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Okonomiyake por katzel

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Notas del capitulo: n.n
Momotaro durmió encima de Ryoma, apretujado entre sus brazos y tuvo el mejor de los sueños.

La comodidad del cuerpo de su prometido superaba con creces al colchón más suave de plumas de ganso de cualquier rincón del mundo.

Estaba tan terriblemente amoldado que aún cuando abrió los ojos no tenía ganas de levantarse.

Algunos rayos de sol escalaron hasta las mejillas de Ryoma y éste se despertó.

- Um...

Momo-chan adoró las largas pestañas que se abrían y la suave tensión de los párpados sobre unos ojos dulcísimos que sólo lo miraban a él.

- Buenos días... Momo-chan... ¿has dormido bien...? oh...

Se quedó sin palabras repentinamente y empezó a sonrojarse.

- Qué sucede...

- Momo-chan tus manos están en... y tu pierna está en...

- Hummmm... no te parece una deliciosa casualidad... R-y-o-m-a-kun

- Pero Momo-chan...

- Seguramente estás pensando en algunas cosas... Ryoma... y créeme, todo, absolutamente todo lo que tú estás pensando es posible... no importa lo bizarro que luzca en tu mente... podemos plasmarlo sobre este futón...

El prometido mayor lanzó un suspiro con vapor cálido que delataba su entusiasmo.

- Pero es un poco salvaje...

- Definitivamente lo quiero... salvaje...

- Con los cabellos desordenados... y el rostro divino de Momo-chan... yo solo puedo... yo solo puedo...

- Si... ohhh ¡hazlo, Ryoma...! ¡no te prives de nada!

Ryoma lo miró con gran decisión y lo cargó frontalmente haciendo que Momotaro amarre las piernas a su cintura.

- Ahí vamos... lo siento Momo-chan, pero tu belleza es demasiada tentación para resistir más...

- Wiiiiiiiiiiiiii

"En serio él va a..."

"Nunca creí que sería de día, siempre imaginé que me tocaría de noche"

"Bueno, para empezar pensé que sería con una mujer así que no puedo hacerme el remolón..."

Fue depositado sobre la mesa del tocador.

"Este será el teatro de nuestra pasión..."

"Justo delante del espejo... oh, Ryoma kun... realmente eres un pillín"

Juntó las dos manos en puño bajo la barbilla y movió la cabeza de un lado a otro mientras cerraba los ojos.

"kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaa"

Entonces Ryoma empezó a cepillar sus cabellos con suavidad.

- Momo-chan ¡daisuki!

- ¿Are?

- Disculpa mi atrevimiento... pero... pero... Momo... por qué pones esa carita...

Momotaro se arrugó como un viejito enfadado.

- ... sólo ibas a cepillarme el cabello... juuum...

- Jijijiji..., Momo-chan se ve tan cómico así... parece un mapache molesto...

- ¡Baka! - arrojó el peine lejos de sí.

Se bajó enfadadísimo y fue a cambiarse.

- Pero Momo-chan...

El uke frustrado salió dando un portazo.

"¿Acaso tengo que enviar señales de humo para que entienda lo que quiero?"

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Momotaro trataba de colocar las mesas y las sillas. El puesto era grande y abarcaba buena parte de la cuadra, la cocina estaba en un kiosko bien dispuesto y los sacos con los ingredientes descansaban allí esperando las manos de ambos cocineros.

- ¡Te ayudaré, Momo-chan...! ¡Sólo espérame!

Poniéndose exactamente tras de él colocó sus manos a cada lado y sin problemas puso la mesa en su lugar.

La ligera inclinación al bajar los dejó con un saldo de un Ryoma casi montando un Momo-chan.

- Ryoma... um...

Mil ideas se disparaban como chispas de luz en la mente del chico Kamiya... entre ellas que el peso de su prometido se sentía demasiado agradable.

- ¿Colocamos la otra mesa? - preguntó Ryoma sonriente.

- Uhu...

Se repitió la operación una y otra vez hasta completar la cuenta de diez y Momotaro ya estaba con la lujuria a flor de piel.

- ¿Estás bien...? Momo-chan... - le puso una mano sobre la frente - ... creo que te está subiendo la temperatura.

Por toda respuesta Momotaro saltó sobre él yendo a parar al piso.

- Y quién crees que tiene la culpa de mi calentura...

- ¡Momo-chan!

Momotaro le dio a Ryoma un beso que fue cálido y vivamente apasionado.

Éste se mostró agradablemente sorprendido.

Puso sus manos sobre las mejillas del pequeño prometido.

- Amor...

Una breve palabra hizo que Momotaro enrojeciera muchísimo más y sintiera ganas de llorar de felicidad.

Como una tenaza se sujetó a la flexible cintura de Ryoma.

- Ryoma...

Pisadas desconocidas amenazaban con interrumpirlos.



- ¡Haaaaaaaiiiiiiiiiiii! ¡Disculpen! ¡Quién atiende aquí! ¿ya está abierto el puesto? - gritaba una mujer joven.



- ¡Nuestro primer cliente!...- se movió Ryoma -... deberíamos empezar a trabajar ya ...

Momo no se movió un milímetro.

- Podemos abrir un poco más tarde... ahora deberíamos dedicarnos a...

- Etooo... ¿no podría ser para después?

- ¡Luego! ¡Luego! Crees que esto es algo que se puede cortar por que si...

- Demo... es la primera persona...

- No importa...

- ¡Momo-chan!

- Que se vaya a comer a otro lado... aquí estamos harto ocupados.

- ¡Pero si aún no hemos hecho nada!

- ¡Precisamente por eso estamos ocupados!... por que no hemos hecho nada...


- ¡Pervertidos! - gritó la muchacha cuando los encontró así entreverados.


- ¡Espere!

- ¡Váyase!

- ¡No, espere!

- ¡Fuera!



El primer comensal huyó despavorido.


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Costó mucho que Momo se pusiera a trabajar y más aún que dejara de perseguirlo por todo el kiosko.

Incluso si llevaba la sartén en la mano, Momotaro iba tras Ryoma que tomaba las órdenes.

Cuando cambiaban lugares estaba metido en la cocina acosándolo con la pala de okonomiyake en la mano.

Y al iniciar cualquier movimiento, Momo lo hacía de una manera erótica y plástica que desprendía brillo de todo su cuerpo para que se le antojase a su novio.

Éste volteaba sonrojado y se encargaba de la comida.



Tuvieron buena acogida en su "día de prueba".

A cada rato se les veía corriendo y preparando rápidamente los platillos deliciosos.

- ¡Un okonomiyake con mochi!

- ¡Haiii yorokonde!

- ¡Un okonomiyake con salsa mixta!

- ¡Haiii yorokonde!

El pequeño trataba de cruzarse con Ryoma todo el tiempo o fingir un choque para que él terminara tocándolo por algún lado.

- ... Momo chan... ¿podrías moverte un poco más?

- Ryoma kun... yo puedo moverme muchísimo más...

- Me refiero a que me des un permiso para salir...

- Para salir y entrar... salir y entrar... salir y... entrar!!!! las veces que sean necesarias...

- ¡Momo chan!... no hables así... parece que estuvieras diciendo cosas perversas...

- ¡Oishhhhh! ¡Me das jaqueca!

Cuando estaban muy cerca llegaba otro incómodo pedido.

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Como todo uke filósofo, Momo comprendió que tenía que propiciar un momento especial con alguna pequeña ayuda.

Una de las imágenes que más se le venía a la mente era la del corte del dedo en la cocina.

Consideraba que si se cortaba por casualidad Ryoma le succionaría la sangre y de inmediato cerraría el puesto para ir volando a la recámara, idem... al lecho y a XXX

Momo necesitaba hacerse una leve tajadita.

Sólo que era muy cobarde para tal sacrificio y terminaba alejando el cuchillo de sí mismo, además no podía ver sangre sin desmayarse.

"Es pequeño el sacrificio... vamos... ¡Kamiya Momotaro!... es por tu felicidad..."

Titubeaba balanceando el cuchillo aquí y allá, aquí y allá...

"Mejor no... seguro que duele..."

Entró corriendo Ryoma llevando gran cantidad de platos.

- ¡Gomen na!

Y sin querer empujó a Momo que se corto de verdad pero no tan levemente como habría querido.

- BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

- ¡Momo-chan! ¡Momo-chan!

El pobre tenía rostro de papita y ojos enormes llenos de lagrimones.

"Ohhh no... me desangro... voy a morir..."

Ryoma lo tomó entre sus brazos.

Momo echó la cabeza hacia atrás y con los ojos entrecerrados el mundo se le nubló.

"Cierto... soy un soldado caido en la batalla... antes de irme de este mundo podré ver el rostro de la persona que amo..."

Entonces los labios de su novio calmaron su dolor besando la herida y bebiendo su sangre.

"Cálido... amable... así es Ryoma... así me gusta sentirlo..."

Volvía en sí.

"Eso quiere decir que nosotros..."

Algo ajustado le empezó a dar vueltas al dedo.

"¿Are?"

Ryoma construía la pelota de venditas más grande del récord guiness.

- ¡Momo-chan...! ¡Yo te salvaré!

- ... qué diablos estás haciendo

"Se supone que lo mantendrías entre tus labios mucho más tiempo..."

- Envolviendo tu dedo... y...

- Baka...

- ¡Pero Momo...!

- ¡Ryoma bakaaaaaaaaaaaa!

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Al terminar la tarde de su primer día de prueba, Momotaro estaba tan vestido y alborotado como en la mañana.

"Me estoy cansando... dónde está mi voluntad de hierro ahora..."

"... padre... dame tu fuerza..."


- Qué guapo que es el dueño del puesto - escuchaba decir a todos los que llegaban.

- ¿El chico que le ayuda será su novio? - preguntaban unas amigas consultándose entre ellas.

- No lo creo... está muy por debajo de él..., no llega a los talones del príncipe del okonomiyake... verás cuando inauguren este puesto oficialmente... todas las chicas vendrán corriendo...

"Pero qué..."

Lo iban enervando mientras pasaba el día.

- Pero qué poco abolengo... ni siquiera tiene un apellido de renombre...

- Y que torpe, se le han caído ya algunos platos, ¿lleva tenazas o manos?...

- Prefiero que me sirva el joven guapo a que me atienda el enano estropeado...

- Es lógico que el príncipe no haga caso a sus insinuaciones...

"Será por eso que Ryoma no quiere... pero él dijo que yo le gustaba"

"Tan extraño será que alguien como yo le guste..."

"Fue él quien se declaró primero..."

"Y si cree que es un error..."

"Si luego dice que se equivoco"

Ahí perdió la paciencia.

Se trepó sobre la mesa central y abrió los brazos al cielo.

- ¡TODOS SE VAN DE AQUÍ! ¡SE CIERRA HASTA MAÑANA! ¡LARGOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡ABUUUUUUUUUUUUR!

La gente escapó del extraño monstruo Momotaro y su pala rodante.

Ryoma justo salía con un plato.

- ¡Momo chan!

- ¡Qué!

- Mira lo que has hecho...

- Ohhh Ryoma, deja de jugar al niñito responsable por un segundo...

En ese momento el príncipe del okonomiyake levantó a Momotaro en el aire y lo puso sobre una silla alejándolo de sí.

- ¡No se trata de jugar al niñito responsable!

- Ryoma...

- ¡Cuando se trata de nuestro futuro, no juego al niñito responsable...! ... ¡cuando se trata de lo que tengo que hacer a tu lado no es un juego! ... si es por el futuro de los dos... tengo que tomármelo en serio... quiero cuidarte

- Ryoma...

- Yo... todo el día estoy pensando en hacerte cosas... todo el tiempo... veo los labios de Momo-chan y sólo quiero besarlos... veo las manos de Momo-chan y solo quiero tenerlas entre las mías... casi no puedo soportarlo...

- ¿si?...

- Si...pero no quiero que Momo-chan piense que yo sólo quiero su cuerpo... yo quiero conocerlo todo... tener su magia... aprender la mínima cosa para amarlo tal y como se debe... no quiero que piense que es una simple ilusión... yo necesito a Momo-chan... desde que le vi... dormir abrazado a él... respirar su aliento ¡es como estar en el cielo!

- Ryoma... entonces... ¿no crees que soy poco para...? o que soy poco atractivo...

- ¡Jamás...! Momo-chan es perfecto... quien no le llega a los talones soy yo... por eso todo el día he preparado mis mejores platillos para impresionarlo...

"Él siempre ha estado esforzándose para que yo note otras cosas... para que lo admire... y lo quiera... tiene miedo de ir muy rápido conmigo por que piensa que podrìa olvidarlo..."

- Ryoma...

- Momo-chan...

Los ojos de Ryoma le hacían enrojecer...

- El puesto está cerrado... hay un lugar al que tenemos que ir.

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- Nooo... um... - Momotaro se retorcía sobre el futón mientras Ryoma mordía su cuello.

- ¿No?...

- ... n o... um...

- ¿No...? ¿Deberia detenerme?

- Si paras te juro que te mato... ahora sigue... vamos... um... así...

- A Momo-chan le gusta mucho que lo bese...

- No digas cosas como esas...

- Si... le gusta mucho... vaya que sí... y también que lo toque así...

Momo sintió cómo le rozaban la intimidad de una manera firme, excitante, caliente.

- Ahhhhhhhhhhhhh

- Si... a Momo-chan le fascina que su amado le preste atención sólo a él... y le haga muchas cosas, por que es un uke pervertido...

El rubor cubrió al muchacho y se tapó la cara.

- No lo digas así... es tan vergonzozo...

- No lo es... a mí me parece adorable... adoro la forma en que te sonrojas... desde aquí... hasta aquí...

Bajaba con sus labios para ser más específico y marcar la ruta sobre su piel.

- Ryo... aaaaaa

- Esa voz es tan bella.

Las manos de Ryoma continuaban haciendo su trabajo de amasamiento.

Momo envidiaba a la harina que tocaban todos los días por que le parecían sumamente maravillosas.

Y llegó un momento en que no pudo más.

Tanto toqueteo lo llevó a la montaña del goce.

"Esto ... um... es... ¡El monte Fuji!"

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Ryoma prestaba atención particular a su entrepierna húmeda.

- ¿Qué ha pasado, Momo-chan? ¿Por qué has gritado? ¿Te hice doler algo? ...

- ¡No me mires así...!

- Honto gomen nasai... es cierto... luego de nuestra primera vez tengo que ser muy gentil contigo...

- Nuestra primera vez...

- Si... acabo de estrenarme como seme... nee... no ha sido tan difícil como creí... estaba muy nervioso, pero parece que lo he hecho bien... ahora durmamos juntos muy abrazaditos...

"Un momento... este es el preámbulo y Ryoma habla como si fuera todo... "

"No puede hablar en serio"

"No creo que exista alguien en el mundo con ese grado de ingenuidad"

"Que no tenga la menor idea de cómo..."

- Momo chan ¡daisuki!

- ¡Daisuki!... pero tienes que continuar...

- zzzzz.... zzzzz.... hum hum... daisuki... dai...

- ¡Eyyyyy! no, no, no te duermas... Ryoma... Ryoma... noooooooooooooooooooooooooooooo.

Por culpa del dedo cortado de Momo, el novio tuvo que trabajar el doble durante las últimas horas y estaba rendido.

- ... se quedó dormido...

"Este es el reto más terrible que me ha tocado vivir... pero soy un hombre que no se rinde... que sigue adelante en sus firmes convicciones... yo convertiré a Takahashi Ryoma en todo un semental"

"¡O moriré en el intento!"

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