Entró a su habitación como alma que lleva el diablo, azotó la puerta y se dirigió al sanitario a grandes zancadas, pasando de largo que horas atrás había dejado a un desvelado Tatsuha dormido en el sofá de la pequeña salita de estar. Se arrancó la ropa con desesperación y sin importarle que el agua que caía de la ducha estuviera fría se metió a bañarse. Se frotó con rudeza todo el cuerpo, creyendo que con eso borraría todo los recuerdos de lo sucedido con Yuki.
-Maldición...maldición...-se deslizó lentamente hasta el piso-¿Qué hice?-sollozó.
Capítulo 22
Un lazo roto.
Se removió en la cama, tanteó con una de sus manos sobre el mullido colchón esperando sentir la suave piel de Shuichi, cuál fue su gran sorpresa al abrir sus ojos gatunos y encontrarse completamente sólo.
Se enderezó y miró en su derredor, no había ninguna señal de su "amante". Resopló y se dejó caer en el colchón, llevó su mano derecha a la nariz y percibió el olor de Shindo que se había impregnado en su piel, esbozó una risilla de satisfacción.
-¿Se encuentra mejor señora?-preguntó uno de los detectives encargados del caso.
-Un poco...-musitó en un hilillo de voz la señora Seguchi.
Sora, el secretario personal de la familia entró a la oficina de aquél detective, en donde habían llevado a la desencajada Mika.
-Señora...lo siento...no pude llegar antes-dijo el hombre, casi sin aliento.
-Sora-la mujer le miró con ojos brillosos.
El detective vio pertinente dejar a solas a la señora con su ayudante.
-Iré a encargarme de ese par...-refiriéndose a los supuestos "culpables".
-Espere-tomó aire y miró con determinación al detective-Déjelos libres...
-Pero...-el detective la miró desconcertado, mientras que Sora permanecía ecuánime.
-Ellos no son culpables.
-Disculpe Señora Seguchi pero...
-No, ellos son inocentes y por favor no quiero enterarme que los enjuiciaron, si no levantaré cargos en contra suya.
-Bien...-el hombre carraspeó.
-Y otra cosa...quiero que el caso se cierre...ya no quiero saber más-esto último lo dijo cabizbaja.
-¿Está segura?
-Si...
-Al parecer su marido los conocía.
-Tal vez...
-Esto no se puede quedar así señora.
-No me importa...yo quiero que se quede así...he dicho...
-¿A caso usted los conoce?- ante ésta pregunta, la castaña alzó el rostro. El detective le miró con ojos escrutadores, no perdiendo de vista ninguna reacción o gesto por parte de la mujer.
-No...me relaciono con personas extranjeras pero nunca había escuchado un nombre así-la mujer le miró sin ninguna expresión-Mucha gente desea la cabeza de mi marido, por lo que no se me hace coherente perder el tiempo en buscar un culpable para esto.
El hombre notó que la mujer no titubeaba ni nada de eso.
-Entonces...¿Por qué su reacción?
-Porque ya estoy en mi límite. ¿Usted cree que ha sido fácil todo esto? Mi hijo cree que su padre y yo estamos de viaje. Todo esto lo he mantenido en secreto para no despertar la curiosidad de la prensa y de los tantos enemigos de Touma, simplemente ya no puedo aguantar todo lo que tengo ahogado aquí-la mujer señaló su cuello-Ya no me interesa saber quién es el culpable y sus razone, el tratar de hacer justicia no va a ser que él despierte como sí nada...¿Comprende? -masculló Mika, harta de tantas preguntas.
El detective miró el semblante demacrado de Mika y comprendió a lo que se refería.
-Hablaré con mis superiores-el hombre hizo una reverencia y salió de la oficina. El detective sabía el poder que tenía aquella mujer, al fin y al cabo era la esposa del "amo del universo" y a ellos, no se les negaba nada.
Ya estando solos Mika y Sora...
-Señora, ¿Qué sucedió?-preguntó el secretario, hincándose para poder ver el rostro de la castaña.
-Necesito que me lleves a ver a mi hermano...
-Está bien-prepararé el auto.
Sora salió de la habitación, quedándose sola la alicaída Mika.
Ahora entendía todo, el rompecabezas había sido armado. El video que Sora le había mostrado del estacionamiento de N.G. mostraba a Yuki y a Tat hablando con Touma, esa había sido la última vez, Mika, al saber la relación tan estrecha que tenía Eiri con su esposo, insistió que no había necesidad de interrogarlos. Afortunadamente la mayoría de la gente creía que el nombre completo de su hermano, el famoso escritor de novelas, era el de Yuki Eiri Usegui. Remembró lo que los hombres habían dicho al otro detective y la castaño no pudo soltar en llanto.
-No puede ser...
-Ñaaa...no te vayas Tat lindo-pidió Ryu viendo cómo se vestía el monje, mientras permanecía recostado en la cama.
-Lo siento Ryu, tengo tarea que hacer-musitó el monje poniéndose la playera
-Pero...-el chico se enderezó y abrazó al moreno-No quiero quedarme solito.
Tatsuha apretó los labios e hizo un ghran esfuerzo para no caer en la tentación de nuevo.
-En verdad lo siento Ryu-se alejó del chico-Prometo mañana venir.
-¿De verdad?
-Si...saliendo de la universidad.
-Bien...-Sakuma hizo un puchero, Usegui sonrió y besó al mayor.
-Nos vemos mañana.
-Si, si...-masculló Sakuma.
El monje salió de la habitación. Cuando escuchó que Tat cerraba la puerta principal al salir, Ryu se dejó caer en la cama y se limpió los labios.
-Qué asco.
Yuki había puesto a lavar las sábanas de la cama de Tatsuha y se alistaba para ducharse cuando alguien llamó a la puerta con mucha insistencia.
En calzoncillos, el rubio fue hacia la puerta para atender el llamado, balbuceando algunas cosas en el camino.
-¿Por qué tanta insistencia?-preguntó al abrir la puerta y toparse con su hermana y el secretario personal de su cuñado.
-¿Dónde está Kaname?-fue lo único que dijo Mika al entrar a la casa.
-Arriba, durmiendo...¿Qué sucede?-miró confundido a su hermana mayor, quien tenía el semblante tenso.
-Sora, ve por mi hijo-el secretario asintió y pasó de largo a un desconcertado rubio.
-¿Qué está pasando?-Yuki vio como el sujeto subía las escaleras.
-Sólo vine por mi hijo-Sora bajó con el niño en brazos-Espérame en el auto-le indicó al hombre.
La mujer esperó a que el secretario saliera con su hijo y explotó.
-Eres un maldito traidor-masculló la mujer.
-¿De qué demonios hablas?-exclamó el rubio.
-Touma confió en ti, que no hizo por ti...y así se lo agradeces...maldito traidor
-Calma Mika-Yuki intentó abrazarla pero la mujer lo abofeteó.
-No me toques.
Ante la reacción de la castaña, el escritor enfureció.
-No me vuelvas a golpear-le instó el hombre.
-Te golpearé las veces que quiera, pues eso lo que te mereces...-gritó la mujer-hacerle semejante cosa a Touma...amenazarlo con una pistola...dejarlo desnudo en un barrio bajo...no puedo creerlo...en verdad eres un asesino...un monstruo.
-Tu marido es el monstruo-gritó Eiri-él es el asesino, él es el mismo demonio. El mandó golpear a Shuichi.
-¡Mentira! A ese mocoso le intentaron robar...Touma no tuvo nada ver con eso.
- ¿Qué no te das cuenta? La persona de la que estás enamorada es una ilusión, él no es así...y tú lo sabes...-tomó de los hombros a su hermana y la sacudió-quítate esa venda Mika.
-Suéltame-manoteó la mayor.
-Date cuenta...él es el monstruo...él los está arruinando... hasta Kaname no habla cuando está él...vamos Mika reacciona.
-¡Que te calles!
Yuki apretó los labios.
-Te lo advierto...-le instó, mientras le señalaba- Atrévete a acercártele y te las verás conmigo...no quiero verte más...no quiero que juegues con mi hijo...-caminó hacia la puerta en reversa-Ya no eres mi hermano...¿Entiendes? Te odio...-masculló. Salió de la casa azotando la puerta.