-etto…Kakuzu…-hablo finalmente
-¿Qué?-respondió secamente el mencionado
-¿T-te puedo ayudar?- el de los ojos esmeralda sabia a lo que se refería…dinero…el de cabello color plata últimamente había estado insistiendo en ayudarle a contarlo, o administrarlo, o simplemente guardarlo.
- No - contestó Kakuzu denuevo duramente
- Onegai…- rogó Hidan
- No -
- Kudasai Kakuzu-San -
- No -
- Kakuzu-Chan, Pretty please with sugar on top..-
- WTF?!...No -
- Por favor -
- Hidan… ¿Por qué no dejas de ser una molestia y te vas a la sala a ver la TV o a hacer algo más productivo? – soltó Kakuzu sin voltear a verlo
- ¿Eso es lo que soy para ti…? – dijo en tono lastimado el albino - ¿…una molestia? –
- No, Hidan, sabes que yo… – dijo finalmente volteando a verlo – yo…- enserio le era difícil.
- ¿Tu que? – dijo casi con la voz quebrada.
- Yo… - Hidan comenzaba a desesperarse, fingir que tu novio te lastimo cuando en realidad no lo hizo no era nada fácil.
- Si eso es lo que piensas entonces saldré de aquí…- soltó finalmente el de los ojos violetas, abrió la puerta de la habitación que compartían en la cueva, salio de esta, la cerro y se apoyo en ella, deslizándose hasta el piso con un suspiro de alivio, que mas bien había sonado como el de una joven enamorada – ¿Que voy a hacer ahora? – se dijo – nada, eso es lo que voy a hacer, esperare a que el se disculpe – entonces se levanto del suelo – iré a la sala a ver que hago – dijo haciendo lo mencionado.
Se dirigió a la sala de estar y se sentó en el sofá a un lado de Deidara, se quedaron un rato viendo la TV hasta que el rubio hablo…
- ¿Y ahora que te dijo? – soltó Deidara a su amigo con una sonrisa divertida
- No se de que estas hablando rubia – dijo tratando de ignorarlo viendo la TV
- Oh vamos ambos sabemos de que estoy hablando, y no soy rubia – dijo dejando salir de sus labios una ligera risa – es la tercera vez esta semana que sales de habitación casi gritando, suerte que solo Sasori-Danna y yo estemos aquí para escucharlo – sin borrar esa sonrisa arrogante que le caracterizaba le dio un suave codazo a su amigo en las costillas para soltar otra risa.
- ¿Y que hay de ti falsa parodia de Cenicienta…? – dijo con mirada desafiante Hidan - ¿…por que no estas con tu “Danna”? – borrando la sonrisa que llevaba, el rubio le dijo en su defensa (n/a: muy tonta defensa)
- ¿Sabias que es de mala educación responder una pregunta con otra?-
- Bu-bueno si pero… ¡Lo hiciste dos veces!... ¡Y seguidas! Haha te ga--
- Baka – Deidara se vio interrumpido por la voz de Hidan, lo miro con los ojos entrecerrados luego movió su cabeza a un lado queriendo ignorarle, con los brazos cruzados como haciendo un berrinche – Deberías hablar con Kakuzu – dijo sin abrir los ojos
- No lo haré…es un maldito avaro, además… hice toda esa actuación porque quería salir de ese cuarto no pienso volver ahí – dijo poniéndose en la misma posición que Deidara.
- No seas niñita – le reto el rubio – esta bien que pareces un vampiro mal hecho, pero Kakuzu no tiene la culpa – dijo para reír y levantarse rápidamente y correr a la habitación que compartía con Sasori.
Deidara tenia razón, no en lo del vampiro, sino en que Kakuzu no tenia la culpa de su actitud tan infantil, Tengo veintidós años, ya ni Deidara es así…creo…, se levanto del sofá decidido a volver a su habitación para disculparse, pero, al momento de levantarse sintió que alguien le abrazaba por la parte de la espalda.
- Lo siento – escucho y volteo para encarar al intruso – lamento haberte dicho que eras una molestia – era Kakuzu
- N-no yo lo siento por haberme comportado como un crío – se disculpo el albino devolviéndole el abrazo, sonrió y le dijo – Gracias –
- Pero creí que solo era un maldito avaro – dijo Kakuzu casi en un susurro.
- S-si pero tu eres el maldito avaro que yo amo – dijo apretando el abrazo.
Se separo un poco solo para verlo a los ojos, pero en lugar de eso lo que no se esperaba eran sus labios sobre los suyos propios.
Se separaron y volvió a abrazarlo – Te amo – formulo en otro susurro el ninja de la Cascada.