Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mercy rain por kozzha

[Reviews - 542]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola.

Muchas gracias a todas por sus lindos reviews y por su apoyo.

Al final les agradó Alicia; éste personaje es una mezcla de una servidora y una de mis hermanas pero sólo en la personalidad, pues nada que ver en el físico jejee. Aunque yo me vestía mas o menos así en la prepa ¬¬.

Respecto a ella, la enfermedad que tiene si existe, una servidora la tiene y se llama Lupus. No suelo poner cosas personales en mis escritos, pero pensé que si alguién que tenía lo mismo podría sentirse identificada y animarse. A mi hizo falta tener algo así hace unos años. Esta enfermedad casi me mata tres veces y provoca-con otras cosas-que dejara en definitiva la escritura, el yaoi y todas las cosas que amo. Es por el lupus que me ausenté por dos años, si es que unas recuerdan.

Ahora, a pesar de que tuve un día ash y yo me sentía ash, con sus RR me animé un poco y escribí el nuevo capi :).

Si le sinteresa hablar conmigo, les dejo mi fb. Pero p fa diganme que son de amor yaoi -.-

https://www.facebook.com/kozzha.murphy

Bueno, pues muchas gracias a las que leen y se toman su tiempo hasta para leer mis notas :).

Disfruten del fic y q viva la vida ;P

Cerró la última valija y miró por última vez aquella habitación llena de recuerdos, buenos y malos; lanzó un hondo suspiro y sin más salió de ahí. En el recibidor le esperaba Takahashi, el chofer y su amigo incondicional, Ryuichi Sakuma.

-¿Todo listo señor?-preguntó el chofer.

-Si Takahashi, el equipaje ya está.-el otro asintió y fue por las maletas.

-Touma…-susurró con tristeza Sakuma.

-Me temo que esta es nuestra despedida, mi querido amigo-sonrió con melancolía el rubio.

-¿Es necesario que te vayas?

-Yo no quisiera pero…fue parte del trato que hice con Mika.

-¡Al diablo el trato!-vociferó el castaño.

-Me temo que no puedo ignorarlo.

Takahashi bajó con el equipaje, lo acomodó en la cajuela y esperó la nueva orden del señor Seguchi.

-Me iré a Corea del sur, tan sólo deja que me acomode en ese país y podrás ir a visitarme.

Sakuma se abalanzó al rubio y lo abrazó con fuerza.

-Te voy a extrañar-chilló Ryu.

-Yo…yo también-el rubio correspondió al abrazo y trató de aguantar el llanto.

Cuando el cantante estuvo más tranquilo, Touma subió al auto y el chofer le llevó al aeropuerto.

-Ahora ya no me queda nada…-musitó el castaño.

 

 

Capítulo 36.

Un fruto prohibido.

 

 

Nyankotaro ronroneaba mientras se dejaba acariciar por un taciturno Shuichi. Después de sufrir de un ataque de estrés, el joven había sido llevado  a su apartamento por el manager James.

Aquél sábado, Shuichi no había amanecido de buen  humor por lo que había permanecido en la cama;  la presencia de Nyankotaro no le ayudaba en nada a su estado de ánimo y  le hacía sentirse aún más triste.

-Como me gustaría que supieras hablar…-susurró-Así podrías contarme todo sobre Yuki.

El minino maulló y se puso con la barriga expuesta.

El aporreo de la puerta le hizo farfullar, no deseaba tener visitas ese día. Ante la insistencia de la persona, el chico se cubrió con las frazadas y se tapó los oídos.

-Shuichi, abre…sé que estás ahí-la voz de Tamaki entró en sus oídos, aunque sus dedos presionaran en éstos.

-Maldición…

Nyankotaro se bajó de la cama y fue hacia la puerta del apartamento y comenzó a maullar.

-Gatito ábreme-le dijo el mayor, el minino respondió con un maullido y comenzó a rascar la puerta.

Ante el aporreo de la puerta y los maullidos del gato, Shu se rindió y resignado le abrió la puerta a Tamaki.

-Lo sabía…-dijo al ver al chico malhumorado.

-¿Qué haces aquí?

-Te traje el desayuno…-le señaló una bolsa de plástico-bueno…creo que ya es la comida-el mayor se rascó la cabeza.

Shuichi le dio el paso al Dj para que entrara.  Tomaron asiento en el comedor, mientras que Hiroki sacaba los platos de ramen instantáneo que había comprado.

-¿A qué viniste?-le preguntó ceñudo el moreno. Tamaki había puesto agua a calentar.

-A ver como estabas-abrió su ramen-Me quedé preocupado…-le miró. Shindo desvió la mirada y se cruzó de brazos.

-Estoy bien-mintió.

-No, no los estás…-resopló el otro-Nos tienes con mucho pendiente, sobre todo a Hiromi; ella me pidió de favor que viniera a verte.

-¿Ella se enteró de lo de ayer?

Tamaki negó.

-No, pero te conoce y sabe que no la estás pasando del todo bien, ¿A caso es por esa persona?

Shuichi abrió los ojos de sorpresa, la tetera comenzó a chillar, aprovechó esto y fue por el agua. Sirvió el agua a su amigo y vació un poco a su ramen.

-Si te digo que no, no me creerás, ¿Verdad?

-Así es-sonrió el mayor.

-Si…es por él…-miró de soslayo.

Hiroki removió su ramen y esperó a que los fideos de suavizaran.

-Pero no te preocupes…eso ya es del pasado…-Nyankotaro se acercó a su nuevo dueño y le miró con sus bellos ojos verdes-ayer lo comprendí…ya no hay nada que hacer…-acarició al minino- así que…-miró a su amigo y le sonrió-no hay de qué preocuparse.

Tamaki no le creyó al chico, pues aquella sonrisa jamás subió a sus ojos amatistas.

-Está bien…-musitó el Dj. No iba a insistirle al cantante.

 

 

Lo he decidido-dijo con seguridad Hisoka aquella  calurosa tarde del sábado 27 de Junio.

-¿Decidir qué?-preguntó un distraído Tatsuha, sin despegar la mirada de la pantalla. Aquél día era de maratón de películas y el tema había sido “Cameron Diaz”.  Miraban  la película de “Loco por Mary”.

-He decidido declarármele a Maiko.

Tatsuha le puso pausa y miró serio a su amigo.

-¿Estás seguro?

-Si…-asintió con la cabeza.

-¿Y si te rechaza?

-No me importa… correré el riesgo.-Tatsuha torció la boca y oprimió el control, sintió que  un frío le recorría la columna y los cabellos de la nuca se le erizaban. Nunca había experimentado esos molestos sentimientos llamados: celos.

No hablaron del tema por el resto de la tarde. Hisoka regreso a su casa antes de las ocho y Tat aprovechó esa soledad para analizar más detalladamente lo que le había dicho su amigo.

A la mañana siguiente, por la tarde, Mika y Kaname fueron a visitarle, la hermana aprovechó para darle el visto bueno al apartamento de su hermano.

-No está tan mal-fue lo que le dijo, después de recorrerlo.

-Me da gusto-sonrió Tat.

Mientras su hijo jugaba con el Rilakkuma de Hisoka, Mika quiso abordar el tema que había quedado pendiente ese día en su oficina.

-¿Se puede saber con quién compartes el departamento?-le soltó sin más, mientras bebía una soda que su hermano le había ofrecido. Le inquietaba lo que su hermano le hiciera al guitarrista.

-Con nadie…

-No mientas, ¿Desde cuándo vive contigo?

-Él no vive conmigo-le respondió serio el moreno.

-Entonces…

-Hay veces en que se queda muy tarde y no logra tomar el autobús que lo deja en su casa, por lo que duerme aquí.

Mika le miró suspicaz.

-¿Has pensado en las consecuencias de todo esto?-le dijo a su hermano.

Tat le miró boquiabierto.

-No hay nada entre nosotros…yo sería incapaz…es un niño-masculló.

-Exacto, es un jovencito que apenas está viviendo, él no sabe muchas cosas o al menos eso es lo que aparenta.

-¿A dónde quieres llegar?-le preguntó exasperado.

-Tatsuha…tu siempre has sido precoz y…vamos…no eres un ser casto, tu influencia en él no será benéfica.

-¡Por Buda Mika, estás insinuando que yo pervierto a Hisoka!-vociferó.

-Claro que no-le espetó-No me di a entender, lo siento. Lo que quiero decir es que, ¿En verdad estás enamorado de Ono?

-Claro que si-le enfrentó, ceñudo.

-¿Y  no te preocupa no ser correspondido?

-Claro que no, yo le amo y me conformo con tenerlo a mi lado…aunque no lo creas, mi amor por él es puro.

Mika miró a su hermano con los ojos entornados.

-Bien…-suspiró-Si es cierto eso, ¿Siempre será así? Vamos Tat, la carne siente…tarde o temprano llegará el momento que desees más…un beso, probar su piel, poseer su cuerpo.

-¡Pero qué cosas dices!-se puso de pie, alterado-En verdad estás loca.

-¿Loca?-Mika también se puso de pie.

-Mami…-la voz de Kaname les hizo contener su furia.

-Tranquilo Kani…no pasa nada-le dijo con voz pastosa y acarició la cabeza-Ve  a jugar al cuarto de tu tío.-el niño asintió y se fue hacia la habitación del moreno.-Supongamos que nunca tendrás esas tentaciones, pero ¿No te has puesto a pensar que tarde o temprano él tendrá novia?-Tat abrió los ojos y recordó lo que Hisoka le había dicho el día anterior-O que regrese a su país, ¿Qué harás?

El monje apretó los puños y desvió la mirada de su hermana.

-Aunque no lo creas, deseo tu felicidad-musitó, acercándose a su hermano-No me importa si es mujer u hombre, lo que deseo es que seas correspondido. Tú también te mereces ser amado.

Después de que su hermana y el niño se hubieran ido, Tat analizó todas las cosas que la mayor le había dicho. Había tomado una decisión: no se alejaría de Hisoka aunque éste no le correspondiera.

El sonido del timbre le provocó un respingo. Cuando abrió la puerta vio a un feliz Hisoka.

-¡Hola!-dijo jovial.

-Tanto tiempo sin vernos, ¿Ne?-sonrió Tat.

-Pero si nos vimos ayer-el chico se rascó la cabeza.

-Olvídalo…-suspiró el monje.

Hisoka entró al departamento y se quitó los tenis.

-Fui a Akihabara y encontré el  videojuego de “Mortal kombat” en oferta-le dijo el menor-La verdad no pude aguantarme más y vine para que jugáramos-al chico le brillaron los ojos grises.

Tat sonrió y confirmó aún más en no querer separarse del guitarrista.

-¿Ya comiste?-Tat encendió el X-box, mientras que Hisoka tomaba asiento en  uno de los sofás.

-Sip, comí pizza-el monje asintió y encendió el televisor.  Puso el videojuego que su amigo había comprado y le tendió uno de los controles. Se acomodó junto al mestizo.

-Sabes…he pensado en lo que me dijiste ayer.

-¿Sobre lo de Maiko?

-Sí y pienso ayudarte en  eso.

-¿De verdad?-el guitarrista miró con ilusión al monje; éste asintió-Si tú me ayudas, creo que ella me dirás que “si”-dijo con seguridad.

-¿Y eso?-pestañeó Tatsuha.

-Porque  tú eres muy popular con las mujeres y si me das tus secretos, creo que ella no podrá resistirme a mí-se peinó el cabello alborotado. Tat sonrió.

Lo primero que había que hacer para poner en marcha el plan que había hecho Uesugi  era en pedir el teléfono de la hermana de Shuichi.

El lunes, Hisoka se lo pidió a su senpai temeroso de recibir una negativa.

-¿El teléfono del celular de mi hermana?-preguntó incrédulo el mayor.

-Si…yo…bueno…

-Anótalo-dijo sin más Shuichi, ante ésta oportunidad Hisoka se apresuró en guardarlo en su móvil.

Tatsuha le había dicho que la cita fuera el fin de semana después del Tanabata, para que el jovencito pidiera su deseo  y  Orihime y Hikoboshile ayudaran en su declaración de amor. Eso significaba que tenía dos semanas aproximadamente para prepararse para el gran día.

Mientras que el par planeaba como sería la cita; Shuichi se sentía triste por la partida de Yuki y la decisión que éste había tomado y aunque le costaba mucho,  trataba de fingir lo más que podía con sus compañeros y amigos.

Así pasó aquella primera semana de Julio.

El  domingo en la noche, Shuichi había salido al supermercado al ver que la alacena estaba vacía y Nyan nyan no tenía comida.

Entró al apartamento con varios bolsas en sus manos.

-Ya estoy en casa Nyankotaro-dijo el chico cerrando la puerta tras de sí. Se sorprendió que le gato no apareciera con su cola erguida y maullando de felicidad; se encogió de hombros creyendo que el minino estaría muy ocupado haciendo alguna travesura. Se fue a la cocina y acomodó sus víveres.

Terminando su labor y al ver que el gato no aparecía, se inquietó.

-Nyankotaro-le gritó pero no hubo respuesta. Buscó por todo el apartamento y ni rastro del minino. Entró en pánico y corrió hacia la ventana de la sala, se asomó por ella creyendo lo peor. En el segundo piso que es en donde estaba su apartamento se podía apreciar muy bien la calle, por lo que respiró con alivio al ver que el gato no había caído. Si el gato no estaba en el apartamento y no había saltado; entonces,  ¿Dónde estaba?-No puede ser…-se dijo halándose los cabellos -He perdido a Nyankotaro…Yuki me va  a matar.

Sin pensarlo dos veces tomó sus llaves y salió de su apartamento en dirección de la casa de Yuki, más bien, de la casa de Mika.

Llegó  a su destino con la respiración agitada y los nervios alterados. Tocó el timbre con desesperación y al cuarto timbrazo abrió Midori ceñuda.

-Buenas…buenas tardas…está…¿está la señora Mika?-musitó casi sin aliento.

-La señora está un poco ocupada.

-Me urge hablar con ella.

Ante la mirada de desesperación del cantante, la ama de llaves accedió y le permitió entrar a  la casa.

-Sólo espere aquí-le dijo, señalándole uno de los sillones. Shindo obedeció y tomó asiento.

Organizó sus pensamientos y se dijo a sí mismo.

-¿Qué le diré? Más bien, ¿Cómo se lo diré?-pensaba en cuál sería su argumento, jugó con sus manos en una mezcla de nerviosismo y ansiedad.

Tan  sumergido estaba en eso que no se percató de una pequeña presencia: Kaname.

-Hola tío Suichi-exclamó el niño, provocando que el moreno diera un  respingo, asustando.

-¡Kaname!-vociferó, poniendo una mano en su pecho.

-¿Qué haces aquí?-tomó asiento junto al mayor.

-Bueno yo…lo que pasa…-titubeó.

-¿Viniste por qué estás preocupado por tío Eidi?

-¿Eh? Bueno…-miró al niño y volteó a su alrededor, no había nadie más.-Si, estoy preocupado por él, ¿Tu sabes dónde está?

-Claro que si-dijo jovial el niño-Está muy lejos de aquí.

-¿En dónde exactamente?

-En la Patagonia…

-¿Cómo?...en…¿en serio?-abrió sus ojos de sorpresa.

-Sip…-dijo seguro el niño-Mi mami me dijo que estaba muy lejos, por lo que supongo que es en la Patagonia.

Shu bufó.

-Supongo…-masculló.

-¿Quieres ver las fotos que nos mandó?

-¿Fotos? –sus ojos se iluminaron-Si…si quiero verlas.

Kaname bajó del sofá y se fue hacia la cocina.  Regresó en menos de un minuto con el celular de su mamá.

-Mira-el niño le enseñó las fotos que su tío había mandado. No reconoció el lugar, pero eso no parecía ni E.U.A.

Sonrió al ver que Yuki seguía siendo un pésimo fotógrafo; desafortunadamente su sonrisa se borró al ver una foto en donde su ex pareja salía con una mujer. La apariencia de la chica no le agradó para nada al moreno, mucho menos el piercing con la cadena que cruzaba parte del rostro de la mujer.

-Pero que carajos-fue lo único que atinó a decir.

-Esa es la amiga de tío Eidi-le dijo Kaname.

-¿Amiga?-dijo desconcertado Shuichi, miró la siguiente foto y los vio de nuevo tan juntos-Amiga mis testículos-farfulló Shindo al ver la siguiente foto en donde el par reía, felices.-Yo sufriendo acá y él...-lo que más le había dolido al cantante no era la compañía, sino la forma en como reía Yuki…nunca había reído así con él-Suficiente…-masculló y botó el celular en la mesa de centro.

-Tío Suichi…

El chico ignoró al niño y salió de la casa iracundo.

Llegó al parque Yoyogi hecho un mar de lágrimas.  Le había dolido tanto el ver al rubio tan feliz y en compañía de una mujer.

-Mentiroso…-gritó al aire-Eres un maldito mentiroso-chilló-Tú me dijiste que deseabas verme sonreír…¿Recuerdas? En esa ocasión me dijiste que hacías todo lo posible  para verme sonreír y has hecho lo contrario -el chico recodó la primera vez que  había hecho el amor  con Yuki-desde que nos conocimos tu sólo me has hecho llorar…-se dejó caer de rodillas-mentiroso…-sollozó con debilidad.

Cuando regresó al apartamento, vio a Nyankotaro dormido en el sofá. Al parecer el gato había descubierto un nuevo escondite detrás del refrigerador. Sin importarle despertarlo, lo cargó y apretujó en sus brazos.

Al día siguiente, el chico amaneció con  los ojos hinchados y sin ganas de ir a trabajar. Desafortunadamente no podía darse ese lujo; por lo que se duchó con pesadez y con los ánimos por los suelos se fue hacia el trabajo.

Para su desgracia se topó con los hermanos en la entrada.

-Al parecer no durmió bien senpai-dijo Hisoka, subiendo al ascensor en compañía de su hermana y un alicaído Shu.

-Sí, no dormí bien-dijo con voz ronca el mayor. Pero aquella mentira no se la tragó Hiromi.

Hisoka se bajó en el segundo piso mientras que el par tenía su estudio asignado en el cuarto piso. Cuando el ascensor marcó el número cuatro y las puertas se abrieron, Shuichi y Hiromi salieron del éste.

-Creí que ya estabas mejor-le dijo la soprano.

-Lo estoy-mintió Shu-sólo pasé una muy mala noche.

Los dos entraron a la sala de ensayos en donde ya estaba Watanabe.

Para darle ánimo al joven, Hiromi pidió la tarde libre del martes para que pudieran ir a celebrar el Tanabata en Shibuya.

Tamaki y Dresde se les habían unido, mientras que Hisoka había dicho que tenía planes con Tatsuha.

El cuarteto se había puesto el traje tradicional japonés, como el evento lo ameritaba. Recorrieron varios locales, Tamaki atrapó un pez dorado para su esposa, mientras  que Shuichi se sintió comprometido de hacer lo mismo y regalárselo a su amiga Hiromi.

Comieron helado de sakura y wataron.  Se tomaron una purikura los cuatro.Mientras caminaban por Shibuya, Hiromi cantaba la canción del Tanabata.

 

Las hojas de bambú susurran,
meciéndose en el alero del tejado.
Las estrellas brillan
en los granos de arena dorados y plateados.
La tiras de papel de cinco colores
ya las he escrito.
Las estrellas brillan,
nos miran desde el cielo.

 

Cuando él estaba por meterse,  la chica anotó su deseo y lo fue a colgar a un árbol de bambú ahí cerca.

-¿No pedirás un deseo Shu?-le preguntó su amiga.

-No, aunque lo pida con mucha fe…temo que no se hará realidad-musitó decaído.

La chica no insistió.

A unos metros de ahí, Hisoka en compañía de Tatsuha, colgaba su deseo en un árbol.

-Espero y si se cumpla-dijo el jovencito.

-Claro que se cumplirá-Tat le frotó la espalda-Por cierto, que bien te ves en yukata-le halagó.

Soka se sonrojó y se encorvó un poco.

-Me siento desnudo-ante lo dicho por su amigo, Tatsuha soltó una carcajada.

El moreno aprovechó ese día y se tomó varias purikuras con Hisoka.

Cuando estaban por disfrutar de los fuegos artificiales, el celular de Tatsuha sonó.

-Habla Tatsuha-musitó el monje, molesto por la interrupción.

-Hermano…-la voz de Mika se oía angustiada-Papá está muy grave…pide verte.

-¿Cómo?-ante el cambio tan drástico de su tono de voz, Hisoka miró a su amigo con preocupación.

-Nana me llamó diciéndome que papá tiene un fuerte dolor en el vientre bajo, se niega  a ir al doctor pues desea verlos a ti y a Eiri.

-Maldita sea…-masculló, pasándose una mano por el cabello-Voy para allá-cortó la comunicación.

-¿Todo bien?-preguntó nervioso el jovencito.

-Mi papá está malo, al parecer es algo grave y tengo que ir a verle-miró a Hisoka y sin darse cuenta de lo que hacía, acarició el rostro de éste-Lo siento mucho…tengo que irme ahora mismo a Kioto.

-No te preocupes…-musitó abochornado Ono, ante la acción de su amigo.

-¿Tienes tu GPS?- el menor asintió-Bien, regresa con cuidado a casa.

-Lo haré.

Tat abrazó a Hisoka en forma de despedida y se fue, perdiéndose al instante entre la multitud.

 

 

Mientras tanto en México.

Yuki, con ayuda de Alicia empacaban las pertenencias del japonés.

-¿No te dijo otra cosa más tu hermana?-le preguntó Alicia, somnolienta, pues eran las cinco de la mañana.

-No y eso es lo que me preocupa.

La chica lanzó un gran bostezo y guardó un par de calzoncillos del rubio. Hizo una mueca de desagrado y cerró la cremallera de esa maleta.

-Todo listo-musitó.

-Gracias-el rubio tomó esa maleta y la haló junto con la otra. La chica caminó hacia la puerta.-un momento-Alicia se giró y vio que Yuki le ponía un suéter encima-Se te ve todo jovencita-le abotonó y remangó.  Por su falta de estatura, el suéter del rubio parecía un vestido.

Ante el inesperado mensaje de Mika, Yuki le había llamado alterado a la mexicana, quién asustada por el tono de voz de su cliente, había salido corriendo de su casa, sin darse cuenta que estaba pijama, la cual consistía en : una playera de tirantes y casi transparente y un bóxer con estampados.

Bajaron a la recepción y Yuki le dio un bonche de dinero  a la chica  para que ella pagara después la cuenta de ese día que había corrido.  Subieron las maletas al auto de la menor y montaron él vehículo.

Cuando llegaron al aeropuerto el cielo ya estaba aclarando. Desafortunadamente el rubio sólo pudo conseguir un boleto en un viaje con escalas. Serían las veinte horas más largas en su vida.

-¿Crees llegar a tiempo?-le preguntó Licha, preocupada.

-No lo sé.

Esperaron en silencio hasta que nombraran el vuelo del rubio.

-Todo va a estar bien-le frotó la espalda la mexicana a Yuki-ten fe…-el japonés no dijo nada.

Cuando la vocera dio el número del vuelo de Eiri, el par saltó de sus asientos.

-Menos mal-suspiró Yuki.

Alicia acompañó a su cliente hasta donde tenía que ir.

-Mucha suerte Eiri, fue un gusto conocerte-y le dedicó una de sus hermosas sonrisas.

El rubio sintió un vacío en su corazón, se había encariñado con la chica.

-Regresaré a comer mole-le instó.

-Sólo te dejaré comer si vienes con Shuichi-le guiñó el ojo.

Eiri esbozó una sonrisa y olvidándose de su postura seria, abrazó a la niña quién exclamó de sorpresa cuando no sintió el suelo.

-Ya vete…-le dijo la chica, abochornada.

El rubio la soltó y se fue hacia donde   revisaban su pasaporte.

 

 

El señor Uesugi se retorcía en la cama, mientras que nana Akane y Mika le miraban impotentes.

-Padre, por favor. Déjame llevarte al hospital.

-No…no hasta que vea  mis hijos-musitó con voz lastimosa.

-Ya esto aquí-Tatsuha apareció en la habitación del hombre mayor.

-Hijo…mi querido Tat…-musitó con debilidad el señor.

-¿Ya llamaron al doctor?-el monje se acercó a su papá, quién tenía la frente perlada de sudor.

-Viene en camino.

El monje blasfemó, temió ser reprendido por su padre pero al ver que éste ni fuerzas tenía para eso se preocupó aún más.

-E…Eiri…don…¿Dónde está?

-El viene en camino…recuerda que está en México.

-Quie…quiero verlo.

El doctor llegó a los pocos minutos, pidió a los ahí presentes que esperaran afuera de la habitación. Mika fumaba, mientras que nana Akane le pedía a Buda que el señor se recuperara y Tatsuha caminaba de un lado a otro como león enjaulado.

El doctor salió de la habitación con semblante serio.

-¿Cómo está?-corearon los tres.

-Me temo que puede ser una peritonitis y por lo que pude ver, al parecer se ha reventado. Necesita ser operado de urgencias.

Akane soltó en llanto, a Mika se le fue el color y Tat no perdió el tiempo y entró a la habitación de su padre, le tomó en brazos y salió de ahí.

-Mika, prepara el auto.

La mujer obedeció sin chistar, el doctor les dio el diagnóstico en una hoja. 

Los hermanos llevaron a su padre al hospital de la ciudad de Kioto. El hombre fue recibido de inmediato.

Pasaron dos horas que para ellos fueron una eternidad, cuando apareció el doctor encargado del caso del señor Uesugi.

-¿Familiares del señor Uesugi?-preguntó.

Tat y Mika dieron un respingo y caminaron a zancadas hacia el doctor.

-¿Ustedes son?

-Somos sus hijos-dijo Mika.

-¿Cómo está?-se apresuraron a decir en coro los hermanos.

-Bien-sonrió el hombre-sólo que tengo una duda, ¿desde cuándo no evacua su papá?

-¿Qué?-preguntó Tat.

-No lo sé, él vive  con nuestra nana-dijo Mika-¿Por qué?

-En los estudios que le hicimos, notamos que el intestino grueso estaba saturado de excremento, dando a entender que por esa razón su padre sufría de esos dolores.

-Está diciendo que mi papá está estreñido-dijo incrédulo Tat.

-Sí. Le hicimos un enema y eso le va  ayudar  a evacuar todo ese desecho. Estará internado hasta que logre eliminar todo.

-O sea que, ¿No se va a morir?-preguntó Mika con un hilillo de voz.

-No-sonrió de nuevo el doctor-con su permiso-hizo una inclinación y se alejó de ahí.

-¿O sea que todo éste show fue porque papá no come fibra?

-Eiri me va  a matar-musitó Mika, ignorando a su hermano.

 

 

Yuki llegó a tierras niponas a las tres de la mañana del jueves 9 de Julio.  Desesperado por llegar a casa de su padre, tomó un taxi.

Entró con cuidado y se dirigió a la habitación de su progenitor, le vio dormir plácidamente y lanzó un hondo suspiro. Agotado del largo viaje se dirigió a la que fue su habitación en su niñez.

Le despertó el aroma del café que nana preparaba. Aún somnoliento bajó a la cocina en donde vio a su padre leer tranquilo el periódico, mientras  que Akane preparaba el desayuno.

-Padre…-musitó el rubio un poco confundido.

-Hijo, has regresado-exclamó con sorpresa el mayor.

-Pero…-se frotó los ojos y miró de nuevo a su padre-Estás muy bien, ¿Qué no estabas enfermo? ¿No deberías estar en cama?

El señor se puso rojo y carraspeó, Akane soltó una carcajada.

-Me temo joven Eiri que su padre está mejor que nunca y que sólo fue una falsa alarma.

-Eiri…yo puedo explicártelo-dijo con bochorno el mayor.

-¿No entiendo?-Yuki aún no aterrizaba del todo por lo que no entendía muy bien la situación.

-Su padre estaba estreñido.

-¿Cómo?-lanzó un hondo bostezo y miró con sus ojos entornados a su nana.

-¡Akane!-vociferó el señor Uesugi.

-Esos terribles dolores que tenía  que hasta pensamos que moriría, terminó siendo que estaba estreñido.

Ante lo dicho por la mujer, Yuki se despabiló por completo.

-¡Estás diciendo que viajé desde muy lejos porque tienes días que no cagas!-gritó iracundo.

 

 

A Shuichi se le había desbloqueado la mente, por lo que con mucha facilidad había terminado de componer la segunda canción ; aquél jueves los chicos había empezado a componer la melodía que acompañaría a la canción del moreno. Takarai al ver el gran esfuerzo que los chicos estaban haciendo, les dejó salir temprano.

Hiromi invitó a Shu a su casa, el chico después del Tanabata, se había sentido comprometido con la joven quién había hecho un gran esfuerzo en animarlo.

En el camino compraron cervezas y frituras. Recordaron de los viejos tiempos entre risas y choques de latas de cerveza.

-Necesito ir al baño-dijo la chica, poniéndose de pie. A causa del alcohol, la morena perdió el equilibrio, Shuichi se apresuró en ayudarla pero les ganó el peso y los dos cayeron al suelo, Shuichi encima de Hiromi.-Ouch…pesas-se quejó.

-Lo siento-quitó un poco de su peso pero no se alejó de la chica. Le miró detalladamente y sin entender la razón la besó.

La mestiza correspondió el beso, tan sumergidos estaban en lo suyo que no se dieron cuenta de Hisoka, que les miraba atónito.

-Hiromi…-musitó por fin su hermano.

Shu se separó de la chica, quién lo empujó y corrió al baño, pues temía orinarse.

 

 

 

Tatsuha hacía un trabajo en la computadora cuando el timbre sonó.

-¡Hola!-le saludó jovial al ver a Hisoka.

-¿Puedo pasar la noche aquí?-preguntó el menor, sonrojado.

-Claro, adelante-el monje invitó a pasar a su amigo. Soka se descalzó y dejó su morral en el recibidor.

-¿Sucedió algo?-le preguntó al ver al chico un poco incómodo.

-Caché a mi hermana y a Shu besándose y…lo único que se me ocurrió hacer fue venir para acá-como iba diciendo eso, Soka se puso cada vez más rojo.

-¿Qué dices?-preguntó sorprendido-Shuichi y Hiromi-repitió, desconcertado.

-Creo que son novios-dijo Hisoka-ya los notaba un poco raros a los dos.

Tat negó con la cabeza, en verdad jamás creyó que Shuichi fuera a caer tan bajo.

El añorado viernes llegó, el día en que Hisoka y Maiko habían acordado tener su cita. El guitarrista había pedido la tarde libre a sus superiores, esto al ver que el chico había dado su mejor esfuerzo en esos días, decidieron acceder.

Tatsuha había pasado por él después de las cinco, los dos fueron al apartamento del monje para que el chico se cambiara y se arreglara. El mayor le había ayudado a elegir sus prendas para ese día, le eligió un pantalón entubado de mezclilla, que se amoldaba muy bien a sus piernas; había dejado de lado las playeras del menor y le había obligado  a que usara una camisa a cuadros morados con verdes.  Le acomodó el cabello enmarañado y le puso loción, pues la del chico le repudiaba pues le hacía recordar a Eiri.

-Perfecto-le guiñó un ojo.

Hisoka se miró orgulloso en el espejo.

-¿Estás listo?- el menor asintió-Bien…pues no me queda más que desearte suerte…por cierto…márcame para que me des las buenas nuevas.

-Si.

Hisoka salió del apartamento y se fue hacia Shibuya, en donde se había quedado de ver con Maiko. La chica ya lo esperaba junto a  la estatua de Hachiko.

-Buenas tardes Maiko-le saludó Hisoka.

La chica pegó tremendo grito al verlo tan diferente.

-Wow, te vez tan genial.

-Gracias-el chico no pudo evitar sonrojarse.

Fueron al cine, a comer hamburguesas y de postre degustaron un par de helados de lavanda; como avanzaba la tarde, Hisoka se sentía más nervioso.

Se animó a declarársele cuando el par disfrutaba de la puesta del sol sentados en una banca. 

-¿Te la has pasado bien?-le preguntó a Maiko.

-Muy bien, gracias por tomarte un tiempo e invitarme  a salir-le sonrió.

-No es nada-se rascó la cabeza-Yo de hecho…-tragó un poco de saliva-Quiero decirte algo y…pues…

Maiko le miró atenta.

-Puede decirme lo que quiere, en confianza.

Ante lo dicho por su cita, el jovencito se dio ánimos y sin perder más el tiempo lo soltó.

-¡Me gustas mucho! –dijo casi en un grito.

-¿Cómo?-Maiko le miraba boquiabierta.

-Quiero…quiero que seas mi novia-le tomó la mano.

Al ver el desconcierto de ella, Hisoka aprovechó para darle un beso, pero ésta lo esquivó.

-Lo…lo siento-Maiko se puso de pie-Yo no puedo ser tu novia, eres muy chico para mí y…-la chica desvió la mirada-a mí me gusta otra persona.

Hisoka sintió que el corazón se le partía en mil pedazos.

-Gracias por todo…pero debo irme-la chica se despidió y no dio oportunidad para que Hisoka dijera o hiciera algo.

Tatsuha pasaba de canal en canal, inquieto. Sólo esperaba que las cosas hubieran salido bien. Su móvil sonó y de un saltó se fue hacia donde estaba, miró la pantalla y vio que era su amigo.

-¿Cómo te fue?-preguntó el monje.

-Mal…-dijo en un hilillo de voz Hisoka.

-¿Cómo? Pero…¿En dónde estás?

-No lo sé…rompí mi GPS.

-Maldición-masculló-dime lo que hay a tu alrededor.

-Estoy en un parque…cerca de los juegos…hay un pingüino en medio del parque…

-Con eso es suficiente, voy para allá-cortó la comunicación. Tomó sus llaves.

Le encontró bebiendo en los columpios.

-Creo que ahora tus secretos para conquistar a una chica han fallado-dijo un poco ebrio el chico.

Tatsuha sintió que el estómago se le estrujaba al ver a su amigo así.

-¿Cuánto has bebido?

-Lo suficiente para ver dos Tatsuhas-rio.

-Vamos, te llevaré a casa-le tomó del brazo, pero Soka forcejeó y se soltó del agarre.

-No, me han roto el corazón y quiero beber para olvidarme de esto-le dio un gran trago a la botella de sake-y tú-le señaló-tienes que beber conmigo.

El monje resopló.

-¿A dónde quieres ir?-le preguntó resignado.

-A un karaoke.

Uesugi lo llevó a un karaoke que estaba abierto las veinticuatro horas. En el camino al lugar, el chico le contó todo al moreno.

Hisoka cantó sobre la mesa de la cabina del karaoke. Se bebió una botella de sake, ignorando el rapapolvo de Tatsuha.

-Espero y les guste, querido público-dijo el chico ebrio.

La canción inició y comenzó a cantar a destiempo.

 

No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor
No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor
Parecía que estaba esperando
tu momento de partir
parecía haber observado
mis momentos junto a ti
No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor
No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor
Me abrazo el instante mismo
que tú me dijiste adiós
y no fue una gran tristeza
fue como ir
de menor a mayor
"Tu regreso había esperado
más te veía muy feliz
en los brazos de tu amado
te olvidaste tu de mi"
"Más ahora que recuerdas
a mis brazos vuelves ya
seré por siempre tu amante,
tu novia... La soledad"

"Y si alguna vez regresas
con aquél que te amo
sabes no será lo mismo
pues también me conoció"

No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor.


No me hubieras dejado esa noche
por que esa misma noche encontré un amor
No me hubieras dejado esa noche Mi soledad
por qué esa misma noche encontré un amor siempre a pertenecido a ti
No me hubieras dejado esa noche mi soledad
por qué esa misma noche encontré un amor siempre a pertenecido a ti
No me hubieras dejado esa noche mi soledad
por qué esa misma noche encontré un amor siempre a pertenecido a ti
No me hubieras dejado esa noche mi soledad
por qué esa misma noche encontré un amor siempre a pertenecido a ti
No me hubieras dejado esa noche hay soledad!!
por qué esa misma noche encontré un amor siempre a pertenecido a ti

 

El monje aplaudió, pues si no lo hacía su amigo le lanzaba algo.

-Gracias Japón, los quiero mil.

Se bajó de la mesa y le tendió el micrófono al mayor.

-Te toca cantar a ti.

-On no, yo tengo muy fea voz.

-No lo creo…anda…hazlo…deléitame.

Dubitativo, Tatsuha miró el menú de canciones y después de decidirse por una, que para él se prestaba para la ocasión.  Oprimió el botón. La pista inició y Tat comenzó a cantar:

 

Como un cuchillo
En la mantequilla
Entraste en mi vida
Cuando me moría

Como la luna
Por la rendija
Así te metiste
Entre mis pupilas

Y así te fui queriendo a diario
Sin una ley sin un horario uh uh uhhh
Y así me fuiste despertando
De cada sueño donde estabas tu uh uhhh

Y nadie lo buscaba
Y nadie lo planeó así
En el destino estaba
Que fueras para mi

Y nadie le apostaba
A que yo fuera tan feliz
Pero cupido se apiadó de mí
Se apiadó de mí
Se apiadó de mí

Como la lluvia
En pleno desierto
Mojaste de fe mi corazón
Ahogaste mis miedos

Como una dulce voz
En el silencio
Así nos llegó el amor
Amor del bueno

Y así te fui queriendo a diario
Sin una ley sin un horario uh uh uhhh
Y así me fuiste despertando
De cada sueño donde estabas tu uh uhhh

Y nadie lo buscaba
Y nadie lo planeó asi
En el destino estaba
Que fueras para mi

Y nadie le apostaba
A que yo fuera tan feliz
Pero cupido se apiadó de mi
Y nadie le apostaba
A que yo fuera tan feliz
Pero cupido se apiadó de mi
Se apiadó de mi.

 

Sin darse cuenta, Tatsuha terminó muy cerca de Hisoka. Tan sólo faltaban unos centímetros para que le besara y estaba decidido en hacerlo cuando…

-Tenías razón, cantas pésimo-y con esto se acabó el encanto.

-Si…tienes razón-rio desilusionado el monje.

Sacó al jovencito casi arrastrándolo del lugar. Caminaban en dirección de la casa de Ono cuando Hiromi le marcó a su hermano.

-¿En dónde estás?

-En la calle-le respondió él.

-¿Estás borracho?

-No…-mintió.

-¿Quién te dio permiso de beber?-le instó.

-Yo.

-Ahg…¿No piensas venir a casa?

-No, no quiero verte con Shuichi-Hiromi guardó silencio- Me quedaré con Tatsuha-lanzó el celular lejos y siguió caminando, el moreno miró como salía volando el celular-Llévame a tu casa-le ordenó al chico. El pobre jovencito tan borracho estaba que se tropezó y cayó de bruces.

El resto del camino, Tat cargó al chico quién se repetía una y otra vez que era un perdedor. El moreno tuvo que desviarse y tomar el camino a su apartamento.

Cuando llegaron al apartamento, Tat sentó al menor en el sofá y fue por el botiquín. Curó los raspones de  los codos del chico y cuando estaba preparando café, el jovencito se quedó dormido. Lo llevó a su habitación, le quitó los tenis y le miró por largo rato. Apreció el atractivo rostro de Hisoka, sus largas pestañas oscuras, su nariz pequeña, sus pómulos, su lunar y…sus labios.

Maiko había sido una idiota al haber rechazado al guitarrista.

Acarició el rostro de Ono y le susurró:

-No eres un perdedor-y como si fuera un imán, unió sus labios a los del chico dormido. Besó con delicadeza esos labios carnosos y los lamió.

Hisoka se removió y abrió los ojos.

-¿Tatsuha?-preguntó aún medio dormido.

El monje se alejó de inmediato del chico; con los ojos entornados Hisoka le miró para después quedarse dormido de nuevo.

Sin pensarlo dos veces, el monje salió de la habitación.

 

Notas finales:

Las canciones son:

Esa noche de café tacuba

Amor del bueno del Reyli.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).