Escapémonos...
Tan lejos de aquí,
Instantes de tu amor...
En la oscuridad, donde no haya más
Que leer en tus ojos
Se están amando. Danna sobre alumno. Sasori encima de Deidara. Puede parecer que solamente sea deseo carnal lo que sienten, pero no. Lo que sienten el uno por el otro es mucho más que simple deseo físico. Se aman, se necesitan.
Son uno.
No pueden vivir sin amarse ni desearse. Tanto amor, tanta pasión y resulta que están en un secreto.
A Deidara no le importaría demostrar su amor libremente, a Sasori tampoco.
Pero hay un problema, un grave problema, y es que las leyes de Akatsuki dictaminan que entre compañeros no puede existir amor. Quieren irse. Esconderse. Huir de la organización. Vivir su amor sin impedimentos.
Escondámonos....
De la multitud, del absurdo día a día..
Donde todas esas cosas que perturben
No están mas en nuestras vidas...
En nuestras vidas...
Ya están por terminar. Antes de que suceda, el rubio rodea el cuello del pelirrojo con sus brazos y se unen en un beso dulce, pasional, donde sacan a relucir sus verdaderos sentimientos. Con un "Te amo" por parte de ambos el pelirrojo se deja caer encima del rubio, pero siempre teniendo cuidado de no apoyar todo su peso.
-Dei...-llama el pelirrojo.
Deidara levanta la cabeza esperando oír algo de su amante, pero lo único que recibe son unos labios.
Para que estemos solos, amor,
Que el universo se nos quede en un abrazo...
Donde se esfumen esas dudas y
Esos miedos que nos quedan
Del pasado...
Sasori le besa con delicadeza mientras su mano se cierne en torno a su nuca acercándole, pegando sus cuerpos y profundizando el beso, que se torna ansioso a la par que sus cuerpos se encienden de nuevo, presos de la pasión, amantes de lo prohibido
Para que estemos solos, amor,
En un día sin fin,
Sin preocuparnos más de lo que
Podrán decir...
Donde durmamos abrazados,
Y si entonces nos
Sorprende el amanecer
Saber que estas ahí,
Que estamos solos...
- Ven conmigo - susurra a su rubio con la voz tomada por el deseo mientras sus cuerpos se demuestran lo mucho que se habían echado de menos
Con suaves caricias comienza a preparar a su amante, ansioso a la par que suave, degustando cada porción de la piel que sus ávidas manos van dejando ver - esta misma noche, mi amor -
Escapémonos....
Por necesidad...
Si el amor esta...
No hay porque esperar...
El rubio sonríe, una sonrisa sincera y feliz, porque finalmente el día de su partida llega, la noche en la que dejarán todo aquello que conocen para volver a empezar, poseyendo sólo aquello que precisan, teniéndose el uno al otro, solos...
...juntos
Justo como en ese momento, mientras sus manos se dicen todo lo que no se les permite expresar a viva voz, mientras sus cuerpos se entrelazan en una silenciosa promesa de amor eterno
Escondámonos...
De la multitud, del absurdo día a día...
Donde todas esas cosas que perturben
No estén mas en nuestras vidas...
En nuestras vidas...
La noche llega así cómo la hora acordada, el rubio impaciente chasquea los dientes nuevamente
Su Danna nunca, jamás llega tarde
Los minutos pasan y se clavan en su ser como las saetas que los marcan en el reloj, aquel que no deja de mirar, presa del nerviosismo, ansioso por el momento del reencuentro
Para que estemos solos, amor,
Que el universo se nos quede en un abrazo...
Donde se esfumen esas dudas y
Esos miedos que nos quedan
Del pasado...
El tiempo sigue pasando y el rubio continúa solo, esperando incansable; apoyado ligeramente contra la pared, ansioso por verle de nuevo
Porque el momento llegue
Porque puedan estar juntos
Deidara no lo aguanta más y comienza a correr, recorre cada lugar donde alguna vez estuvieron juntos, cada rincón donde su amor fue profesado y Sasori no está
La desesperación comienza a azotar la mente del rubio, pero todo pasa, en el momento en que cruza una de las puertas de aquella guarida, en la centésima de segundo en la que su sangre se hiela al ver lo que el cuarto le ofrece
Para que estemos solos, amor,
En un día sin fin,
Sin preocuparnos más de lo que
Podrán decir...
Donde durmamos abrazados,
Y si entonces nos
Sorprende el amanecer
Saber que estas ahí,
Que estamos solos...
Sasori esta ahora frente a él, y el rubio se acerca, pero algo le opaca la vista, lo aparta de su rostro con el dorso de la mano pero no cesa, las lágrimas no paran de brotar de sus ojos por mucho que él desee detenerlas
- Lo sabíais - habla el líder, con la voz oscura y fría, tan fría como la mano de Sasori, que el rubio mantiene ahora entre las suyas con mimo
Para que estemos solos, amor,
En un día sin fin,
Sin preocuparnos más de lo que
Podrán decir...
Donde durmamos abrazados,
Y si entonces nos
Sorprende el amanecer
Saber que estas ahí,
Que estamos solos...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
¿Cuanto tiempo pasó desde ese día? Eso es algo que ni él mismo sabe
Ahora, sobre el campo de batalla, recuerda cada momento junto a él, cada caricia, cada gesto, cada beso, y lo siente tan vívido cómo si ahora su ángel pelirrojo estuviera junto a él
La espada le atraviesa y su rostro se torna en una mueca de satisfacción, pues lo último que sus ojos ven, lo último que su mente refleja en su ahora moribundo cuerpo es la sonrisa de su amor
Escapémonos...
Una mano acaricia su rostro con una sonrisa satisfecha - volvemos a vernos - le susurra y él sucumbe a esa sonrisa
Con su última técnica borra todo rastro de su solitaria prisión de carne
Y su alma...
...su alma se reúne con él
Escondámonos..
El limbo es ahora su cárcel por los pecados cometidos en vida, pero hasta el fuego del infierno se les tornaría acogedor si así pudieran estar juntos
Escapémonos...
Sin necesidad de ocultarse, sólo amándose, lejos de todo aquello que se lo impedía