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Me Cuesta Creerlo por YuukiC

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Notas del fanfic:

Bueno, el primer fanfic que subo. Espero que les guste.
Ni los personajes ni Death Note me perteneneces, son de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata.

Era un día común, como los anteriores.

Junto con Mello, pasábamos nuestro tiempo de ocio sentados en algún rincón apoyados en la pared. Cada uno en lo suyo; yo, en mi videojuego y él, con su infaltable barra de chocolate.

Había un silencio casi sepulcral, exceptuando los ruiditos de mi PSP, el cual un chico; que entraba por la gran puerta que daba al patio; rompió proponiéndonos jugar a las escondidas, ya que les hacía falta algunos participantes más.

—No. —le respondió Mello secamente. Pero yo si quería salir de mi "interesante" rutina. De todas formas miré al rubio; siempre andábamos juntos y si por alguna razón debíamos separarnos, simplemente no lo hacíamos, exceptuando las veces en que era provechoso para mí mejor amigo.

—No, gracias. —respondí de forma más amable que mi rubio amigo. Sé que él notó mis ganas de salir a jugar, pero ya no importaba.

A los segundos se acercó una chica. Estaba agotada, como si hubiera recorrido todo el orfanato para encontrarnos.

—Roger te necesita de inmediato en su oficina. —manifestó cuando pudo recobrar algo de aliento. Mello me miró extrañado y yo le devolví el gesto; era raro que el director lo necesitara; a no ser de que hubiera tenido, anteriormente, alguna pelea con Near, su eterno rival.

—Ya voy... —Le dijo con la intención de que ella se marchara, y cuando lo hizo, me miró.— Ve a jugar con ellos, no te preocupes. —anunció mientras se alejaba.

Guardé mi PSP en el bolsillo y salí corriendo al jardín en busca de los chicos. Me entretuve mucho escondiéndome, aunque mis cabellos rojizos me jugaron levemente en contra, ya que, entre los matorrales y árboles resaltaban. De todas formas corría tan rápido como se me era posible, aunque las carreras que debía dar no eran mi fuerte. Así estuve más de una hora en donde no vi al rubio.

Ya cuando empezaba a atardecer, el juego terminó. Estaba sudado y preferí darme una ducha antes de ir a mi habitación; que también era la de Mello.

El rubio de ojos verdes ya estaba próximo a cumplir 15 años, y todos sabían que al llegar a esa edad, el sujeto debía abandonar el orfanato a buscar su lugar en la vida. Mello también era conciente de ello y del hecho de que aprovecharíamos juntos su tiempo de estadía, que cada vez se hacía más corto.

Una vez me prometió que cuando yo cumpliera mis 15, es decir, en unos cuantos meses más, vendría a buscarme para irnos juntos y seguir siendo los mejores amigos que somos. No puedo imaginar la vida sin su presencia.

Para sorpresa mía, al entrar a la habitación, no había nadie. Curioso, quizá se halla entretenido con algo o alguien. Salí a buscarlo: pasé a la biblioteca, quizá Roger le dió algún trabajo que hacer; no estaba. Al comedor, quizá le haya dado hambre; no estaba. En los baños, ¿necesidades biológicas?; tampoco estaba. Ya seguro de haber recorrido cada metro cuadrado del edificio, comencé a preocuparme ¿habrá tenido algo que ver Roger?

En la sala principal se encontraba Near; el chico albino y el más aplicado, frío e inexpresivo de todo el lugar; armando un complicado rompecabezas. Ah, y el ya nombrado rival eterno de mi gran amigo.

—Near. —dije llamando su atención— ¿Has visto a Mello?
—Se fue hace un buen rato. —respondió ásperamente y sin titubeare. Quedé estupefacto.
—¿Qué? —atiné simplemente a decir, no podía ser cierto, pero... de alguna forma tenía sentido.
—Luego de que Roger nos dijera que L ha muerto se fue del lugar, creí que lo sabrías. —agregó finalmente, y sus palabras quedaron haciendo eco en mi cabeza ¿L muerto? ¿Mello se fue?

De un momento a otro estaba en nuestra habitación, no, ahora es sólo mía. No sé como llegué, hace unos segundos estaba conversando con Near y... Dios, no pudo haberse ido así como así. Abro su armario, sus cosas siguen aquí, sólo falta una de sus chaquetas. No, él no se ha ido. ¿Por qué mi corazón se angustia tanto? Cierro la puerta y me recuesto en la cama. Mi vista se va nublando por las lágrimas que quieren salir, no, es mentira. Las gotas saladas resbalan por mi rostro cada vez en mayor cantidad.

No sé cuanto tiempo he estado aquí llorando, ni tampoco sé si realmente lloro por la muerte de L, nuestro ejemplo a seguir, o por la ida de Mello, porque me ha dejado aquí, solo. Sin siquiera despedirse ni asegurarme un "Volveré, no te preocupes", ni poderlo abrazar y desearle buena suerte o decirle un... un te quiero, uno de corazón, que sobrepasa la amistad. Nunca creí necesario mencionarle que lo quería más que como un amigo, creí que sólo bastaba estar incondicionalmente junto a él. Me cuesta creerlo..

De momentos miro hacia la puerta para asegurarme de que entra, que tú entras y me dices "Hey Matt ¿Por qué lloras? ¿Acaso le has creído a Near que me fui?", y yo me levantaría, correría hacia ti y te abrazaría; un abrazo apretado para recompensar las horas que no te tuve a mi lado, todas las lágrimas que falsamente derramé por creerle al enano albino, quizá en ese momento te diría "te quiero" o te besaría en la mejilla, o más cerca de la boca, quién sabe. Todo dependería del momento. Pero no, cada vez que miro está lo mismo: la puerta cerrada, y el lugar solitario. Me haces falta.

—¿Dónde estás? —pregunto desesperado y con un hilo de voz. El silencio me agobia ¿dónde te podría buscar? Quizá donde estés en este momento: a unas cuadras de aquí, en otra cuidad, en otro país... ¿tendrás algún lugar en donde pasar la noche? No me cabe en la cabeza verte en las calles sin donde quedarte.

¡Maldición, Mello! Sabes que no me gustan ese tipo de palabras, pero aunque sea vagando me hubiera gustado ir contigo, ¡aunque muriera de hambre por la mierda!, ¿cómo no te diste cuenta?

Ahora que lo pienso, no llevas ni un solo día fuera de este lugar y yo ya no lo soporto. Te extraño de una forma que nunca nadie se podría imaginar. No sé que haré sin ti.

Nadie ha venido a preguntarme que ocurre, pues lloro en silencio. Mis parpados pesan y duelen ¿dónde estás Mello, en esta oscura noche?, ¿tendrás suficiente chocolate?, ¿me extrañaras de la misma manera en que yo lo hago?, ¿vendrás acaso a buscarme cuando cumpla mis 15, como prometiste? Te hecho tanto de menos...

¡Soy un estúpido! Si no hubiera salido a buscar a esos chicos para jugar a las malditas escondidas y me hubiera quedado en nuestra habitación, te hubiera visto y fugado contigo, aunque no quisieras. Estaría a tu lado, y nadie me podría negar eso...
Notas finales: Ojalá les haya gustado. Cualquier comentario es bien recibido.
Gracias por leer :)

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