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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola. 

Pues que les digo. Ando super triste por que éste fic ya casi llega a su fin. Tan solo faltan cuatro o cinco capitulos. Dependiendo de que tanto me alargue. 

Este capítulo se lo dedico a Lizzy Shindo y a Bokerona Potinguera quienes estuvieron pendientes de mi estado de salud. 

Muchas gracias. 

Y sin mas que decir les dejo éste que tiene que ver con el capítulo. 

https://www.youtube.com/watch?v=jJSCMT0n128

 

Al final está la ficha de Tatsuha. 

Voten por sus personajes. 

Karma lleva dos votos. 

Hiromi uno. 

Besos

 

Se giró con brusquedad sobre la cama. Por más que trataba de  conciliar el sueño, simplemente no lo lograba. Sus pensamientos giraban en torno aquella llamada que había recibido. Apretó la mandíbula y sintió que los cabellos de la nuca se le erizaban. Aún retumbaba en su cabeza la voz de su chofer que decía:

-El joven Uesugi ha salido de ese edificio con la ropa mal puesta.

Tooru lanzó un gruñido y volvió a girarse sobre el colchón. Tatsuha cayó  en la tentación y había ido  a buscar a aquel chiquillo mestizo, de eso no había duda.

Su orgullo como mujer había sido destrozado en cuando recibió la llamada del chofer. Aquél chiquillo había conseguido seducir a Tatsuha y llevarlo a la cama, algo que ella nunca logró en todo ese tiempo.

-Jamás creí que fueras a ser tan débil Tatsuha-masculló.

 

 

Capítulo 62.

Un desdichado joven.

 

 

Algunos ruidos provenientes del baño le hicieron despertarse. Adolorido por el encuentro que había tenido con el monje, Hisoka se enderezó y esperó a que su cuerpo se adaptara al dolor. Se puso de pie y tomó sus calzoncillos que yacían tirados a unos pasos de la cama. Vistió  y dando pasos pequeños salió de la recámara.

-¿Tatsuha?-preguntó con voz ronca, caminando hacia el baño.

-¡Manis!-exclamó Hiromi al salir del baño y ver a su hermano-¿Te desperté?

-Hiro…mi-susurró, desconcertado-Y…¿Dónde está…?-miró en su derredor.

-¿Quién?

Hisoka miró a su hermaan quién tenía unas tremendas ojeras y apestaba a cigarro.

-Nadie…olvídalo-murmuró con tristeza Hisoka-Se ha ido-pensó. Sintió que algo escurría de entre sus muslos, era el semen de Tatsuha, el único recuerdo que quedaba de  ese momento efímero que habían pasado juntos.

 

 

Entró a su apartamento arrastrando los pies, pasó a la sala de estar y botó las llaves del auto sobre la mesa de centro. Se dejó caer en uno de los sillones y lanzó un hondo suspiro. Miró con detenimientos sus manos, aquellas manos que habían recorrido el cuerpo virgen de Hisoka. A su mente llegó la viva imagen del chiquillo gimiendo bajo su cuerpo. Cerró sus ojos y comenzó a remembrar cada detalle de su encuentro con Ono, desde que éste le había abierto la puerta hasta la confesión de ambos. Cuando menos se dio cuenta, se había sumergido en un tranquilo sueño.

Despertó después del mediodía, con el cuello torcido y una terrible jaqueca. Se puso de pie y encorvado se fue el baño, buscó en el botiquín algún analgésico y aprovechó para cepillarse los dientes, después  fue a la cocina y se sirvió un poco de agua.  Con el agua u el frasco de analgésicos, el moreno se fue a su recámara. Después de tomarse la píldora, se recostó y esperó a que ésta le hiciera efecto.

El sonido de su celular le hizo gruñir, sin ánimos de hablar con nadie, Tatsuha se cubrió la cabeza con la almohada. El dolor era tan fuerte que ni si quiera podía pensar. Fueron tres llamadas seguidas, mismas que el monje ignoró.

El analgésico hizo efecto después de veinte minutos, relajando al moreno quien se quedó perdidamente dormido. Desafortunadamente su sueño fue perturbado por los fuertes aporreos de la puerta. De un salto se puso de pie y dando trompicones fue a abrir la puerta.

-¿Cómo pudiste?-fue lo único que escuchó antes de recibir un tremendo puñetazo que hizo que cayera al suelo de sentón.

Tatsuha se sobó la mejilla adolorida y miró al responsable del golpe.

-Padre-susurró.

-¿Cómo pudiste?-volvió a repetir el hombre iracundo. Tomó de la ropa a su hijo y lo alzó.

-No sé de qué me hablas-trató de zafarse.

-¡No te hagas el idiota!-lo zarandeó-Un hombre…te acostaste con un hombre-ante éstas palabras, Tatsuha abrió los ojos desmesuradamente y enmudeció-Si hubiera sido una mujer no habría problema…incluso yo te hubiera ayudado-y lo zarandeó con más fuerza-Pero un hombre…y peor aún…un mestizo-éstas últimas palabras las pronunció con desdén.  

-Padre…yo puedo explicártelo.

-¡No quiero saber nada!-lo aventó y Tatsuha cayó sobre el suelo, provocando un sonido hueco. No suficiente con eso, el señor Uesugi se abalanzó contra su hijo y comenzó a descargar todo su furia contra el muchacho-Me das asco-gritó.

-Padre…detente-pidió el moreno mientras se cubría de los golpes.

-Al parecer no te he educado lo suficiente-el hombre se enderezó y se zafó el cinturón que llevaba puesto.

-No, espera padre…-pero el mayor le ignoró y le azotó con el cinturón.

Tatsuha se mordió el labio para acallar sus quejidos de dolor, pues sabía perfectamente que si emitía algún sonido sería peor el castigo.

Cuando se cansó de golpear a su hijo, el señor Uesugi lanzó un suspiro.

-Espero que con esto hayas entendido bien la lección.-el monje  no dijo nada.

Ryosuke se sentó en el suelo junto al cuerpo hecho ovillo de su hijo.

-La señorita Tooru me llamó hace un par de horas y me contó todo. Jamás creí que esa enfermedad te la pegaría Eiri.

-Enfermedad…-susurró en un hilillo de voz Tatsuha.

-Creí haberte educado de la mejor manera. Pero siempre fuiste problemático, un dolor de cabeza-se pasó la mano por su cabeza carente de cabello-A veces pienso que en verdad no debiste de haber nacido.

Tatsuha no dijo nada y aún tirado ahí, débil, solo se limitó a  ahogar un sollozo.

-Lo único que queda por hacer es  que la señorita  Tooru olvide ese pequeño error tuyo. Y obvio, la única manera es que se casen lo más pronto posible.

-Casarme…-musitó con voz ronca el moreno. Era increíble que su padre siguiera aferrado a esa idea. Pero lo peor de todo es que aunque lo hiciera, jamás lograría complacer del todo a su padre. Por eso lo había decidido, ya no seguiría con ese plan, ya no se casaría con Tooru-Yo no quiero casarme…-se aventuró a decir.

-¿Qué dijiste?-le instó.

-Yo…no quiero casarme con Tooru…yo no amo a Tooru.

-No es cuestión de amor Tatsuha.

-Para mí si…-se enderezó y soltó un leve quejido-Por eso es que no pienso casarme con Tooru porque yo amo a Hisoka.

-Cállate-y le abofeteó.

-Golpéame lo que quieras, pero no me harás cambiar de idea-vociferó decidido.

-Oh, claro que lo haré. Si es necesario encerrarte y amarrarte hasta el día de la boda, lo haré-se puso de pie, tomó de un brazo a su hijo y de un jalón le obligo a que se pusiera de pie-Regresarás conmigo a Kioto hoy mismo.

-No pienso hacerlo-Tatsuha se soltó del agarre de su padre-¡Y no puedes obligarme!-vociferó con decisión.

-¡Si puedo! Si es que no quieres que ese mestizo se vea involucrado en esto.  

El moreno abrió los ojos desmesuradamente y sintió un escalofrío recorrer su espalda.

-No serías capaz…- dijo en un hilillo de voz. Ryosuke había dado en el punto débil de su hijo.

-Sabes que soy capaz de quitar de mi camino a quien me estorbe-y en sus ojos se pudo apreciar cierto brillo-Así que tú decides…

-¿Por qué me haces esto?-sollozó, rendido.

-Porque tú me  arrebataste lo que más quería. Si tan solo no hubieras nacido, mi amada Keiko seguiría junto a mí.

Tatsuha se quedó mudo ante esas palabras. Su padre, al que había admirado desde que era niño y que amaba sobre toda las cosas, le estaba destrozando la vida por venganza.

-Así que tú decides-continuó el mayor, cruzándose de brazos.

Un par de lágrimas salieron de los ojos oscuros del jovencito, apretó los ojos en un esfuerzo de contener el llanto. Haló todo el aire que pudo y con voz trémula musitó.  

-Déjame al menos hacer mi equipaje.

-Claro-y sonrió satisfecho el señor Uesugi-Te espero en la sala.

Tatsuha asintió y con paso cansado se encaminó hacia su habitación. Su cuerpo magullado ya no le dolía.

En cuanto estuvo en su recámara, se dejó caer lentamente y rompió en llanto. Se apretó la cabeza con fuerza mientras se maldecía una y otra vez. Por más que él se esforzaba, nunca lograba alcanzar la felicidad y al parecer jamás lo lograría. Creía que podría soportar cualquier cosa sabiendo que Hisoka le amaba, pero ahora, dadas las circunstancias no se creía capaz.

A su mente llegó la imagen de Hisoka sonriendo tímidamente.

-Yo también te amo…-aquella confesión hizo eco en su cabeza.

-Ya no puedo…simplemente ya no puedo…-lloró.  

El aporreo de la puerta le hizo salir de sus cavilaciones.

-Apúrate, no tengo todo el tiempo-masculló su padre.

Tatsuha se enjugó las lágrimas y alzó la mirada. Recorrió con lentitud su recámara. Sus ojos oscuros se posaron en su buró. Ahí, encima de éste, se encontraba el vaso con agua medio lleno y junto al  vaso,  el frasco de analgésicos.

 

 

La alarma de un nuevo correo le hizo dejar de escribir. Yuki miró una de las esquinas de la pantalla de su portátil y bufó. De seguro que aquél nuevo correo era alguna propaganda de la tarjeta de crédito. Ignorando el pequeño icono que mostraba un sobre, el rubio continuó con su trabajo. Mientras él se dedicaba a escribir parte de su nueva novela, Shuichi, en compañía de Nyankotaro, preparaba la comida.

De vez en cuando el rubio lanzaba una mirada inquieta al icono en forma de sobre. Al ver que ya no podría seguir escribiendo, el hombre guardó su documento y oprimió aquel icono. Entornó los ojos al leer el nombre de quién lo había mandado.

-¿Por qué carajos le mandaba un correo su hermano?-se preguntó. Si deseaba decirle algo, podría marcarle a casa o  a su celular. Lanzó un gruñido. Leyó el título del correo y arqueó una ceja. El título consistía en una simple palabra: Adiós. Un sentimiento de desasosiego le invadió y sin pensarlo dos veces, abrió el correo.  

Shuichi estaba por llamar a la puerta del estudio de su esposo cuando éste salió alterado.  

-Ei..Eiri-exclamó el jovencito, asustado.

-Ese chiquillo idiota-masculló, ignorando al otro.

Eiri corrió hacia la salida, con brusquedad se calzó los zapatos y salió de la casa sin decir nada. Shuichi sin entender bien lo que sucedía, le siguió.

Gracias a que el rubio condujo como loco llegaron en poco tiempo al apartamento de Tatsuha. Sin esperar a que el ascensor llegara, el rubio subió las escaleras seguido de Shindo.

Aporreó con desesperación la puerta del apartamento de su hermano. El señor Uesugi atendió el llamado ceñudo.

-Eiri-exclamó el mayor.

-¿Dónde está Tatsuha?-vociferó, entrando al apartamento sin quitarse los zapatos.  

-Él está en su recámara. Lleva encerrado un buen tiempo.

-Maldita sea-el rubio corrió hacia la recámara de su hermano.

-¿Qué sucede?-preguntó Ryuosuke

Shuichi apareció agitado e ignorando a su suegro, siguió a su esposo. El padre de los Uesugi se molestó ante éste gesto y siguió al chiquillo.

-¡Tatsuha!- el rubio aporreó la puerta-Abre la maldita puerta mocoso- instó y al no oír respuesta, Yuki la tumbó y si  más entró a la habitación-No puede ser…-dijo en un hilillo de voz.

Ahí en su cama, Tatsuha estaba  hecho ovillo. El escritor se acercó a su hermano y se llevó una gran sorpresa al verle el rostro magullado, a un lado yacía un frasco de analgésicos. Le zarandeó pero el moreno no reaccionó. Tomó su pulso y palideció.

-¡Shuichi!-gritó mientras bajaba a su hermano al piso-Llama a una ambulancia.

El aludido, sin entender aun lo que sucedía, obedeció y mientras  le decía la dirección a la operadora, Yuki le daba respiración de boca a boca a su hermano.

-Tatsuha…-susurró con desconcierto el señor Uesugi.

 

 

 

 

Notas finales:

Tatsuha Uesugi.

Fecha de Nacimiento: 21 de diciembre.

Edad: 21 años y al finalizar el fin 22 años.

Estatura: 1.90.

Peso: 80 kg.

Tipo de sangre: O.

Signo zodiacal: Sagitario.

Hobbies: Jugar a los videojuegos.

Comida favorita: El ramen.  

Fruta favorita: La sandía y el limón.

Comida que odia: Las cosas dulces. Su paladar no las tolera.

Color favorito: No tiene un color favorito.

Fobia: Ninguna.

Curiosidades: Nació con una gran sensibilidad para percibir ciertas cosas. De pequeño podía ver a los espíritus y comunicarse con ellos. A pesar de eso, jamás les tuvo miedo. Debido a ese don, su padre lo preparó para que fuera un monje exorcista. Nunca en su corta vida ha salido de Japón. Se le conoce como el más paciente y tolerante de la familia.  Ama su vocación como monje. Estudia la carrera de administración porque su papá se lo ordenó. Tiene una debilidad por las motocicletas aunque es un pésimo conductor. Bueno en la cocina. Tiende a ser inconstante en ciertas cosas, como en el caso de hacer ejercicio.

A pesar de ser sexualmente activo, le encanta que sus amantes tomen la iniciativa. Ama a las personas desinhibidas y seguras de sí, por lo que para Mika y Yuki fue una gran novedad que terminara perdidamente enamorado del tímido y simplón de Hisoka Ono.  Se considera bisexual debido a la gran atracción que sentía por Sakuma.  

Fetiche: Después de conocer a Hisoka, los lunares.

 


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