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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Capítulo dedicado a mi querido amigo Avan, quien me ayudó en los términos médicos jejeje.

Entró a las instalaciones de su empresa N.G. con su imborrable sonrisa, le dedicó un cordial saludo a la recepcionista y siguió de largo. Como iba avanzando hacia su oficina, su sonrisa se iba ampliando. Saludó a su secretaria y le dio las indicaciones del día.

-Veo que está de muy buen humor, señor-le comentó la joven, al notar un curioso brillo en los ojos de color.

-Así es Ayame, me acabo de enterar de una muy buena noticia-respondió el rubio con su chillona voz.

-Me alegro por usted-sonrió con dulzura la secretaria.

-Muchas gracias-siguió de largo y cuando estaba a punto de girar la perilla de la puerta de su oficina, se giró rápidamente hacia la chica-Por cierto, hoy no me traigas café, beberé Whisky.

-Como usted ordene-la chica hizo una leve inclinación con la cabeza.

Entró a su oficina y fue directo al mini bar, sacó una botella de licor y un pequeño vaso.

Durante el camino a la disquera, Touma había escuchado en la radio sobre el repentino ataque al famoso cantante Shindo Shuichi, dando a entenderle que la misión se había cumplido. Sirvió el Whisky en su vaso y tomó asiento en uno de los cómodos sillones que tenía en su amplia oficina.

-Que buena manera de iniciar el día-murmuró sonriente-ahora sólo falta que ese sujeto me llame para confirmar-alzó el vaso-pero mientras…brindemos por Shindo Shuichi…esperemos que se esté retorciendo de dolor y deseé regresar lo más pronto posible a Nueva York-bebió todo el contenido y después soltó una socarrona carcajada-Eso te pasa por regresar a donde no eres bienvenido…mocoso estúpido-farfulló. Después de beber otros dos vasos, su celular comenzó a pitar, no reconoció el número que se registraba en la pantalla; por lo que supuso que era su subordinado quien llamaba para confirmar que el trabajo se había realizado.

-Vaya…ésta vez tardó mucho-musitó Seguchi-¿Diga?

-Fracasamos en el trabajo-fue lo único que se escuchó al otro lado del auricular.

En un instante, la amplia sonrisa del empresario se borró.



Capítulo 11
¿Una posible venganza?


La oscuridad lo rodeaba, no había más que la perturbadora oscuridad, sumando aquella voz que hacía eco en aquél lugar.

-Seguchi Touma…Seguchi Touma…-repetía una y otra vez.

-¡Basta!-vociferó Shuichi, cubriendo sus oídos para no escuchar aquella voz ronca.

- Tan sólo hacía mi trabajo…Touma Segushi me contrató …

-¡Suficiente!-se hizo ovillo y apretó aún más sus manos.

De entre aquella insistente voz, escuchó su nombre, alguien lo llamaba, alguien le pedía que despertara…

-¿Despertar?-se quitó las manos y miró a su alrededor.

-Vamos Shuichi…despierta.

-Yuki…-hizo caso a aquella voz que lo llenaba de paz y poco a poco fue alejándose de aquella oscuridad. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue la cara magullada de Hisoka, quien lo observaba con sus fríos ojos que tenían un brillo de preocupación.

-¡Waaaaa!-Shuichi saltó del susto provocando que su cuerpo herido le recriminara por hacer aquél brusco movimiento. Lanzó un alarido y se encogió de dolor.

-¿Estás bien?-se apresuró a decir Soka, ayudando a su amigo a que se recostara de nuevo sobre la dura cama.

-No hagas eso de nuevo niño-gimió de dolor el mayor.

-Lo siento, pero es que parecía que tenías una pesadilla-murmuró decaído.

-Olvídalo-recorrió la habitación del hospital-Entonces no había sido un sueño-pensó el chico, al recordar cada parte de lo que había sucedido en el parque. Centró su atención en su amigo, quien cabizbajo, había tomado asiento junto a su cama y rozaba con nerviosismo el yeso de su mano derecha.

-Yo…-dijeron al unísono, callando al instante.

-Tú primero-se apresuró a decir Shuichi.

-¡Perdón!-vociferó el menor, alzando la cabeza y mirando a un desconcertado cantante-Lo siento mucho-musitó, volviendo a bajar la mirada, arrepentido.

-¿Por qué pides perdón?

-Yo…yo no suelo controlar mi enojo, pierdo el control y suelo lastimar a la gente a mi alrededor, la única que me puede hacer entrar en razón es mi hermana…soy un monstruo…y por mi culpa tú…

-Un momento-le interrumpió el mayor-¿Estás diciendo que tú me golpeaste?

-¿No fue así?-preguntó el menor. Shindo lo observó por largo rato en silencio, confundido.

-¿No recuerdas nada?

-No…bueno…sólo tengo vagos recuerdos de ti mal herido recargado en un árbol y…

-¿Y por eso creíste que me habías lastimado?

-Ya te lo había dicho antes…soy un monstruo-musitó cabizbajo.

El mayor remembró la vez en que el chico lo había salvado de ser asaltado en Nueva York y la razón por la cuál era muy bueno en eso de las técnicas de peleas.

-No eres un monstruo-dijo, enternecido-Tú me salvaste-acarició el cabello alborotado del menor.

-¿En serio?-el chico volvió alzar la vista y miró con ojos brillosos a su senpai.

-Así es… un sujeto me quiso asaltar-mintió el cantante, pues no deseaba involucrar más a Hisoka en sus asuntos-…y si no hubiera sido por ti, no sé que hubiera pasado.

-O sea que, ¿No soy el monstruo Hisoka?-preguntó, animado.

-Ya te dije que no lo eres, ay dios que niño-Shu observó como el semblante sombrío de su amigo había cambiado drásticamente-Yo soy el que debería disculparme-dijo-por mi culpa saliste mal herido y…

-No te preocupes Shu, estoy bien, esto no es nada…tan sólo me fracturé dos dedos y tres costillas. Las magulladuras del rostro son mínimas y los analgésicos me están ayudando a soportar el dolor.

-Ah…vaya…nada más…-comentó irónico. Hisoka sonrió ampliamente, haciendo que sus facciones se dulcificarán y que su rostro aparentara menos edad de la que tenía.

-Por cierto, mi hermana y los demás fueron a dar una conferencia de prensa, pues como ya te imaginarás; la noticia se corrió por todo Japón.

-Ah…como era de esperarse-suspiro el mayor-Por cierto, ¿En que día estamos?

-Es Lunes.

-Ya veo-permanecieron en silencio por largo rato; Hisoka, incómodo de estar sentado, se fue a recostar a la cama contigua, al notar que su senpai se encontraba muy pensativo, optó por tomar una pequeña siesta. Mientras el chico se entregaba a los brazos de Morfeo, a Shu comenzaba a dolerle todo el cuerpo.

-Maldito Touma-gimió el chico-En verdad eres capaz de lo que sea para alejarme de él…

La puerta de la habitación se abrió, dando paso a una enfermera de mediana edad que llevaba un carrito con medicinas y otras cosas.

-Oh, vaya…-comentó con sorpresa la mujer al ver a uno de sus pacientes despierto-por fin despertó joven-arrastró su carrito hacia la cama de nuestro protagonista y con una dulce sonrisa preguntó-¿Cómo se encuentra?

-¿No crees que tu pregunta es ofensiva?-espetó.

-No, es parte de mi trabajo saber como se encuentra y si hay mejoría o no-volvió a sonreír.

-Está bien, estoy hecho añicos, ¿Contenta?

-Ok, entonces ahora mismo iré a buscar a la doctora para que venga a revisarlo-comentó-solo permítame hacer unas cuantas cosas-. La enfermera cambió el suero de Shu por uno nuevo, revisó su presión y pulso. Prosiguió a hacer lo mismo con un dormido Hisoka quien ni se inmutó de nada, finalizado su trabajo, la mujer salió del lugar con su carrito.



Comenzaba a acostumbrarse a aquél dolor, cuando la doctora hizo acto de presencia en la habitación. Con aire jovial y desfachatado se presentó ante su paciente.

-Buenas tardes joven Shindo, soy la doctora Naoko Taki.

-¿Joven?-murmuró el chico-pero si está mocosa se ve más chica que yo-pensó Shu, enfureciéndolo aún más.

-¿Cómo se encuentra?-preguntó la mujer, sonriendo.

-Mal…-comentó escueto.

-Ya veo…-tomó el historial clínico que se encontraba al pie de la cama y lo examinó-¿Cuáles son las molestias?

-Todo el maldito cuerpo me duele-respondió con tono golpeado.

-Ok…-siguió leyendo el historial, mientras que Shu lanzaba bufidos de molestia-Al parecer la dosis indicada no está surgiendo efecto, que también puede ser porque…

-Me importa un bledo eso…haz lo que sea y quítame éste maldito dolor-vociferó exasperado.

-Ok…-la chica sacó una pluma e hizo unas anotaciones-subiré la dosis del analgésico, ahora mismo llamaré a la enfermera-se acercó a la cabecera de Shuichi y apretó un botón de color rojo.

No pasaron ni tres minutos cuando la enfermera apareció.

-¿Qué sucede?-le preguntó a la doctora Naoko.

-Adminístrele diez mililitros de metamizol sódico al paciente por favor.

-En un momento-la mujer salió de la habitación.

-Con ésta dosis espero que tus malestares desaparezcan.

-Yo también lo espero.

No tardó en volver a aparecer en la habitación la enfermera quien llevaba una jeringa en una de sus manos. Shu tragó saliva.

-¿Me va a inyectar?-se apresuró a preguntar sumamente nervioso, pues le temía a las inyecciones.

-Si…es más rápido el efecto con la inyección-comentó Naoko.

-Doctora, ¿Va a ser intravenosa, cutánea o por medio del suero?-preguntó la enfermera.

-Intravenosa, por favor.

-¿Cómo? ¿No puede ser por medio del suero?-preguntó Shindo.

-No, por que el efecto no sería el mismo y lo que queremos es que el dolor se te quite lo más rápido posible- la mujer, con su imborrable sonrisa le guiñó el ojo a su paciente.

La enfermera tomó con delicadeza uno de los brazos del chico, sacó una liga de su mandil y la ató arriba de la unión del brazo y antebrazo. Buscó la vena y sacó la jeringa.

-Va arder un poco-avisó antes de introducir la aguja en la vena del chico. Shu apretó los dientes. Terminado su trabajo, la enfermera salió de la habitación.

-Este analgésico tiene una reacción rápida, cuando menos los pienses el dolor ya habrá desaparecido.

-Eso espero.

-¿Alguna otra molestia que tengas?

-Aparte de tus molestos “Ok”, nada-la doctora sonrió, molestando aún más al joven, pues al parecer los comentarios groseros que hacía no le afectaban a Naoko.

-Ok, al parecer alguien no despertó de buen humor-alborotó el cabello de su paciente.

-No te tomes muchas confianzas-le quitó la mano el chico, iracundo.

-Ok, vendré en un rato más para hacerte una revisión general-hizo unas anotaciones en el historial clínico-ahora mismo le avisaré a tu familiar que haz despertado. .

-¿Familiar?

-Si…¿Deseas que lo llame para que venga a verte?

-Por favor.

-Ok-la doctora salió de la habitación.

-Que mujer tan molesta-espetó el moreno-Ok…ok…ok…al parecer no sabes otra cosa que “Ok”…

Se quedó observando la puerta de la habitación, esperando que cuando ésta se abriera apareciera o su madre o Maiko; pero para sorpresa de nuestro lindo protagonista, fue Ayaka la que entró al lugar.

-Hola Shu-saludó la chica-Tremendo susto el que nos haz dado-musitó, tomando una de las manos del chico.

-Hola-dijo el moreno, confundido.

-Hiro tuvo que regresar al trabajo y como los demás miembros de la banda están en la conferencia, así que me ofrecí para quedarme por si se ofrecía algo.

-Gracias.

-No tienes por qué agradecer-la castaña observó con detenimiento a su compañero y dubitativa continuó-sé que es tonta la pregunta pero, ¿Cómo te encuentras?

-Adolorido pero aún así bien.

-Me da gusto. Creímos lo peor Hiro y yo cuando nos enteramos de esto.

-Quién salió más herido que yo fue Hisoka-dijo el cantante, observando a su amigo quien dormía a pierna suelta. .

-Respecto a eso, ¿Recuerdas que fue lo que sucedió?

-Si…-Shindo dudó un poco en decirle la verdad a Usami, pues la familia de ella mantenía buena relación con Seguchi, sumando que era el jefe de su mejor amigo. Sabía que si les contaba, ellos le creerían pero podría perjudicarlos de una manera indirecta y eso es lo que menos quería-nos asaltaron-mintió-me encontré a Hisoka en el camino al hotel, tomamos el parque de los atajos y en uno de los tantos atajos, un hombre corpulento nos interceptó, intentó quitarme mis cosas y me negué por lo que me golpeo, Hisoka quiso defenderme y pues…ya te imaginarás lo que sucedió después.

-Me imagino…-la chica asintió-En la mañana vino la policía a tomar sus declaraciones pero como el joven Ono no recordaba nada y tú aún permanecías inconsciente, optaron por regresar más tarde.

-Ya veo…-el chico bostezó. El analgésico ya había hecho su efecto; puesto que el dolor se le había quitado y comenzaba a sentirse somnoliento.

-Te dejaré descansar -la chica se acercó a Shu y le dio un beso en la frente-estaré afuera por cualquier cosa.

-Muchas gracias.

-Ya te dije que no tienes que agradecer-le dedicó una sonrisa cálida al joven y salió de la habitación.

Se acomodó en el duro colchón y cerró sus ojos dejándose vencer por el sueño.



Caminaba a grandes zancadas y con el ceño fruncido por la sección de juegos infantiles de un parque. Era medio día, por lo que el lugar estaba desolado, puesto que la mayoría de los niños encontraba aún en el colegio. Detuvo su andar a unos pocos pasos de un hombre de aspecto vago, el cuál tenía la apariencia de haber recibido una muy buena golpiza. Apretó los puños y habló con un tono frío.

-Eres un inepto-. El vago tan sólo se limitó a bajar la cabeza, avergonzado-Habla…-le ordenó el recién llegado.

-El objetivo permaneció sólo hasta que llegó al centro de Tokio, ahí se topo con un mocoso…por su apariencia creí que no iba a ser problema-Touma miró con ojos escrutadores a su acompañante. Cuando se había enterado del ataque de Shindo, jamás escuchó que mencionaran a un compañero.

-Como era ese mocoso.

-De aspecto mestizo, estatura media, ojos grises y cabello negro.

-Continua.

-El objetivo y su acompañante se dirigieron al parque Tsuki, en donde el objetivo Shindo se adelantó y tomó uno de los atajos, el menos alumbrado. Fue ahí donde decidí realizar la misión. Le pregunté la hora y en el descuido lo abofeteé, le dí varios golpes hasta deformarle el rostro y lo tumbé en el suelo, lo pateé hasta que el otro mocoso interfirió-el vago apretó los puños furiosos.

Touma Seguchi miró con incredulidad al otro hombre.

-¿Ese “mocoso” mestizo te hizo esto?

-Debo de admitir que no es cualquier mocoso…tiene varias técnicas de pelea, y sabe en que puntos estratégicos golpear.

-Así que él es el culpable de que la misión haya fracasado.

-Así es-Seguchi miró a su alrededor para verificar que seguían solos.

-¿En algún momento Shindo mencionó su nombre?

-Si…-el sujeto forzó un poco su mente-parecer ser que se llama Hisoka.

-Ya veo…-el rubio se quedó pensativo-bueno…a pesar de todo me serviste de algo-comentó con desdén-no habrás dejado moribundo a Shindo como te ordené, pero al menos lo mandaste al hospital-curvó sus labios en una media sonrisa-espero y con eso le queden pocas ganas de quedarse más tiempo aquí-metió una de sus manos al bolso interno de su caso; de donde sacó un pequeño sobre-No es lo acordado pues fracasaste en lo que te ordené, pero es a cambio del nombre de ese mocoso entrometido-le tendió el sobre al extraño.

-Muchas gracias-el hombre le arrebató el sobre.

-Ahora vete y no vuelvas a aparecer frente a mis ojos.

-No lo haré-musitó el hombre antes de desaparecer del lugar.

Seguchi sacó su celular y marcó un número. Cuando del otro lado escuchó una voz pastosa habló.

-Necesito que consigas toda la información que puedas sobre un tal Hisoka, es cercano a Shindo Shuichi y es mestizo. Es lo único que tengo de referencia. Espero tener esa información para hoy mismo en la noche, a más tardar-dicho esto cortó la comunicación.-No sé quien demonios seas mocoso, pero te haré saber que nadie se cruza en el camino de Seguchi Touma-masculló al aire el rubio empresario.



Tan sólo se enteró que Shuichi se encontraba en el hospital y no la pensó dos veces en ir a verlo, dejando de lado la universidad y otras cosas poco importantes en ese momento. Durante el trayecto al hospital, trató de localizar a su hermano para infórmale, pero desgraciadamente Yuki no contestó a ninguna llamada. Entró casi corriendo al hospital, pasó de largo la recepción, pues gracias a Ayaka, sabía en que habitación se encontraba Shindo. Lanzó una bocanada de aire cuando estuvo fuera de la habitación 45 y sin pensarlo dos veces se adentró al lugar.

-Shuichi, ¿Estas bien?-vociferó, pero enmudeció al instante al ver la habitación vacía-¿Me habré equivocado?-se preguntó y salió del lugar para verificar el número, leyó el #45 que estaba pegado en la puerta y se rascó la cabeza, confundido-Si es el número de habitación que me dio Ayaka-volvió a entrar y recorrió la habitación. El sonido de agua correr llamó su atención y sus ojos se posaron en una pequeña puerta que se encontraba cercana a una de las camas vacías. De aquella puerta salió un relajado Hisoka, quien al darse cuenta que era observado por un extraño se incomodó-Hola-saludó Tatsuha.

-Ho…hola-el menor caminó con lentitud hacia su cama, cuidando de no hacer un movimiento en falso y lastimarse sus costillas rotas-Supongo que vienes a ver a Shuichi-concluyó, mientras se acomodaba en su cama.

-Así es…¿Sabes en donde está?

-Se lo llevaron para hacerle unas radiografías.

-A, Ok. Entonces lo espero-el Usegui tomó asiento en una silla que se encontraba entre las dos camas y permaneció en silencio al igual que Hisoka.

Después de diez minutos, en los cuáles Shuichi no apareció y el silencio entre ese par era cada vez más insoportable, el mayor se animó a romperlo.

-Me llamo Tatsuha-se presentó.

-Hisoka-contestó en tono parco el joven Ono. Y al ver que no sabía como romper el hielo, Tatsuha optó por seguir callado.

Pasaron otros diez minutos cuando el estómago de Ono gruñó, exigiendo alimento, hecho que llamó la atención del otro chico quien soltó una gran carcajada.

-Lo siento-se disculpó un abochornado guitarrista-los analgésicos me provocan mucha hambre.

-No te preocupes-rió el universitario.

En ese momento, Soka deseó desaparecer de entre las sábanas de la cama. Al poco rato, un joven entró con el carrito de la comida, acto que agradeció el menor.

-¿El joven Shindo?-preguntó al ver la cama vacía del mencionado.

-Le están haciendo estudios-se apresuró a decir Tatsuha.

-Ok, aquí le dejo su comida-el hombre dejó la charola de la comida en el buró del cantante.

-Buen provecho-dijo en forma de despedida, antes de salir de la recámara.

-¡Por fin!-exclamó con ojos brillosos Ono. Estaba a punto de tomar el envase de jugo de naranja, cuando recordó que su mano derecha se encontraba enyesada.

-No importa, tengo mi mano izquierda-musitó. Le costó un poco de trabajo pero logro beber todo el jugo. El verdadero problema fue cuando tuvo que comer con palillos. Frustrado se dedicaba a tratar de agarrar tan sólo un poco de comida, pero todo se le caí y esto había provocado que se hiciera un batidillo.

Tatsuha se percató del problema y sin más se acercó al chico.

-Permíteme-le arrebató los palillos y antes de que el otro pudiera protestar, ya le había introducido un trozo de pescado a su boca, atragantándolo. Tragó con esfuerzo aquél bocado.

-No es necesario que me…-se apresuró a decir Ono, pero otro gran bocado le hizo callar.-¿Por qué ese sujeto tenía que estar dándole en la boca?-pensó abochornado el jovencito-Era algo demasiado vergonzoso. Desvió la vista de Tatsuha y trató de pensar en otra cosa. Su mente viajó lejos, en donde no era Usegui quien le daba de comer en la boca; sino la linda hermana menor de Shuichi.

-¿Estas bien?-aquella pregunta sacó de su momento de ensueño al Hisoka, quien se sonrojó aún más de lo que ya estaba por la forma en que lo miraba el mayor.

-S…si…estoy bien…-balbuceó.

-¿Seguro? Estás sonrojado, ¿No quieres que llame a la enfermera? Podrías tener fiebre.

-No, estoy bien-Tat, no muy convencido, acercó su mano a la frente del chico para verificar que sus sospechas no fueran ciertas.

-¿Interrumpo algo?-la voz de Shuichi provocó que el par diera un respingo.

-Shuichi…-murmuró Hisoka, aún más abochornado que nada.

El cantante se encontraba sentado en una silla de ruedas en la entrada de la habitación. El camillero que lo acompañaba le ayudó a recostarse en su cama y en silencio desapareció de la habitación.

-¿Qué demonios haces aquí Tatsuha?-preguntó con desdén Shu, acomodándose en la cama.

-Que más…vine a ver como estabas-Shindo lo miró con ojos escrutadores, no muy convencido de lo que el otro decía-No me mires así, es cierto. Estaba preocupado por ti.

-¿Viniste sólo?-miró de reojo a Hisoka quien peleaba con los palillos para voler a centrar su viste en el monje.

-Si…-de nuevo el cantante lo miró con desconfianza-Lo juro…-Tat alzó la mano en forma de juramento-él está de viaje.

-Oh…está de viaje-apretó las manos-vaya…que coincidencia-hizo una media sonrisa.

-¿Coincidencia?-preguntó Usegui, curioso.

-No…nada…bueno niño…ya viste como estoy…hecho una mierda, ahora hazme el favor de irte.

-Vaya…veo que no andas de buen humor-rió Tatsuha-dios…te me haces tan parecido a alguien.

-Cállate y vete.

-En serio Shu-el monje dejo de reír y tomó un semblante serio- no tienes por que portarte así conmigo. Lo que haya sucedido entre ustedes no tiene nada que ver conmigo, puedes considerarme tú amigo.

-¿Amigo?-abrió los ojos el cantante, sorprendido y una idea vaga de contarle sobre lo de Touma pasó por su mente, al fin y al cabo Tat nunca se había llevado bien con su cuñado. Pero al instante la desechó y espetó-No seré amigo de un pervertido.

-¡Oye! Tampoco es para que me ofendas-hizo un puchero el universitario.

Hisoka se sintió que sobraba en aquél lugar, por lo que decidió salir de la habitación. En eso se encontraba cuando…

-¿A dónde crees que vas niño?-vociferó Shuichi.

-Al baño-dijo atropelladamente.

-Ah…está bien.- El chico al ver que su plan había fracasado, se encerró en el baño.
Cuando los gritos de su amigo hubieron cesado, el chico decidió salir, encontrándose con un colérico Shindo quien entre bufidos degustaba de su comida, mientras que su “amigo” le daba la espalda y miraba a un punto indefinido de la habitación.

-Vaya…aún sigues vivo-comentó en tono de burla Tatsuha, al ver que Hisoka salía del tocador-Creí que el escusado te había comido-río. Ono frunció el ceño-Vamos, te estoy esperando para terminar de darte de comer-le guiñó el ojo.

-¿Quién te ha dado el derecho de darle de comer a Hisoka?-vociferó Shuichi.

Tatsuha se giró.

-Por dios Shu, ¿Vaz a seguir discutiendo?
Ono suspiró y optó por seguir encerrado en el baño.

-No logro comprender por que Shu se encuentra tan alterado-murmuró el chico.



Tatsuha dejó la habitación #45 satisfecho de hacer las paces con un Shuichi que después de comer y recibir su dosis de analgésicos, había cedido en ser su amigo. Después de aquella visita, fue el turno de Maiko y su histérica madre de entrar a la habitación; ésta última hizo todo un show dramático al ver en las condiciones en las que su hijo se encontraba.

Cuando Maiko logró convencer su madre de que su hermano necesitaba descansar y que ellas tenían que regresar a casa. Ono y Shu agradecieron un momento de paz y tranquilidad, lo cuál no duró mucho, pues el resto de la banda había regresado de su imprevisto itinerario.

Hiromi entró de súbito a la habitación, chillando como loca pues se sentía culpable de haber abandonado a su querido hermano y por no estar al pendiente de que su Shuichi despertara.

Desgraciadamente, para Hisoka y Shindo, el día no terminaba aún y cuando Hiromi, Dresde y James tuvieron que regresar al hotel; un par de policías hicieron acto de presencia para hacerles unas cuantas preguntas respecto al ataque del que habían sido víctimas.



Se dejó caer sobre la suave cama. Había sido un día demasiado agotador para él, su mano le punzaba de tantos autógrafos que había dado por la mañana, sumando el dolor de rostro que tenía por sonreír durante la inauguración de una biblioteca privada y el banquete que se había realizado posteriormente. Definitivamente él no estaba hecho para la vida social, pero desgraciadamente eso no lo había hecho por gusto y si no por trabajo. Miró el reloj el cuál anunciaba las siete menos veinte minutos. Si no hubiera sido por Kana, el aún seguiría con su sonrisa falsa en aquella reunión.

Sacó su celular del bolsillo de su pantalón y notó que tenía más de dieciocho llamadas pérdidas; de las cuáles la mitad eran de su hermano y la otra mitad pertenecían al número de celular de Ayaka. Supuso que Tatsuha le había marcado para darle quejas de Nyankotaro y respecto a la castaña, tal vez era para contarle de los planes que tenía para su boda, por que generalmente tan sólo para eso le hablaba la chica, como si a él le interesara escuchar cursilerías. Apagó su celular y sin muchas ganas de levantarse y quitarse el smoking, Yuki cerró los ojos dispuesto a entregarse a los brazos de Morfeo, pero el sonido del teléfono de la habitación resonó.

Tomó su almohada y se cubrió la cabeza, amortiguando un poco el molesto sonido. Suspiró cuando el sonido cedió. Se acomodó en una mejor posición para dormir mejor. Se encontraba en el segundo sueño cuando el aporreo de la puerta lo despertó. Malhumorado se puso de pie, dispuesto a romperle la nariz a quien lo hubiera alejado de su descanso. La cólera se le bajó cuando al abrir la puerta se topó con Mizuki.

-Que es lo que quieres-habló pausadamente y haciendo que su voz se tornara lo mas pastosa posible.

-Siento mucho molestarlo profesor, pero me acaban de informar que el joven Shindo se encuentra en el hospital.

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