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Una decisión... ¿puede cambiarse? por PrincessofDark

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Notas del fanfic:

Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen. Son de Masami Kurumada (un genio). Los que si me pertenecen son los que mi loca imaginación pueda inventar y algunos van a aparecer por acá. Si a alguien le gusta alguno de mis personajes puede usarlos con toda tranquilidad.

Notas del capitulo: Me enloquecí totalmente!!!!! La idea vino sola y acá está. Espero que les guste esta nueva faceta de Shun y que me dejen comentarios para continuar con el fic.
Corría el mes de abril en la ciudad de Tokio y en las afueras de la ciudad, específicamente en la Mansión Kido todo estaba absolutamente normal.
Los cinco caballeros de Bronce vivían junto con Saori en la inmensa mansión llenándola de alegría, bullicio y desorden… para enfurecer a diario a Tatsumi.
Saori se encargaba de dirigir la Fundación Kido y de controlar el Santuario que ahora estaba en una etapa de tranquilidad después de la derrota de Hades. Pasaba la mayor parte del día afuera de la casa, compartiendo sólo el desayuno con sus caballeros y las cenas algunas veces.
Seiya por su parte se dedicaba a ayudar a Miho en el orfanato de la Fundación y en sus ratos libres que eran muchos, jugaba a la play con Hyoga, Shiryu o Shun. Si no jugaba a la play se dedicaba a entrenar o a mirar televisión.
Hyoga, el caballero del cisne, dedicaba parte del día a entrenar para no perder el ritmo y después de culminar su entrenamiento acostumbraba jugar con Seiya, salir a la ciudad a caminar o pasar simplemente el rato acostado en su habitación.
Shiryu pasaba gran parte del día en un club de lectores que había conformado él mismo y sino se dedicaba a catalogar la enorme biblioteca de Saori ayudado por Shun, otro apasionado lector como él.
Ikki, el temperamental Fénix solía desaparecer durante semanas de la casa, aunque en el último tiempo estaba dedicado a su trabajo en la Fundación Kido y no se había ido desde hacía casi seis meses.
Finalmente, Shun, el caballero de Andrómeda que había alojado en su cuerpo al Dios Hades, había pasado por un período de depresión del cual salió gracias a sus amigos, a Saori y especialmente a Ikki. Ahora transmitía a cada uno de sus amigos una sensación de paz y tranquilidad innatas en él. Era el pequeño el que se encargaba de solucionar las pequeñas disputas diarias y el que calmaba la furia de su hermano, frecuentemente desatada sobre Seiya.
Así que cuando Shun comenzó a actuar de una manera extraña todos se preocuparon, temiendo el regreso de Hades. Saori se limitó a asegurarles que Hades no regresaría y que Shun simplemente estaba madurando.
Shun comenzó a pasar mucho tiempo en su habitación y cuando bajaba lo hacía con su comportamiento habitual pero cada vez más meditativo y sereno. Parecía estar reflexionando en todo momento. Ya no hacía ejercicio sino que caminaba lentamente y se dedicaba a contemplar la naturaleza mirándola con una sonrisa. No permitía que nadie lo acompañara en sus paseos matutinos y tampoco cuando abandonaba la mansión los días domingo. Ese era otro misterio que pasaba por la cabeza de todos los caballeros y de la mismísima Saori, nadie sabía adonde iba Shun los domingos por la mañana, pero siempre volvía con una calma tan grande que parecía un ángel bajado de los cielos.
Y finalmente, una mañana en que Saori había decidido quedarse en la Mansión para arreglar asuntos del Santuario, Shun golpeó suavemente e ingresó al despacho de la diosa.
-Hola, Shun. ¿Puedo ayudarte en algo?
-Si, Saori. Necesito hablar contigo. ¿Puede ser ahora?
Saori miró un poco preocupada a Shun y asintió.
-Por supuesto. Toma asiento.
-Gracias. Saori, he estado pensando mucho estos días y he decidido qué es lo que quiero hacer el resto de mi vida.
Saori sonrió feliz y liberando tensiones.
-¿Acaso quieres estudiar Shun? ¡Maravilloso! Serás el primero que quiera estudiar algo… estoy muy orgullosa y créeme que no deberás preocuparte por nada. Yo me encargaré de todos tus gastos para que puedas dedicarte sólo al estudio.
Shun asintió y le agradeció.
-Muchas gracias, Saori. Aún no me has preguntado qué quiero hacer… ¿no te da curiosidad? – preguntó Shun con una sonrisa.
-Claro que sí. Cuéntame que es lo que estudiarás.
Shun volvió ha hablar con suavidad y le respondió a Saori que a medida que escuchaba a su caballero lo miraba cada vez más sorprendida y asombrada. Cuando Shun dejó de hablar, Saori estaba tan asombrada que no pudo decir una palabra. Al cabo de unos cuantos minutos se atrevió a preguntar.
-¿Ikki lo sabe?
Shun negó con la cabeza.
-Se lo diré hoy en la noche cuando vuelva de trabajar. Después se los diré a los chicos, te pido por favor que guardes lo que te he dicho, prefiero enterarlos yo.
-Por supuesto, Shun. Créeme que estoy asombrada pero cuentas totalmente con mi apoyo.
-Gracias, Saori.
Shun se levantó y dejó el despacho. Saori soltó un enorme suspiro y salió a tomar un poco de aire.
Ikki llegó cansado de trabajar y con un poco de malhumor que se pasó al ver a Shun esperándolo en un sofá de su habitación.
-Shunny… ¿necesitas hablar conmigo?
-Si, hermano. Tenemos que hablar de algo importante.
Ikki se sentó preocupado, era raro ver a Shun hablando con esa madurez que había adquirido en el último tiempo. Supo al instante que su pequeño hermano le diría algo muy serio. ¿Acaso el pato por fin habría conseguido que Shun se fijara en él? Fue el pensamiento que aterró al Fénix. Su hermano no había notado para nada que Hyoga bebía los vientos por él, pero quizás si el pato tonto le hubiera dicho algo a su inocente y dulce hermano… no, no. No quería pensar en eso todavía, primero iba a escuchar a Shun y después iba a matar a un cisne.
-¿Qué es lo que sucede, Shun?
-Ikki… hoy hablé con Saori y le he dicho que quiero estudiar algo para hacer mi vida provechosa y útil no sólo como caballero.
Ikki sintió el alma regresar a su cuerpo y lo miró con una sonrisa.
-Eso es muy bueno, Shun. Supongo que Saori estuvo de acuerdo.
-Si. Me ha dicho que pagará todos mis estudios para poder cumplir mi deseo.
-Y dime, Shun. ¿Qué piensas estudiar?
-Ikki he decidido…. – Shun siguió hablando.
* * *
En la inmensa sala de la Mansión estaban reunidos Shiryu, Saori, Seiya y Hyoga. El ambiente era calmo, sereno y pacífico. Shiryu leía, Saori miraba un poco de televisión y Seiya y Hyoga jugaban un juego de mesa. Ese ambiente tan sereno fue roto por el grito incrédulo, preocupado, asombrado e incluso un poco enfadado de Ikki proveniente del piso superior.
-¿¡Qué cosa!? – fue el grito de Ikki
Todos voltearon automáticamente a ver hacia el piso de arriba, mientras sentían elevarse un poco el cosmos de Ikki para luego desaparecer y regresar a la normalidad.
-¿Qué pasa ahí arriba? – preguntó Seiya preocupado.
-¿Acaso Shun e Ikki estarán peleando? – preguntó Shiryu a Saori.
-¡Es imposible que Ikki se enfade con Shun!- fue la exclamación de Hyoga.
Saori miró a sus caballeros y una sonrisa suave se pintó en su rostro.
-Descuiden. Shun tenía algo muy importante que decirle a Ikki, nada malo pero que a Ikki le costará aceptar.
-¿Algo importante? – preguntó Shiryu.
-¿A Ikki le costará aceptar? – preguntó Hyoga.
-¡No me digan que Shun y tú están juntos! – gritó Seiya arrancando una gotita de sudor en todos y un rubor furioso en el cisne.
-¡Seiya! Claro que no – respondió Hyoga un poco desilusionado porque deseaba que eso pasara, que Shun y él estuvieran juntos pese al enfado de Ikki.
En ese momento el ruido de pasos bajando la escalera los hicieron regresar a sus asientos y fingir naturalidad. Ikki entró a grandes zancadas, bastante alterado, seguido de Shun con el rostro tenso pero sin llorar.
-¡Saori! ¡No puedes estar de acuerdo con Shun! – fue la exclamación de Ikki
Saori lo miró y sonrió.
-Shun es muy responsable y lo suficientemente maduro para tomar una decisión por su cuenta. Si ese es su deseo deberías apoyarlo, tanto como yo lo haré. Créeme que a mí también me sorprendió y mucho, pero si siente que eso es lo que debe hacer con su vida deberías sentirte orgulloso por él.
-¡Pero no puede… él no puede! – fue la respuesta de Ikki – ¡es demasiado joven!
-Ikki, ya lo he decidido y no cambiaré de opinión. Sabes que siempre he odiado pelear, que odio los combates y la muerte – comentó Shun.
-¡Pero llegar a esos extremos! – respondió Ikki mirando a su hermano.
-¡Para mí no es un extremo! – fue la respuesta de Shun.
-Claro que es un extremo. Una decisión apresurada. No puedo permitir que hagas algo así – respondió Ikki
-No es una decisión apresurada. Llevo meditándolo durante semanas, Ikki. Te lo vuelvo a repetir, no pienso cambiar de opinión. Saori está de acuerdo, ahora alégrate por mí y déjame seguir adelante con lo que he planeado para mi vida.
-Es que me cuesta tanto aceptarlo, Shun. No puedo imaginarte a ti llevando adelante esa vida. Tú eres alegre, feliz, animoso.
-Lo seguiré siendo e incluso más – fue la dulce respuesta de Shun.
-¿Qué sucede? ¿Qué quieres hacer Shun? – preguntó Hyoga asombrado
-¿Qué has decidido? – preguntó Shiryu
-¿Qué es lo que planeas? – preguntó Seiya mirando a su joven amigo.
-Chicos… he decidido ingresar al Seminario y ordenarme sacerdote – fue la respuesta firme de Shun.
Notas finales: Verdad que es una locura?? Mi divino Shun de sacerdote? Muy pronto la continuación

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