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Notas desde el corazón por Varda

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Capítulo 2: Hechicero de los cielos

Ikki se encontraba muy nervioso, le había dejado el sobre con el poema a Shaka antes del mediodía. "¿Lo habrá leído?" - pensaba el caballero del Fénix -. Casi se estaba arrepintiendo y ya había comenzado a reprocharse por esa tontería que había hecho. "¡Pero que idiota soy!" - se decía -. La hora del almuerzo se acercaba y allí podría ver que reacción tendría Shaka.

- Por favor Shaka, ¿Me prestas esos libros? ¿Si? Por favor - le pedía Afrodita a Shaka, muy insistentemente -
- Claro, pero me los cuidas, ¿Si? - le decía el caballero de Virgo - Ven, los tengo en mi habitación. Tuviste suerte que los traje para leerlos.
Afrodita acompañó a Shaka hacia su habitación, éste último le había prometido prestarle la trilogía de "El Señor de los Anillos". Ya estaban en la entrada cuando Shaka abre la puerta, ambos pasan pero Afrodita se detiene y alza algo del suelo. Shaka voltea para ver que pasa.
- Mira Shaka - tendiéndole un sobre - Deben haberlo dejado para ti.
Shaka mira el sobre, tenia su nombre impreso. Con bastante curiosidad lo abre y saca un papel. Afrodita ve una expresión de sorpresa en su mirada.
- ¡Vaya! ¡Te escribieron un poema! - sonriendo mientras miraba la hoja -
Shaka leyó atentamente las líneas.

"Hechicero de los cielos"

Envidioso el firmamento, por el color de tus ojos.
Envidiosas las estrellas, pues tú brillas más que ellas.
Envidioso el sol, por el dorado de tus cabellos.
Inalcanzable para los mortales es tu presencia,
Oh, Enviado divino, ángel caído del cielo.
¿Con qué derecho atrapas mi corazón?
Hechicero del cielo, tu magnánima alma me ha embrujado.
El hechizo de tus ojos me ha vencido,
ahora ya no me quedan defensas contra el amor.
Piedad te pido príncipe divino
tu luz me estremece y me impacienta,
desesperado intentaré alcanzarte
aunque mi alma no te merezca.

Afrodita observó con una sonrisa pícara a un sonrojado Shaka, sin poder evitar reírse un poco.
- Así que tienes un admirador secreto - guiñándole un ojo - ¿Tienes idea quien puede ser? - pregunta ansioso Afrodita -
- Bueno... Y no se... Y esto está impreso así que no podría reconocer la letra, sea quien sea no debe querer que yo sepa quien lo envía. Me pregunto quien será. ¿No será una broma? - sin dejar de observar la hoja -
- No lo se Shaka, pero es un poema muy hermoso, no creo que nadie se tome tanto trabajo para algo así. En serio por aquí debe haber alguien que esta enamorado de ti - sonriéndole -
Shaka estaba muy sorprendido, nadie jamás le había escrito un poema. Además aquellas palabras le parecieron muy hermosas. No dejaba de preguntarse quien podría haberle enviado aquel poema, y según lo que el sabía no había nadie detrás de el.
- Dime Shaka, ¿Alguien se te ha insinuado? - con curiosidad -
- No que yo sepa, esto es una novedad para mi - sin salir de la sorpresa -
- ¡Uf! Encima están casi todos en la mansión, así que podría ser cualquiera. ¡Tengo una idea! Si tu quieres puedo investigar quien te envía los poemas. ¡Y no te preocupes! Prometo no decir nada - sonriendo - Yo te ayudaré a averiguar quien es tu admirador secreto... ¡No pongas esa cara Shaka! - al ver la expresión de confusión en el rostro del caballero de Virgo - Quien sabe... por ahí encuentras el amor - con ojos risueños -
- Como quieras, aunque mucho no me interesa.
Mucho no le interesaba, según decía Shaka, pero en su cabeza no dejaban de resonar aquellas palabras escritas en el poema. El hecho de tener un admirador secreto lo ponía en una situación algo incómoda, sin embargo la curiosidad lo carcomía. ¿Quién le habrá enviado ese poema? ¿En quién despertó aquellos sentimientos? Secretamente empezó a hacer su propia investigación.

El almuerzo estaba por servirse por lo que ya había bastante tumulto en el comedor. Shura se había ofrecido de chef ese mediodía para preparar una de sus tan aclamadas paellas a la valenciana. Casi todos estaban sentados ya, salvo Seiya, que estaba hurgando en una de las ollas. Shura al darse cuenta lo saca corriendo de la cocina, amenazándolo con cortarlo en mil pedacitos con su técnica Excalibur.
Shaka estaba observando a cada uno de los caballeros que estaban sentados en la mesa, pero al parecer nadie tenia ninguna actitud sospechosa. Observó primero a sus compañeros de oro; a su derecha tenía a un alegre Dohko que charlaba con su discípulo Shiryu, mientras que a su izquierda tenia a los gemelos Saga y Kanon enfrascados en sus habituales discusiones. Frente a él veía a Mu regañando a Kiki, y al lado de ellos a Máscara Mortal, Afrodita y a Milo. El resto de los chicos de bronce estaban cerca de la cabecera de la mesa, donde estaba sentada Saori.
Ikki trataba de evitar a toda costa mirar a Shaka, que estaba justo del otro lado de la mesa en diagonal suyo. Algo le decía que si cruzaban miradas, el caballero de Virgo se daría cuenta que había sido él quien le envió aquel poema. ¿Pero cómo fue que llegó a todo eso? Nadie diría que Ikki era un romántico, al contrario, el siempre le había rehuido a las cuestiones sentimentales pues para él esas cosas no son más que meras cursilerías. "Nunca digas de esta agua no has de beber..." aquel viejo proverbio encajaba perfectamente en aquella situación. Estuvo nervioso durante todo el almuerzo, sentía que cada movimiento que él hacía podría delatarlo. Si demasiado extremista, pero todo porque aun no estaba listo para declarar sus sentimientos.
Luego de la reunión Ikki buscó a su hermano, si había alguien que pudiera ayudarlo en un momento así era Shun.
- ¡Shun! - lo llamaba su hermano - ¿Podría hablar contigo? ¿A solas? - mirando de soslayo a Hyoga quien estaba con Shun -
- Claro Niisan. Hyoga, ¿Me disculpas? - sonriendo dulcemente -
Ikki tomó a su hermano del brazo y lo llevó a su habitación. Shun notó una expresión algo rara en Ikki, notó como chequeaba en los pasillos si había alguien o no, como si no quisiera encontrarse con nadie.
- Ikki, ¿Te encuentras bien? - le pregunta Shun algo preocupado, una vez dentro de la habitación de Ikki -
- Eh... Bueno... ¿Recuerdas sobre lo que hablamos esta mañana?
- ¿Le... le dijiste? - sonriendo de sorpresa -
- No exactamente. Bueno... resulta que... yo... le envié uno de los poemas que escribí - sonrojándose terriblemente -
- ¡¿En serio?! - Shun muy sorprendido - ¡¡¡¿¿¿Y???!!! ¡¡¡¿¿¿Qué pasó???!!! - expectante -
- Le envié un anónimo Shun.
- ¿Qué? ¿Le enviaste un anónimo? Ikki, deberías ser mas valiente - regañándolo - Claro, todos estamos acostumbrados a ver a un Ikki recio y duro, y veo que tu no quieres cambiar esa imagen - moviendo la cabeza en señal de negación -
- A ti se te hace fácil Shun, yo... - mientras miraba a través de la ventana -, sólo es que no me atrevo. Te lo comentaba para saber tu opinión, a mi me resulta extraño e incómodo todo esto hermano. Y en cierta manera tengo miedo, a ser rechazado.
Shun se sorprendió de aquel cambio en su hermano mayor. Ikki no acostumbraba a abrir de esa manera su corazón, ni siquiera con el. Era la primera vez que hablaba abiertamente sobre sus sentimientos y pensamientos. El caballero de Andrómeda se alegró mucho que Ikki le pidiera consejo, pero las cuestiones de amor siempre eran complicadas.
- Mira, no se que pensará Shaka. Supongo que si fue a su habitación habrá encontrado el sobre, ¿Sabes? Quizá tenga mucha curiosidad en saber quien se lo dejó. Ahora que pienso - tomándose unos segundos para ello - eso explicaría la actitud de Shaka...
Ikki volteó algo asustado para ver a su hermano.
- Si, Shaka se pasó escudriñando a cada uno de los caballeros de la mesa, seguro que quería encontrar a su "admirador secreto" - riéndose -
- No te burles Shun, me he metido en una grande. ¿Ahora que hago?
- Podrías... - tomándose unos momentos para pensar - ¡Ya se! ¡Envíale más poemas! - Siempre que no te descubran, claro - guiñándole un ojo - En estas situaciones... lo mejor es dejar que las cosas sucedan solas.

"... sucedan solas"... esas fueron las palabras de Shun. Y así era, debía dejar que las cosas fluyan por su cuenta. Amor, gran palabra. El ya había amado una vez, un amor hermoso pero que le produjo gran dolor. ¿Cómo hubiera sido su vida si Esmeralda viviera? ¿Habría peleado en tantas batallas aun sabiendo que alguien lo esperaba? ¿Habría peleado de la misma manera que sus compañeros de armas teniendo a Esmeralda con el corazón desgarrado al saber que su vida corría peligro? "Extraño es el destino" - pensaba - "Quizá ella tuvo que morir para que otras cosas pasaran...". No pudo evitar que una solitaria lágrima recorriera su mejilla al recordarla. Pero Ikki logró reponerse, si bien nunca olvidaría a aquella muchacha, había decidido a continuar su vida. Así fue como dejó una vez más que el amor entre en la puerta de su corazón. "... y fue solo con mirarlo a los ojos..." - pensaba -.

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