..., no tengo intenciones de disculparme ¿qué piensas hacer...?

- Estoy listo para encargarme de usted - dijo Olivert arremangándose.

- En serio con cada cosa que haces no puedes ser más perfecto... gatito montés...

Bryan vio que algunos de los participantes iban levantándose para retirarse.

- ¡Espera... podremos solucionarlo todo de manera amigable!... qué dices...

- Depende de que tan amigable sea...

- Juguemos a las cartas... si pierdes te disculpas con el nako y retiras lo dicho de nuestros vinos...

- Y si gano...

- Elige que te vas a llevar...

- Quiero al rubio... me parece sumamente apetecible...

- Hecho...

- ¡Bryan! ¡Acabas de...!

- Shhhhh Oli, no seas escandaloso... soy genial con las cartas, palabra que sí, esto será pan comido.

- Jugaremos dobles - dijo el violador sacando una pistola y colocándola sobre la mesa.

- Este... claro, señor - dijo Bryan.

- Yo jugaré contigo - resopló Olivert.

- Nada de eso, rubito tú eres la apuesta...

Danna con el puño golpeó el tablero de la mesa.

- ¡Yo lo haré...!

- ¡Danna, te has vuelto loco! ¡Que sabes tú de cartas...! ¡Te lo prohibo, es una orden!

- Pues no veo a mi tutor, sólo al dulce enmascarado... no temas, si es por ti, no perderé...

- Dios mío... en qué va a parar todo esto...


Bryan fue hacia el público llamando su atención.

- Señores asistentes... ¡un reto!... cuatro jugadores... y la apuesta...

Enseñó a Olivert.

Quienes se estaban yendo regresaron para ver el show.

Un compinche de rostro impenetrable se sentó junto al retador.


Olivert deseaba irse antes que empezara la partida y las apuestas empezaran a subir pero Bryan lo sujetó de la cintura con un brazo.

En la otra mano llevaba una botella.


- Pobre de ti que pierdas...


Danna miró directamente a su rubio.

- ¡Confía en mí!

El rubio asintió.

- ¡Estaaaaaaaaaaamos listos!

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