Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una navidad contigo por Arisa

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, lo de siempre, los personajes no son míos, etc, etc, etc.

Lo otro, no es TAAAN cursi, pero no es pervert ._.

 

Una navidad contigo.  

La navidad dejó de ser una fiesta para mí hace ya muchos años. Recuerdo que cuando era aún un niño solía tener insomnio las noches antes de navidad pensando en si me regalarían o no lo que había pedido. Era inocente y bastante iluso, supongo. Completamente diferente a como soy hoy. Los momentos más gratos en familia eran cuando decorábamos el árbol navideño junto con mamá, y muy a veces, con mi hermano. Papá nunca se había interesado en ese tipo de prácticas, la verdad no le gustaba la navidad, o eso decía él, pero resultaba que justo en aquellos días se encontraba menos gruñón que de costumbre. La navidad, más allá de los regalos y los significados religiosos, era bella porque la pasaba con las personas que quería.

Fue así hasta el detestable día en que a perdí todos los que quería, perdí mi familia, creo haber perdido también mi niñez, mi esperanza, mis deseos, mi futuro soñado. Perdí así también la navidad. Jamás la volví a celebrar desde aquel día…

Y aquí estoy, como en otros años anteriores, solo y con una copa de vino al alcance de la mano. La televisión se encuentra encendida, por el simple capricho de no querer oír los murmullos que puedo escuchar sólo cuando existe un silencio mortal y aplastante. Veo mi reloj, son las 22:00 horas del día 24 de diciembre. 

“Ding, dong”.- Puedo oír el timbre de la puerta de mi casa, pero me parece sumamente extraño que alguien venga. Lo más probable es que sea alguien equivocado. 

Abro la puerta sin muchas ganas, sin cerciorarme antes de quién es, completamente seguro de que esa persona busca a alguien que no soy yo, pero me llevo una sorpresa al ver del otro lado. 

- Buenas noches, Sasuke.- Me cuesta un poco creer que esa persona es mi vecino de departamento; Naruto. 

Me mira como extrañado de que no le conteste inmediatamente. Lo primero que puedo pensar es que debo estarlo confundiendo, pero es él. No demasiado alto, pero de buena estatura, delgado, rubio y luciendo unos maravillosos ojos azules. 

- Hola…- Contesto aún un poco sorprendido.- ¿Qué quieres?

- ¿Cómo me saludas y me dices eso?

- ¿Y qué quieres que te diga…?

- Que me invites a pasar ‘ttebayo.

- ¿…a pasar?

- Sí.- Me lanza una mirada como diciéndome “apúrate, quiero entrar”.

- ¿Y para qué?

- ¿Sabes? Eres muy desconfiado. No crees en mis buenas intenciones y sí que las tengo.

- Está bien, pasa.- Observo como entra en mi departamento y recién me doy cuenta de que trae dos bolsas plásticas bastante abultadas en sus manos. Me pregunto qué será y qué planea.

- ¿Ni siquiera tienes un árbol de navidad en miniatura? ¡Cielos! Nunca pensé que fueras tan amargado.- Lo miro un poco enojado ¿vino a criticarme o qué?

- …no celebro la navidad.

- ¿Eres ateo?

- No, simplemente… no me animo.

- ¿Piensas salir o quedarte en casa?

- Pienso dormir.

- ¿¡Dormir!? ¿En serio que no la celebras nada de nada? ¿Ni siquiera con una cena?

- ¿Para qué, si estoy solo?

- Bueno, ya no lo estás.- Me muestra una sonrisa que yo describiría como zorruna, muy peculiar en él.

- ¿De qué trata todo esto?.- Arqueo una ceja y espero una explicación. 

El joven de 27 años empieza a sacar cosas de las bolsas, y sólo en este momento percibo un agradable olor. Es comida. 

- Pensé… “Yo estoy solo y eso no me gusta. Apuesto a que mi vecino está solo también, entonces ¿por qué no celebramos una época tan linda como es la navidad juntos?”

- O sea, resumiendo, te auto-invitaste a cenar en mi casa

- ¡No lo pongas así! Yo traje la comida y también una película. Es casi como decir que yo te estoy invitando a ti a cenar ‘ttebayo.- No tengo más remedio que soltar un suspiro, apuesto a que ya no habrá forma de echarlo, y en cierto modo si se tomó la molestia de comprar comida para ambos, no deberíamos desperdiciarla. 

Empiezo a ayudarle también a sacar la comida y busco cubiertos, palillos y platos en la cocina. Ciertamente tengo una gran duda respecto de esto. ¿Naruto, la persona más sociable del mundo, solo? Dios, eso sí es extraño. 

- ¿Cómo es que tú estás solo en un día como éste?.- Le pregunto y es que se me hace muy anormal.

- No tengo familia viva, no tengo novia, ¿qué tiene de extraño?

- Sí, pero tienes un montón de amigos.

- Sí, pero ellos… también sus planes para estos días.- Le veo un poco deprimido por la idea. En verdad yo me acostumbré, sin embargo, pienso que ha de ser difícil para él, que es una persona que odia la soledad, pasar estas fechas solo.

- Bien, es decir, recurriste a mí como último recurso.

- ¿¡Por qué piensas que todo lo que hago es para mi único y exclusivo beneficio!?.- Y pone una cara como de puchero que siempre me hace gracia y me da ganas de reír, pero me contengo.- ¿Por qué, sencillamente, no puedo tener buenas intenciones a con mi vecino?

- Oh, vamos, seamos sinceros. Hasta hace unos meses nos llevábamos fatal.

- Sí, gracias a ti.- Aquí empieza de nuevo, pero si cree que por ser navidad evitaré un juego de palabras con él, está equivocado.

- Claro, como yo era el vecino nuevo que soltó al perro...

- ¡No seas sarcástico! Aunque yo fuera el vecino nuevo podrías haber sido, por lo mismo, más amable conmigo.

- Llegaste creyéndote todo y dejando que tu perro hiciera estragos en mi puerta. ¿Querías que fuera amable?

- ¡Podrías haberlo sido! 

Sí, bueno. La historia de cómo nos conocimos no es, quizás, demasiado diferente a otras. Él llegó un día presentándose a todo el mundo y diciendo que desde aquel día viviría frente a mí. No fue gran drama hasta que dejó suelto a su perro, el que salió de su departamento y, aparte de dejar su marca en mi puerta, agarró el macetero, propiedad del edificio, más cercano a mi puerta y llenó de tierra todo el pasillo. Desde aquel momento sólo tuvimos discusiones, y no era para menos.

Pasaron aproximadamente 8 meses desde su llegada y yo, por motivos de trabajo, tuve que mudarme a una ciudad cercana. Debo aceptar que extrañé un poco sus niñerías y los continuos enfrentamientos verbales. Incluso al maldito kyuubi, su perro, que más bien parece un zorro. Luego de unos 5 meses volví a mi departamento en el edificio y desde aquel día creo que tenemos más comunicación y una mejor relación. Estamos cerca de lo que podemos llamar “casi-amistad”.

Nos sentamos en la mesa del pequeño comedor. Apago la televisión y enciendo la radio. Naruto trajo ramen y otros platos. 

- ¿Por qué compraste ramen?

- Porque me gusta ‘ttebayo ¿a ti no?.- Observo como mira con apetito su posillo.

- Hmn, un poco. 

Comenzamos a comer. La música suave crea una agradable atmósfera y podemos respirar tranquilos, disfrutando de una paz que pocas veces está presente entre nosotros.

Naruto deja de tragar por un segundo y pregunta: 

- Dime, ¿por qué no celebras la navidad?.- No tengo ganas de responder esa pregunta, sacar todo del pasado y empezar a explicar… pero si no le digo tal vez no piense dejarme tranquilo.

- La última vez que tuve una “feliz navidad” fue cuando tenía 9 años. Mis padres murieron y mi hermano desapareció misteriosamente.- Hago un pausa y veo que se muestra interesado, vaya noche para recordarlo.- De ahí nunca presté atención a las fiestas del orfanato y desde que vivo solo no me dan ganas de celebrarla tampoco. Eso es todo.

- … 

Pasan algunos instantes de silencio y yo vuelvo a comer. El rubio parece pensar en algo, pero al poco vuelve a comer también. 

- ¿Y la clínica, qué tal va?.- Rompo el silencio, no quiero que se quede con una impresión mía de que me hago la víctima.

- Bien, Kiba quiere comprar nuevo material quirúrgico, así que pensamos trabajar más duro, jeje.- Había olvidado mencionarlo, Naruto es veterinario, al igual que su socio Kiba. Juntos tienen una clínica veterinaria de bastante renombre en la ciudad.- ¿Y tu empresa?

- Progresando.- Hace poco he iniciado una empresa de construcción con el dinero de la herencia que recibí hace mucho. Era un gran saldo, me sirvió para vivir cómodamente (estudié con algunas becas) y ahora último fue invertida completamente. 

Terminamos de cenar y él parece no tener la más mínima intención de irse. 

- ¿Terror o acción?.- Me pregunta y me doy cuenta de que ha tomado confianza, porque se ha tomado la libertad de apagar mi radio y encender mi televisor y el aparato reproductor de DVD.

- ¿…?.- Lo miro y pienso que decirle o reprocharle algo es una pérdida de tiempo y saliva.- Acción.

- ¿Te dan miedo la de terror?.- Me mira con una sonrisa burlona pintada en el rostro. Yo le devuelvo una de cinismo.

- Quizás a ti, a mí me parecen ridículas.

- ¿Ah, sí?

- Sí, a menos que tú vayas a salir en una de ellas, por supuesto eso sí me daría miedo.- Me mira con enojo y no me responde nada. 

En unos diez minutos estamos los dos sentados en el sillón viendo la película. Supongo que la primera media hora estuvimos atentos a lo que pasara en el film, pero luego siento un peso recaer en mi hombro. Se ha quedado dormido. Empiezo a observarlo detenidamente, olvidándome de la película. Medito que él se ha vuelto para mí parte de mi rutina… parte de mi vida. Todas las mañanas sí o sí nos encontramos antes de irnos a nuestros respectivos trabajos y siempre hablamos de algo o terminamos en una discusión. O en la tarde, también intercambiamos algunas palabras. Normalmente no me encariño con la gente, ni me acostumbro a ella… supongo que esta vez no lo pude evitar, es una persona especial. Tal vez si lo perdiera en este mismo instante me dolería. 

Le bajo el volumen al televisor. Llevo una de mis manos a mi frente y retiro un poco el flequillo. Me molesta pensar que me he encariñado demasiado con él. Además de que es una persona que vive en un mundo completamente ajeno al mío, es un chico.  

- Un mundo ajeno al mío… je.- Repito en voz alta. 

…Amigos, celebraciones, cumpleaños, fiestas… Me siento vacío de pronto, odio sentir esta odiosa emoción. Cuando dicen o creen que no tengo corazón hay veces en las que creo que sería bueno que eso fuese verdad, pero para mi desgracia no es así. Me odio por no haber podido ni siquiera ayudar en algo en la desgracia de hace años y ahora por no saber lidiar con este sentimiento que acaba de despertar, o que acabo de entender, no lo sé. 

Naruto se remueve un poco en su lugar, con una mueca que me dice que se despertó, mas no se sigue moviendo. Me pregunto si estará teniendo una pesadilla. Casi inconcientemente y sin saber por qué, mi mano contraria a la del brazo en el que él se apoya se mueve hasta su mejilla y la acaricio. 

Diablos, no sé qué hago. Me dispongo a retirarla inmediatamente, mas no puedo. Él ha tomado prisionera a mi mano entre su mejilla y su propia mano. Con lentitud abre sus ojos azules como el cielo y me mira intensamente a los ojos. Le opongo resistencia a su mirada algunos segundos, pero luego desvío mi vista, creo que con un poco de rubor en mis mejillas, ¡tengo mi mano en su mejilla y la acariciaba ¿qué se supone que piensa de mí en este momento?! 

Con un poco de fuerza logro sacar mi mano de su prisión, en la que creo que más que compadecer, disfrutaba. Pretendo levantarme del sillón, pero Naruto agarra mi brazo al intentar pararme. 

- ¿Por qué un mundo ajeno al tuyo?.- Me pregunta, mientras me jala un poco más fuerte y yo, por inercia y un poco de impresión, me vuelvo a sentar y quedar como estábamos.

- Me engañabas, no dormías.

- No, no es eso… tengo el sueño ligero y… bueno, no importa lo que pienses en este momento. Sólo quiero saber por qué dijiste eso.

- No sabes en lo que pensaba.

- Puedo imaginarlo.- Me mira intensamente, más de lo que acostumbra. Espera una respuesta y oponer resistencia es inútil, su mirada terminará por convencerte. Creo que soy débil frente a él… que ironía.

- Tu mundo y el mío.- Le quito la vista de encima y vuelvo a observar la olvidada película.

- Eso no es cierto. Eres la persona más parecida a mí que conozco.- Una sonrisa sarcástica se dibuja en mis labios, pero sigo sin mirarle.- Mírame.- Me toma de la barbilla y me obliga a verle a los ojos, después me suelta.- Hablo en serio.

- No sabes lo que dices…

- ¡Claro que sí! ¡La soledad, Sasuke! La soledad…- Apoya una de sus rodillas en el sillón y recarga su peso en ella, mientras la otra queda ligeramente en suspensión. 

Está muy cerca de mí, tal vez demasiado. Una de sus manos se apoya en mi hombro. Me mira completamente seguro de lo que dice. Creo que ya no reacciono. 

- Tú y yo conocemos lo que es estar solo… ¡Eso nos une más que nada!.- Guardo silencio, a escuchar lo que tiene que decirme.- También perdí a mis padres, de hecho eso pasó cuando era muy pequeño, ni siquiera los recuerdo. No tengo más parientes y la única persona que me cuidó ya… ya no vive… Tengo amigos, pero ellos no pueden estar junto a mí muchas veces que los necesito…- Me sorprende un poco lo que me dice, puede que tenga razón, pero eso no significa que pueda existir alguna esperanza para este maldito sentimiento.- Y no tengo novia… ¡Porque me empecino en que te enteres de que me gustas! 

Es imposible evitar una cara de sorpresa y que mis ojos se abran en forma impresionada. Me ve con una mirada dolida.

Siento como intenta pararse y salir de aquí, pero no lo puedo permitir. Yo soy quien le detiene esta vez. Me paro y le abrazo de improvisto.  

- No me dejes así. No podría soportar perderte.- No le miro. Pero sé que está tanto más impresionado que yo por aquellas palabras. Porque, la verdad, tampoco entiendo cómo me atreví a decir eso, mas ahora me siento aliviado. 

Siento que corresponde a mi abrazo. Permanecemos así un buen tiempo. Aún sin mirarnos a los ojos directamente. 

Un ruido capta nuestra atención y ambos, aún abrazados, volteamos un poco la cara y llevamos la vista al televisor. La película aún está reproduciéndose y fue una explosión la que nos llamó la atención. 

Pronto dejamos de observar el aparato para volver a nuestro asunto. Al mirar su bello rostro siento una cálida sensación. Él me sonríe de repente. Le devuelva su sonrisa con otra, que sale del fondo de mi alma. Lentamente nos acercamos y lo beso con cariño y pasión. Vuelve a abrazarme y nos quedamos así otro tanto. 

- El año nuevo lo celebramos en mi casa ‘ttebayo.- Me dice inesperadamente. Lo miro con cara de poco ánimo al recordar quien vive junto a él.

- Haaa.- Suspiro.- Espero que tu perro no me muerda ni me haga nada. Me odia.

- Jeje, sí, te tiene un poco de mala.- Se ríe y me besa nuevamente. 

Tal vez desde hoy empiece a celebrar las navidades nuevamente, pues he recibido el mejor regalo que jamás pedí, uno de tus besos y… 

…una navidad contigo.

 

Notas finales:

Bueno, ¡sólo espero les haya agradado!

Y si es así, por favor, déjenme un comentario.

^o^ ¡Muy Feliz Navidad a Tod@s! ^o^

Arisa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).