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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola.

Este capítulo va dedicado a Kira Namida, la cuál insiste en un Tatsuha x Hisoka, no se, ¿Uds que opinan?

Sorry mujer, es lo único que puedo hacer con éste par... (por el momento ¬¬)

Me disculpo por un gran error que cometí. El que Touma haya estado inconsciente por mucho tiempo por una neumonía. LO siento mucho, no duran mucho dormidos los enfermos así, yo duré 4 días XP.

Otra cosa, hay un poco de comedia al final, muy a pesar de todo, fue gracioso. Lean y sabrán  a lo que me refiero ;)

Disfruten del capítulo.

 

Dejen muuuchos RR.

Por fa u.u

besos mil.

Entró al apartamento arrastrando los pies, se descalzó con pesadumbre; botó las llaves en la mesa del comedor y arrastró los pies hasta la sala en donde se recostó en el único sofá, tomó uno de los cojines que lo adornaban, se cubrió el rostro y sin más gritó todo lo que pudo.

Entre los gritos, el jovencito no pudo escuchar el sonido del teléfono.  Después de cinco tonos la contestadora se activó.

-Por el momento no me encuentro, así que deja tu mensaje…

-Hey Shu, hermano…Ayaka está de shopping con sus amigas; así que es tarde de hombres, wujú…¿Qué dices? Espero y te animes, nos veremos en el bar Ruido, ¿Recuerdas? Como en los viejos tiempos. Saludos, Hiro.

 

 

Capítulo 30

Un agradable encuentro en Kioto.

 

 

Después de hablar con el doctor que atendía  a su esposo, Mika junto con el señor Ariwa se encaminaron a la habitación de Seguchi.

-¿Desea que entre yo solo?-le preguntó el hombre.

-No.

El señor Ariwa era un hombre ya entrado en  años, de cabello cano y estatura media, era el abogado de la familia Usegui.

Estando frente a la puerta en donde estaba su marido, la mujer aspiro una  gran cantidad de aire. Tomo el pomo de la puerta y la giro con lentitud, ésta cedió.  Entró con paso seguro pero lento, seguida por el abogado.

Touma yacía dormido, ya le habían retirado el tubo que le hacía respirar de manera artificial, tan sólo llevaba una puntillas en la nariz.

Al verlo dormir tan tranquilamente, la ira la invadió y deseó ahorcarlo-afortunadamente pudo más su sentido común-;sin delicadeza la mujer lo zarandeó. El hombre se quejó y sin más abrió los ojos, molesto.

-Mi…Mika-murmuró con voz ronca. Se frotó los ojos y lanzó un bostezo-¿Por qué no estuviste anoche?

-Te presento al señor Ariwa-le dijo la mujer con  frialdad.

Touma le miró confundido.

-Buenas tardes señor Seguchi-el hombre hizo una inclinación-En nombre de la señora Mika, vengo a entregarle la demanda de divorcio-el hombre le tendió un sobre amarillo.

-¡Divorcio!-vociferó el rubio, tosió un poco como resultado del esfuerzo a su garganta-Pero…

-Ya sé todo…-le musitó la castaña.

-No sé de qué hablas…

-Ja…claro…-miró al abogado-Señor Ariwa, ¿Podría esperarme afuera?

-Claro-el señor hizo una inclinación y salió de manera discreta de la habitación.

-Sé muy bien quienes te hicieron esto.

El hombre desvió la mirada

-Eiri y Tatsuha lo hicieron…-le susurró.

Touma guardó silencio.

-Yo sé la razón del por qué lo hicieron-Mika se alejó de su marido, se recargó en la pared y cruzó los brazos, expectante a toda reacción  del enfermo.

-Fue un mal entendido-musitó el hombre.

-No lo creo…-movió la cabeza en forma negativa-la verdad es que debo de informarte que tus subordinados no son tan leales…la verdad es que son unos cobardes-Seguchi le miró con ojos escrutadores-Sé que mandaste golpear a Shindo…-el rubio se quedó boquiabierta-Como también sé que espiabas al amigo de éste…vaya…-la mujer suspiró-Kitasawa tenía razón…eres un monstruo.

-¡Es mentira!-vociferó el hombre, iracundo-Yo no hice nada de eso-apretó la sábana  entre sus manos.

-Claro que es cierto-dijo con frialdad la mujer-yo misma vi las fotos y demás cosas, todo estaba muy bien guardado en tu oficina.

Seguchi la miró con los ojos bien abiertos.

-Mika, por favor…Shindo no es para Yuki…él…

-¿Y quién eres tú para decidir por mi hermano?-dijo tajante-¿Quién eres tú para decidir por la vida de los demás? –le tomó del pijama del hospital-¿Quién te crees que eres para ofender siempre a Tatsuha?-la mujer le miró con ojos vidriosos-Ni si quiera Kaname te quiere…él te tiene miedo, por eso no habla…

-Basta…-musitó en un hilillo de voz-¿Qué es lo que quieres?

-El divorcio, la disquera N.G. y que nos dejes en paz a mí, Kaname y a mis hermanos y por supuesto…a Shindo.

-N.G.-musitó incrédulo.

-Sí, quiero la disquera, ese es el trato para que yo no te entregue a la policía como culpable de  la golpiza de Shindo y su amigo-le instó.

-Mis disquera…-dijo con voz chillona.

-Oh no…mí disquera, pues yo fui la de la idea, yo fui la que consiguió el dinero…yo fui la que te apoyó en todo para que lograras formar la empresa N.G.

-No te conozco…

-Ni yo a ti…-Mika  se irguió y le miró con desdén-mañana vendremos por los papeles.  Se acercó a él y le susurró-Espero que te recuperes pronto…amor.-dicho esto salió de la habitación, dejando a Seguchi en estado de shock.

Saliendo del hospital, la mujer recibió un mensaje de su hermano Eiri.

 

 

 

Shuichi entró al bar, buscó por todo el lugar a sus amigos y fue hasta que le preguntó a un mesero  qué dio con ellos. Hiro había hecho una reservación en la zona VIP, en donde tanto él como Suguru lo esperaban.

Entró a la sala reservada; el pelirrojo bebía jovial, mientras que Fujisaki se servía un poco de licor.

-¡Viniste!-exclamó su amigo al verlo en la puerta.

-Hola-dijo el chico tomando asiento junto a Nakano. Si más tomó un vaso y sirvió un poco de sake, de un solo trago se lo bebió todo.

-Wou…vamos, con calma hermano-le dijo Hiro, frotándole la espalda.

-Al parecer alguien tiene problemas-inquirió Suguru.

-¿El trabajo?

-Si-mintió el jovencito.

-Nosotros también tenemos mucho-bufó Hiro-K no has hecho trabajar hasta los sábados-se cruzó de brazos, inconforme.

-Y a veces los domingos-resopló Fujisaki, dándole un sorbo a su sake.

-Malditos explotadores…-murmuró Shu.

-No hablemos más de eso-se quejó Hiro-Acabo de salir del trabajo con la intención de olvidarme de él un poco…

-Tienes razón-continuó Fujisaki-Y bien Shu, ¿Cómo va todo?

-Pues…-el moreno se sirvió otro vaso y como con el primero, se lo bebió de un trago-Todo normal…

-¿En serio?-Suguru le miró con una ceja arqueada, no muy convencido.

-Si…

-¿Y la señorita Ono?-terció el pelirrojo.

Shu carraspeó nervioso.

-¿Qué con ella?

Hiro y Suguru le miraron con ojos escrutadores.

-Oh vamos…no me digas que no ha pasado nada entre ustedes-dijo con decepción Nakano.

-Que lento eres-movió la cabeza en forma de negación el menor del trío.

Shindo se puso colorado, mezcla del alcohol y de los comentarios de sus amigos.

-Bueno…no se ha presentado la ocasión-Shu estaba por beberse la tercera copa cuando Hiro se la arrebató.

-Si piensas así, nunca se presentará la ocasión, ¿Qué nunca has cortejado a una mujer?-Shu le miró con ojos de indignación-Es cierto…se me había olvidado…tu nunca has cortejado a una mujer-el pelirrojo se rascó la cabeza.

-Invítala al cine…-terció Fujisaki-y otro día la invitas a comer, después a tu departamento y cuando haya más acercamiento…chin…-tronó sus dedos-la besas…y después pues obvio, son novios-Hiro asintió.

-Pero…

-¿Qué acaso no te gusta?-preguntó Fujisaki.

-No es eso…-Shu desvió la mirada.

-Yuki Eiri…-musitó  el pelirrojo antes de beber un poco de su sake.

-¡Él no tiene nada que ver!-vociferó Shu, alterado.

-Calma, no es para tanto-se quejó Hiro.

-¿Por qué no te das una oportunidad?-dijo Suguru-Yuki ya es parte del pasado y al parecer a la joven Ono lo le eres tan indiferente-encogió lo hombros-bueno, eso pienso yo…-Hiro asintió al escuchar a Fujisaki.

-Voy al sanitario…ahora regreso-sin más, Shu salió del lugar.

Miró por largo rato su reflejo en el espejo.

-Tener novia…tener a Hiromi como novia…tal vez no sea mala idea…tal vez…-analizó la idea.

 

 

Miró en su derredor y lanzó un hondo suspiro, confirmó lo que se temía, se encontraba perdido en aquella ciudad.

-Debí de haber aceptado que el señor Tamaki me acompañara-murmuró Hisoka. Una pareja de novios pasó cerca de él, quién no desaprovechó esa oportunidad y les preguntó en donde se encontraba el hotel Okura. El hombre, muy educado le dio las indicaciones de cómo llegar y después de desearle buena suerte, el joven se fue junto con su novia.- No entendí nada-hizo un puchero el moreno.

El mismo resultado tuvo después de preguntarle a una anciana y a un moje budista que pasaba por ahí. Frustrado, el jovencito comenzó a caminar hasta donde sus pies lo llevaran, mientras maldecía su  mal sentido de la ubicación.

Entre el bullicio de la ciudad escuchó una risa muy conocida para él, una risa que le era muy molesta, para ser exacta. 

-No puede ser…-murmuró incrédulo. Con desesperación buscó al dueño de aquella risa. A unos metros de ahí se encontraba Tatsuha hablando con un par de jóvenes-Es él…-y por primera vez desde que le había conocido, Hisoka se alegró de verle.

Tatsuha hizo una leve inclinación de despedida y se alejó de ahí, Hisoka le siguió. Él era su única esperanza de regresar al hotel. Trató de alcanzarlo pero sus pasos no se podían comparar a las grandes zancadas del mayor.

Ya en la desesperación y temiendo de no alcanzarlo, Hisoka gritó su nombre. Toda la gente le miró desconcertada, mientras cuchicheaban; el aludido buscó de entre la gente, confundido.

-Por fin te alcanzo-dijo agitado el jovencito.

-¡Hisoka!-exclamó Tatsuha-Pero…¿Qué haces aquí?

-Eso mismo me pregunto…-el moreno le miró de pies a cabeza y ceñudo preguntó-¿Por qué estás vestido así?

-Oh…-Tat miró su atuendo, el cual consistía en un monstuki-El monstuki…bueno, pues se podría decir que hubo una reunión de negocios…-el mayor se rascó la cabeza.

-¿Negocios?

-Si…bueno…para mi padre eso también puede ser un negocio-fingió sonreír.

-No entiendo…si son negocios, ¿Por qué no vestir un traje?

-Era otro tipo de negocios…-Tat le alborotó el cabello al jovencito.  

-Hey…-el guitarrista le quitó la mano y trató de acomodarse el cabello.

-Y bien, ¿Qué haces aquí?-Tat continuó su andar seguido por el menor

-Trabajo…-respondió escueto el niño.

-¿También vino Shuichi?

-No, él se quedó en Tokio junto con mi hermana y Dresde… Yo vengo junto con el señor Tamaki.

-¿Tamaki?

-Es un Dj.  Yo interpretaré sus canciones.

-¿En serio?-Tat le miró asombrado-¿También cantas?

-Bueno, si-respondió abochornado.

-Genial, eres todo un escuche de monerías-dijo emocionado el monje.

-No es para tanto.-musitó el chico rojo.

-Yo quisiera ser así…tener algún talento.

-Debes de tener alguno.

-Tal vez…por cierto, ¿Cuándo será el concierto?

-Mañana. Hoy tenemos una entrevista en el periódico local.

-¿En serio?-Tat se detuvo en seco, imitándolo un desconcertado Hisoka-Qué mal…no podré verte-hizo un puchero.

-Lo siento.

-En verdad me hubiera gustado-suspiró decepcionado.

-la siguiente semana tendré dos en Tokio.

-¿De verdad? Qué bien…

Un par de ancianas que pasaban por ahí miraron a la pareja, al reconocer al Tatsuha la mujeres se acercaron al par.

-Buena tarde joven Uesugi-saludó una de ella.

-Oh, muy buena tarde abuela Funaki-el moreno hizo una muy pronunciada reverencia.

-Qué guapo se ve hoy joven-le halagó la segunda anciana.

-Muchas gracias abuela Kada-sonrió el monje, haciendo el mismo saludo que con la primera anciana-¿Cómo va todo en su casa?

-Muy bien joven, muchas gracias. Después del exorcismo  las cosas están mejor.

-Que bien-el joven sonrió complacido.

-¿Cuánto tiempo va a quedarse en Kioto?-le preguntó la anciana Funaki.

-Hasta mañana, tengo que regresar a la universidad.

-No entiendo por qué pierde su tiempo en la universidad, debería dedicarse al templo Uesugi. Usted tiene más aptitud que su hermano Eiri-se quejó la anciana.

-Lo pensaré.

-Ya déjalo Funaki, tu siempre con lo mismo-se quejó la anciana Kada.

-Pero es que es la verdad, de los tres es el mejor para liderar el templo.

-No le hagas caso, ya está vieja, es necia-le susurró la mujer.

-Hey tú, soy más joven que tú-farfulló Funaki.

-Sí, si…-le dio por su lado.-ándale, deja de molestar y vámonos-la mayor tomó del brazo a la otra anciana-Oh, por cierto, hice wagashis de sakura, si tienes tiempo pásate por la casa, sirve que le invitas unos a tú amigo-le guiñó el ojos a Hisoka, quién en toda la conversación había estado atento.

-Muchas gracias-el monje hizo una inclinación.

-Saludos a tu papá.

-De su parte-se despidió de las ancianas.

Cuando éstas se hubieron alejado, Hisoka habló.

-¿Tienes un templo?

-Si, bueno, es de la familia Uesugi.

-¡En serio!-exclamó-¿En dónde?

-Aquí. Yo soy oriundo de Kioto-sonrió orgulloso.

-¿Y te haces cargo de él?

-A veces le ayudo a papá.

-O sea que, ¿eres un monje?

-Así es.

-No te creo…

-Po…¿por qué?-dijo desconcertado.

-Tu personalidad no va con la de un monje y …no tienes la cabeza rapada. Usegui pestañeó y después de reaccionar soltó una carcajada.

-¿Qué es gracioso?-preguntó ofendido Hisoka.

Tat reanudó su caminar, seguido por un molesto Ono.

-No todos los monjes deben tener la cabeza rapada, depende de muchas cosas, yo más que un monje, soy un exorcista.

-¿Cómo?, en serio…

-Sí, nací con ese…don, si se le puede llamar así.

-Increíble.

Durante su caminata, Tat fue detenido por varias personas, quienes le agradecían por su labor como exorcista.  Cansado de tanto caminar, Hisoka le pidió a su mayor que descansaran en un lugar. Tatsuha le llevó a una heladería.

-Eres muy famoso-dijo incrédulo Hisoka.

-Vengo de una familia de linaje…-dijo indiferente el monje.

-Supongo que es una familia pudiente.

-Pues si…-probó su helado-Pero debo de aclararte que muchas de mis cosas me las he ganado con mi trabajo como exorcista, casi no le pido nada a papá. El sólo me paga la colegiatura de la universidad y eso porque él insiste que estudie.

-Vaya…eres un ricachón, qué envidia.

-No hay nada que envidiar.

-¿Por qué lo dices?-Hisoka engulló un poco de helado.

-Bueno, al menos yo no soy una persona libre.

-¿Cómo?

-Desde muy pequeño papá decidió por nosotros, como vestirnos, qué amigos tener, en qué escuela estudiar, incluso hasta eligió con quién se iban a casar mis hermanos, obvio mis hermanos se revelaron, dejando a un lado sus dones.

-¿Ellos también tiene dones?

-Sí, Mika era la más poderosa, pero al casarse con Seguchi rechazó todo poder y los perdió por completo al engendrar a Kaname. En cambio, Eiri aún los tiene, pero a él no le interesa nada de esto. Si fuera por él, el templo desaparecería. Yo, en cambio, no puedo dejar sólo a papá.

-¿Y tú mamá?

-Murió cuando me dio a luz.

-Ah…yo…yo lo siento.

-No te preocupes, no puedo extrañar a una persona que no conocí-Tat miró su helado que ya estaba derretido-La nana Akane se hizo cargo de mí, como también lo hizo de mis hermanos. Por lo que me cuenta Eiri, mamá  fue desprendida, tan sólo nos concibió porque tenía que dejar unos herederos y bueno, papá se dedicaba al templo.

-O sea que…no estuvieron junto a sus papás

-No. Como verás, el que uno venga de una familia de “buena cuna” no es sinónimo de felicidad-sonrió Uesugi.

Hisoka no dijo nada y se dedicó a comerse el helado.

-Ya hablé mucho de mí…que tal tú, ¿Cómo es tú familia?

-Ah bueno…pues papá es japonés nacido en México, mi mamá es mexicana. Papá no está muy interesado en sus raíces y pues lo poco que sabemos de Japón es por mi abuela. Ella y el abuelo  llegaron a México cuando mi abuela estaba embarazada de mi papá. Estuvieron alternando su vida entre Japón y México hasta que mi papá tuvo 12 años, de ahí se regresaron a México. El abuelo era pintor, mientras que mi abuela es violinista, de ahí que mi hermana y yo seamos músicos. Mamá es maestra de danza regional y papá es ejecutivo.

-Ya veo…-Tat le miraba entretenido-Quieres mucho a tu abuela.

-¿Eh? Bueno…si…-el jovencito se sonrojó-¿Cómo lo supiste?

-Cuando la mencionaste tus ojos brillaron.

-Sí, la quiero mucho. Ella fue la que me compró mi primera guitarra-sonrió-y también me compró a Bonny babú, mi primer muñeco de felpa.

-Bonny babú-Tat repitió-ahora entiendo…

-¿Eh?

-Nada…-el monje doblo uno de sus codos, el cuál recargo en la mesa, dejó su barbilla reposar en la palma de su mano y se dedicó a observar a Hisoka, quién miraba  pasar a la gente mientras se terminaba su helado-Me gusta…-soltó sin más el mayor.

-¿Eh?-Ono le volteó a ver.

-Tu lunar…

-¿Mi lunar?

Con su mano libre, Tat le acarició uno de las comisuras del labio, en donde se encontraba el lunar.

-Por los moretones no se podía ver, pero ahora que ya no tienes ninguno se puede apreciar bien. Me gusta-repitió sin dejar de acariciarlo.

-Me tengo que ir-de un salto Ono se puso de pie, nervioso.

-¿Tan rápido?

-Si…tengo la entrevista y voy retrasado.

-Te acompaño-Tat se puso de pie.

-¡No!-vociferó Soka-gracias…gracias por todo…-hizo una leve inclinación y salió del lugar. Caminó a paso acelerado sin dirección alguna, sintió que el estómago se le subía a la garganta y temió que el corazón se le saldría del el pecho. Detuvo su andar en una esquina, miró a sus costados-¿Y ahora cómo demonios regresaré al hotel?-musitó en un hilillo de voz.

Por fortuna, el monje le alcanzó.

-Hisoka, espera-dijo Tat, tomando de un hombro al chico, quién dio un respingo-Lo siento...-el menor agradeció el detalle de Uesugi de no dejarlo sólo.

 

 

El aporreo de la puerta le hizo dejar de ver el televisor. Al abrir esta se encontró con Mika.

-Hola-le saludó Ayaka.

-Siento mucho la molestia.

-Descuida, pasa.-la aún esposa de Seguchi entró al apartamento seguida por la señora Nakano.

-Eiri me mandó un mensaje avisándome que Kaname estaba aquí-se cruzó de brazos-si no podía cuidarlo me hubiera dicho-Ayaka solo sonrió. El niño apareció en la estancia.

-Mami, hermana Ayaka me llevó a la feria.

-¿En serio?-la mujer cargó a su hijo-Lo siento mucho.

-No te preocupes. ¿Deseas tomar algo?

-Invítame una copa.-suspiró.

-Sólo tengo vino tinto.

-Muy bien recibido-Mika dejó a su hijo en uno de los sofás de la sala para que siguiera viendo el televisor.  Tomó asiento en el comedor junto con Ayaka-¿No tuviste problemas con Nakano?

-Estuvo trabajando y de ahí se fue con Fujisaki y Shindo a un bar-la recién casada buscó en la alacena la botella de vino.

-Oh…

-Tal vez suene cursi-sacó un par de copas y le sirvió el vino a su amiga-pero lo extraño-se ruborizó.

-No, no es cursi-Mika tomó la copa y le dio un sorbo.

-¿Tú también extrañas a Seguchi cuando sale a trabajar o viaja?-ante la mención de su marido, Mika bajó la mirada.

-Lo hacía…pero ya no…

-¿Cómo?-se sorprendió Ayaka.

-Hay veces en que el amor se acaba…-murmuró la mujer.

 

 

Llegó a su apartamento dando trompicones, aún con los zapatos puestos, Shu se dejó caer en el sillón. Miró el dorso de la mano que Yuki había besado.

-Ya te olvidé Yuki…en verdad…ya lo hice…-murmuró, tratándose de convencer.

 

 

A unos cuantos minutos de que dieran las once de la noche, Mizuki llegó a la casa de Yuki. Dejó su auto aparcado enfrente de la gran casa.  Sus tacones hacían eco en la solitaria calle. No llamó a la puerta, simplemente entró con la llave que tenía, como le había indicado el escritor.

-Buenas noches profesor-dijo, quitándose los zapatos.

-Vaya, puntual…-musitó Yuki, quién aparecía en la estancia. Cojeaba de una de sus piernas, algo que llamó la atención de la editora.

-¿Qué le sucedió?

-Me caí.-tomó asiento en uno de los sillones y encendió un cigarro.

-¿Quiere que lo lleve al hospital?

-No es nada grave-dijo con indiferencia-tan sólo unos rasguños-Mizuki le miró con ojos entornados y sin más tomó asiento frente a él. Notó que tenía unos raspones en la mano derecha.

-¿Pisó las cintillas de sus zapatos?

Eiri desvió la mirada abochornado. Al querer alcanzar a Shuichi, Yuki había pisado una de sus cintillas, trató de agarrarse de algo pero la falta de visibilidad en uno de sus ojos no le había ayudado mucho, provocando que cayera de bruces.

-¿Cuántas veces le he dicho que no use esos zapatos? Son peligrosos. Si se le dificulta atar las cintillas, ¿por qué sigue usando esos zapatos? Son los únicos que tiene así. No son prácticos para usted.

-Vienes por el manuscrito o a regañarme-le dijo tajante.

La editora resopló.

-Veo que no la ha pasado bien.

-No es de tu incumbencia-le dio una calada  a su cigarro.

-Ya veo, no está de humor.

-¿Por crees que terminé tan rápido el manuscrito?-le señaló un sobre amarillo que yacía en la mesa.

-Muchas gracias por su esfuerzo-la mujer lo tomó y se puso de pie-con esto terminamos la saga de “Mátame suavemente”. Le informaré de los costos y de la portada mañana-guardó el sobre en su bolsa-Por cierto, le recuerdo que el lunes viajaremos a Corea para promover las novelas, estaremos toda la semana por allá.

-Si…

-Y dentro de dos semanas  firmaremos el contrato con la editorial norteamericana para que traduzcan ésta saga.

-Bien…

-Vendré por usted el lunes en la mañana. Sé que no le gusta madrugar pero esté listo a las siete, ¿Si?

-¿Algo más?

-También no se le olvide que está nominado otra vez al premio Tanizaki. La ceremonia será dentro de dos semanas.

-Está bien…

-Buenas noches profesor.

-Buenas noches-Yuki le acompañó a la puerta.

Kana salió de la casa del escritor, inquieta. Le preocupaba el rubio, pero por el estado en que se encontraba no era conveniente indagar más. Sabía perfectamente que el solo se desahogaría cuando fuera conveniente.  

-Sabré la razón hasta el Lunes-dijo con seguridad la mujer-Aunque puedo presentir que tiene que ver con el joven Shindo.

El papel que desarrollaba la mujer no sólo era de editora, también era su agente del escritor, amiga y confidente, estos dos últimos  títulos los había ganado después de mucho tiempo gracias a la paciencia, algo que la caracterizaba.

Yuki se quedó parado en el recibidor después de que su agente se hubiera ido. Miró por lago rato el par de zapatos de cintilla que estaban en la entrada.  Esos zapatos, a pesar de ser poco prácticos, como Kana le había dicho, ya estaban sumamente viejos y desgastados, pero aún a pesar de eso nunca los iba a tirar, ¿La razón? Porque habían sido el primer regalo de cumpleaños que Shu le había dado.

 

 


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