Lunes 2 de diciembre. Casa 11:39 PM La lluvia repiqueteaba en su ventana y la chimenea encendida no lograba opacar por completo el frío que sentía, por que sabia que no era solo en la piel que sentía ese frío, si no también en el alma. Tenia mucho frío y a sus veinte y tres años, no quería morir aun, pero no tenia nada. Nada de lo que aferrarse o de lo que poner todo su empeño. Nada por quien luchar.
Sentía como sus ojos se cerraban y como el aire se iba de sus pulmones. No quería morir así como así.
“No quiero morir” pensó con toda su fuerza y sintió como se iba su aliento final…
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Lunes 2 de diciembre, Hospital general. Londres, Inglaterra. 11: 39 PM -El niño esta muriendo, no sabemos que puede pasar-le dijo uno de los doctores a los padres adoptivos. Los padres pusieron cara triste.
-¿Qué podemos hacer?-le pregunto el hombre al doctor. -Rezar-contestó el doctor y se fue de allí a ver los síntomas del niño. Dejando a los padres adoptivos desolados.
El doctor camino por todo el pasillo y llego hasta donde tenían al niño de meses revisando sus signos vitales, pero pronto se perdieron…el niño había muerto. Tomo el reloj para ver la hora de la defunción, pero justo después de unos instantes, los aparatos que habían dejado de sonar, resonaban fuertemente, como si el chico estuviera vivo.
Como para decir que si, que estaba vivo, el niño comenzó a llorar con vos chillona y fuerte, como quien recobrara la fuerza nuevamente. El doctor sonrió. Y salio a ver a los padres adoptivos del chico. -Parece que todo esta bien, no se muy bien que ha pasado pero el niño esta sano-Los padres sonrieron y agradecieron nuevamente a todo lo que metió su mano para tener a su niño devuelta.
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Lunes 2 de diciembre, casa. 11: 39 PM…. 22 años después….
Frío, tenia frío. Suspiro y se levanto de su cama sentía que se mareaba un poco por su movimiento tan brusco al levantarse de la cama. Camino hasta el armario y allí tomo una colcha grande que el brindaba calor.
Sonrió a la foto de su madre que era quien le había amueblado el apartamento agradecido de saber que su madre nunca dejaría que pasara frío. Sintió los parpados pesados y durmió por lo que quedaba de la noche.
Bostezo y se estrujo un poco su ojo izquierdo con la mano. Miro el reloj-OH, mierda. Jason me matara.-dijo y corrió a tomar una ducha.
Media hora después entraba a las oficinas de diseño y contracción de casas y edificios más grande de Londres. Respiro con alivio al darse cuenta de que su hermano Jason aun no llegaba, pero se fijo en la habitación de reuniones y vio que allí estaban nada mas y nada menos que sus 2 hermanos esperando por el.
Soltó el aire lento y entro en la sala.-Disculpen la tardanza…-dijo y tomo asiento en la silla que estaba dispuesta para el. Mientras veía a dos personas que no conocía.
-Haz llegado tarde.-le dijo Jason a su hermano-La reunión termino. Pero de igual manera te presentare a nuestros nuevos socios de América central.-Este es Micah.
Jake miro a quien le dio un asentimiento.-Disculpa la tardanza-le dijo mientras le miraba. De ojos marrones y cabello castaño de cejas mas o menos delgada y un poco mas bajo que el. Con la nariz fina y labios de la misma manera, tenía la piel blanca y los labios de un ligero tono rosa. Su boca se curvaba en una sonrisa dándole la visión perfecta de los dientes de Micah a Jake.
-Y este-interrumpió su hermano Jason, mientras señalaba a otro-Es Carlos-Era de ojos profundamente negros y cabellos del mismo tono que le llegaban hasta un poco mas debajo de la nuca. Tenía labios más o menos carnosos y era de piel morena. Era de su misma estatura. Y tenia músculos fuertes que saltaban a la vista.-Bien, espero que este todo bien-termino Jason mirando a Carlos y este asintió. –nos veremos entonces. –dijo y los acompaño hasta la puerta.
Jake sabia lo que le tocaba estaba por llegar. Su hermano azoto la puerta al cerrarla.- ¿Se puede saber por que diablos no has llegado a la reunión, Jake?-le pregunto conteniendo su molestia.
Jake se paso la mano por el pelirrojo pelo y miro a los orbes ámbar de su hermano que no se parecían en nada a los suyos que más bien eran rojos escarlata. –Yo me quede dormido-respondió sin más y se sentó.
-Jason, ya basta.-Respondió el tercer hermano que hasta ese momento estaba callado mirándoles.
El de pelo castaño y orbes doradas se quedo en silencio y tomo asiento también. –Bien. El caso es que ya esta el negocio hecho.
Jake sonrió, sabia que se le pasaría el enfado de un momento a otro.
-Esta noche vamos a Loops-dijo James, el mismo que hacia un momento había mandado a Jason a sentar. De cabellos rubios y ojos color aqua, muy raro los demás sabían que pensaba, por que era hermético, solo sus hermanos sabían lo que pasaba por la cabeza del mismo. Sus hermanos asintieron a modo de respuesta.
Miro un momento el bar. Antes de entrar, algunas ramas de árboles le cubrían y solo había una pequeña lucecita que le daba la bienvenida. Las paredes estaban algo sucias, pero eran manchas del tiempo en que aquel lugar se quedo solo. La puerta desvencijada de madera por la que entro le dio paso al bar. Loop”s. Estaba solo aun. Sus hermanos no habían llegado aun.
Sonrió al pensar en ellos, sabia que ellos eran los únicos que podían leerle tan abiertamente como nadie. Se sentó en una mesa y se distrajo pensando en sus hermanos. Jake, y Jason.
Jason…era tan fiestero como serio. Tenía amigos por doquier y conexiones con todo el mundo. Le gustaba alardear mucho en son de broma, en ciertos casos arrogante y merecedor de palizas. Por sus comentarios crueles. Pero todo el mundo le quería por su actitud explosiva.
Jake…era un joven cambiante. Bohemio la mayoría del tiempo. Callado, sincero y…podía a llegar a ser uno de los más crueles y mordaces abogados de la compañía donde trabajaba. Obstinado y con su cara angelical, guardaba tras de si, a una persona si bien, no era frió, era retraído. La mayoría del tiempo y cuando estaba fuera de los tribunales parecía hasta un poco indefenso, pero todos en el país sabían quien era Jake conner.
Y el…James, era el mas centrado de todos, era un mezcla. Era una persona cruel y muy fría, pero podía a llegar a ser tan sociable como Jason cuando la situación lo requería.
Todos hijos de un magnate trillonario de Londres. Que los había adoptado por su esposa Beatriz, por no poder tener hijos. Todos ellos tenían la misma edad. 23 años. Solo Jake era unos meses mas joven. Y todos en absoluto eran bisexuales. La actitud que tenían eran los de ser los dueños del universo. Por que así nadie se metería con ellos.
Se sentaron tranquilos y pidieron un par de cervezas mas…Charlaron. Sin darse cuenta de lo que le pasaba a su padre en ese momento.
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Gabriel sentía como se iba su último aliento sin creer que no podría decirle a nadie que había pasado, pues moriría así, sin más. Con una muerte y dolorosa. Se vio en un charco de sangre, lamentando la forma en que sus hijos le verían. Así, tirado, despeinado con un tiro en la pierna y desangrándose lentamente, luego de ser increíblemente violado por otro hombre. Uno de los hombres, uno de sus mejores amigos y socios en la empresa de construcción. Se lamento nuevamente. Puso el papel en el bolsillo, ese papel lo tendría que encontrar uno de sus hijos, no su esposa, no sus amigos, y mucho menos quien lo mato. Solo sus hijos. Rogó que todo acabara y les dirigió un último pensamiento a sus hijos, esperando un milagro para que uno de ellos encontrara su cuerpo. Cerró los ojos y con expresión tranquila murió.