3…2…1… ¡Feliz año nuevo!
La gente grito, al ver que el minutero del gran reloj marcaba las 12 de la noche. Cada quien abrazo al conocido que tenia mas cerca, mientras la champaña volaba por el cielo y los fuegos artificiales se hacían presentes.
Allí estaba yo, mirando la pirotecnia, empapando mi cuerpo con ese licor que caía del cielo por los tipos emocionados que lanzaban champaña al aire.
Había ruido, mucho ruido… Y yo no abrazaba a nadie. Estaba sumido en mis pensamientos… Estaba solo “disfrutando” de ese año nuevo.
No podía decir que era completamente feliz, me había peleado con la única persona que valía la pena en este mundo, mis amigos pasaban las festividades en quien sabe que lugar de Japón. Estaba solo…
Era uno de los pocos años nuevos que pasaba solo.
~Flash back~
¡3…2…1…!
Tenía 18 años. Miraba el cielo, esperando la pirotecnia. No tenía a alguien de mi familia o algún conocido a quien abrazar dicho día. Seria el primer año nuevo solo… Solo yo y mis botellas de champaña en casa, que curiosamente había olvidado traer al lago donde se lanzaban los fuegos de artificio. El lugar se oscureció y dieron las 12.
Todo el mundo se abrazaba, todo el mundo brindaba, todo el mundo decía ¡Feliz año nuevo! ¡Kampai! Menos yo…
Estaba sentado en el césped con la mirada elevada, miraba el espectáculo multicolor que tenia frente a mis pupilas castañas. Unas ganas de llorar se me vinieron encima. Yo no era de esos tipos que podía aguantar estar allí solo.
Me levante, dispuesto a irme a pesar de que quedaban a lo menos 25 minutos de pirotecnia. Y fue allí cuando te vi, con una bandita tapando tu nariz, y una copa de champaña en frente de mí.
-Feliz año nuevo… Shima.- Me dijiste, sonriendo, esa sonrisa hermosa que solo tu podías tener y con esa voz perezosa. Sonreí, y apunte ese pedazo de tela en tu nariz.
-¿Qué es eso?- Pregunté, recibiendo la copa de champaña, para golpearla levemente con la tuya y tomármela de un solo trago. -¿Por qué ocultas tu nariz?-
-Sabes que la odio.- Respondiste, tomando un leve sorbo de ese licor festivo. Fruncí el ceño, cruzándome de brazos.
-Si no te la quitas… No te doy el abrazo.- Dictamine tajante, con una media sonrisa en mis labios. Suspiraste y te la quitaste, amarrándotela a la muñeca. Sonreí ampliamente tomándolo de un brazo, atrayéndolo hacia mí en un efusivo abrazo. –Feliz año nuevo Aki-chan.- Le susurre, mientras escondía mi cara entre sus rubios cabellos teñidos.
-Feliz año nuevo Shima…- Volviste a decir, acariciándome la espalda. Nos separamos y nos miramos a los ojos. Inundándonos cada uno en la mirada del otro. Nuestras caras se fueron juntando, y ninguno opuso resistencia.
Fue nuestro primer beso… Y mi primer año nuevo contigo.
~Fin flash back~
Ahora estaba allí, solo… Mirando las luces multicolores. No recordaba el hecho de haber discutido fuertemente contigo, de seguro… fue por algo estúpido. Siempre me he preguntado como nos aguantamos, siendo que somos tan duales…
Me senté en el césped como aquella vez, solo que tu no vendrías a sacarme de allí, con una copa de champaña y una sonrisa boba.
La oscuridad daba un ambiente perfecto APRA que nadie me reconociera entre la multitud, no creía que alguna fan loca pasara por allí y me reconociera… No eso no seria posible.
Mire la pirotecnia tranquilamente… Ruidosa, ensordecedora, y la gente hacia cada vez mas ruido. Como dice la tradición china… Entre mas ruido, mas pronto se irán las malas vibras del año anterior. ¿Eso quería decir que nuestros dramas se irían con ruido? Que estupidez…
A la media hora, el espectáculo acabo, y el lugar se volvió tan luminoso como hacia minutos atrás. Me levante, desganado… No quería aparecer por mi departamento para verme completamente solo. Aunque… pensándolo bien, podría llegar y embriagarme a mi gusto. Esa idea me agrado, camine rápidamente hacia mi departamento, que quedaba unas cuadras de allí.
Saque uno de mis cigarros favoritos para acompañar esa solitaria noche, me agradaba como la nicotina mataba mis pulmones lentamente, era fascinante. Camine disfrutando de mi cigarro mentolado, mientras doblaba esquinas, mirando las casas iluminadas por los brindis y el alcohol…
Llegue a mi edificio, apagando el cigarro antes de entrar. Salude al conserje, pobre hombre, tenia que trabajar en estas fechas. Le susurre un “Feliz año nuevo” y me adentre en el ascensor, lo que mas quería ahora, era llegar, tomar una gran botella del primera bebida alcohólica que se me cruzase y bebérmela toda durante la noche.
Llegue a mi puerta, saque las llaves de mi pantalón y entre. Estaba oscuro, solo la tenue luz de la luna se colaba por la ventana.
…Me equivoque…
Una tenue luz roja se apodero de mi departamento, mientras unas suaves manos me tapaban mis ojos. Tu esencia era única, supe quien era la persona quien apresaba mis ojos. Trate de voltearme, pero el fue mas rápido, tirándome a un sillón destapando mis ojos antes de esa acción brusca.
Lo que vi… me dejo sin aire. Tu pelo rubio desordenado, tu cara levemente sonrojada, y tu nariz al descubierto… No llevabas esa molesta tela en la nariz. Me fije en tu vestimenta, eras una rara combinación de una “wa*” Lolita y una “ero” Lolita que simplemente me fascino. Llevabas un kimono negro con rojo corto, con un delgado obi color negro con franjas rojas por tu estrecha cintura. Tu falda llegaba hasta los muslos dejando ver unas hermosas ligas de color negro. No llevabas zapatos, lo que te hacia ver adorable.
-Reita…- Murmure, embalsamado por esa perfección que tenia frente a mis ojos. Posaste uno de tus largos dedos sobre mis labios, renegándome con la cabeza.
-No digas nada… se que parezco ridículo… Pero es para que te des cuenta que te amo y que la pelea idiota que tuvimos paso al pasado.- Sus mejillas enrojecieron cuando vio que mis labios besaban sus dedos, dándole a entender que me había olvidado esa estúpida discusión… Se alejo de mi, yéndose al equipo de audio, encendiéndolo… La música sensual se apodero del lugar.
Te situaste frente a mí, moviendo tus caderas sensualmente. Que ganas tenía de tomarte y besarte para no soltarte jamás, pero me contuve, quería ver que tramabas con todo esto. Te volteaste, dejándome ver el nudo de tu obi, apuntándolo… Lo tome delicadamente con mis dedos, desanudándolo para dejarlo caer luego.
Te volteaste mirándome con esos ojos impregnados en lujuria. Te movías tan sensualmente que me perdía en tus movimientos. No se en que momento, te tomaste la parte de arriba de aquel kimono, dejándolo caer por tus hombros como en cámara lenta para luego extenderme tu mano.
-Shima… ¿Me ayudas a quitarme esto?- Preguntaste, llevando mis manos hacia el corte de tu kimono-vestido, haciendo que lo jalara hacia abajo…
-Hmmm… Te veías lindo con kimono…- Susurre, haciendo presión en esa prenda, dejándola caer.
-Es que ahora…- Alejaste mis manos de tu cintura, mientras tus dedos se fijaban en los botones de mi camisa, abriéndola lentamente. –Ahora Shima, se viene la parte buena.
Mi camisa voló por los cielos, y la música se hacia cada vez mas rápida. Tus manos contorneaban mi pecho dando suaves masajes. Movías tus caderas al compás de la música mientras me utilizabas como un verdadero caño. Subías… bajabas… Todo en un exquisito baile sensual que me estaba cobrando la poca cordura que aun me quedaba.
La música terminaba y tu boca se daba un completo tour por mi blanquecino cuello, subiendo por el mentón, hasta acabar en mis carnosos labios, uniéndonos en un dulce beso que a los segundos se transformo en uno lleno de pasión.
Vi como te separabas de mí y recogías tu diminuto kimono. Te mire con una ceja enarcada al ver que procedías a irte de allí a encerrarte en mi habitación a hacer quizás que cosa… Pero ¿Acaso me dejaras aquí solito con el tremendo calor que me cargaba entre mis piernas? Eso era crueldad…
-¡Hey!- Te ataje de la cintura acercándote a mi cuerpo, posando mi mentón en uno de tus hombros. Pude ver como tus mejillas se teñían ferozmente de un color carmín. -¿Dónde crees que vas, mi pequeña geisha?-
-¿Eh? ¿Pequeña? Sabes que esto es demasiado vergonzoso para que además me llames de esa manera… Suéltame…- Reita empezaba a forcejear en mi abrazo casi posesivo… Sonreía tímidamente a pesar de que sus ojos denotaban un poco de miedo. Sonreí perversamente…
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-¡Ah! ¡Uruha me duele!- Grito Reita al sentir la intromisión en su estrechez. Le bese los labios como tratando de tranquilizarlo. Le embestí un par de veces para que el rubio bajo mi cuerpo se acostumbrara. Olvide completamente el hecho de que… era la primera vez que cambiábamos roles. -¡Primera… y! ¡Ah! ¡Ultima vez que eres seme!
-Eso dirás tú mi pequeña geisha… Pero te gustara tanto que luego pedirás más…-
-¡Empieza de una maldita vez…!- El rubio se desesperaba ante el hecho de quedarme quieto dentro de su estrecha cavidad que me embriagaba. Le sonreí con lujuria, empezando ese rico vaivén.
Los gemidos iban y venían inundando mi habitación, si no fuera por que la mitad de mis vecinos celebraban hasta altas horas de la noche con su música a un volumen altísimo, estaría preocupado del hecho de que me escucharan gemir junto a Reita… Y realmente lo que menos quería era demandas por ruidos molestos, yo solo quería marcar como mío a este chico que yacía entrelazado a mi, enterrando sus uñas en mi espalda, casi gimiendo en mi oído. Creando una hermosa melodía que solo nuestro amor podía entender.
Nuestros cuerpos brillaban por el sudor que de ellos emanaba, mientras nuestras caderas se movían sincronizada y frenéticamente buscando la perfección de posición. Cada embestida lograba calar hondo en esa estrechez exquisita que solo mi “geisha” me lograba dar, aquella que solo logre dándole a entender que el era solo mío… ¿Quién diría que enojándonos podía tocar el cielo?
Escondiste tu cara entre mis cabellos al sentir tu esencia esparcirse entre los dos, mientras que yo aun me mantenía en esa verdadera batalla campal. No duro mucho cuando un fuerte gemido salio de mi boca y acabe dentro de ti, uniendo nuestros labios en un último beso antes de caer rendidos en la cama desordenada. Salí de tu interior y te bese la frente, regalándote una sonrisa.
-Feliz año nuevo… Shima.- Dijiste antes de caer rendido por el sueño, escondiendo tu cara en mí pecho.
-Feliz año nuevo… Mi pequeña Geisha.-
Al final de cuentas el único que importa aquí eres tú…
El único que puede hacerme sonreír en esta fecha eres tú…
Y al final de cuentas, toda mi vida, la mereces… tú.
~Fin~
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