Querido Joshy:
Se que esta carta te llega con algunos años de retraso pero yo lo decidí así, quería que cuando la leyeras tuvieras la edad suficiente como para entenderla, comprenderla y aceptarla.
Te conozco tan bien que seguro que aún me echas de menos, que aún te hago falta, pero conociéndote tan bien como lo hago, también estoy seguro de que encontraste a gente con la que superar mi muerte.
Se que nadie te dijo de qué o por qué morí, te lo quería decir yo. Tenía Sida y la verdad es que no quería vivir con ello, no cuando la cogi de manera tan idiota, todo porque te quería.
Te amaba tanto que decidí que no te lo diría ni te haría participe de ello, prefería mil veces más ahogar mis penas con el alcohol que arrastrarte a una vida de incomprensión, marginación y rechazo por parte del resto del mundo.
Pero soy un hombre y despertaba todas las mañanas deseándote, tenía miedo de que una de esas veces en que nos bañábamos en la piscina y nos tumbábamos al sol uno al lado del otro, o cuando te acababas de despertar y aparecías despeinado, o cuando después de ducharte te paseabas por el pasillo con una toalla anudada a la cintura,..., no aguantara ya más y me abalanzara sobre ti. Temía tanto que yo pudiese hacerte algo que te marcase de por vida que empecé a pagar por tener sexo con otros hombres, solo para descargarme y cuando estuviera contigo poder actuar con la mayor normalidad posible. Pero hubo veces que me emborrachaba y en esas ocasiones me despreocupaba, olvidaba las protecciones y eso me acabó pasando factura.
¿Te acuerdas aquella vez que no te fui a recogerte al colegio, con lo cual tuviste que volver solo, y por la tarde llegue a casa y no te dejaba tocarme? Ese día había ido al médico, a recoger los resultados de unos análisis que me hice días antes y lo que me dijeron me hundió... Me diagnosticaron el VIH, tenía Sida.
Dios, cuando te vi aquel día preocupándote por mí me odié tanto... y me enfadé de una manera que no entendiste, incluso creíste que me había enfadado contigo por algo que no sabias, como si me hubieses hecho algo y luego no te acordaras de qué, pero no iba contra ti el enfado Josh, iba contra mi mismo, por ser tan idiota de amarte y en cambio haberme estado revolcando con otros, por no haberme alejado de ti en cuanto me di cuenta de mis sentimientos o por al menos no habértelo dicho... si te lo hubiese dicho al menos me habría quedado tranquilo pero... ¿Qué habrías hecho tú? Pensándolo bien, igual ni entenderías que es lo que te decía, ¿con apenas nueve años que ibas a entender? Si ni siquiera me entendía yo, y eso que tenía veinte años.
No aguanté tener que mirarte a la cara por la vergüenza que sentía, por eso a la mañana siguiente me fui. Apenas cogi un par de cosas ya algo de ropa, lo meti en la maleta y me fui. Aunque antes de abandonar tu vida para siempre me asomé a tu cuarto... Estabas tan lindo dormido en tu cama, abrazado a aquel oso de peluche morado que te regale ese mismo año...
Cuando salí a la calle el viento me hizo percatarme de las lágrimas que caían por mis mejillas.
Te juró que intenté sobrevivir, recuperarme para volver a tu lado. Todos los días pensaba en ti; recordando los momentos que pasé contigo, del primer día que te vi, cuando nuestra madre te puso en mis brazos y tú tan pequeño alzaste la manita y me agarraste del pelo o como las noches cuando nuestros padres se peleaban, venias a mi habitación y sin permiso te metías entre las sábanas de mi cama para que te abrazara y así dormir tranquilo. Te juro que lo intenté, pero la enfermedad podía más conmigo y quería dejar de sufrir y de recordarte. Así que lo decidí, acabar con todo, con mi vida, con tu recuerdo...
Ya tengo todo preparado y en cuanto termine de escribir esta carta, terminaré con todo.
Que sepas que te amé hasta la muerte y que espero que no me odies por haberte dejado. Tengo fe en ti, por ello doy por supuesto que en estos años que pasaste sin mí hallas cuidado a mamá, ya sabes que su corazón nunca fue demasiado fuerte, sobretodo después de que papa la abandonara.
Siempre te he querido y hasta muerto te seguiré queriendo.
Te quiero Joshy, te quiero.
Firmado, Derek.
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- Hermano, yo también te quería.