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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola chic@!!!

Q tal???

Yo acá ando muuuuy inspirada XD. Se nota verdad??? jajajajajaja.

Puesi, lo que pasa es que ya comienza lo bueno del fic *.* jojojojo.

A pesar de que recibí muy pocos RR, éstos estuvieron muuuuy largos y eso me gustó. Sigan dejando RR laaaargo, q motivan a la kozzha XD.

Bueno, ya basta de habladurías y sigamos con el nuevo cap, spero y sea de su agrado.

Besos

kozzha

 

 

 

 

 

 

 

Mika acariciaba con suma delicadeza la frente de su marido, quien se encontraba conectado a  miles de cables y dependía de una mascarilla de oxígeno. Desde que había ingresado al hospital, el hombre no había dado señales de mejoría, por lo que seguía sin recuperar la consciencia.

 

            -¿Quién se atrevió a hacerte esto?-preguntó en un hilillo de voz la mujer, quien tenía un semblante demacrado ante la angustia que había vivido-juro que haré pagar a la persona ...Seguchi.  

 

             

 

 

 

Capítulo 16

¿Un rival más?

 

 

            Después del inesperado encuentro con Yuki, Kana y Kaname. Shuichi había decidido irse a  despejar a un bar.  

 

            Ya despejado, el joven optó  regresar, hablar  con James y poner cartas en el asunto.  

 

            La  cita fue en el restaurante del hotel. El manager le miraba con ojos escrutadores.

 

            -Veo que ya estás más relajado-comentó, notando cierto olor a licor.

 

            -Un poco-musitó el pelinegro en voz baja, para que no notara lo ebrio que estaba.

 

            -Y bien-el norteamericano recargó los codos en la mesa y su rostro reposó en sus manos-¿De qué quiere hablar?

 

            -Mi participación en cualquier cosa respecto a lo musical, tiene un precio-miró a los ojos al mayor y repentinamente le dio hipo-Lo siento...el frío...

 

            -Claro-respondió James con sarcasmo.

 

            -Bien...-otro hipo-si quieren que me quede en Japón-se cruzó de brazos-y participe con Tamaki, quiero un apartamento en las orillas de la capital-habló pausado, haciendo un gran esfuerzo de hablar claro- Una zona no muy ostentosa  pero tampoco tan pobre como burakumin. Algo más común. Con tres habitaciones, un piano de cola y...-se quedó en silencio por largo rato, mirando al vacío.

 

            James arqueó una ceja.

 

            -Está completamente ebrio-pensó.

 

            -Y creo que eso es todo...por el momento-golpeó con su puño la mesa-he dicho.

 

            -Está bien. Buscaré un apartamento en estos días, sólo ten un poco de paciencia- le tendió la mano a Shu  quien  abrió los ojos y por inercia estrechó la mano del mayor.

 

            -Un momento- soltó la mano del mayo y la puso frente a su manager, mientras que la otra oprimía su sien-Creo que no entendiste, quiero vivir en un apartamento solo.

 

            -Si entendí.-James bajó sus brazos y le miró a los ojos-Rage ordenó que llegara  a un trato contigo para que aceptaras  quedarte en Japón-en sus labios se formó una risa de triunfo-Y haz aceptado el trato.

 

            -¿Cómo?

 

            -Ya no hay vuelta atrás, "Trato hecho; jamás desecho"-señaló su mano, la cuál había estrechado antes con la del cantante.

 

            -¡Eso es cosa de niños!

 

            -Tienes razón, pero de todos modos todo lo ha escuchado la jefa-James sacó su móvil.

 

            -¡Me da tanto gusto que hayas aceptado!-la voz de Rage sonó por la bocina del aparato.

 

            -¡Me han timado de nuevo!-vociferó. James se encogió de hombros.

 

            -No lo hicimos. Tú aceptaste solito-la chica rió.

 

            -¡Bien!-Shu se puso de pié-pero también voy a querer un jacuzzi y la despensa llena de pocky´s-y sin más salió del lugar dando trompicones.

 

 

 

           

Se dejó caer en el mullido colchón. No quería saber nada de nadie, por lo que antes de encerrarse en su habitación le había dado indicaciones a la recepcionista del hotel que no estaba dispuesto para recibir ni llamadas ni mucho menos visitas, de ningún tipo.

 

            -Tantas cosas han pasado hoy...mi mente está saturada...en verdad necesito unas vacaciones-y con la idea de un viaje a una linda playa del Caribe, el joven Shindo se quedó dormido.

 

 

           

           

En N.G. Hiroshi y Suguru hacían algunos ajustes con el nuevo sencillo que presentarían  como dúo, cuando el móvil de Nakano sonó. El joven se sonrojó y salió de la sala de grabaciones.

 

            -Vaya, ni ha pasado mucho tiempo y Ayaka ya le anda marcando-se quejó Fujisaki.

 

            -Women...-suspiró Mr. K.

 

            Hiro miró la pantalla del aparato y arqueó una ceja, el número no era el de su prometida.

 

            -¿Diga?

 

            -¡Hiro! Na no da...he vuelto-la voz fingida de Ryuichi retumbó en el oído del guitarrista.

           

            -Ah, eres tú Sakuma-Nakano alejó el móvil de su oído-¿Cómo te fue en el viaje?

 

            -¡Bien! Estoy ansioso de ver a Shu...¿Sabes si está ocupado?

 

            -No lo sé, pero creo que no sería buen momento de ir a  verlo-Hiro se alborotó la larga melena. 

 

            -¿Cómo?¿Por qué?-la voz del cantante bajó de volumen.

 

            -Ha estado un poco agotado y de no muy buen humor, sumando lo del ataque que sufrió.

 

            -¡Ataqué! Pero que...

 

            -Ah se me olvidaba-Hiro hizo una mueca de nervios-Soy un idiota-musitó-no nada, sólo fue un intento de asalto pero el se encuentra...-antes de terminar la frase, el castaño ya había cortado comunicación-Demonios-miró su móvil-yo y mi bocota.

 

            Sin más regresó a la sala, ignorando las miradas escrutadoras de sus compañeros.

 

            -Sakuma ya está en Japón...-fue lo único que atinó a decir.

 

 

 

           

Ryuichi colgó. Se quedó pensativo y después de un rato reaccionó.

 

            -Lléveme al hotel Hilton-ordenó. Recordando que Hiro le había dicho que ahí se hospedaba su amigo.

 

            Miraba los edificios, ansioso. Tan sólo había escuchado la palabra "ataque" y  Sakuma se había desconectado del mundo. No lograba comprender nada; por tal motivo el castaño deseaba ver más que nunca a su "Shu".

 

            Tan sólo vio a lo lejos la imponente estructura arquitectónica norteamericana y su corazón se aceleró más.

 

            Desgraciadamente había tenido que hacer ese viaje urgente, pues su padre había enfermado, no había otra, pero si no hubiera sido por eso, posiblemente Shu no hubiera sufrido eso, ¿O si?

 

            -Eiri Usegui...-masculló. Estaba seguro que él tenía que ver con eso. Lo presentía.

 

            El taxista se estacionó en la entrada del lujoso hotel y el cantante de un salto salió del vehículo, tomó con brusquedad sus valijas y pagó al chofer.

 

            Lo único que rondaba por su cabeza era ese chiquillo lleno de energía llamado Shuichi.

 

            Con la respiración agitada llegó a la recepción, pidiendo ver al joven.

 

            -Lo siento señor, pero el señor Shindo ha dado órdenes de que no se le moleste para nada-respondió en tono neutro la recepcionista.

 

            -¿Cómo? Pero; ¿Que no se da cuenta de quien soy?-dijo indignado, con su voz añiñada, obviamente fingida.  

 

            -Lo sé señor Sakuma, pero no puedo ignorar las órdenes del señor Shindo.

 

            -Bien-refunfuñó-¿Al menos puedo dejarle un mensaje?-le miró serio. El castaño se encontraba en su faceta madura, pues la infantil no le había servido para nada.

 

            -Por supuesto.

 

            -Dígale que vine a buscarle y que espero que se comunique conmigo.

 

            -Yo le informaré-la chica hizo una leve reverencia.

 

            -Gracias...-el chico tomó sus valijas y salió del hotel-¿Qué te han hecho Shu?

 

 

 

            Tatsuha llegó a la casa sumamente agotado. La universidad no conocía la palabra "piedad".

 

            -Ya estoy en casa-musitó, sin muchas energías. Se quitó los zapatos y atravesó el recibidor.

 

            La estancia estaba en medio de la penumbra y lo único que yacía alumbrado era la cocina. El monje arqueó una ceja al escuchar música deprimente que provenía de aquél lugar; con cautela se fue encaminado a la cocina. Le sorprendió el intenso olor a cigarro.

 

            -¿Eiri?-asomó la cabeza y vio a su hermano mirando al vacío en compañía de Nyankotaro y Kaname, quien estaba con el mismo estado de ánimo que su tío-¿Y ahora que sucedió?-preguntó el joven, arrebatándole el cigarro a su mayor y apagándolo en el cenicero lleno.

 

            -Ya compré el televisor que rompí-fue lo único que dijo el rubio, sin siquiera mirar a su hermano.

 

            -¿Kaname?- miró al niño quien lanzó un hondo suspiro y siguió taciturno.

 

            -Ay dios...-el menor de los Usegui oprimió el arco de su nariz-Hermano, tan sólo tenías que cuidarlo, no deprimirlo-cargó al niño quien se aferró a su cuello-vamos Kaname, te leeré un cuento-salió de la cocina, para después regresar sobre sus pasos-Y deja de fumar que le hace daño al niño...y a ti-indignado, el monje llevó a Kaname a su habitación.  

 

            El minino maulló a su amo, pero el escritor siguió mirando al vacío, como un muñeco, sin alma y sin vida.

 

 

           

 

...Ahí se encontraba rodeado de aquella espesa niebla mezclada con los espectros de su pasado, aquél pasado que no lo dejaba en paz. Yacía en un rincón, hecho ovillo, mirando al vacío.

 

            A veces escuchaba el llanto de alguien, un llanto lleno de dolor; el llanto de una persona que conocía perfectamente y que le suplicaba que regresara. A pesar de que se sentía seguro en aquél lugar, el deseaba regresar, pues le dolía que su ser querido llorara por él.

 

            -Si no soy yo...no tiene a nadie...y sin él, yo también estaría sólo-musitó-Necesito volver...-oprimió con sus manos su cabeza desesperado, pues por más que se esforzara...no podía salir de aquél estupor.

 

            - Eiri...-otra vez aquella voz-tienes que despertar, pues Shuichi pronto va a  regresar a Japón.

 

            -Shuichi...él...

 

            De sopetón abrió los ojos y  lo primero que vislumbró fue la mesa de la cocina. Se enderezó y sobó su cuello. ¿En que momento se había quedado dormido?, pensó. Alzó su mano derecha y observó la cicatriz que atravesaba la palma de su mano.

 

            -Otra vez ese sueño...-murmuró con voz ronca.

 

            Desde que había sufrido el "accidente", el rubio soñaba con lo mismo: él en un lugar oscuro y sin salida, mientras que su hermano Tatsuha le suplicaba que regresara.

 

            Se puso de pie y estiró todos sus músculos, miró su reloj de pulsera y vio que eran las  seis menos trece minutos. Aún tenía unas horas más para dormir, pero curiosamente ese día el escritor había decidido madrugar.

 

 

 

            -Vamos amor...despierta-le susurró Ayaka en tono dulce a su prometido, quien estaba dormido bocabajo y desnudo.

 

            -Mmmm...no quiero-murmuró, cubriéndose con la almohada.

 

            -Vamos perezoso-la chica le dio una nalgada-No me digas que te cansaste por lo de la noche-sonrió con picardía. Ante lo dicho, el pelirrojo se despabiló y de un salto se puso de pie.

 

            -Para nada-comentó, simulando indignación-¿Quieres repetirlo?

 

            -Me encantaría, pero tengo muchas cosas que hacer-miró de pies a cabeza a su hombre.

 

            -¿Qué cosas?-arrinconó a la castaña.

 

            -Tengo que ver los últimos detalles de la boda, ¿Lo recuerdas?-la chica rozó sus labios con los de Hiro-Iré con Tooru.  

 

            -Oh es cierto-Nakano se alejó un poco-¿Quién te va  a acompañar?

 

-Hoy me voy a medir mi vestido, ver lo del velo, el tocado y que peinado llevaré ese día-la chica miró a su interlocutor con ojos brillosos-También tengo que ver la decoración del salón y...ah es cierto-alejó al chico-Me falta entregar algunas invitaciones, incluyendo la de Shu.

 

            -Waaa, es cierto. Ya no lo recordaba-Hiro se puso su ropa interior-¿Podrías darle otro boleto?

 

            -¿Cómo?-Ayaka miró al guitarrista con asombro.

 

            -Si...quiero que invite a alguien.

 

            -Oh ya veo-la chica  desvió la mirada, pues esperaba que en la boda, pudiera ver una reconciliación con Eiri-Claro.

 

            -Creo que le haría bien, ¿No crees? Hace muy buena química con su compañera de banda.

 

            -¿Con la rubia alta?

 

            -No, con la otra chica...

 

            -Oh...la señorita Ono.

 

            -Exacto, con ella, ¿Qué opinas?

 

            -Mmmm...está bien. Claro, ¿Por qué no?-la chica se alborotó el cabello.

 

            -Bien-Nakano sonrió-iré  a ducharme para el trabajo-salió de la habitación para después regresar sobre sus pasos-Por cierto-se acercó a Usami-me debes una, ¿Eh?-le guiñó el ojo para después salir de la recámara.

 

            Ayaka se sonrojó.

 

 

 

           

Se despertó con pereza aquella mañana. Lanzó un gran bostezo y se frotó los ojos con fuerza para tratar de despejarse. Se enderezó lentamente y miró todo a su alrededor.

 

            -Es viernes...día libre-exclamó dejándose caer de nuevo sobre el colchón-Muy bien me lo tengo merecido-musitó Shuichi.  Se quedó un rato más en la cama hasta que su estómago le exigió alimento. Pidió que le llevaran al desayuno a  la habitación.

 

            Cuando la mucama llegó con el desayuno, el chico la recibió sonriente.

 

            ¿La razón de por qué el chico se encontraba de buen humor? El alcohol, pues no recordaba con exactitud lo que había acontecido el día anterior y no tenía intenciones de forzar su cabecita.

 

            Desayuno con tranquilidad, degustando de todo lo que le habían llevado de comer. Después de reposar un rato, optó por tomar una ducha en la tina. En todo el rato que permaneció en la tina, se dedicó a organizar su día.

 

            Aún no terminaba de secarse cuando su celular sonó. Sin saber el por qué, el chico tomó se enredó una toalla y salió rápido del tocador. Tomó la llamada.

 

            -¿Diga?

 

            -Shuichi-la voz de Hiro se oía desesperada

           

-¿Qué sucede?-respondió el pelinegro con un dejo de angustia.

 

-Ah, que bien que te encuentro-suspiró con alivio.

 

-¿Por qué?

 

-¿No tienes nada que hacer hoy?

 

-No, tengo el día libre, ¿Por?

 

-¡Que bien! Necesito de tu ayuda hermano.

 

-Claro, lo que quieras.

 

-Ayaka tiene que ir a medirse el vestido y hacer esas cosas que las mujeres hacen cuando se van a casar, pero desgraciadamente su dama de honor no pudo acompañarla  y está hecha un mar de llanto pues no quiere estar sola y yo...pues ya sabes con esas reglas raras occidentales de que el novio no puede ver el vestido de novia y el trabajo...

 

-Claro, yo la acompaño-se apresuró a decir el cantante, sin pensarlo dos veces.

 

-¿En serio?

 

-Si...si en algo puedo servir.

 

-¡Gracias!-exclamó Nakano-Me has salvado.

 

-¿Tengo que ir a recogerla a tu casa?

 

-No, de hecho ya está en la boutique.

 

-O.K. Dame la dirección.

 

 

 

 

-Muchas gracias por acompañarme en esto-moqueó Ayaka-Tooru me ha dejado plantada y yo...-sorbió su nariz-no quería estar sola, tu entiendes...

 

-Claro...-respondió con parquedad Yuki. A su alrededor, las mujeres que se encontraban en la boutique le miraban con asombro por dos cosas: por ser hombre y dos, por ser Yuki Eiri-Estoy en territorio femenino...que horror-musitó.

 

Una encargada de la boutique se acercó a la pareja.

 

-Buen día señora Nakano-miró al escritor y se reuborizó-En...en un momento más le traigo el vestido y los accesorios. Disculpe la demora-la mujer hizo una leve inclinación y se fue.

 

-Gracias- chilló la chica. Yuki le ofreció su pañuelo a la castaña, quien ya había empapado el suyo.

 

Otra encargada se acercó y les ofreció champagne a lo que el par rechazó.

 

-Dios...es demasiado para mí-bufó Eiri al ya no tolerar las miradas que las chicas le dedicaban-Voy al sanitario y por favor, ya no llores.  

 

-Si-la chica aspiró hondo y sonrió a su amigo.

 

Para sorpresa del rubio, en aquella boutique también había sanitarios para varones, cosa que agradeció.

 

Se encerró en uno de los cubículos y encendió un cigarrillo que falta le hacía.

 

 

 

 

Shuichi miró con aberración su reflejo en el espejo. Por todas las cosas que le habían sucedido, no le había dado tiempo de lavar su ropa; por lo que se había visto obligado a ponerse la ropa que su madre le había comprado. Su vestimenta consistía en: un pantalón entubado color rojo y una playera azul turquesa. No había muchas opciones para su desgracia.

 

-Dios...por qué ahora-bufó. Esculcó en sus valijas y sacó una sudadera negra de una de éstas, la olió-Mmmm...creo que si le pongo loción podré disimular un poco el mal olor-dicho esto, vertió casi media botella de su fragancia sobre la prenda, se la puso y se volvió a mirar en el espejo-Mucho mejor, ya parezco un payaso-se puso la capucha y se acomodó el flequillo para cubrir un poco sus ojos.

 

Pidió a la recepcionista que le consiguiera un taxi y en pocos minutos estuvo montado en el vehículo, camino a la boutique la cuál, por fortuna, no se encontraba muy lejos.

 

 

 

 

Ayaka acaba de mandarle un mensaje a su prometido cuando Shuichi apareció.

 

-Hola-la saludó el pelinegro, tomando asiento en uno de los sillones del lugar.

 

-Shu...¡Shuichi!-vociferó Usami, sorprendida-Pero...¿Pero que haces aquí?-preguntó nerviosa.

 

-Hiro me pidió que te acompañara-le respondió serio-No te preocupes, yo estoy para apoyarte-tomó una de las manos de la chica-En lo que sea.

 

-¿Cómo?-se tensó-No, no era necesario, yo ya...-guardó silencio y se tensó aún más, al ver que Yuki aparecía y miraba con curiosidad al par.

 

-Hola Shuichi-saludó el hombre en tono neutro.

 

El pelinegro giró la cabeza y se topó con la mirada gatuna de su ex amante.

 

-¿Tú que haces aquí?-soltó la mano de la chica y encaró al mayor.

 

-Vine a acompañar a Ayaka.

 

-O no, yo soy él que vino a  acompañarla y a ayudarle en lo que sea, no te necesitamos-masculló.  

 

La chica llamó a una de las encargadas quien cargaba una charola con copas de champagne.

 

-Sólo tomaré una-sonrió con nerviosismo y bebió de un solo trago el vino.

 

-No hables tan fuerte, ó ¿Es que quieres llamar la atención?-ante lo dicho el cantante apretó los labios i volvió a sentase, dándole la espalda al rubio, quien sonrió levemente y tomó asiento junto él.

 

-Señora Nakano-la encargada del vestido de Usami se acercó al trío-ya está listo, si gusta probárselo.

 

-En norabuena-sonrió la chica, aún nerviosa. La mujer la guió a los vestidores.

 

La mujer encargada del champagne se acercó a Shuichi.

 

-¿Gusta champagne caballero?

 

-Si-respondió tajante Shindo y tomó dos copas, para sorpresa de la mujer, quien con discreción se alejó, murmurando varias cosas.

 

El chico bebió casi la mitad de un solo trago.

 

-Ten cuidado con el champagne-le susurró Yuki-pues no eres muy tolerante al alcohol y te embriagaras muy rápido.

 

-No molestes-masculló.

 

Ayaka salió del vestidor con ojos llorosos y se posó frente al par. Shu la miró con ojos brillosos al igual que Eiri. Hubo muchos cuchicheos cuando la chica salió vestida de novia.

 

-¿Qué tal?-preguntó con un nudo en la garganta.

 

-Te vez...-musitó Eiri.

 

-Preciosa-interrumpió Shuichi-Te vas a  casar Ayaka-dijo incrédulo.

 

-Lo sé...¿No es genial?

 

-Tú y Hiro se van a casar...-el chico se quedó pensativo por un rato. Tragó saliva y pidió que le sirvieran más champagne.

 

Mientras esperaban la entrega del vestido y los accesorios, Ayaka y Shu se dedicaban a beber, mientras Eiri los veía con preocupación.

 

 

 

 

Ryuichi miró la entada del hotel Hilton, respiró hondo y con decisión entró al lugar. Deseaba ver a Shuichi, por tal motivo cruzaba dedos de que su plan saliera bien.

 

-Buenas tardes-saludó con dulzura. En su etapa de niño.

 

-Buenas tardes-respondió la recepcionista, la cuál era la misma que le había atendido ayer-¿Le dio el recado a Shuichi?

 

-¿Eh? Cla...claro-la chica rió con nerviosismo, pues había olvidado por completo informarle a Shindo sobre la visita del señor Sakuma.

 

-Que bien-sonrió-¿El se encuentra ahora?

 

-Lamentablemente no-el semblante del cantante se tornó serio-el señor Shindo salió hace una hora, al parecer llevaba prisa.

 

-Oh...-apretó la mandíbula-Ya veo...-volvió a sonreír-Vendré después.

 

 

 

 

Hisoka leía una revista de música, de vez en cuanto lanzaba una mirada a la puerta, inquieto. Su hermana había pasado la noche cuidándolo por lo que después de darle de comer, había decidido regresar al hotel a comer algo y ducharse. Prometiéndole que no tardaría mucho.

 

-Que bien que Hiromi tiene día libre, así podremos estar junto-había dicho el jovencito feliz, después de ver salir a su hermana de la habitación.

 

Pero las horas habían pasado y el chico comenzaba a inquietarse, no deseaba quedarse solo y que ese tal Tatsuha apareciera.

 

-De tan sólo pensar en él, me produce dolor de cabeza-bufó.

 

El ruido de la puerta le hizo centrar su atención del todo en la entrada, esperanzado de que fuera la soprano.

 

-¿Hiromi?- para sorpresa del chico, quien había entrado  a la habitación era nada más ni nada menos que Maiko, la hermana menor de Shuichi.

 

-Buenas tardes joven Hisoka-la chica hizo una leve inclinación.

 

-Se...señorita Maiko-el chico se puso rojo como un tomate.

 

-Siento no haber venido antes a visitarlo, pero la universidad me tenía muy ocupada.

 

-No...no se preocupes señorita Maiko.

 

-Le traje algo joven Hisoka-la chica sacó de su bolsa un oso de felpa-en muestra de agradecimiento por todo lo que hizo por mi hermano.

 

-Ah...yo...-Hisoka tomó el peluche-Gra...gracias...es muy bonito señorita Maiko.

 

-Tan sólo dime Maiko-la chica sonrió también.

 

-O.K. Entonces tú dime Hisoka.

 

-Está bien.

 

-¿A caso era mucho pedir esto?-murmuró el chico.

 

-¿Cómo?

 

-Ah...no nada-rió nervioso el guitarrista.

 

 

Notas finales:

 

 

 


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