Preguntó extrañado el moreno.
-No, pero te estaba esperando para volver juntos.-
Le contestó sincero Kiba y con una sonrisa en los labios que le hacía ver realmente adorable. Shino, como de costumbre no comentó nada pero echó a andar con paso tranquilo con el castaño siguiéndole.
Juntos se dirigieron a sus respectivas casas por el camino que pasaba entre varias colinas y algún que otro campo de cosecha. Al contrario de cómo había estado a la mañana Kiba estaba algo desanimado pensando que seguramente estaría agobiando al moreno y que quizás estuviera empezando a odiarle, si es que aún no lo hacía. No paraba de lanzar suspiros de resignación y se dedicaba a caminar con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha y a patear alguna que otra piedrecita que se cruzaba en su camino.
Cuando habían recorrido casi la mitad de su trayecto una voz grave rompió el silencio.
-Estás raro. A la mañana no parabas de hablar y ahora no has dicho una sola palabra.-
Aunque esas palabras habían sido dichas sin malicia alguna Kiba, que estaba un tanto paranoico, las mal interpretó dando más pie a sus sospechas.
-No sin mas… estoy.. cansado.-
Murmuró el castaño sin alzar la mirada. Shino se encogió de hombros y justamente llegaron al desvío que separaba ambos caminos.
-Bueno, hasta mañana.-
Se apresuró a despedirse antes de salir corriendo hacia su casa por el camino de la derecha.
-Adios.-
Contestó Shino yéndose con paso tranquilo por el de la izquierda.
Kiba se pasó el resto de la tarde pensando en Shino, recriminándose a sí mismo el haberle agobiado tanto y demás. Ni siquiera jugando con Akamaru y el resto de los perros que criaban pudo olvidarse por un instante del moreno; y eso que él era un chico muy despreocupado. Llegó la noche y por fin tras varias horas dando vueltas calló rendido.
Al día siguiente desayunó sin ganas y salió hacia el colegio aún desanimado. Iba mirando al suelo sin fijarse en nada más cuando de repente justo cuando se estaba acercando al desvió oyó la misma voz grave del día anterior.
-Buenos días Kiba.-
El susodicho nombrado alzó la cabeza sorprendido y se encontró con Shino parado justo donde ambos caminos se juntaban.
-Ho… hola etto… pasa algo?-
-Nada, estaba esperándote para ir juntos.- Todos los alumnos se encontraban sentados en sus nuevos sitios, que en realidad eran los mismos del año pasado, y listos para el comienzo del discurso de principio de curso del profesor.
El tutor de la clase se trataba de un hombre amable y alegre; no muy alto, de piel tostada y cabello y ojos del mismo color marrón oscuro. Tenía una pequeña cicatriz en el puente de la nariz y una sonrisa en su rostro que seguramente sería borrada al día siguiente cuando las clases empezaran de verdad; ese día era solo de presentación.
-Buenos días alumnos, para los que no me conocéis soy Iruka-sensei, vuestro tutor este curso. Mañana empezaran las clases de nuevo y espero que empecéis este nuevo curso con energía; hoy solo os repartiré los nuevos horarios y por supuesto os presentaré a vuestro nuevo compañero venido de la ciudad. Aburame puedes ponerte de pie?.-
Murmuró lo último al chico que estaba sentado junto a la ventana, este se levantó indiferente.
-Chicos este es Shino Aburame; acaba de mudarse así que espero que lo tratéis bien.-
El moreno hizo una pequeña reverencia y volvió a sentase. Su nueva clase te´nia muchos menos compañeros que los que tenía en la antigua pero, sin duda, parecían mucho más peculiares:
En las filas de detrás estaban sentados los dos chicos que había visto antes de entrar: Sasuke, un chico pálido y bastante atractivo, de cabello y ojos negros como el azabache; su expresión era seria y todo él irradiaba orgullo. A su lado estaba Naruto, el chico enérgico y alegre de cabello rubio, ojos azules y unas curiosas cicatrices en sus mejillas de color caramelo que parecían bigotes de gato o de zorro. Aparte de estos dos también había otros chicos por las otras filas: Shikamaru, un chico bastante escuálido que tenía el pelo castaño recogido en una coleta y que se solía pasar casi todas las clases durmiendo y que luego sorprendentemente sacaba de las mejores notas de la clase; Choji, un chaval algo regordete que estaba comiendo a escondidas. Había también otros dos chicos que parecían mayores pero que al ser un pueblo tan pequeño se veían obligados a asistir a la misma clase que sus compañeros uno o dos años menores. Estos eran Rock Lee, un joven de aspecto bastante peculiar y un corte de pelo horrible que hablaba animadamente a otro chico que parecía que tenía la misma actitud orgullosa de Sasuke; era Neji, que tenía el cabello negro muy largo y unos extraños ojos blancos e inexpresivos. A su lado había una chica llamada Tenten que parecía chica y llevaba el cabello castaño recogido en dos graciosos moñitos a ambos lados de la cabeza; por su actitud parecía que era la novia de Neji. Pero ella no era la única chica, había tres más: Sakura, la más exótica de todas con su cabello rosado y sus ojos verdes brillantes; una chica que, aunque a simple vista no lo pareciera, tenía mucho carácter. A su lado hablando con ella estaba Ino, rubia y con el mismo mal carácter que la pelirosada pero era algo más femenina que esta; y aunque no se les notara ella y Shikamaru salían juntos. Por último estaba Hinata que parecía la versión femenina de Neji, pero solo en el aspecto ya que de actitud la chica era bastante sosa y recatada y simplemente se dedicaba a mirar a Naruto y sonrojarse.
La charla de Iruka comenzó tras mandar callar a los alumnos que no paraban de hablar, como Ino y Sakura. Empezó diciendo lo mismo de todos los años: que si este curso iba a ser más difícil, que teníamos que estudiar, que si la mayoría eramos unos vagos…
Kiba desconectó casi a la primera palabra y lanzando un largo suspiro de resignación se semi-recostó sobre su pupitre buscando con la mirada algo con lo que distraerse mientras pasaba el rato. Su mirada vagó por toda la clase sin pararse en nada en concreto hasta que llegó a su compañero de delante: Shino. Este tampoco estaba prestando atención a las palabras del profesor. Aunque el castaño no le veía los ojos parecía como si estuviera mirando por la ventana. Tenía un gesto sereno y distraído, aunque a la vez pareciera como si estuviera muy concentrado sumergido en un mundo al que solo él podía tener acceso. Kiba quería tener acceso a ese mundo, conocer más al que esperaba que fuera su nuevo amigo.
Como si el moreno hubiera captado la mirada del castaño sobre él ladeó su cabeza mirando de reojo a Kiba. El chico perruno le sonrió de forma amistosa. Shino se le quedó mirando impasible y volvió a dirigir su mirada hacia la ventana. Kiba suspiró resignado.
“Creo que me odia…”
Pensó apenado enterrando su rostro entre sus brazos justo antes de recibir un carpetazo sobre su cabeza ante el cual se levantó sobresaltado.
-Kiba si tienes tanto sueño haber dormido más durante las vacaciones que podías. Ahora toca atender.-
Le reprendió Iruka a o que Kiba asintió con la cabeza gacha. Sus compañero se rieron por lo bajo pero cuando dirigió una mirada fugaz a Shino vio que este ni se había inmutado lo más mínimo.
Pasado un rato más de insoportable charla Iruka dejó los horarios sobre la mesa para que los alumnos los pudieran coger al salir y deseándoles un feliz principio de curso se marchó. Todos empezaron a levantarse con rapidez y a pasarse los horarios para salir lo más rápido posible. Todos se fueron yendo en grupos o en parejitas y naruto se despidió animosamente de Kiba marchándose con Sasuke.
Shino se levantó con más tranquilidad y tras coger el horario levantó su vista hacia el único que había quedado en el aula y que estaba esperándole.
- ocurre algo?-
Contestó Shino con una leve sonrisa que se esfumó tan rápido que al castaño le pareció que hasta podría haber sido una alucinación.
Kiba se quedó parado unos instantes en los que todas sus dudas del día anterior se esfumaron y con una alegre sonrisa corrió junto al moreno para tomar juntos el camino hacia el instituto con el castaño hablando animadamente de nuevo.
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