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Tòmalo oTòmalo, Asì de Simple por Nessa Yaoi

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        Tómalo o Tómalo, Así De Simple

 

Capitulo I -  ¿Una misión con él?

 

- ¡Buenos días! Al menos por ahora, Naruto  - grito Kiba echándosele encima - supe que hoy tendrás una misión con uno de tus compañeros predilectos - agarrándolo del cuello con su brazo.

- ¿De que hablas? Acabo de salir de casa y todavía no se nada de ninguna misión, ni de quien...

- Jejeje, tómalo con calma y que te diviertas - dijo con una sonrisa del que habla con palabras de doble sentido y encima se burla de ello.

- ¿Por qué tengo la impresión de que se estaba riendo de mi? Esa cara burlona...  no me gusta  para nada - dirigiéndose a la torre de la Hokage.

      Kakashi cumplía una misión que le tomaría varias semanas, a la vez que Sakura estaba ocupada en sus estudios con la rubia, lo que lo dejaba a él como comodín para lo que pudiera presentarse,  mientras subía las escaleras hacia el despacho de la Quinta, pensaba en las palabras del Inuzuka y en la risita burlona que le decía que sabia algo que él no, caminaba por el pasillo cuando alguien apoyado en la pared, cerca de la puerta del despacho, le hiso retroceder en sus pasos.

- Shino... ¿Qué haces aquí? - mirándolo con suspicacia y algo de sospecha.

- ¿Debo celebrar el hecho de que me hayas reconocido a la primera? Te estaba esperando.

- ¿Reconocerte? ¡Ni siquiera se si eres tú o alguien disfrazado como tú! ¿Cómo podría saberlo debajo de tanta ropa? Además de... espera un momento... ¿Qué fue lo que dijiste? - achicando sus ojos.

- Que si tenía que agradecerte...

- No, no, no... lo otro.

- Te estaba esperando - sin cambios significativos en su voz.

- ¿Y eso como porque y para que? No me digas que... "Ese condenado de Kiba, por eso su risita de burla de hace un rato, maldición"- temiéndose lo peor.

- Solo fui informado de que tenia que presentarme ante la Hokage, el resto lo ignoro - caminando hacia la puerta.

- Que tú no sepas algo,  eso si que es extraño - siguiéndolo.

- Detecto cierto sarcasmo de tu parte - tocando a la puerta.

- ¿Te diste cuenta? - entrando al despacho de la rubia.

- ¡Llegan tarde! Debieron haber partido hace una hora - pasándole un papel al Aburame.

- Fue culpa de Naruto - mirándolo de reojo al rubio, claro que nadie lo hubiera notado con sus lentes oscuros cubriendo sus ojos.

- ¡Nadie me dijo que tenia que venir! Además, ¿Qué es eso de "debieron"? No te refieres a que tengo que ir a una misión con él... ¿Verdad? ¿Dónde esta Sai? - con la esperanza de que alguien lo salvara de la compañía del Aburame.

- Todos están ocupados a excepción de ti, Naruto, alístense y partan de inmediato, fuera de aquí - volviendo a sus papeles sobre el escritorio.

- En la puerta en media hora,  Naruto - ordeno el Aburame.

- ¡Ya oí, demonios! Ya comenzó a ladrar órdenes... - murmuraba dirigiéndose a su casa.

- "Al fin,  una misión solo para nosotros dos,  de algún modo te hare pagar el haberme ignorado por tanto tiempo, hare que no olvides mi nombre, mi voz, mi calor... te he deseado desde hace tanto,  me molestan las miradas que recibes de cuanta persona se te cruza en el camino,  las palabras de doble sentido que pareces no captar y las insinuaciones disfrazadas de amistad de todos los que te conocen...  abruman mis oídos y encienden mi sangre hasta el punto de ebullición,  todo eso me esta volviendo loco de celos,  tengo que convertirte en algo intocable para los demás, hallar el modo para que seas solo mío... esta es la oportunidad perfecta para eso y no la desaprovechare" - sin saber que se encontraría con un gran obstáculo en su meditado plan.

      Luego de reunirse en la entrada de la aldea,  el gitsune marcaba el paso dejando atrás al chico de los insectos,  a cada rato volteaba su cabeza para mirar al rezagado, según él,  con ganas de ir a su encuentro tomarlo por la ropa y arrastrarlo el resto del camino,  Shino sonreía bajo la solapa de su abrigo,  sabia como sacarlo de sus casillas y descontrolarlo por completo,  era parte de su plan, desquiciar sus nervios hasta tenerlo a su merced.

- Esto es desesperante - murmuraba mientras resoplaba con molestia - ¡Oe, Shino! ¡¿Quieres darte prisa?! ¡Caminas como si estuvieras contando las piedras a tu paso! Maldición - protestaba con la mirada encendida y sus manos apretadas a la cinta de su mochila.

- De la prisa solo queda el cansancio, ¿Nunca lo has escuchado? Deberías disfrutar de los sonidos de la naturaleza en lugar de hacer escándalo por todo - mirando la posición del sol,  la cual indicaba que ya era medio día.

- escucha, hace calor, tengo hambre y no estoy dispuesto a escuchar tonterías - pasando el dorso de su mano por su cara para limpiar el sudor.

- Es un error de tu parte,  si escucharas más y hablaras menos, te darías cuenta de que hay un río cerca de aquí, en el cual podrías, muy bien, refrescarte.

- ¿Ves? Esas son las cosas que no debes callarte, ¿Por donde? - mirando hacia todos lados.

- Después de aquellos arboles a la derecha y...  típico de él - viendo al rubio correr hacia la arboleda.

- ¡Esto es grandioso! Nadare un rato antes de comer - sacándose la ropa y dejándola en la orilla - ¿No te apetece? Esta deliciosa - chapoteando en el agua como niño pequeño.

- Prefiero quedarme a la sombra y mirarte - sentándose bajo un gran árbol.

- ¿Dijiste algo? ¡Tengo agua en mis oídos! - sacudiendo su cabeza.

      El brillo del sol en la superficie junto con la espuma que producían los movimientos del gitsune al chapotear en el agua,  aunado a la dorada piel por la que, impertinentes gotas resbalaban insinuantes e indiscretas, hacían que la resistencia del moreno cayera en el olvido más profundo y sin posibilidades de retorno.

- "Creo que debí quedarme callado,  ni siquiera Ibiki podría aguantar una tortura como esta,  que ya es mucho decir... ¿Qué me hiso pensar que yo podría? - cruzando sus piernas para mitigar en algo su dolorosa erección - Es la primera vez que te veo desnudo,  o casi,  fuera de lo que es mi imaginación,  ni en mis imágenes más locas me hacías sentir de esta manera,  lo que afianza mi propósito de hacerte mío de cualquier forma y a como de lugar"

       Sin poder resistir las ansias de tocarse, y aprovechando la distracción del gitsune, metió las manos dentro de su pantalón hasta asir la carne ardiente y palpitante de su miembro,  comenzó acariciarlo mientras sus ojos no perdían de vista la exuberante figura del ojiazul,  su cuerpo temblaba,  a la vez,  que sudaba por el esfuerzo y el placer que  azotaban su humanidad,  deseaba que en ese instante fueran las manos del ojiazul quien estuvieran allí en lugar de las suyas propias, el final llego junto con un par de pescado que le lanzara el rubio desde el río.

- Esto servirá como almuerzo... ¿Estas bien? Te ves como si hubieras corrido tres días seguidos sin detenerte,  creo que hasta tus insectos están sudando,  buscare algo de leña - dando una vuelta por el lugar.

- "Juro que la próxima vez que haga esto,  serás tú el que sude y grite, Naruto" - ordenándole a sus insectos limpiar los restos de su lujuria y desenfreno.

- Y dime, ¿De que se trata esta misión? No has mencionado nada al respecto - enterrando en la tierra las varas, con los pescados enganchados,  junto al fuego.

- Nos darán los detalles al llegar allí.

- Tampoco me has dicho donde es allí, cuanto tardaremos en llegar, cuanto tiempo estaremos, quien es el que ordeno la misión,  si es de vida o muerte,  lo que sin duda no debe ser,  puesto que tu paciencia así me lo muestra... si crees que estoy preguntando demasiado puedes callarme cuando quieras - dijo con sarcasmo mientras soplaba el fuego para avivar la llama - ¿Y bien? Me dejaras con la duda, ¿Cierto? Lo suponía - sentándose en la hierba frente al moreno.

- El lugar, la mansión del señor feudal del país del fuego,  dos días de camino, la misión fue requerida por el mismo señor, si es de vida o muerte, aun no lo se, pero al parecer están sucediendo cosas extrañas en su mansión y quieren que investiguemos de que se trata, ¿Satisfecho? Es todo lo que se.

- ¿Co-cosas extrañas? Debiste haberme ahorrado esa parte... no estas hablando de fantasmas,  espíritus o cosas por el estilo...  ¿Verdad que no? en todo caso, debió ser Neji el que viniera y no yo - echándose a temblar sin poder evitarlo.

- ¿Le tienes miedo a esas cosas? Quien lo diría... - viendo al rubio ponerse pálido - "Eso no lo sabia, pero es un dato que me servirá de mucho"

- Mira,  le tengo terror a las cosas que no puedo golpear, ¿Comprendes? ¡Y eso no quiere decir que sea cobarde, baka! - mordiendo con rabia el pescado al tiempo que mostraba sus dientes.

- Pero te hace una persona muy vulnerable, ¿Eres de los que grita al escuchar un ruido o ver una sombra que no es la suya? Creo que tendré que estar pegado a ti todo el tiempo - comiendo su pescado.

- ¡Tú das más miedo que los fantasmas!  Lo único que puede verse de ti es tu nariz y ni siquiera estoy seguro de eso,  no necesito una niñera y tampoco grito por ruidos  o sombras... "Bah,  si supiera que ni eso puedo hacer...  los sonidos se atoran en mi garganta y en lo único que puedo pensar,  es en correr del lugar a todo lo que dan mis piernas"

- ¿Por qué hablaste de Neji? - echando la rama,  donde estaba el pescado,  al fuego.

- Hicimos una misión similar hace unos años, me sirvió de mucho que estuviera conmigo, me tranquilizaba cuando me salía de control - acostándose al sol para que su ropa interior terminara de secarse.

- ¡¿Haciendo que?! - alzando su voz, los celos le hacían imaginar toda clase de cosas.

- Pues usando su... ¡¿Estas gritándome?! - sentándose y mirando al moreno.

- Sera mejor que nos pongamos en marcha,  así cubriremos más distancia antes de que se ponga el sol - echando tierra en la fogata para apagarla.

- Aun no se seca mi ropa interior.

- Entonces cámbiatela, ¿O vas a decirme que solo tienes la que traes puesta?  - de vuelta al camino.

- ¡Por supuesto que no, baka! ¡¿Por quien me tomas?! Es insoportable...  a este paso, estaremos dándonos de golpes antes de llegar - murmuro poniéndose la ropa apresuradamente y siguiendo al Aburame.

- Calculo que podremos avanzar unos diez kilómetros antes del atardecer.

- No me digas,  ¿Harás lo mismo que cuando buscamos a aquella cucaracha o lo que fuera? ¡No pienso ir a dormir a la misma hora que las gallinas! ¿Esta claro? - manoteando delante de la cara del moreno.

- Tienes que obedecer al líder,  es la regla - haciéndolo a un lado.

- ¿Te refieres a ti? - señalándolo con el dedo.

- ¿Ves a alguien más por aquí? Además de que es algo totalmente obvio - sonriendo para sus adentros.

- ¿Estas loco?  ¡Somos dos y hablas como si fuéramos un ejército! ¿Quién necesita un líder? Por todos los cielos...  - dándose por vencido, de momento.

      Caminaron el tiempo que quedaba hasta la puesta del sol sin decir palabra hasta que el rubio no pudo con tanto silencio.

- Estaba pensando,  en realidad nunca he visto tus ojos,  tengo curiosidad por saber de que color son - poniéndose delante del moreno y caminando de espalda.

- ¿A que viene eso ahora? Jamás te mostraste interesado en mí antes, cuidado - agarrándolo por la ropa antes de que su trasero tocara el suelo por haber  tropezado a causa de caminar sin mirar por donde iba.

- No lo estoy,  solo buscaba conversación y... gracias por eso - refiriéndose a la ayuda.

- Se que no te agrado,  pero no es algo nuevo,  así ha sido siempre, Naruto - ajustándose sus lentes oscuros.

- "Hay no,  si se pone sentimental creo que voy a empezar a correr,  ver a Shino en una actitud dramática es como prohibirle a Ero-sennin que no espíe en los baños de mujeres... totalmente imposible" Imaginaciones tuyas.

- ¿Cuáles son las cosas que más le agradan a Kiba?

- Pasear por el bosque, entrenar conmigo y hacerme cosquillas.

- ¿Hacerte cosquillas? ¿Desde cuando?

- cada vez que jugamos o entrenamos, no se como, pero siempre termina sobre mi torturándome con sus dedos - riéndose al recordarlo, al contrario del moreno, que repasaba en su cerebro algunas maldiciones que echarle a su compañero cuando lo viera de nuevo.

- ¿Qué es lo que le desagrada a Neji?

- La imprudencia creo...  siempre es tan serio  y formal.

- ¿Por qué Hinata se desmaya cada vez que te ve?

- Eso es algo que aun no acabo de entender del todo - poniendo la mano en su barbilla.

- ¿Qué era lo que más deseaba el Uchiha?

- Tener más poder,  vengarse de su hermano y deshacerse de mí,  y no precisamente en ese orden.

- ¿Lo entiendes ahora?

- ¿Entender que? ¿Cuál es el punto?

- El punto es,  sabes todo de todos...  excepto de mí.

- ¿Y me culpas por eso? ¡Eres tú el que pone barreras para que nadie se anime a conocerte! ¡Empezando por ese atuendo de "Prohibido acercarse, peligro de muerte"! ¡Sin mencionar tu carácter agrio y rara forma de decir las cosas! ¿Quién en su sano juicio se arriesgaría a querer conocer al  "Señor Misterio", eh? - perdiendo los estribos.

- Es hora de acampar - mirando el cielo.

- ¡Claro que no! ¡Aun es de día y lo sabrías si te quitaras esas cosas de la cara! - arrebatando los lentes oscuros del rostro del Aburame.

- ¡Naruto! - estirando su mano para recuperarlos.

- ¡Vaya,  si que tienes! Estoy impresionado,  creí que tendrías dos puntos en lugar de ojos- dijo con sarcasmo antes de echarse a correr.

- ¡Ya basta! ¡Devuélvemelos, Naruto! - persiguiéndolo afuera del camino.

- ¡Me haces recordar a Kiba cuando me persigue por el bosque! - echando sal en la herida sin saberlo.

- ¡Cuando te atrape, no serán cosquillas lo que pienso hacerte, Naruto! - el rubio detuvo su carrera al escucharlo, su risa se convirtió en seriedad y su momentánea alegría en decepción.

- Por eso es que no puedo conocerte - devolviéndole su preciada posesión - No permites que me acerque a ti de ningún modo,  dicen que los ojos son el espejo del alma,  tú los ocultas negándole a los demás la posibilidad de que conozcan la tuya, ¿Te gusta ser una persona solitaria? Te felicito,  tienes mucha más voluntad para eso que yo - esperando que el moreno indicara el sitio donde debían acampar, después de todo, era el líder.

      Ya dentro de la tienda, el Aburame pensaba en lo que había pasado momentos antes, luego de analizarlo y comprobar que su reacción había sido del todo inconveniente, se decidió por lo más obvio, pedir perdón al rubio, ya que el que estuviera enfadado con él no le convenía para nada.

- Naruto, ¿Duermes? Quería disculparme por...

- Disculpa aceptada - dijo con media sonrisa  de espaldas al moreno.

- Descansa, todavía queda mucho por caminar - con ganas de abrazar al cuerpo junto a él.

      A causa de lo temprano que decidieron acostarse, al menos para el gitsune,  pasada la media noche, éste ya tenía los ojos como dos linternas, miro a su vecino en la manta junto a la suya, por un momento pensó que lucia muy bien sin esos dichosos lentes oscuros, hasta pensó que se veía atractivo.

- "Tiene unas facciones muy finas,  piel blanca...  lo que no me parece extraño puesto que con tanta ropa encima es difícil que el sol llegue a tocarlo alguna vez,  también tiene lindos ojos y... ¿En que pienso? Ni que fuera hacerle un o algo así,  parezco idiota" - saliendo de la tienda - Creo que daré un paseo - susurro estirando sus brazos.

      No paso una hora sin que Shino se diera cuenta de la ausencia del gitsune, pero recordando la vez anterior, coloco uno de sus insectos rastreadores en éste sin que se diera cuenta, camino siguiendo a la pareja de dicho insecto hasta divisar al inquieto ojiazul sentado en una roca con la vista perdida en el cielo.

- ¿Admirando las estrellas? La noche esta perfecta para eso - acercándose al rubio.

- No es algo que puedas admirar con esas cosas oscuras, ¿O si? Deberías probar  ampliar tu visión del mundo que te rodea, como un hermoso amanecer o la luz del sol,  los colores de las flores,  del Arco Iris...   lo que hay dentro de los ojos de las personas - sonriéndole a las estrellas.

- "Los tuyos son los únicos ojos que me importan, en cuanto al sol, solo necesito mirarte para sentirlo,  tú posees los colores de las flores, su aroma,  delicadeza y esplendor... a través de ti percibo lo que es el verdadero mundo para mi,  el mundo que enciende mis sentidos, Naruto"  ya que pareces no tener sueño, ¿Qué te parece si continuamos?

- ¿Ahora?- sorprendido por la propuesta del moreno.

- La noche es clara y lo único que tenemos que hacer es seguir el camino.

- ¿Y que pasa contigo? Tú acostumbras dormir más tiempo, ¿O acaso puedes caminar dormido como el cejudo? - bajándose de la roca.

- Claro que no, solo él puede hacer eso - caminando de regreso al campamento.

- Esta bien, caminar a la luz de la luna suena muy romántico, si tan solo... - el moreno se le quedo viendo.

- ¿En quien estas pensando? - pregunto el moreno apretando sus labios.

- ¿Eh? En nadie en particular, solo digo que seria formidable poder pasear con una pareja en una noche tan hermosa... si la tuviera, claro - murmuro mientras se colocaba su mochila.

- ¿No hay alguien que te guste? - se aventuro a preguntar el moreno.

- No voy a contestarte eso,  el hecho de que hayamos compartido una tienda no te hace acreedor a saber algo tan íntimo - caminando con sus manos tras su cabeza.

- Entonces, ¿Qué tengo que hacer para que me cuentes tus secretos, Naruto? - caminando a su lado, pero esta vez,  sin los lentes oscuros que usualmente cubrían sus ojos.

- No tengo ninguno, ¿Y tú? De seguro tienes algo guardado por ahí - empujando con su hombro el de Shino.

- Al igual que tú, tampoco voy a contestarte eso.

- Lo suponía, tacaño - haciendo morros.

- ¿De que te quejas? Eres el primero en no querer descubrir los tuyos.  

- Tienes razón, y dime, ¿Qué te gusta hacer?

- ¿Por qué?

- Caminar en completo silencio es muy aburrido, cuéntame.

- Nada en particular, cuando no estoy de misión, voy al bosque a buscar insectos.

- Eso si que es aburrido, a mi me gusta entrenar y  jugar con Kiba y Akamaru cuando podemos,  es muy divertido estar con ellos,  aunque hemos tenido problemas de vez en cuando, es un gran amigo.

- "Al que le encanta manosearte por lo que puedo ver, cuando regresemos me ocupare de solucionarlo"  - pensaba el moreno - ¿No estas grande para eso? Ya no eres un niño.

- Esa es la diferencia entre tú y yo, veras, para divertirse no hay edad,  deberías intentarlo.

- Tal vez lo haga contigo - mirando a los ojos azules.

- ¿Eh? Como sea - mostrando duda en su rostro.

- ¿Qué piensas hacer sobre el asunto del Uchiha?

- No he tenido noticias nuevas acerca de eso, pero mi intención sigue siendo la misma, regresarlo a donde debe estar - poniendo cara sombría.

- Fue su decisión marcharse con Orochimaru, aunque hubieran podido traerlo de vuelta, sin duda lo intentaría de nuevo hasta conseguirlo.

- Tal vez, pero yo buscaría la forma para impedírselo, aunque tuviera que amarrarlo.

- ¿Lo extrañas mucho?

- Claro que si.

- ¿Tanto como para arriesgarte a que te mate la próxima vez que te vea? Su intención fue muy clara.

- ¡Eso no lo sabes! ¡No estabas allí! - grito enfadado el rubio ante las palabras del Aburame.

- Si llego a estarlo, no te hubiera puesto un dedo encima - fijando su mirada en la del gitsune.

- ¿Qué se supone que significa eso? - algo confundido.

- Tal como suena - sin dar más explicaciones, el rubio lo miro sin entender.

      Era casi media mañana cuando decidieron descansar un rato, el haber caminado toda la noche los había dejado exhaustos y hambrientos, pero para su suerte, en el camino se encontraba un pequeño puesto de comida, muy cerca de ellos,  donde los viajeros podían reponer sus energías antes de continuar su marcha, al gitsune se le ilumino la cara al enterarse de que  también  allí tenían ramen como uno de sus platillos principales, tomaron asiento cerca de dos sujetos que cuchicheaban sin importar quien estuviera escuchando.

- escuche que los sirvientes de la mansión del amo no están muy contentos que digamos - decía uno al otro.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿No te has enterado? Se rumorea que en las noches se escuchan sonidos extraños y que una sombra sin forma recorre los pasillos de la mansión como si buscara algo o a alguien - los palillos en la mano del gitsune comenzaron a temblar mientras su rostro se contraía por el miedo.

- ¿Crees que sea el antiguo prometido del hijo del amo? Después de todo, murió el día antes de la boda,  quizás su alma intenta alcanzar en la muerte lo que no pudo en vida... es algo triste.

- Espero que solo sea eso, las almas vengativas son muy peligrosas.

      Las ultimas líneas  de conversación  fueron el colmo para el gitsune, su cuerpo temblaba irremediablemente y por completo, olvido el hambre, el cansancio y hasta el lugar en donde se encontraba, su cerebro decía corre pero sus piernas no le obedecían, sus dientes parecían castañuelas dando un concierto mientras que su piel se erizaba como si estuviera sentado en un bloque de hielo, el Aburame lo observaba hasta que ya no pudo aguantarse más.

- Tranquilo,  yo cuidare de ti - poniendo un brazo sobre los hombros del rubio y el otro en la cintura por sobre su abdomen.

      Por un momento,  el ojiazul se sintió protegido en los cálidos brazos del Aburame, hasta que recordó las palabras dichas por éste en cuanto a ser una persona vulnerable y asustadiza en cuanto a  cosas raras y fantasmales se  refería.

- ¿Qué haces? Ya te dije que no hay problema - mostrando con su rostro todo lo contrario a lo que decían sus piernas.

- Es hora de irnos,  así llegaremos antes del atardecer.

- ¿Podrías esperar un momento? "Hasta que mis piernas dejen de temblar al menos" - con las manos en las rodillas tratando de calmar el baile involuntario de sus extremidades inferiores.

- ¿Quieres que te de la mano? - tendiéndole la suya.

- ¡Ya te dije que...! Espera, ¿Dijiste una broma? - totalmente sorprendido.

- ¿Lo hice? La de cosas que se le pueden pegar a uno en tu compañía - sin retirar su mano - ¿Y bien?  Hasta que tu cuerpo deje de temblar al menos - deseando que el rubio accediera a caminar de mano con él.

- Si es otra broma creo que no es nada graciosa - al dar el primer paso sus rodillas fallaron haciéndolo ir a parar al suelo - Maldición, mis piernas aun no... - mirando a su alrededor.

- ¿Buscas algo?

- Una rama que me sirva de bastón - desviando su mirada un poco avergonzado al pensar que,  después de todo,  necesitaría la ayuda del moreno para poder caminar - Creo que... - el Aburame lo agarro por la cintura y tomando el brazo del rubio lo paso por sus  hombros para continuar su camino.

      El contacto del cuerpo del moreno comenzó a poner nervioso al gitsune,  el calor que transmitía hacia que éste se sintiera muy a gusto con el roce, lo que le hiso pensar que  el Aburame no era tan frio como parecía y que posiblemente seria una gran persona, lo que lo llevaba a verlo desde otro ángulo, uno más personal e intimo, a pesar de que los temblores de su cuerpo habían cesado hacia rato,  no deseaba deshacerse del contacto, el moreno disfrutaba de algo con lo que había soñado incontables veces,  poder tener al ojiazul asido a su cuerpo era más de lo que podía esperar por el momento, según su plan, era el comienzo de hacerse con el gitsune en esa misión y definitivamente.  Antes del atardecer divisaron la mansión en la que debían presentarse para comenzar con sus investigaciones y solucionar el problema de los extraños sucesos que acaecían en el lugar.

- Ya puedes soltarme.

- ¿Seguro? Como desees - acariciando la espalda del rubio al retirar su mano, el ojiazul sintió un corriente recorrer  todo su cuerpo.

- Sean bienvenidos, ninjas de Konoha - dijo un joven, como de diecisiete años,  a las puertas de la mansión -  Mi nombre es Chihaya, soy el hijo del señor feudal, adelante, por favor - señalando con su mano el interior de la casa.

- Soy Aburame Shino y él es Uzumaki Naruto, estamos aquí por orden especifica de Tsunade-Hokage - la vista del joven señor se clavo en el gitsune, lo que no paso desapercibido por el moreno.

- Uzumaki Naruto, he oído hablar de ti - poniendo su mano en el hombro del rubio mientras pasaban al interior.

- ¿Ah, si? Espero que bien... jejeje.

- Yo diría que inmejorablemente, después de todo, fuiste tú quien nos salvo de la invasión del país de la arena y la de aldea del sonido, ¿No es así? - cambiando su mano por el brazo en los hombros del rubio.

- Solo hice lo que pude para proteger a todos - feliz por el alago en si.

- No seas modesto, eres todo un héroe para el país del fuego, Naruto - serrando su mano en torno al hombro del ojiazul.

- Necesitamos que nos explique cual es la situación para la que fuimos requeridos - jalando del brazo al rubio para que se colocara a su lado y escuchar lo que aquel atrevido, pensó Shino,  tenia que decir.

- Es muy simple, ruidos extraños, cosas que se rompen solas... - el rubio asió el brazo del Aburame y comenzó a apretar por cada cosa que el joven Chihaya nombraba - ... lamentos en la noche, una sombra blanca que se pasea por los pasillos de las habitaciones... hasta ahora no hemos tenido ningún incidente en el que alguien saliera lastimado, pero aun así,  solicitamos la ayuda de un monje de alto rango, pero no surtió efecto, lo único que nos dijo fue que era un alma compungida por el dolor de no haber cumplido con algo importante durante su vida, es todo.

- "¿Es todo? ¿Y lo dice tan tranquilo? Es como si estuviera hablándonos del clima, demonios,  ¿Qué espera?   ¿Que le rebanen el cuello para entonces si empiece a ponerse nervioso? Por Kami... ¡No quiero quedarme aquí, maldición!" ¡Puede dejar todo en nuestras manos! - dijo con falsa valentía,  no era cosa de mostrar que estaba asustado hasta los huesos.

- Deben estar cansados, les mostrare sus habitaciones, podrán tomar un refrescante baño antes de la cena - conduciéndolos por uno de los tantos pasillos.

- "¿Habitaciones? ¡Ni de coña dormiré solo, con un fantasma, presencia, espíritu o lo que sea, rondando por ahí! ¡No señor, ni muerto!" No hace falta que...- pensaba y murmuraba el rubio mientras seguía a Chihaya sin soltar aun el brazo del Aburame - No tiene que molestarse, una habitación basta para los dos, ¿Cierto, Shino? - apretando un poco más el brazo del moreno.

- Espero que esta sea de su agrado - deslizando la puerta.

- T-tiene una cama... grande - pensando el porque ya la gente no gustaba de las cosas tradicionales, como el futon por ejemplo.

- Son más cómodas que los futones,  ya es hora de que dejemos de dormir en el suelo como si fuéramos mascotas, ¿No te parece? - guiñándole un ojo al gitsune.

- Pero solo es una, ¿Dónde dormirá Shino?

- Obvio que contigo, ¿O prefieres que me quede en otra habitación? Tú decides - sabia perfectamente que el rubio no aceptaría quedarse solo.

- Para nada, jejeje,  aquí estaremos bien... creo - haciéndose a la idea de que tendría que compartirla con el moreno si es que no quería dormir solo y con un fantasma rondando por el lugar.

- ¿Podría preguntar por su honorable padre? - dijo el moreno.

- Debido a toda esta situación sus nervios llegaron al limite, se marcho a casa de mi tío hasta que esto se solucione.

- No lo culpo - murmuro el gitsune - A usted parece no afectarle en lo más mínimo.

- Tutéame por favor, tenemos casi la misma edad, es lógico que le temamos a lo desconocido, pero como dije antes, hasta ahora solo han sido incidentes aislados e inocentes.

- O sabe de quien se trata el alma en pena, ¿Qué le sucedió a su prometido? Sabemos que murió un día antes de la boda - agarrando las manos del gitsune de su brazo - Estas interrumpiendo la circulación de mi brazo, Naruto.

- Lo siento, jejeje, fue un acto reflejo - soltando el brazo con rubor en sus mejillas.

- el corazón de Shinobu fue muy débil desde que nació, no se si fue por la emoción de la boda... el caso es que murió de un ataque el día anterior a nuestro enlace, ¿Insinúan que puede ser su espíritu el que ronda la casa? Imposible.

- Es algo que no podemos descartar - dijo el Aburame, el gitsune comenzaba de nuevo a ponerse blanco por el miedo.

- Si claro, desde luego... - decia pensativo con la mano en su barbilla al retirarse.

- ¡Esta misión no es para ninjas! Yo que te lo digo...- serrando la puerta de la habitación - ¡Esto es un condenado trabajo para un exorcista, no para nosotros, maldición! Hay dios... me siento mal, mi estomago esta dando vueltas - respirando hondo y dejándose caer sobre la cama.

- Y eso que aun no nos hemos topado con el espíritu que ronda por aquí, ¿Qué harás entonces, desmayarte? Creo que voy a tener que trabajar solo - quitándose su abrigo junto con su mochila, luego la chaqueta, suéter, quedándose apenas con una fina malla negra, el gitsune observaba el desvestirse del moreno con mucha atención.

- Vaya, la ropa que usas serviría para vestir a tres personas y a un pingüino - fijándose en el cuerpazo que escondían todas esas prendas - No eres para nada delgado, más bien diría que...

- ¿Qué? ¿Insinúas que estoy gordo? - acercándose a la cama.

- Demasiado bien proporcionado diría  yo - sonrojándose por lo que había dicho - A-aunque no es algo que me importe - volteándose al lado contrario.

- ¿Eso quieres decir que te gusta mi cuerpo? - sacándose la malla y sentándose junto al rubio.

- ¡Yo no he dicho tal idiotez! ¡No confundas las cosas, baka! "¿Qué le pasa? Aunque debo admitir que es atractivo... y aquí voy de nuevo, ¿Qué rayos me importa a mi eso? Parece que el baka soy yo" - mirando de reojo al moreno cuando se dirigía a lo que se suponía era la puerta del baño dentro de la propia habitación, se oyeron unos toques en la puerta.

- Olvide mencionarles,  si gustan, hay un estanque de aguas termales y duchas al final del jardín, ahora me dirijo hacia allá, ¿Quieren acompañarme?

- ¡Genial! Así podre relajarme un poco antes de dormir - con una sonrisa.

- Eso será todo un placer para mi - comiéndose con los ojos al rubio.

- También iré - ni loco dejaría a ese lobo solo con su oveja rubia.

      Los primeros en entrar al estanque, después de tomar una ducha, fueron Shino y Chihaya, el gitsune se entretenía lavando su cabello, que aunque no lo parecía, ponía especial cuidado en el, de ahí el brillo y suavidad que llamaban la atención de cualquiera que lo mirara, en cambio, la suavidad de su piel era completamente sello de fabrica y aunque ninguna persona había probado su excelente calidad aun, se podía decir por encima, que a nadie defraudaría cuando su cuerpo fuera puesto a prueba. Los ojos de los jóvenes en el estanque casi se salen de sus orbitas al ver venir al rubio con la pequeña toalla amarrada a la cadera, e imaginando lo que  había  debajo de ella sus orejas comenzaron a tornarse rojas y no precisamente por el agua caliente.

- Mmm, esto es delicioso - sentándose en medio de ambos muchachos.

- Debo decir que eres... extremadamente hermoso, Naruto - dijo Chihaya mordiendo su labio.

- ¿Eh? G-Gracias - desviando su mirada y encontrándose con la molesta del moreno, ¿Qué pasa? - susurrándole la pregunta al Aburame.

- Espero que no te moleste que te lo diga, me gustan los hombres, lo sabes, iba a casarme con uno - acercándose un poco más al ojiazul.

- No tengo nada en contra de eso, cada quien es libre de vivir su vida con quien quiera, es la única forma de ser feliz - alzando su vista hacia las estrellas.

- ¿Tienes pareja, Naruto? Si no es así, me gustaría cortejarte formalmente.

- ¿Qué cosa? ¿Te refieres a que yo...? - sin poder salir del asombro.

      Antes de que el rubio pudiera reaccionar al ofrecimiento del joven Chihaya, una sombra negra apareció velozmente delante de ellos, para desaparecer con la misma velocidad.

- ¡¿Q-Que fue eso?! - Abrazándose con fuerza a Shino, éste aprovecho el momento para agarrar la cintura del rubio y pegarlo a él - ¿No y que la sombra era blanca? ¡Eso tenia de blanco lo que yo tengo de monje! - escondiendo su rostro en el hombro del moreno.

- Quizás no le agrado el que Chihaya desee otra pareja, lo que te pone a ti como blanco, Naruto, ahora eres su rival - dijo el moreno a toda conciencia.

- ¿P-Pero por qué? ¡Ni siquiera  he dicho nada!  - recostando su cabeza en el pecho del Aburame.

- Oh, rayos, mi estomago, de nuevo me siento mal... necesito ir al baño.

- Volvamos a la habitación, después de que descanses un poco te sentirás mejor - secando el cabello y cuerpo del gitsune antes de ponerle su bata, pero sin tocar la pequeña toalla a su cintura,  la cual el rubio retiro después de tener puesta la bata.

- Gracias Shino, debes pensar que soy patético, ¿Cierto? Puedo enfrentarme a lo que sea, pero esta clase de cosas... simplemente me ponen mal, no puedo evitarlo - recostándose en la cama luego de salir del baño donde casi había dejado las tripas,  por la parte de atrás,  el moreno lo cubrió con la manta como a un niño antes de contarle un cuento para dormir.

- Todo humano, por muy fuerte que sea, tiene una debilidad, algunas son más difíciles de superar que otras, mientras que algunas se vuelven imposibles de curar "Como la mía contigo, por ejemplo" - sirviendo una taza de té al ojiazul, el cual había sido ordenado por el dueño de la casa.

- ¿Cuál es la tuya? Olvídalo, ni que fueras a decirme cual es... no seria lógico revelar algo de lo que los demás podrían tomar ventaja - soplando su té.

- Algún día te la diré, cuenta con ello - poniendo la taza a un lado - Duerme un poco - el rubio lo agarro de la bata - ¿No vas a dejarme solo, o si? Por favor... - queriendo evitar que el moreno abandonara la habitación - Acuéstate conmigo - mirando directamente a los ojos gris oscuro.

- ¿Qué dijiste? - haciéndosele un nudo en la garganta.

- Se que es mucho pedir, pero... has de cuenta que somos amigos aunque sea por un rato, jejeje... como pago,  puedes contarle a los demás lo miedica que soy.

- ¿Esta bien si te abrazo? Creo que te sentirás mejor si lo hago - se atrevió a decir.

- Claro que si, es extraño, pareciera que me conoces bien... ¿Pero como podrías saber? Nunca hemos hablado de nada que no fueran las misiones o discutir por no estar de acuerdo en algo, ¿Cómo podrías saber que nunca nadie me abrazo cuando  estaba asustado, triste o enfermo? también es verdad que no puedes echar de menos lo que nunca has tenido... siempre quise probar que se siente estar  así, tener el calor de alguien junto al mío... Shino- quedándose dormido.

- Aunque no lo creas, lo se todo de ti - susurro abrazando cariñosamente a su pecho al ojiazul - "Se de tu soledad, que en parte es igual a la mía, eso es precisamente lo que quiero cambiar, vivir a tu lado, cuidarnos mutuamente respetando nuestras individualidades y personalidad, al menos que le hagas ojitos a alguien, eso si que no lo aguantaría, soy celoso por naturaleza aunque no lo muestre, aunque  creo que contigo dejaría de ser yo para convertirme en el azote de todos los que pretendan pasar más allá de la línea que marca mi territorio, al igual que los insectos - levantándose lentamente para no perturbar el sueño del rubio, se acerco a la ventana que daba al jardín - Y hare cualquier cosa para que te quedes conmigo"  Buen trabajo - haciendo que los insectos usados para crear la sombra en el estanque regresaran a su cuerpo.

      Volvió a recostarse junto al rubio, con la misma suavidad con la que se había levantado para no despertarlo, dormir a su lado era la segunda parte de su plan, en la que el ojiazul había ayudado sin saberlo, al igual que el dueño de la casa, la tercera parte la pondría en practica al día siguiente sin falta.

- Mmm, que bien dormí - estirándose en la cama - ¿Shino, donde estas? ¡Shino! No esta aquí... - viendo el lugar vacio junto al suyo  - Dijo que no me dejaría solo, mentiroso - murmuro serrando sus puños en la manta.

- Aquí estoy - saliendo del baño - No te dejare, al menos que así lo quieras - sentándose en la cama - mientras dormías estuve investigando un poco los alrededores de la casa y...

- ¡¿Entonces si me dejaste solo?! Que estúpido soy, ¡¿Cómo pude pensar que era más importante que la misión?! No se de que me quejo,  todos son iguales- levantándose de la cama hecho una fiera - Ya que hiciste tu recorrido, ¿Podrías decirme donde esta la cocina? Tengo hambre - abriendo la puerta y saliendo al pasillo.

- ¿Iras solo? No me dejaste terminar de hablar, te decía que me tope de nuevo con aquella sombra, fue solo un instante, pero se veía mas aterradora que antes - no estaba seguro de si infundirle miedo estaba bien, pero era una manera de mantenerlo a su lado.

- ¡Al diablo con el fantasma! Si me lo encuentro lo invitare a comer conmigo, no te molestes, yo mismo  buscare la cocina- dijo envalentonado.

      El enfado le hacia olvidarse de su miedo, dándole así el valor que necesitaba para aventurarse entre aquellos corredores oscuros e interminables, luego de encontrarse varias veces ante callejones sin salida, el valor de un principio se fue convirtiendo en incertidumbre y temor.

- Esta casa parece un laberinto, demonios - susurraba sin decidir que camino tomar.

- Naruto.

- ¡Aaaahh! ¡¿Quieres matarme de un susto?! - grito con el rostro tan blanco como la leche.

- La cocina esta por aquí - guiando al rubio, éste se agarraba del brazo del moreno como mejillón a la roca.

- ¿Qué haces aquí? Puedo cuidarme perfectamente solo - sin querer dar su brazo a torcer.

- Aun así no quieres soltarme, nos perdimos la cena, creo que Chihaya no quiso despertarnos, ya es de madrugada.

- Parece que estas cambiando tus hábitos de sueño - con una risita burlona.

- ¿Y de quien es la culpa? No importa, volveré a la normalidad cuando regresemos.

- Si yo viviera contigo, estarías mas tiempo despierto que dormido.

- ¿Y que harías para lograr eso? Quisiera saber - pensando en  un montón de cosas, y no precisamente en juegos de mesa.

- Seguro se me ocurriría algo emocionante... s-supongo "¡Baka! ¿Por qué dijiste eso? ¿Qué estará pensando de mí ahora? Demonios, espero que no crea que me estoy insinuando o algo parecido" - soltando el brazo del moreno.

- ¿Emocionante, dices? Solo puedo pensar en una cosa lo suficientemente excitante para mantenerme despierto - mirándolo antes de entrar a lo que se suponía era la cocina.

- N-No quiero saberlo... comida, comida - buscando por todas partes algo con que llenar su estomago.

- Ven a la mesa, después de todo, no se olvidaron de nosotros - destapando dos bandejas que habían sido preparadas para ellos - Hasta dejaron una nota en cada una - las cuales estaba firmada por el mismo Chihaya, claro que la del rubio tenia un mensaje especial - ¿Qué dice? - al ver al ojiazul ponerse rojo como un tomate.

- Etto... nada en especial, s-solo que disfrute la comida jejeje... - guardándose la nota en el bolsillo de la bata - ¿Y la tuya? - sentándose a la mesa.

- Que no olvide por lo que estoy aquí - haciendo una mueca con su boca.

- Te reíste,  si que lo hiciste, aun recuerdo cuando te dio aquel ataque de risa en la misión del difunto por culpa de aquella droga extraña jajajaja, te veías tan cómico... y a la vez espeluznante.

- Fue algo patético e incomodo por demás.

- También recuerdo que me amenazaste para que no dijera nada al respecto, aunque estoy seguro de que nadie me hubiera creído - terminando su cena.

- ¿Volverás a la habitación? - dejando la mesa.

- ¿Acaso tú no? Da igual, regresare solo - saliendo de la cocina, el moreno sonrió triunfalmente.

- "Eso es, te encontraras con una sorpresa... ya casi eres mío, Naruto" - siguiéndolo un poco alejado de él para luego intervenir cuando fuera el momento.

      El rubio caminaba mirando a todos lados y con sus oídos en alerta, cualquier pequeño ruido lo hacia saltar sin que pudiera evitarlo, corrió por el pasillo a todo lo que daban sus piernas hasta que llego a la entrada de la habitación, por las prisas, no noto que el papel en su bolsillo había caído al suelo unas cuantas zancadas atras, el moreno lo recogió leyendo lo que había puesto al gitsune del color del fuego. "Como quisiera ser yo el que durmiera a tu lado para poder besarte y acariciarte por completo, Chihaya" Era lo que la nota decía.

- "Maldito Idiota, ¿Pues que se cree?" - pensó el Aburame haciendo pedazos dicho papel.

- ¡Aaahhhh! ¡¿Q-Que rayos es esto?! ¡Shino! - grito el gitsune despertando a todos en la casa.

 

 

Continuara...

Notas finales:

¡Hola a todos! Nueva historia, nueva pareja, me alegro si la disfrutaron, y si no, mis disculpas, en todo caso, escriban sus opiniones al respecto.

Estoy terminando el capitulo final que pronto les subire.

Me despido por ahora, cuidense mucho.

Besossss para todos y chaito.

Se me olvidaba, Karina, tu historia Sasori/Naruto esta en proceso, una promesa es una promesa como dice nuestro rubio querido.

                                                        Nessa Yaoi


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