Utopía Por Azulejos
Capitulo I: Preludio
“….Las cosas en Tokio están empeorando, los asesinatos han empezado a ser muy comunes en todas partes de esta ciudad. El último asesinato fue el del dirigente de este estado el Sr. Kamio Jun quien fue hallado en la oficina de su casa con una serie de inscripciones misteriosas que no ayudan nada al nuevo caso del Sr. Himiyo Detective de asesinatos, luego del retiro de antiguo detective: Yagami. ¿Serán estos asesinatos otra forma de llamar la atención del antiguo Kira? ¿Por que luego de tres años de ausencia Kira ha decidido que ya es hora de estar aquí? ¿Será este realmente el nuevo Kira o es otro simple fanático del mismo?....”
Apago el televisor con algo de flojera y un poco decepcionado. No lo habían descubierto. ¡Ni siquiera se habían molestado en investigar si era alguien que odiaba a Kira el que mataba! Negó con la cabeza lentamente y se encamino hasta el cuarto de baño.
Se desnudo con lentitud y luego se paro en el espejo cuerpo entero. Unas cuantas cicatrices nada más. Cosas que le había hecho el antiguo Kira y que el vengaría. Sonrió malévolo al espejo, se despeino suavemente los cabellos largos y entro en la ducha. Se paso el jabón por la piel suavemente, imaginando todas las cosas que haría cuando tuviera a ese “Kira” en sus manos. “Te encontrare, Kira, donde quiera que estés” pensó y se metió debajo del agua helada.
Tomo la toalla y se seco con lentitud, para mas tarde ponerse su uniforme, le tocaba trabajar ese día. Miro con asco el espejo, odiaba aquel maldito uniforme, pero pronto todo tendría fin. Para todo Tokio, y para todo el país. Se ajusto la corbata y salio de allí, no sin antes tomar aquella Death Note que se le fue otorgada a la edad de 8 años, por sus familiares Shinigamis.
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Caminaba por la universidad sin mas nada que tener que aceptar que su derrota de hace 3 años al tenis se repetía nuevamente, con la misma persona, en la misma cancha. Suspiro con pesadez mientras se llevaba a la boca un bombón de chocolate.
Llego a los edificios de estudiantes y mas tarde entro a su cuarto, cerró y encendió el televisor. Zapping, no era algo que le gustase hacer, así que simplemente puso el canal de las noticias. CNN.
Se fijo en el titulo que ponía en la parte de abajo la televisión. Se leía: Trampa Mortal. Frunció el ceño y subió el volumen para escuchar lo que ponían mientras se desvestía.
“El sub. Secretario del estado de Tokio el Sr. Yunn Hamin, ha muerto esta mañana. Según aquellos que vieron el cuerpo y la escena incluida la policía, los únicos comentarios que han dado han sido, la manera extraña de morir que tuvo. El sub. Secretario murió al ponerse delante de la biblioteca y tomar un libro de historia de Japón. La Autopsia no describe problemas de ningún tipo. Según la policía el supuesto libro tenia aquella droga a la que llaman Ántrax, aun así se cree que la muerte del Sr. No fue causada por las mismas. ¿Será otro caso sin resolver de los muchos que tiene la policía en los últimos dos años luego de retirarse el Sr. Yagami? ¿Es una muerte causada o simplemente suicidio? Lo único seguro es que luego de la ola de muertes y sucesos que han pasado por nuestra ciudad debemos tener cuidado de a quien le hablamos, de a quien ayudamos. ¿El propósito de la ola de asesinatos será una manera de alertarnos para que tengamos miedo? …”
Apago el televisor mirándole hastiado, estaba harto de tantas cosas. Si aun no lo habían llamado para resolver aquel caso el no ira a ofrecer su ayuda voluntariamente, además por el titulo que ponía el noticiero sobre aquella noticia esperaba algo mas que la muerte de un sub. Secretario y una ignorante y subjetiva reportera.
Tomo la toalla y se metió al baño. Tendría clases aquella tarde y era el principio de su último año así que no quería llegar tarde, pero tampoco le importaba llegar justo a tiempo.
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Sus manos en su piel, paso las manos por la piel del pelinegro y bajo una hasta llegar a su entrepierna, sonrió al escuchar el gemido ahogado que dio su querido L, el cual aun no le sabia el nombre pero no le importaba. Lo quería hacer suyo, sin gentilezas, sin atenciones, solo de el, Kira.
La punta de su lengua paso por el cuello de L haciendo la respiración entrecortada, la mano en la entrepierna del chico subía y bajaba lentamente sacando jadeos de el. La otra mano estaba en su pezón, su boca recorrió su cuello para mas tarde detenerse donde estaba antes su mano. Mordió el pezón con placer saboreando su sabor y escuchando los ligeros jadeos….
Se levanto sin mas, sentía el bulto de su entrepierna palpitar, ya sabia que deseaba a L. Se mordió ligeramente el labio, estaba a punto de estallar y cualquier roce lo ocasionaría, estaba muy excitado, y no era la primera vez que soñaba con hacerle “Cosas” a L.
Se pasó la mano por el cabello y aun acostado en la cama, dirigió sus manos a la correa del pantalón para desabrocharlo. Bajo el cierre, y una de sus manos paso por su miembro, rememorando parte de aquel sueño que era mas que insano y caliente.
Cerró los ojos sintiendo el roce de sus dedos con aquel miembro erecto y comenzó la danza de arriba abajo, imaginando el roce de esa persona, su lengua, sus dientes, su boca. Soltó un ligerísimo gemido y sus cejas se fruncieron un poco mientras elevaba ligeramente las caderas para al final llegar al orgasmo mas deseado de toda su vida.
Respiro relajado y su cabeza que en algún momento en el cual no se había dado cuenta había subido, bajo hasta la almohada. Le provocaba quedarse acostado allí, pero luego del juego de tenis con el objeto de sus deseos esa mañana se había duchado y dormido y hasta ahora se levantaba.
Se carcajeo, una risa seductora y viril salía de el-Soy un pervertido-dijo levantándose y dirigiéndose por segunda vez al día a ducharse. Mientras pensaba en su objeto de deseos L.
Al terminar se dirigió a buscar a L al cuarto de al lado. Toco la puerta al llegar y espero a que le contestasen. Se escucho el “Esta abierto…” de L y sonrió mientras pasaba.
Le miro y ya no vio al delgaducho L, su encanto había mejorado considerablemente y sus ojeras no estaban, estaba más alto, un poco más musculoso y su cabello negro estaba brilloso y saludable.
Pero su forma de sentarse no se había ido.
-Buenas tardes-Le dijo Yagami Light a L mientras le veía cambiarse, L lo miro con tranquilidad y siempre algo suspicaz, que nunca dejaba de pasar Light mientras se terminaba de poner el polo negro.
-Light, ¿Qué te trae por aquí?-le pregunto L comenzando a peinarse el cabello que le llegaba bien cortado hasta la nuca, en hebras negras azuladas.
-Nada-le respondió sin mas Light, fijándose en que se miraba por tercera vez en el espejo, alza una ceja y le mira burlón-¿Te gusta alguien acaso que tardas tanto delante del espejo?-le pregunta sonriendo de lado.
L le mira un segundo fijamente como sopesando que decirle-Si quieres que te diga la verdad, pues si que me gusta alguien. Pero no es por ese alguien por quien me arreglo.
-Hace tres años no eras tan vanidoso- recordó Light.
-Mis razones tendré…-Termino haciéndole salir del cuarto y saliendo tras el.
Dejando la puerta con toda la seguridad que podría haber con el, el mejor detective del mundo. L. Pues si bien lo que había allí, nadie lo podía saber, peor era que lo encontraran sin saber que era.
Elle sonreía mientras caminaba justo al lado de su peor enemigo.