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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola!!

Q tal??

Cómo les pinta la vida??

Jajajajaja.

Bueno, pues yo aquí con un nuevo capi. Muchas de uds. dijeron que iba un poco lento el fic, pero es que... no les pasa que un día se les va en un abrir y cerrar de ojos y otro día les sucede taaaantas cosas, buenas como tmb malas que hasta les dá ganas de hacer una novela jajajaja. A mí si... o a veces me sucede q digo: ahhh...tal cosa q pasó... un día como...hoy en la mañana...waaa... de hecho fue hoy en la mañana...jajajajaja...aaah creoq ya ando debrayando. T.T

Me voy.

Ahhh! otra cosa. Espero y no sea molestia y les incomode, pero me gustaría saber que edad tienen mis lindas lectoras y en que país vivesn. Obvio, no es obligación. La q quiera poner eso en su RR, bien recibido.

La kozzha es de México y tiene 22 años, es niña vampiro y p eso no se le notan los años XP, algo que le molesta pues le dicen bloody Marie, por circunstancias de salud y pq tiene q ver un poco con uno de sus taaantos nombres ¬¬.

Bue...me voy y ya no les quito el tiempo XP.

Disfruten del capi.

Besos

 

 

 

 

 

 

Ryu hizo un último intento de tratar de localizar a Shuichi por medio del celular, intento que fue nulo, pues directamente lo mandaba al buzón de voz. Bufó y sintió que los vellos de la nuca se le erizaban. ¿A caso el jovencito se estaba negando? Negó con la cabeza rápidamente.

 

            -Eso no...él y yo estamos bien...todo quedó bien...-musitó, tratando de convencerse.

 

            El piteo de su móvil le obligó a salir de sus cavilaciones. En la pantalla del aparato se veía la foto de su amiga y compañera de banda: Noriko Ukai.

 

            -¿Diga?

 

            -¡Ryu! Acabo de escuchar el mensaje que dejaste. ¿Cómo estas?-vociferó Noriko.

 

            -Bien-respondió escueto.

 

            -Siento mucho no haberte llamado antes, pero es que fui a visitar a Touma-cambió su tono de voz a uno más serio. 

 

            -¿Qué tiene?-le interrumpió.

 

            -Ah es cierto, tu no estás informado-la chica murmuró-Lo que sucede es que está internado en el hospital a causa de una fuerte neumonía.

 

            -¿Cómo?- exclamó- Pero...

 

            -Es una larga historia.

 

            -Voy para tu casa-el chico cortó la comunicación.

 

            Shuichi golpeado y Touma enfermo, no podía comprenderlo. Habían sucedido tantas cosas en su ausencia...¿Ahora que le esperaba?

 

 

 

Capítulo 17

Un doloroso rechazo.

 

 

 

            Yuki miraba por el retrovisor a Shuichi, que tarareaba una canción en compañía de Ayaka, quien se encontraba en el asiento del copiloto. Después de obligarlos a salir de la boutique, la chica entre risas le indicó al escritor que tenía una cita con el gerente del salón para verificar la decoración del lugar para el evento.

 

            Precisamente iban en camino al lugar.

 

            -Cantemos otra canción Aya querida-vociferó Shuichi.

 

            -Siii...¿Qué te parece Amante bandido?

 

            -Oh...muy buena...-el joven se aclaró la garganta y comenzó a cantar a todo pulmón, seguido por la castaña.

 

            Yuki esbozó una dulce sonrisa. Cada vez que el chico bebía champagne se ponía más alegre de lo normal  y al verlo en ese momento tan jovial, el escritor se había dado cuenta que el Shu del que se había enamorado aún existía.

 

            Aún tenía una oportunidad.

 

 

 

            Hisoka miraba con ojos brillosos el osito de felpe que Maiko le había regalado.

 

            -Vino a visitarme -musitó. Lanzó un hondo suspiro-Tan hermosa...

 

            -¡Soka!-vociferó Hiromi, entrando a la habitación del chico; provocando que el menor casi le diera un infarto del susto.

 

            -Hi...Hiromi...-masculló, oprimiendo su pecho con la mano izquierda.

 

            -Buenas noticias-la chica alzó un pulgar al aire.

 

            -¿Me van a dar de alta?

 

            -Así es...

 

            -¡Cómo!-exclamó con incredulidad el mestizo.

 

            -Cuando regresé, me encontré con la doctora en guardia y me informó de tu alta, así que fui por ropa, por tal motivo me tardé.

 

            -Por fin...por fin regresaré al mundo exterior.

 

            -Así es-la chica puso en la cama una pequeña maleta-Vístete mientras hago el papeleo.

 

            -¡Si!

 

            -¿Podrás tú sólo?

 

            -Claro.

 

            -Bien-le guiñó un ojo-en un rato vengo por ti.

 

 

 

            -Hermossos...bellísisisisisimos-habló arrastrando las palabras la futura esposa de Nakano, mirando los arreglos florares que adornarían el salón.

 

            -¿Está de acuerdo señora Nakano?-preguntó el gerente.

 

            -Por supuesto...todo es maravilloso. Quiero todo lleno de estos arreglos- alzó los brazos  y dibujó  un circulo con ellos-y por favor, ponga más gardenias para que aromatice, O.K-musitó.

 

            -Lo que usted ordene-el hombre hizo una inclinación. 

 

            -Muy bien...-la mujer se despidió del hombre-Eiri...-se encaminó tambaleante hacia la salida del lugar-ahora tienes que llevarme al salón de belleza para ver el peinado-se detuvo en seco y miró en su derredor-¿Y Shuichi?

 

            -Fue al sanitario a...-Eiri se acercó a la chica y le susurró algo al oído.

           

-Iuuu...que asco.

 

            -Su estómago no suele tolerar mucho el champagne.

 

            -Eso ya me dí cuenta.

 

            -De hecho me sorprende que tú no hayas ido a hacer una visita al tocador  para ser la primera vez que bebes en exceso.

 

            -Mi esstómago ssabe diferenciar del vino fino al licor, ¿Entiendes?

 

            -Claro...aún así se nota a leguas lo ebria que estás.

 

            -Shhh...no lo grites-masculló.

 

            -Bien.

 

            -Ve a ver como sse encuentra-se apresuró a decir.

 

            -Claro.

 

            Shindo se enjuago la boca y miró su reflejo en el espejo.

 

            -¿Cómo se te ocurre beber champagne un día después  de beber sake y cerveza?- le reprochó al chico demacrado frente a él.

 

            La puerta del sanitario de caballeros se abrió y ante el ruido, el moreno desvió su mirada hacia esa dirección; topándose con la divertida mirada de su ex.

 

            -Maldición-musitó, creyendo que había sido lo mas discreto posible cuando se había dio corriendo a vomitar.

 

            -¿Te encuentras bien?

 

            -Claro-habló pausado. Se acomodó la sudadera y caminó erguido hacia la puerta, marcando cada paso, intentando no dar trompicones.

 

            -Te lo dije-le comentó Yuki a Shindo, cuando el menor pasó junto a él.

 

            El cantante lo ignoró y siguió su camino.

 

            La siguiente parada sería en el salón de belleza.

 

 

 

            Hisoka se encontraba en un gran dilema: entre ponerse la ropa interior y no lastimarse sus costillas o llamar a una enfermera para que le ayudase.

 

            -Malditos calzoncillos-farfulló, lanzándolos lejos de él. Miró con coraje su mano herida y estuvo a punto de tener un ataque de rabia si no es por las sabias palabras de su sensei de Yoga-Tengo que respirar y fluir-bufó, inhalando suficiente aire para comenzar con su momento de meditación. 

 

            Se encontraba en su momento de zen, cuando fue interrumpido por su hermana.

 

            -¿Aún no te vistes?

 

            -Shhh...estoy fluyendo...-murmuró con los ojos cerrados.

 

            -A...lo siento-la chica tomó asiento junto a su hermano y le miró con seriedad.

 

            Después de finalizar su meditación, el joven accedió a que su hermana le ayudara a vestirse. Era ella o una enfermera, no había opción.

 

            Al poco rato la doctora encargada de dar de alta al guitarrista apareció en la habitación para darle instrucciones al paciente respecto a sus heridas. Le informó que en una semana más le quitarían el yeso para reemplazarlo por unas férulas para sus dedos; y respecto a sus costillas, la mujer le recetó algunos analgésicos y le ordenó que no hiciera movimientos bruscos si es que deseaba una pronta recuperación.

 

            Tan sólo la mujer le firmó el papel que daba de alta oficial al joven y el par salió a zancadas del lugar.

 

            -Libre al fin-vociferó Hisoka con ojos brillosos al salir del hospital. Inhaló aire y lo exhaló con lentitud-Aire fresco.

 

            -Si tú lo dices-comentó con sarcasmo la soprano.

 

            Hiromi sugirió tomar un taxi para ir al hotel, pero su hermano se negó, alegando que quería caminar y disfrutar de la ciudad. Por andar discutiendo, el par no sé dio cuenta que un señor con gabardina negra  les seguía.

 

            -Por fin...-el sujeto esbozó una risilla perversa. Por fin iba a cumplir con la misión asignada y de paso vengaría la tremenda golpiza que aquél mocoso le había dado a su hermano.

 

            Siguieron de largo dos calles más hasta que doblaron una esquina a la derecha y después a la izquierda y el par seguía discutiendo.

 

            -Cuando el señor Touma se recupere y se entere de ésta gran noticia, se pondrá muy feliz.-se relamió los labios y aceleró el paso, para no perder de vista a los Ono.

 

           

Tatsuha y Kaname caminaban tranquilos por la ciudad. El moreno había tenido que saltarse las últimas clases de la jornada de aquél día para pasar por su sobrino al kinder, pues Yuki había salido de casa sin avisar cuanto tiempo se tardaría. El par estaba degustando un rico helado cuando Tatsuha notó a cierto par que discutía al otro lado de la acera.

 

            -¿Ya lo dieron de alta?-y sin más, tomó a su sobrino de la mano y se dirigió hacia el cruce peatonal, aprovechando que estaba en "verde" el semáforo para los transeúntes.

 

            -Recuerda lo que dijo la doctora, Hisoka-farfulló la soprano-no tienes que hacer movimientos bruscos-la chica detuvo su andar y encaró al moreno.

            -El "caminar" no es algo brusco, Hiromi-masculló el guitarrista, irritado por la necedad de su hermana.

 

            El sospechoso paró en seco a un metro de distancia de los hermanos.

 

            -Están distraídos...-miró en su derredor y vio que la calle estaba casi vacía y cerca de ahí había un callejón sin salida-Es mi oportunidad-sacó disimuladamente un puñal y comenzó a acercarse con cautela a los jóvenes pero...

 

            -¡Hola!-interrumpió un jovial Usegui, provocando que los hermanos Ono dieran un respingo.

           

            El sujeto volvió  a detenerse de un movimiento y con ojos incrédulos miró al alto joven moreno, quien iba de la mano de un niño rubio.

 

            -El cuñado y el hijo del señor...-murmuró-Pero cómo...-apretó la mandíbula y guardó el arma. Dio media vuelta y regresó sobre sus pasos, frustrado.

 

            -¿Tú que haces aquí?-refutó Hisoka, alterado.

 

            -No seas grosero niño-le instó su mayor-Mal agradecido.

 

            -Eh...pero no se peleen-terció Tatsuha.

 

            -Tú lo provocaste-farfulló el guitarrista, señalando a Usegui.

 

            -No te enojes Hisoka...respira- trató de tranquilizarlo Hiromi.

 

            -Si Soka, no te enojes, te hará mal-sugirió Tatsuha.

 

            Kaname miró al trío y soltó al monje, tomó la mano de Hisoka y dijo.

 

            -No te enojes tío-el niño sonrió dulcemente-Si quiedes te regalo mi hedado, pedo ia no te enojes.

 

            Hiromi y Hisoka se quedaron boquiabiertos, pero el más sorprendido de todos fue Usegui, pues su sobrino no solía hablar con nadie, a menos de que fuera Yuki, Kana o él.

 

            -No puedo...-Hisoka se recargó en la pared, rendido-no puedo contra un dulce niño.

 

 

 

            Hiro intentaba localizar a Ayaka, pero su joven prometida no contestaba. Lanzó un bufido, tomó su guitarra y comenzó a tocar acordes, haciendo una canción sin ritmo. En una esquina de la sala de ensayos, Mr. K, Sakano y Fujisaki le miraban curiosos.

 

            -Está un poco tenso-susurró el norteamericano.

 

            -¿Un poco?-dijo sarcástico Suguru.

 

            -¿Será porque tan sólo falta una semana para que se case?-terció Sakano con su típico tono de voz desafinado.

 

            -Posiblemente-corearon el tecladista y K.

 

            -Por cierto, tienes que apresurarte en hacer su despedida de soltero-le recordó K.

 

            -¿Cómo?-exclamó Fujisaki.

 

            -Como padrino de boda que eres, tienes que encargaste de eso.

 

            -Estoy de acuerdo-afirmó con la cabeza Sakano.

 

            -Pero...

 

            -No te preocupes, podemos hacerlo en un club nudista que está en el centro de Tokio-K abrazó a Suguru-Mi amigo es guardia de seguridad de ahí, nos podrá ayudar en eso.

 

            -Ah...pero...y ¿Ayaka?

 

            -Creo que a la señorita le van a organizar una despedida mañana-afirmó Sakano-La señora Ukai fue de la idea.  

 

            -¡Perfecto! Mañana que sea la despedida de Nakano. Hoy mismo me encargo de hacer la reservación y tú, dedícate a avisarle a los chicos.  

 

            -Ah...dios...¿Por qué tuve que ser yo padrino?-lloriqueó Fujisaki.

 

 

 

            Había terminado la dura tarea de Yuki y Shuichi, algo que aquél par  agradecía. 

 

            Yuki había dejado a una muy feliz Ayaka en el apartamento que compartía con Nakano y ahora iba en camino al hotel Hilton a dejar a un desmejorado Shindo.

 

            -Insisto, ¿Seguro que estás bien?-preguntó el rubio, con un dejo de preocupación.

 

            -No me grites, que la cabeza me va a  explotar-bufó el pequeño.

 

            -No te estoy gritando.

 

            -Shhh...silencio-el pelinegro recargó su cabeza en la ventana del vehículo.

 

            El rubio abrió la boca para refutar, pero de inmediato la cerró; optando por guardar silencio y no alterar a su ex pareja.

 

            Aparcó una calle antes de donde se encontraba el hotel. Apeó de su auto y a zancadas rodeó el vehículo.  Abrió la puerta del copiloto y le tendió la mano a Shindo.

 

            -Yo puedo sólo-bufó el chico, manoteando. Como pudo salió del vehículo pero por el estado que se encontraba, sufrió un terrible mareo y fue a dar a los brazos del escritor, provocando que sus miradas se encontraran. 

 

Permanecieron  en silencio, dejando que sus ojos hablaran por ellos. El rubio no desaprovechó esa oportunidad y besó delicadamente los rosados labios de Shuichi y ésta vez, el menor correspondió al gesto. Se separaron lentamente, sin despegar la mirada uno del otro.

 

-Shuichi...-murmuró Yuki, acariciando con dulzura el rostro del cantante.

 

-¿Qué fue lo que nos sucedió?-preguntó Shu, con un nudo en la garganta-No entiendo...yo...-pero no pudo continuar, pues Usegui lo había acallado con sus labios-Yuki...-gimió sobre los labios del mayor.

 

-Te extrañé Shuichi... -el rubio abrió la puerta trasera del vehículo y recostó en aquél amplio asiento al jovencito. Entro en el vehículo y siguió besándolo, aprovechando esa gran oportunidad.  Besó su cuello mientras que una mano exploraba por debajo de la playera de Shu.  Todo iba bien hasta que las palabras que Hiro le había dicho el día anterior retumbaron en la cabecita de Shindo.

 

-¡No!-vociferó, alejando a Yuki, quien ante la inesperada reacción por parte de su ex, se golpeó la cabeza con el toldo del vehículo y cayera de costado, quedando entre la división de los asientos delanteros y el asiento trasero. Shuichi aprovechó eso para salir del auto.

 

-Espera Shuichi-dijo aturdido el rubio, haciendo todo para enderezarse. 

 

-No...-se oprimió la sien-No...tengo que pasar la prueba y...la prueba...no...no...-sin más se alejó corriendo en dirección hacia el hotel.

 

Ante el gran golpe que el escritor se había dado, no pudo alcanzar al chico.

 

-Maldición-masculló, sentado en el asiento trasero y sobándose la nuca-¿Qué prueba?

 

A lo lejos, un hombre de ojos azules había presenciado todo.

 

Shuichi entró al hotel alterado, pasó de largo a la recepcioncitas que hizo lo imposible por darle los recados que le habían dejado, pero el chico no se encontraba de humor.

 

Entró a su habitación. Sintió que sus labios ardían, pasó su mano sobre ellos, con la intención de borrar aquella sensación, desesperado por sentir su cuerpo arder, se quitó la sudadera y frotó cada parte de su cuerpo que Yuki había rozado.

 

-No, no no...-se dejó caer de rodillas y cubrió su rostro con sus manos-Tengo que pasar esta prueba...sólo es una prueba...tengo que seguir adelante...debo de seguir...-se quedó largo en aquella posición hasta que el sonido de su celular le hizo despabilarse.

 

Buscó en los bolsillos pero no lo encontró ahí, siguió el sonido hasta que se topó con el móvil que yacía guardado en el cajón de su mesita de noche. Por la prisa le había olvidado y por tal motivo sacaba a conclusión que la mujer del aseo lo había guardado ahí. Miró la pantalla del aparato, el nombre de Suguru brillaba.

 

-¿Diga?

 

-Shuichi, por fin te encuentro-se escuchó a Fujisaki respirar con alivio.

 

-¿Qué pasa?-respondió decaído.

 

-Sólo llamaba para avisarte que mañana será la despedida de soltero de Hiro.

 

-Oh...

 

-Será en el club ...-bajó la voz y en un susurró, continuó.- nudista Aoe.

 

-¿Nudista?-resaltó Shu, tratando de saber si había entendido bien.

 

-El de la idea fue K, no me juzgues.

 

-No te preocupes.

 

-Será a partir de las ocho de la noche...

 

-Y hasta que el cuerpo aguante-continuó K, quien le había arrebatado el móvil a Fujisaki.

 

-Oh...ya veo...-respondió escueto.

 

-Puedes invitar a tus amigos.

 

-Si, lo pensaré...por cierto...de casualidad irá...

 

-No, Mr. Yuki no está invitado.

 

-Oh...-resopló-O.K.

 

-Habrá delicias, sabes a lo que me refiero...-rió con perversión el norteamericano.

 

-¡K!-se escuchó como Fujisaki le arrebataba el móvil a su manager-Ignora a K. Entonces...

 

-Iré.

 

-Bien...gracias...puedes a quien quieras.

 

-Lo haré.

 

-Bien, entonces nos vemos mañana.

 

-Si.-Shuichi cortó comunicación.

 

Afuera de su habitación se escuchó un gran alboroto, Shuichi se acercó a la puerta y sin pensarlo la abrió, topándose con la recepcionista quien forcejaba con...

 

-¡Sakuma!-exclamó.

 

-¡Shu!-se abalanzó hacia el chico-Esta mujer no me deja entrar a tu habitación-el chico hizo un puchero y se aferró al cuerpo del menor. 

 

-Lo siento señor Shindo, pero se negó a esperar en la recepción-se justificó la mujer, alterada

 

-No te preocupes-miró a la joven quien bajó la cabeza- Yo me encargó.

 

La encargada hizo una leve inclinación y se alejó. Shindo cerró la puerta y antes de decir algo:

 

-Buaaaa Shu...te teñiste el cabello-chilló Ryuichi al ver el cambió de look de su amigo-Me gustaba más tu cabello chillante-el hombre se desconcertó de ver el gran cambio en su amigo.

 

-Ah yo...-el chico se rascó la cabeza-Estás de vuelta-fue lo único que atinó a decir.

 

-¡Así es! Siento el no haber estado cuando fue tu cumpleaños pero es que tuve que hacer un viaje y...

 

-Descuida-Shu forzó una risa que no pasó inadvertida por el mayor.

 

-¿Te gustó mi regalo?-preguntó con ojos brillosos.

 

-¿Eh?-aquella pregunta lo había tomado desprevenido-Cla...claro que me gusto, gracias.  Ahora la tengo en la caja fuerte para que no le pase nada-el chico trató de hacer memoria de donde demonios había dejado la cadena con el dije de Kumagoro que su mayor le había regalado.

 

-Pero te la dí para que la lucieras, no para que estuviera guardada-comentó serio.

 

-Eh...tienes razón...ahora mismo me la pondré...-caminó hacia donde yacía la caja fuerte-Demonios...¿Dónde la dejé?-susurró.

 

Estaba simulando que metía una clave cuando sintió que Ryu lo abrazaba por la espalda.

 

-Te extrañé Shuichi-ronroneó en su oído

 

-Yo...yo también...

 

-¿En serio?-lamió la oreja de Shuichi.

 

-Sa...Sakuma...espera-gimió el menor.

 

-No puedo-giró a Shu y le besó ferozmente. El moreno forcejeó, pero desafortunadamente no lograba alejarlo.

 

-No, por favor...

 

Ryuichi lo guió hacia la cama, donde lo recostó.

 

-Te deseo...-y volvió a unir los labios a los de su amigo. Marcó un camino de besos hasta el cuello, el cuál mordisqueó, con intención de dejar una marca. Con una mano acariciaba el torso del chico y con la otra desabotonaba el pantalón.

 

-¡Dije que no!-gritó colérico Shuichi, empujando al castaño con fuerza quien cayó de espalda en el duro suelo, pues no esperaba aquella reacción. El moreno se puso de pie y abrochó su pantalón-Creí que ya había quedado claro mis sentimientos hacia ti. Sólo te quiero...como amigo-le miró con ojos fríos.

 

Ryuichi apretó los puños.

 

-¿Y si fuera él?-espetó-Si fuera él, correrías a sus brazos, ¿Verdad? ¡Que va! Ya lo hiciste-se puso de pie y se irguió frente a el menor.

 

-No sé de que me estás hablando. 

 

-¡No mientas!-tomó de los hombros al moreno y lo zarandeó-Si te acabo de ver con él...besándote con ese sujeto-gritó con desdén. Shu  le miró desconcertado.-Sigues siendo el mismo niño sin dignidad...-masculló-me decep...-pero no pudo terminar, pues un fuerte puñetazo le hizo callar.

 

-¿Tú que sabes de mí?-vociferó, alterado. Zafándose por completo del agarre del castaño- Si a lo único que te dedicaste fue a recordarme los defectos de Yuki y resaltar tus virtudes,-tragó saliva, con la intención de apaciguar aquel nudo en su garganta-en cada maldito correo que recibía tuyo me escribías: "Conmigo serás feliz, yo te amaré como te mereces. No soy como ese patán"  Pero...-una traviesa lágrima salió de su ojo izquierdo-¿Alguna vez te diste el tiempo de leer mis correos? ¿Alguna vez pensaste que lo que necesitaba en ese momento no era saber quien era bueno y quien era malo? ¿A caso no pensaste que lo que más me hacía falta en ese momento era  un "amigo" que me apoyara y que me escuchara? Y tú...¿Qué hiciste?  Nada...-miró con rencor a Ryuichi-hazme el favor de irte-señaló la puerta.

 

Sakuma le miró con dolor y sin decir palabra alguna salió de la habitación, dando un portazo.

 

Shuichi se dejó caer en el suelo y se abrazó a sí mismo.

 

 

 


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