Como una flor de hielo en primavera, mi corazón se esta evaporando sin dejar un solo rastro de sentimientos en el.
Me pare en el borde del techo, sintiendo el viento que me abrazaba, que me incitaba, como una sirena llamando a un barco a su perdición, yo era eso, simplemente un barco llevado por el canto mas hermoso que en mi vida hubiera escuchado.
Odio, amor, amistad, ira, felicidad, tristeza...dios en verdad eres grandioso si has creado este lugar especialmente para mí y si no, realmente no importa.
Aquí no hay miedo, ni la incertidumbre por dar siempre el 100% de mi y no tener un momento de respiro, aquí solo importo yo y la sirena que canta a mi alrededor, ayudándome a olvidar cada maldito segundo de esta vida que empezaba apestar desde el momento en que naci.
No hay gritos de mi madre, diciéndome que tengo que seguir, no hay replicar de mi padre pidiéndome que no sea como el, no hay palabras falsas de apoyo que desaparecen tras el primer error cometido.
Tampoco hay ánimos cansados de amigos que están hartos de escuchar las mismas palabras de mi boca, ni enojos por no decir lo que pienso, solo una calma que me llama a que la siga para siempre. La sirena me esta meciendo en el borde de ese que puede ser mi escape para siempre.
Perdería miles de cosas, aun las cosas buenas, las que me encantan, los ocasos de mi ciudad, la sonrisa de mi madre, la eterna fuerza de mi padre, las risa de mi madre, las platicas con mis amigos...los ojos de el.
La sirena me esta llamando cada vez mas fuerte, no quiere perder la oportunidad de tenerme unos cuantos segundos en sus brazos antes de que el ángel de la muerte reclame mi alma para ser juzgada.
Es tan tentador, tan jodidamente tentador.
Abro mis ojos, para ver ese ocaso que me a fascinado desde niño, el sol se empieza a ocultar tras el cerro, los hermosos colores naranjas y violetas...cada vez es mas tentador, este ocaso como mi ultima imagen de este mundo tan aterrador en el que la gente esta viviendo.
Cada vez es más dulce la canción, sabe que dudo sobre su canto, sabe que si no se esfuerza más no podrá incitarme a besarle hasta la muerte.
Volteo hacia atrás, aun estas mirándome vacíamente, no sabes que hacer, una parte de ti quiere detenerme, otra sola quiere que me marche hacia esa sirena, que tu no escuchas.
Siempre tomo las decisiones mas dolorosas, siempre causo daño a los demás, aunque se que solo me harán feliz por un tiempo y después me tocara ser el responsable de que la alegría se borre de los ojos de mis padre y hermanos. Tu eres mi nueva y mas poderosa decisión, la que hundiría a mas a mis padres y que a mi me sumiría en la desesperación y prontamente en la depresión.
-No lo hagas-me pides con voz seca y sin fuerza.
Lo dices por obligación, al fin de cuentas aun sigues siendo mi maestro, aun tienes que tratar de guiar a tus alumnos por un buen camino.
El ocaso se esta acabando, si no tomo una decisión pronto lo único que me quedara será la oscuridad de la noche, en esa bóveda vacía en el cielo que solo muestra unas cuantas y contadas estrellas.
¿Llenar a mis padres de la mas triste realidad mientras este con vida? O ¿La eterna y muy tentativa canción de la sirena?
-Puedo ayudarte-dices de nuevo, pero no te mueves.
-No creo que alguien pueda ayudarme, no puedes curar a un corazón que se esta evaporando, no puedes congelarlo de nuevo pues siempre faltaría una parte de el y eso provocaría mas dolor...no puedes ayudar a un corazón que tu mismo te has encargado de evaporar-
He tomado la decisión, esta tomada, volteo a verte por unos segundos mas, te sonrió como las veces que te dije que te amaba, te sonrió como cuando me terminaba de entregar a ti...te sonrío como la primera vez que nos conocimos.
Miro al frente a ver ese hermoso ocaso, al cual debí siempre amar desde un principio, porque aunque desapareciera día tras día, siempre regresaba.
-Fue bueno conocerte, me hiciste saber que aun tenía corazón-
-No quise...no fue mi intención-dices tratando de acercarte a mi, pero sabes que si lo haces yo saltare mas rápidamente.
-Pero lo hiciste, traicionaste, cuando juraste no hacerlo nunca mas, eso me hace saber que en cuanto mas creces las promesas valen cada vez menos que cuando eres niño o adolescente-el ocaso se esta acabando, se esta ocultando.
La sirena esta cansada de cantar, pero sabe que tendrá su recompensa después de todo, doy un paso hacia el vacio, no quiero cerrar los ojos son solo segundos antes de la muerte...segundos en los cuales te lanzas tras de mi hasta abrazarme.
Segundos, en el que el ocaso quedo atrás, pues tus ojos serán la última imagen que veré y tu voz... la sirena.