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Amor por Arya _Black

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Notas del fanfic:

Hola, esta es la primera historia que publico, aunque tengo algunas mas escritas por lo que espero que os guste y me lo hagais saber con un comentario, me haria muy feliz, un beso :)

PD: todo lo relacionado con mi historia, es de JK Rowling, salvo la trama, claro esta

PDD: contiene spoliers del 6º y 7º libro

Notas del capitulo: Al principio iba a poner todo junto, pero me di cuenta de que el capitulo era demasiado largo asi que decidi dividirlo y aqui esta.
Creo que no hay faltas de ortografia, pero si hay alguna disculparme, se habra pasado, otra cosa que no llevo bien son los acentos, asi que perdonarme si veis alguno, un bso y que os guste.
EL PRINCIPIO

Todo comenzó cuando nuestros protagonistas estaban en 6º curso del prestigioso colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Como de costumbre estos dos chicos estaban castigados, otra vez se habían vuelto a pelear, pero esta vez había sido demasiado, normalmente eran los jefes de la casa los que castigaban y juzgaban, pero esta vez era tan grave el asunto, que llego a manos del director, Albus Dumbledore, el cual los castigo de una manera bastante peculiar y dura parta ambos, según él, bastante justa, ya que lo que había ocurrido era la ultima cosa que podían haber hecho: el pelearse en mitad de un pasillo tan concurrido, con maldiciones tan peligrosas y dejando heridos a tantos estudiantes requería un justo castigo, y ahí estaban, en un aula vacía, sin nada con lo que pudieran entretenerse, pero con una fuerte barrera , cuya finalidad eran impedir que se acercaran al contrario si sus intenciones no eran lo suficientemente buenas, claro que ellos no lo sabían, además, tendrían que escribir una disculpa publica tanto a los profesores por toda la burla que hacían de ellos al pelearse una y otra vez, como a los estudiantes heridos por su culpa, y la tendrían que hacer entre los dos, y decirla la próxima semana, y en ese tiempo encerrados no podían hacer nada mas que eso, la comida la mandaban los elfos a la hora correspondiente y a la hora de dormir, unas camas aparecían, en dicha habitación no había mas y nada que pudieran hacer. Pero lo que la gente no sabia, es que esta pelea no era como todas las anteriores, esta pelea no era culpa del odio, el rencor o la rabia, sino del amor, del amor y cariño que se profesaban, de la preocupación que se tenían por sus respectivas tareas adicionales.
Y ahí estaban en esa clase, casa uno mirando hacia un lado de ella, sin prestarse apenas atención, solo pensando en su futuro, en un futuro próximo en el que tendrían que separarse por culpa de la guerra, por culpa de los acontecimientos.
     -¡Joder, Iam!, ya vale, ¿no?, esto ya es demasiado- explotó el rubio después de dos horas en silencio, pero se quedó sin respuesta, ya que su compañero ni siquiera se giró o dio indicios de haberlo escuchado- yo no tengo la culpa de esto ¿vale?, no tengo otra opción, ¿crees que si la tuviera lo haría?
    -No lo sé, ¿Por qué tendría que saberlo?- respondió el otro chico ya mirándolo un poco irónico.
    -Sabes perfectamente que todo esto me duele a mi tanto como a ti, lo sabes perfectamente, pero no tengo opción, por favor Iam, compréndelo.
    -¿Qué tengo que comprender?- pregunto levantándose y yendo hacia el- ¿Qué tienes que matar? ¿Que tienes que torturar seguramente a las personas que mas quiero? No Dray, no, eso no lo puedo comprender.
    -¿Y que quieres? ¿Que maten a mi madre? Sabes lo mucho que me importa.
    -Si, y te dije que se lo dijeras a Remus, que él la protegería, pero claro, como no te fías de él…
    -No es que no me fíe de él, sino que está demasiado apegado a Dumbledore y no quiero que él se meta en mis asuntos.
    -Bien, entonces ya te entiendo, vete corriendo con tu padre, hazlo un padre orgulloso por su querido hijo, como siempre has querido, vete y no vuelvas, Dray, ya nada importa entonces.
    -Claro que importa, te amo Iam, te amo más que a nadie, pero mi madre va primero, tú harías lo mismo que yo.
    -Puede que lo hiciese, pero por lo menos escucharía algún consejo y procuraría que no solo un apersona viviera., sino las mas posibles, pero veo que yo no te importo nada, todo esto ha sido una farsa, ¿no?, una maldita farsa.
Draco se quedó mirándolo sin creer lo que oía, sin creer que ese fuese su novio, la persona con la que había compartido tanto.
    -¿Cómo puedes decir que esto fue una farsa?- preguntó suavemente, reprimiendo las ganas de darle un buen puñetazo.
-Pues mira, Dray, sé que tu madre te importa y que para salvarla tienes que cumplir esa misión, ¡joder!, si hasta te he ayudado, pero ya no, no después de lo de Ron, no después de eso, Ron es mi hermano, mi única familia y no quiero saber que la próxima vez que vaya a la enfermería será para ver el cadáver de Hermione o Ginny, no, Dray, no quiero saber nada más, sabes que no tengo a casi nadie, Remus está en misiones por cualquier país, y mis amigos no pueden soportar también mi carga, tu sabes lo que me pasa, tú lo has vivido, y lo has soportado porque eres el único que puede, pero… ¡joder, Dray! Reacciona, oponte a la situación, salva a tu madre sin que nadie salga herido o muerto.
Una lágrima cayó de sus ojos, demostrando todo lo que le importaba su novio y la situación por la que estaban pasando, se dio la vuelta y volvió a sentarse donde estaba antes de la conversación, dejando al rubio peor de lo que ya estaba.
No dijeron nada en las próximas horas, y tampoco se movieron de su sitio, ni siquiera cuando a apareció la cena, ambos estaban mal, muy mal por la situación por la que estaban pasando, y sobre todo preocupados por las personas que querían, pero los dos eran demasiado orgullosos como para disculparse por las palabras anteriores, demasiado.
Por la noche ambos se metieron en su respectiva cama, pero ninguno de ellos durmió fácilmente, y cuando Draco lo había conseguido, se oyó un grito por toda la habitación, un grito agónico, lleno de dolor, un dolor que lo aplastó completamente. Salió de la cama y se acercó a Iam; y al verlo, dio un paso atrás horrorizado: la cicatriz de su novio estaba incandescente y sangrando profusamente, manchándole toda la cara y mezclándose son las lágrimas que derramaba por lo que estaba viendo en ese momento al estar conectado a Voldemort.
-Iam, por favor, despierta, es una pesadilla y tienes que despertar, por favor, Iam, despierta- dijo mientras le limpiaba cuidadosamente la sangre que tenia en la cara.
Luego se metió en la cama y lo acurrucó contra él, como tantas noches había hecho, meciéndolo suavemente intentando que se calmase. Pasó bastante tiempo hasta que lo consiguió, y cuando lo hizo, se abrazó desesperadamente a él, llorando todavía mas que antes.
-Ya Iam, ya pasó, tranquilo, tranquilo.
-No, nada ha pasado, al contrario- dijo entre hipidos- acaba de comenzar, y no quiero estar aquí quiero irme, por favor Draco, vayámonos de aquí, por favor, no lo soporto mas- mas lágrimas cayeron por sus mejillas- ya no me queda nada, nada, solo tu, por favor.
-¿Qué ha pasado, Iam?, dime que has visto.
-La muerte de Remus, eso es lo que he visto, ¿y sabes cuales han sido sus ultimas palabras?- Draco negó con la cabeza muy triste y apenado, tanto por la muerte del hombre como por el estado de Harry- “James, estoy orgulloso de ti, vive por los dos y se feliz”. El sabia que lo estaba viendo todo, lo sabía, por eso me dijo eso.
Se acomodó mejor encima de su novio y al mirarlo se quedó sorprendido al verlo llorar también, levantó las mano y le limpió las lágrimas, una a una, mientras este le acariciaba la frente y sonreía tristemente, pero también se le veía con una gran determinación en su semblante, y sobre todo, en su mirada.
-No es justo que sufras de esta manera Iam, no es justo, pero ahora, con mas motivos voy a acabar con todo esto, lo siento Iam, cuando salgamos de aquí se lo diré firmemente a mi padre, le diré que de verdad me uniré a él y que en poco tiempo tendré mi misión lista, lo siento Harry, pero no dejare que sufras más, y si tengo que convertirme en un mortifago para protegerte a ti y a los que te importan lo haré, y lo haré porque te amo, Iam, te amo mas que a nada.
Se acercó mucho mas a él y lo besó dulcemente, un beso melancólico y con sabor a despedida, una despedida que ninguno de los dos quería, lo recostó suavemente contra la cama y lo siguió besando, con el mismo cariño y amor, pero a la vez con pasión y lujuria, quería estar dentro de él, disfrutar de la Ultima semana que iban a estar juntos. Se separó y lo miró a los ojos.
-A cambio, solo te pido una cosa, Iam.
-Lo que quieras. Dray, ya que no puedo hacerte cambiar de opinión, te cumpliré ese favor.
-Ámame, y quiéreme como hasta ahora, y lucha porque en algún futuro logremos estar juntos, pero sin olvidarte de ser feliz y de disfrutar de la vida, tal y como te dijo Remus- respiró suavemente y lo miró directamente a los ojos- y sobre todo, ten esperanzas en que lograrás lo que te propongas, hagas lo que hagas, lo lograrás y cuando todo esto termine estaremos juntos, y nadie podrá separarnos, ni mi padre o la sociedad, nadie, porque tal y como tu quieres nos iremos lejos, lejos de este horror que tendremos que pasar. Prométemelo, Iam, prométemelo.
-Te lo prometo, Dray, nadie lograra que deje de amarte, nadie y luchare por volver a estar a tu lado, para mi sería imposible romper la promesa, totalmente imposible.
Esta vez fue el quien empezó el beso, todavía se le salían las lágrimas, pero en ese momento el quería olvidarse de eso, quería que Draco le hiciera el amor y que le recordara cuanto le amaba, que no se fuese nunca de su lado, y aunque eso ya era imposible, le bastaba con que en el poco tiempo que les quedara de estar juntos. Draco enseguida lo empezó a desvestir, ambos estaban muy necesitados de cariño y querían demostrarse cuanto se amaban, su pareja también le desvistió y pronto, ambos estaban piel con piel, rozándose desesperadamente y acariciándose dulcemente. Draco tomo la iniciativa otra vez y lo fue preparando tranquilamente, procurando no hacerle daño, pero que si que disfrutase de las sensaciones. Cuando Harry se lo pidió, lo miró a los ojos, y soltado varias lágrimas, empujó su miembro dentro de su amado, llenándole y recordándoles a ambos que no estaban solos, que ambos se tenían el uno al otro, al momento, iniciaron un vaivén que pronto les llevo al éxtasis, y ahí se quedaron, abrazados, sintiendo su presencia, su calor y su amor.
Esa semana encerrados paso demasiado rápido para ambos que querían disfrutar de su compañía el mayor tiempo posible, pero lo malo llega pronto y ya era el día en el que se tenían que disculpar delante de todo el colegio y el día en el que ya no se verían mas como pareja, sino como unos simples conocidos en bandos opuestos de la guerra.
Dumbledore los hizo pasar al Comedor a la hora acordada y ellos, seguros de si mismos lo hicieron, sin demostrar absolutamente nada, ni en su rostros, ni en sus gestos, ni en sus semblantes, parecían dos estatuas sin sentimientos y eso preocupó a la mayoría de la gente, ya que Harry, nunca podía ocultar como se sentía, era una persona transparente, pero en ese momento, mostraba todo lo contrario.
-Profesores, alumnos, fantasmas, celador, supongo que ya saben quienes somos sino, lo diré: somos Draco Malfoy y el Harry Potter, y os vamos a pedir una disculpa por el mal comportamiento que hemos tenido desde que nos conocimos.
-Desde ese día, no hemos hecho otra cosa que pelearnos por circunstancias que no lo merecían, normalmente nos insultábamos nada mas vernos o simplemente nos agarrábamos a golpes, pero esta vez llegamos demasiado lejos.
-Si, no fue buena idea lo de batirnos en duelo en un lugar tan concurrido, sobre todo poniendo en riesgo la vida de algunos compañeros, por ello, os pedimos disculpas.
-También queremos disculparnos ante los profesores por no haberles hecho caso al no parar nuestros conflictos y llevarlos hacia este extremo. Prometemos que no nos van a tener que castigar o quitar puntos por nada relacionado con nuestras peleas o comportamientos en público por parte de ambos.
-Lo jurados, damos nuestra palabra de mago al decir que no volveremos a pelearnos o provocar disturbios, y por favor, que todas las personas que han estado involucradas nos perdonen, no era nuestra intención que esto se saliera de nuestras manos de tal manera.
Durante todo el discurso habían estado recorriendo la mirada de todo el comedor, sin avergonzarse, a pesar de la situación en la que se encontraban, pero a pesar de eso, se notaba que eran sinceros, que su disculpa era sincera. Dumbledore al acabar ellos de hablar se puso en pie y se les acercó.
-Muy bien, espero que consigáis mantener vuestra promesa de no estar involucrados en más peleas estudiantiles y que a partir de ahora os comportéis de acuerdo a la edad que tenéis y a los tiempos que corren- al oír esto, los chicos cerraron los ojos con dolor, como no queriendo recordar nada relacionado con la guerra- son tiempos difíciles, en los que la unión entre compañeros es vital, espero que toméis en cuenta mis palabras, podéis sentaros en vuestros sitios, por otro lado, os merecéis un aplauso por tal magnifico discurso.
Todo el comedor empezó a aplaudir mientras que los dos muchachos iban a su respectiva mesa para empezar a comer lo que los elfos habían preparado.
Después de eso, se volvieron a reunir en secreto para llevar a cabo un juramento, un juramento de amor, confianza y seguridad pues con el daban la vida por el otro si se llegaba a dar el caso, confiando su seguridad y teniendo siempre en cuenta que su amor era lo más importante y poderoso, porque este era un hechizo que sólo dos personas que se amaran tanto como ellos podrían realizar. Cuando acabaron, un dragón adornaba el antebrazo derecho de Harry y un águila el de Draco, demostrando ante el mundo su unión.
Esa fue la última vez que se vieron en secreto, la última vez que se besaron y la última vez que hicieron el amor o se dijeron que se amaban. A partir de ese momento fueron dos extraños, dos extraños que a pesar de evitarse por los pasillos lo único que anhelaban era encontrarse y volver a estar juntos, pro ambos lo habían decidido así, en realidad, solo Draco lo había decidido, había dado su vida y su libertad para poder ver a Iam feliz, para que no le pasara nada si el pudiera evitarlo, para que dejara de sufrir, lo que según él no merecía, aunque también lo había hecho por su madre, para que a partir de ese momento, tuviera alguien a su lado que la defendiera y velara por ella, ya que su padre, estaba demasiado pendiente de su señor oscuro, como para preocuparse de la seguridad y del estado de su esposa.
Y así paso el curso, sin ningun otro castigo para Harry y Draco por pelearse, sin ninguna amonestación, nada, apenas se miraban cuando coincidían por los pasillos, ni se hablaban, ni nada, pero aun así podían saber perfectamente como estaba el otro, como se sentía en ese momento, ya que su unión era fuerte, tan fuerte que si alguno de los dos moría, provocaría un caos como nunca se vería, solo por un sentimiento tan puro como ese.
El curso acabó con la muerte del director, Albus Dumbledore, a manos de Draco Malfoy, presenciado todo por Harry, el cual no pudo hacer nada por evitarlo, pero al mirar a su ex-novio a los ojos, supo que algo había detrás de eso, que la muerte del director no era tan casual.
Y tuvo razón, a pesar del entierro que le hicieron, el anciano se presentó como fantasma en la casa muggle de Harry y le explicó todo lo relacionado con su muerte y lo último que necesitaba saber para derrotar a Voldemort.
Ese año, ni Harry Potter, ni Hermione Granger, ni Ronald Weasley fueron al colegio, tenían una misión mucho más importante que cumplir, y lo harían. Estuvieron viajando por toda Inglaterra, buscando pistas para poder encontrar y destruir los horrocruxes, manteniéndose al tanto de todo lo relacionado con la guerra, la cual iba a favor de Voldemort al tener controlado tanto el Ministerio de Magia como Hogwarts, en el cual estaban todos los mortifagos enseñando a los niños sangre pura que fueran a la institución, pero lo que estos no sabían era que en sus entrañas había un grupo que peleaba por la luz, un grupo liderado por Neville Longbottom que se entrenaba día a día para cuando llegara el momento, luchar, luchar por su libertar, por su familia y por su vida.
Poco a poco el trío dorado, como los llamaban cuando estaban en el colegio, consiguió encontrar y destruir el guardapelo de Sytherin con una ayuda misteriosa que dio lugar a que encontraran la única manera de destruir los objetos oscuros: la espada de Godric Gryffindor. Pero en mitad de su excursión, los mortifagos lograron apresarlos y llevarlos a la Mansión Malfoy. Hermione, previsora hizo un hechizo para que no reconociera nadie a Harry, pero no tuvieron tanta suerte, ya que los mortifagos mandaron a Draco Malfoy para que les dijera quienes eran esos críos que habían atrapado, y aunque los demás no supieran quien era, a él sólo le sirvió una mirada para averiguar sus identidades, pero obviamente no lo dijo, ni la de su amor, ni la de sus amigos, simplemente se encogió de hombros y dijo:
-No lo sé, parece una simple panda se sangre sucias, llevarlos a la mazmorra 5 hasta que llegue alguien con mas autoridad que vosotros y decida que hacer.
Los mortifagos no estaban muy contentos con lo que les había dicho, pero le tenían que obedecer, ya que él era uno de los favoritos del Señor y lo tenían que tratar con respeto.
Los encerraron en una celda bastante grande que no necesitaba mucho más para ser un perfecto departamento, y al verla Harry sonrió, ante la mirada un poco aterrorizada de sus amigos.
-Harry, por si no lo sabias estamos atrapados en una de las celdas del estúpido hurón, así que no se porque demonios sonríes- exploto Ron.
-Recuerdos, Ron, recuerdos.
Pasaron dos horas y era más de media noche, cuando unos ruidos en la puerta los sobresaltaron, y más, al ver aparecer a alguien con el atuendo de un mortifago. Éste, se acercó rápidamente a Harry y le quitó el hechizo para después quitarse el también la máscara y besarle, siendo correspondido al instante. Cuando les faltó el aire, se separaron, pero no más de lo imprescindible y juntaron sus frentes.
-Te he echado mucho de menos, Iam, mucho y no sabes el miedo que pasé al verte esta tarde aquí, pensé que te habían reconocido y que te iban a llevar ante el Señor Oscuro, joder Iam, ¡cómo te dejaste capturar así!
-Tampoco es que yo lo quisiera, ¿no crees?, pero déjalo, no quiero hablar de eso ahora, ¿cuánto tiempo tenemos?
-Tres o cuatro horas, mi madre les dio una poción para dormir a todos y la mansión esta bloqueada, nadie que no seamos mi madre o yo puede entrar- se separó y lo miró a los ojos, soltando algunas lágrimas que su compañero retiró rápidamente, para después abrazarlo- esto es horroroso, Iam, horroroso, solo rezo para que acabe pronto y volvamos a estar juntos otra vez, que sea todo como antes y se acabe este horror.
-Shh, acabará pronto te lo prometo, Dray, te lo prometo, nos quedan cuatro pero estamos sobre la pista y todo esto acabará. Te amo, Dray, te amo.
Todo esto era presenciado por Hermione y Ron, los cuales no daban crédito a lo que veían, estaban atónitos al observar la escena que llevaban a cabo los dos chicos.
-Yo también, Iam, yo también- y se volvieron a fundir en un beso, lleno de amor, ternura y cariño, a pesar de todo el tiempo que llevaban separados, no habían olvidado su amor, ni tampoco sus promesas, esas que les mantenían con vida hasta el momento en el que las cumplieran, luego se volvieron a abrazar, quedándose así algunos minutos.
-Muy bonita la escena, pero ¿me podéis explicar que demonios pasa aquí?
-Si, Weasley, Iam y yo nos estamos besando, ¿tienes algún inconveniente?
-Lo que nos gustaría saber es quien es ese “yo”- dijo Ron enfatizando con los dedos, el “yo”
-Con gusto- se dio la vuelta, después de haberse puesto su mascara de indiferencia y se quitó la capucha de la cara, dejando ver el rostro de su más odiado enemigo en el colegio- sorprendidos, ¿a que si?- les dedicó una mueca despectiva y se volvió hacia Harry para volverlo a abrazar, pero antes de lograrlo, Ron se le acercó y le dio un empujón, que si no hubiese sido por los reflejos de Harry lo hubiese tirado al suelo.
-¿Qué te pasa, Ron?, déjalo en paz, ¿Quieres?
-Quizás Ron y yo nos merecemos una pequeña explicación, ¿no crees, Harry?
-Iam y yo empezamos a salir a mediados de 5º curso y estuvimos juntos hasta la semana en la que nos castigo Dumbledore por el duelo. Y ahora que ya esta satisfecha tu curiosidad, voy a secuestrarlo durante una hora y media y después os sacaré de aquí, así que estaos quietecitos y en silencio mientras tanto.
Cogió a Harry de la mano y se lo fue a llevar a un rincón de la celda, pero no pudo, por que otra vez fue Weasley quien lo sujeto de la túnica, este se soltó rápidamente y como una centella, clavó su varita en el cuello de del pelirrojo, logrando que Hermione soltara un grito.
-Mira, Weasley, tu y Granger me estáis cansando, vuelve a interrumpirme con Iam y te aseguro que conocerás por ti mismo porque soy un de los mortifagos favoritos del Lord, ¿Quedó claro?- dijo con una voz fría y llena de furia, al ver que el muchacho palidecía, sonrió malvadamente y retiró la varita, guardándola en su túnica, después de haber puesto un muro entre Harry y los otros dos, bloqueado y silenciado.
-¡Por fin!- exclamó aliviado, cuya respuesta fue la risa de Harry, que se acercó para abrazarlo fuertemente- quiero saber que todavía me amas, que todavía soy tuyo, por favor Iam, por favor- dijo mientras su expresión volvía a ser triste y temerosa.
-Por supuesto, Dray, nada me hará mas feliz en estos momentos que eso- le sonrió tiernamente y lo besó profundamente, con pasión contenida, pero a la vez con delicadeza y ternura; lentamente lo llevó hacia la cama y lo tumbó de espaldas a ella, para luego ponerse él encima y empezar a recorrer su cuerpo, llenándolo de besos y caricias, que lo hacían temblar y suspirar por mas. Harry se acercó a sus pezones y los rozó con la lengua, hasta que los puso erectos los dos, luego bajó hasta el ombligo de su pareja, el cual lamió, mordisqueó y chupeteó, para delicia del rubio que temblaba de placer, lentamente bajó hasta su erección y la tomó en su boca, deleitándose con su sabor, un sabor que añoraba y quería, al poco tiempo, Draco se derramó en su boca y Harry bebió todo el liquido, sonriendo al recordar la de veces que lo había hecho, subió hacia los labios del rubio y los besó con pasión, mientras sus dedos preparaban al muchacho para poder estar dentro de él, como sucedió a los pocos minutos: lentamente se fue introduciendo en el cuerpo de su amor, uniéndose a él tal vez por última vez, y comenzó a moverse con una cadencia que gustaba a ambos y que pronto los hizo llegar al clímax.
-No quiero separarme de ti, Dray, no quiero- dijo una vez sus respiraciones se normalizaron.
-Yo tampoco, pero debemos hacerlo Iam, ya queda menos para el final y pronto volveremos a estar juntos, te lo prometo- contestó Draco apretando más el abrazo y conteniendo las lágrimas- te amo Iam, pero será mejor que te vayas ya, sino, no lograré dejarte marchar nunca- sonrió tristemente y le besó, luego se volvieron a vestir, sin apartar la mirada de los ojos de su compañero- y ahora saldré de la celda y les echaré un hechizo desmemorizante, nadie debe saber lo que ha pasado aquí, ¿vale?, luego volveré a entrar y os sacaré, me apareceré con vosotros en el pueblo de al lado y ya estaréis seguros.
-Ok, pero podrías deshacerte de algunos de los que están aquí, ya sabes, por traicionarte y dejarnos escapar.
-Si, tienes razón, te amo, recuérdalo.
Con una media sonrisa se cubrió el rostro con su máscara de mortifago, hizo desaparecer el muro y les echó el hechizo a los dos muchachos que esperaban fuera, mientras se recuperaban y Harry se sentaba con ellos como si nada hubiera pasado, salió de la mazmorra, no podían sospechar nada, por eso hacían eso, era muy peligroso que alguien supiera de su amor.
A los pocos minutos, la puerta se abrió con estrépito y la figura altiva de un mortifago se adentró en la celda, sorprendiendo a los tres muchachos, y más cuando los agarro y aparecieron en las lindes de un bosque y sin decir nada el mortifago volvió a desaparecer.
-¿Qué ha pasado aquí?- pregunto Hermione desconcertada.
-No lo sé, estamos igual de sorprendidos que tu- respondió Harry encogiéndose de hombros- pero deberíamos aprovechar esto para irnos de aquí, antes de que nos vuelvan a capturar.
Pero antes de poder moverse otras figuras aparecieron a su lado, sorprendiéndose al ver quiénes eran: Olivander, el fabricante de varitas, Dean Thomas, Luna Lovegood y un duende de Gringots. Por sugerencia de Ron, fueron a la casa de Fleur y Bill Weasley, que estaba protegida bajo Fidelio y era segura, necesitaban recuperarse, ya que por el camino hacia la Mansión los mortifagos se enseñaron con ellos a base de cruciatus, y estaban bastante molidos por ello, al igual que los otros dos, Harry por otro lado, no sentía nada, ningún dolo, físico al menos, ya que su corazón palpitaba de emoción al haber tenido ese encuentro tan pasional con su amor.
Para Draco todos esos meses no habían sido fáciles tampoco, el ser unos de los mortifagos favoritos del Señor Oscuro se lo había ganado a pulso durante esos pocos meses que llevaba a su servicio, todo lo que había hecho, había sido del agrado del maestro y tanto su actitud, como sus acciones al llevar a cabo una misión, tuvieron mucho que ver en su ascenso, después de todo, había sido criado para ello, pero lo que nadie sabía era que no lo hacía por fanatismo o por seguir los ideales que marcaba el Señor Oscuro, no, lo hacía para poder salva a las dos personas que más amaba en su vida: Harry Potter y Narcisa Malfoy, como había demostrado al verlos en su Mansión, pero si había algo que de verdad odiaba y asqueaba era matar a gente inocente o torturarla hasta la muerte, eso era algo que podía con él, pero su máscara nunca se quebró delante de nadie, nunca vieron débil a Draco Malfoy, nunca, pero lo que nadie sabía era, que por amor, el podía aguantarlo todo, todo.
Había veces que los mandatos eran inhumanos, horrorosos, como aquella vez en la que el Lord le hizo matar a un niño de tan solo cinco años con una maldición visceral, solo por ser hijo de un alto cargo del Ministerio, aquel día, estuvo a punto de fracasar, el no era un asesino por voluntad propia como lo eran los demás mortifagos, el lo era por las circunstancias que lo obligaron a serlo, y en veces como aquella, lo único que lo daba fuerzas era mirar el tatuaje del águila que tenía en su antebrazo izquierdo, demostrándole que todo eso lo había por amor, por el amor que se profesaban Iam y él y que gracias a su juramento él no tenia que cargar con la maldición de lleva la marca, esa marca que le llevaría a su destino y su amor estaba relativamente a salvo.
Harry, por su parte, había logrado encontrar ya la copa de Hufflepuff, alertando a todo el mundo mágico de su presencia en el país y a Voldemort de que iba tras la pista de sus objetos más valiosos, ya que aunque estuviera ocupado buscando la varita de Sáuco, también estaba pendiente de sus Horrocruxes, ya que eran lo único que le podía alargar la vida tanto como él deseara.
Después de su vuelo con el dragón ciego los chicos, uniendo piezas e ideas decidieron ir a Hogwarts, ya que era en el unico lugar en el que se podía encontrar un objeto perteneciente a Rowena Ravenclaw, el único objeto de los fundadores que faltaba por encontrar y destruir, ya que había quedado claro que de Gryffindor no había utilizado nada. Cuando llegaron a Hogsmeade, alertaron también a todo el pueblo al hacer aparecer Harry su reconocido patronus, siendo salvados a tiempo por el tabernero del pub “Cabeza de Cerdo”, donde también les tenía preparada una gran sorpresa: nada más entrar, una figura encapuchada y enfundada en el traje característico de los mortifagos, se le tiró encima a Harry, haciéndolo trasbillar y caer al suelo con el chico encima, el cual se recostó sobre él, para sorpresa de todos y lo besó profundamente, siendo correspondido al instante por Harry, el cual era igual o más efusivo que el extraño. Al separarse se abrazaron fuertemente, derramando alguna que otra lágrima y el mortifago después de un rato se levantó de encima de Harry, luego lo ayudó a ponerse de pie y lo llevó a una de las habitaciones superiores.
-Menudo numerito montasteis con el dragón, ¿eh? En el colegio no se habla de otra cosa.
-Ya fue un poco excesivo, pero fue la única manera que se nos ocurrió para poder salir del banco vivos.
-Bueno, eso ahora no importa, ven aquí y déjame abrazarte de nuevo, te extrañe- añadió, mirándolo a los ojos.
-No fuiste el único- respondió el mientras se dejaba abrazar, al cabo de un rato se separó de él- tenemos bastante prisa por llegar a Hogwarts, no tendrás alguna idea de cómo llegar sin que nos atrapen, ¿verdad?
-Bueno, puede que de la misma manera de la que llegue yo aquí- sonrió pícaramente y lo besó.
-Tranquilo, tranquilo, hay que darse mucha prisa, tengo que encontrar un objeto de Ravenclaw en el colegio, y todavía no sé que es, aparte de que me falta acabar con Nagini, adivinar el 7º Horrocrux y matar a Voldemort, en cuanto acabe con todo eso, te dejaré hacerme lo que quieras, mientras tanto, no, no quiero más distracciones de las necesarias y tú mismo eres una de ellas- sonrió feliz de volverlo a ver, lo abrazó otra vez y salieron de la habitación, encontrándose con el dueño de la taberna, Hermione y Ron hablando sobre la infancia del primero, cuando todos supieron cómo fue, y quien era él, (Aberfoth Dumbledore) le pidieron que les enseñara un camino seguro hacia el casillo y con bastante renuencia por su parte, aceptó, por lo que Draco, todavía enmascarado, los guió hacia el cuadro de Aliana Dumbledore y susurrándole algo, se apartó de delante de él haciendo que los demás retrocedieran unos pasos.
Pasados algunos minutos, una luz apareció en el fondo del cuadro, haciéndose cada vez más grande, dejando ver la silueta de quien menos se lo esperaban, Neville Longbottom.
-Eh, Dragón, ¿Qué tal andas?- preguntó saliendo del marco con ayuda del encapuchado.
-Por ahora bien, y espero que tu también, por cierto, tienes que escoltar a un trio al colegio, seguro que nos bastante bien recibidos.
Neville se giró, y al verlos se quedó asombradísimo y bastante feliz de volverlos a ver, después de los abrazos y palabras, los dirigió hacia el cuadro, dejando un poco preocupado a Harry.
-¿No vienes?
-No, no puedo, tengo vigilancia durante todo el día, pero no te apures, estarás bien con Neville,
Le dio un beso de despedida y le empujó para que entrara, yéndose el hacia el pueblo para “vigilarlo”.
Notas finales: Tanto si os ha gustado como si no me gustaria que me enviaseis vuestra opinion, es muy valiosa y me haria mucha ilusion. Un beso

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