La lluvia golpeaba fuertemente la ventana, pero adentro dos personas vivían las escenas más escalofriantes de sus vidas.
Uruha se encontraba amarrado de pies y manos en una silla, mirando en primera fila como golpeaban, cortaban y desgarraban la lisa y tersa piel de su pareja. Lloraba, gritaba y suplicaba por la vida de aquella persona que veía retorcerse de dolor con cada una de las cortadas que le producían, el corazón se le partía en miles de pedacitos al verlo, ¿porque la tortura no era para el?, ¿que tanto habían hecho para merecer esto?, acaso ¿era de tal magnitud el pecado de amar a la persona del mismo sexo para merecer esto?, no, no lo entendía.
El victimario disfrutaba de cada corte provocado a esa piel, disfrutaba ver las expresiones de dolor en su víctima, pero disfrutaba aun más todos los gritos y suplicas por parte del otro, lo que lo animaba a seguir continuando, a seguir maltratando y a probar los límites del dolor, se preguntaba ¿qué tanto podría soportar?, eso lo averiguaría muy pronto.
- Apuesto a que quieres conocer a tu novio por dentro, yo seré bueno y te mostraré su corazón –reía estruendosamente, aquel hombre extraño para la pareja-
- no por favor –lloraba a más no poder- déjalo en paz, no aguantará mucho
Cuanta razón tenía, pensó la víctima, Aoi, estaba llegando a sus límites, el dolor que sentía en cada centímetro de su cuerpo se estaba volviendo cada vez más insoportable, no sabía como estaba resistiendo, quizás sea el deseo de ver hasta el último momento el rostro de su pareja, sabía lo que venía, la muerte ya susurraba palabras a su lado, no podría escapar…
Sintió un último corte en su pecho, muy cerca de su corazón y una mano adentrándose por ese espacio ahora abierto, un último grito de dolor escapó de su agonizante garganta, se desvaneció y cayó al frío suelo, tiempo más tarde sintió los cálidos brazos de Uruha, rodearlo con cariño
- amor resiste, todo saldrá bien –
le dijo con una bella sonrisa, pero sabía que eso era un mentira, podía sentir como su órgano más vital para existir se encontraba fuera de su pecho, un tirón muy fuerte lo hizo gemir en agonía y aferrarse al pecho de la única persona que lo quería sobre la faz de este mundo que estaba a punto de dejar, abrió los ojos para poder ver su rostro teñido de miedo y horror, sintió como apretaban su corazón y un último tirón desgarrando las arterias que aun lo unían con su corazón. Murió admirando su rostro.
Un alarido de dolor por la pérdida de su amante salió de su garganta, ya no podía hacer nada, había muerto, delicadamente cerró sus ojos y lo depositó suavemente sobre el suelo, tomó el cuchillo del agresor y fijó su mirada en él, vio como disfrutaba bebiendo la sangre de un corazón ahora desligado de un cuerpo, se abalanzó contra él y le insertó el cuchillo en la garganta, comenzó a darle vueltas haciéndolo gritar de dolor, las lágrimas recorrían su rostro, no lo soportaba, ¿tan grande era la pena por haberte perdido?, claro que lo era, aun más de la forma en que ocurrieron las cosas.
Había muerto, el infeliz había muerto, arrastró su cuerpo por la casa y lo lanzó a la calle, ahí los perros lo desgarrarían y comerían, muy pronto comenzaron a aparecer los primeros canes atraídos por el olor a sangre.
Volvió a entrar, se lavó las manos y fue donde el cuerpo sin vida de Aoi, lo tomó entre sus brazos y comenzó a arrullarlo, como tratando de calmar el dolor, a su arrullo se adjuntaban las campanas de una iglesia que comenzaron a sonar sin motivo, produciendo un eco entre la fría y silenciosa noche, pudo escuchar un canto a lo lejos, no podía soportar esa situación, vio su imagen relejada en un gran espejo, le lanzó un candelabro, quebrándolo, los trozos saltaron en todas direcciones, uno muy grande quedó muy cerca de él, lo tomó entre sus manos, besó unos labios ahora fríos y pálidos, susurró un último te amo y lo clavó en su cuello, su cuerpo ahora sin vida caía al suelo, abrazando al cuerpo en iguales condiciones, un relámpago iluminó la habitación, dejando a la vista la escalofriante escena.
—CORTE—
- muy bien chicos quedó grandioso
Ambos se levantaron del piso, agradecieron de igual manera y fueron a limpiarse, la última escena había llenado de verdaderas lágrimas sus ojos, por lo que el castaño se retiró rápidamente del staff, ¿porque le ocurría eso?, era solo una película, había hecho tantas antes, pero claro, ninguna protagonizada con su verdadero novio.
Muy pronto llegó Yuu, lo buscaba, cuando lo vio llorando en el suelo, se aproximó rápidamente a él, lo rodeo entre sus brazos y:
- amor ¿que ocurre?
- Yuu… -correspondiendo el abrazo- estoy muy asustado, hacer las últimas escenas me llenó de una angustia en el pecho
- tranquilo Shima, es solo una película nada más, no es para que te pongas así, tranquilo ¿si? –limpiando las lágrimas que aun seguían su camino por las mejillas del castaño-
- esta bien –le da un suave beso-
- besas tan rico –le dice con una bella sonrisa- vamos a casa
Se levantan del suelo, arreglan sus cosas y se dirigen a la puerta, un hombre sale corriendo solo le vieron la espalda, Shima se aferró fuertemente a Yuu.
- no pasa nada amor, vamos
- vamos
Seguía nervioso, pero el posesivo abrazo que ahora compartían le daba seguridad, se dirigieron a su departamento, en donde los esperaba una suave cama y seguramente una velada llena de pasión como celebración del trabajo terminado.
FIN.