Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

DeathZone por Daru

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bleh… nuevo capítulo. Le estoy cogiendo cariño a esta historia 8D. Por cierto he decidido poner los capítulos por POV de los personajes, porque me di cuenta de que necesitaría la narración de otros a parte de Matt. En fin, al fic…

U n e x p e c t e d C h a n g e

Matt's POV

@ If something changes, please, cover my eyes to won't see how

...


 

Todo fue demasiado rápido. Probé de eso que tanto deseaba, cuyo olor exquisito me atrajo desde el primer momento que ingresé al lugar. La sensación de la primera mordida era increíble. Mello temblaba, parecía querer decirme ya basta, pero esas palabras no salieron de su boca. Una sustancia roja descendía con lentitud a través de la comisura de mis labios. Mello abrió los ojos más de lo normal con expresión de asombro y hasta terror...

-Eres un cerdo –tosió.

-Pero esto esta delicioso –repliqué.

-No se cómo puedes comer esa chatarra.

-Pues a mi me gusta, las hamburguesas de aquí son las mejores.

-¡Pero si se te esta chorreando todo el ketchup!

-Es que le han echado demasiado, pero igual sigue delicioso.

-Eres un bastardo asqueroso. Mello giró los ojos. Al parecer las hamburguesas con abundante ketchup lo asqueaban.

-Deberías probar un poco –dije ofreciéndole un trozo.

-No, no quiero tu pan medio mordido –habló irónico.

-Tú te lo pierdes –dije volviendo a morder la hamburguesa.

Ahí estábamos ese chocante rubio y yo, en un restaurante de comida rápida a las cuatro de la mañana. Me sentía como un bicho raro, tenía que admitirlo, y no sólo por el hecho de que las meseras de turno estuviesen babeando a un lado desde que ingresamos (cosa que me ponía incomodo y a la que Mello parecía estar muy acostumbrado porque ni le importó) sino también porque él no me había quitado la vista ni un sólo momento. Mello… su compañía no era algo desagradable, incluso podría decir que hasta era fascinante… pero, me hacía sentir… no sé… extraño… era como si algo de mí necesitase de él y ésa idea de por sí me ponía los pelos de punta.

Además…

“Soy tu amo desde ahora” me había dicho en el hospital. En ese momento no supe cómo reaccionar. No sabía si reírme y decirle que estaba muy loco o hacer un escándalo y acusarlo por acosador. Cualquiera sea el caso, hice lo mejor que pude haber hecho en esos momentos: absolutamente nada.

Luego entró el médico, Mello se incomodó (a mi parecer) y se retiró rápidamente. Por lo cual tampoco me vi en la necesidad de responderle nada a lo que me había dicho. A decir verdad en ese momento dejé mi ateísmo de lado, para agradecerle a Dios que el médico entrara a interrumpirnos.

El doctor dijo que mi hemoglobina estaba muy baja y eso causó mi desmayo. “Genial” pensé “¡ahora resulta que estoy anémico!”. Me recetaron unas pastillas costosísimas junto con vitaminas. Además debía pagar la cuenta del hospital, que por la facha podía deducir que no era nada barato.

-No tengo dinero -me quejé. El doctor pareció sorprenderse. -Quizás debería vender mis riñones al mercado negro de órganos para pagar la receta. El médico rió ante mi último comentario.

Era verdad. A pesar de estar trabajando para la mafia, mi suma de dinero para gastar estaba demasiado limitada. Y si bien es cierto que me pagarían bastante bien por mi trabajo de investigación, esa sólo era una promesa que se cumpliría cuando lo terminase. Por ahora solo recibía una mínima parte del dinero acordado. ¡Es que yo pesaba que este trabajo sería más fácil!

-No te preocupes -sonrió el hombre- todo corre por cuenta del hospital.

-¡¿Eh?!

-Debes ser amigo de esa familia. Ellos son los dueños de casi todo el lugar.

-Amigo… ¿Ah?... ¿De qué?

-¿Ehm?... ¿Acaso no eres amigo de los…

-Sí, sí, claro. Su amigo –le interrumpí. Al parecer me confundieron con alguien más… ¿o no? “Bueno mientras sea gratis, no hay problema” pensé.

El médico me entregó dos frasquitos naranjas traslúcidos que contenían cápsulas. –Tómalas tres veces al día –me recomendó.

Accedí sin problemas.

-Ya esta –dijo suspirando con cansancio –puedes irte, aunque tengo que admitir que nos asustaste por un momento.

-¿Por qué? –no pude evitar preguntar.

-Tu anemia es bastante severa… la cantidad de sangre en tu sistema esta bastante debajo de lo normal. Es como si hubieras sufrido una fuerte hemorragia, como si te hubieras desangrado

No sé que cara puse en ese momento, pero puedo imaginármela. Recordé ese sueño… donde yo moría.

-No, no te preocupes… eso es imposible. No ha sufrido ningún daño corporal –sonrió tratando de aliviarme- es sólo una comparación, no quise asustarte.

-Ah, no, no se preocupe.

-Tienes que cuidar bien tu medicación –me advirtió- hubiera sido conveniente una transfusión de sangre, pero nos indicaron que no lo hiciéramos.

-¡¿Uhm?! ¿Y por qué no?

-No estoy seguro. Ordenes de arriba –explicó- a veces no tiene lógica lo que piden. Es lo malo cuando trabajas en un hospital que le pertenece a una de esas familias aristocráticas fuera de serie.

-Ah…

Cuando salí del hospital lo encontré afuera, mirando el cielo oscuro cómo si intentase descifrar un acertijo.

-Hola –le saludé. Él volteó a mirarme. Al parecer no era tan malo como pensaba, incluso puedo decir que en ese momento se veía bastante apacible. Además, quién en todo el mundo va y gasta dinero en alguien que ni conoce. ¡Y se tomó el trabajo de traerme al hospital! No podía ser una persona malvada o algo así.

-Gracias –dije finalmente luego de un incómodo silencio, él no respondió nada. ¡No sabía que me costaría tanto agradecer algo! Tal vez era porque todo lo que yo había conseguido, lo había hecho por mi cuenta. Nadie podía preocuparse por mi más que yo mismo (que egocéntrico sonó eso). Aunque a decir verdad, yo mismo no me intereso demasiado (oh sí, triste realidad).

Y fue ahí cuando le invité a comer algo en forma de agradecimiento. Soy pésimo invitando gente a comer… soy realmente terrible. Doy vergüenza. Esas situaciones son las que evité con fervor a lo largo de mi vida… así que prefiero omitir la descripción de esa parte… pero, en fin. Al principio él aguantó una sonrisa (como que hubiese contado un chiste que sólo él entendía), pero al darse cuenta que iba en serio me empezó a mirar sospechosamente (algo que no dejó de hacer), sin embargo, aceptó. Había un automóvil negro que lo esperaba, pero el hizo un gesto y éste de inmediato se perdió en la carretera. Luego que entramos al restaurante pareció verse más relajado… hasta que pedí las hamburguesas y Mello puso cara de asco total… cómo esta haciendo ahora.

Recordé que tenía muchas cosas que preguntarle. Eso del “amo” estaba martillando mi cerebro. Quería preguntárselo… realmente quería, pero no sabía cómo…

-Por cierto –dijo mientras sacaba un chocolate de ninguna parte- me debes cinco mil dólares.

-¡¿Qué?!- grité sin poder contenerme.

-Dos mil dólares por el hospital, doscientos dólares por las pastillas y lo demás por hacerme perder el tiempo- pronunció con tranquilidad antes de morder su chocolate.

-¡¿Ah?! ¡Un hospital no esta tan caro!

-Ese hospital le pertenece a mi familia… y sí, esta así de caro. No querrás deberme dinero ¿verdad?

“Manipulador” pensé con prisa “maldito manipulador”. Me estaba manipulando… y no sólo eso… me estaba amenazando. Sí, claramente eso era una amenaza. A parte, le estaba invitando a comer hamburguesas… por favor… ¡me esta cobrando el que le haya invitado a comer hamburguesas!... qué diablos…

Entonces entendí… en este mundo no existe la buena voluntad. Eso de ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio es pura mierda (oh sí, muy triste realidad).

-Nunca te voy a volver a invitar hamburguesas.

-Oh, qué lastima –respondió mordazmente.

En ese momento pensé que quizás se iría, pero no fue así. Apoyo su codo sobre la mesa y su rostro sobre su mano, y se quedó mirándome con firmeza… frunció levemente el seño, parecía estar perdiendo la paciencia.

-¿Qué estas haciendo? –pregunté aún desconociendo sus intenciones.

-Esperando.

-¡Eh! ¿Qué cosa?

-Esto esta tardando demasiado. Se supone que ya debería estar. –Al parecer al raro pasaba.

-De qué… ¿de qué estas hablando? –me estaba empezando a inquietar.

Dejó de mirarme y volteó a levantarse de su asiento y acercarse a donde yo estaba sentado. –Será que no lo he hecho bien… carajo, por eso odio estas estupideces costumbristas.

-¡Ah! ¡Qué diablos estas…! –Mello cogió mi cara y presionó con sus dedos mis cachetes.

-Pareces una persona normal… por qué no funciona… -me miró con molestia y acercó su cara hasta que nuestras narices casi chocaron para luego alejarse y soltarme. -A la mierda, tendré que preguntarle a él después. Seguro él sabe el porqué –se respondió.

Cogí con mis manos mis pobres y adoloridos cachetes… y le mandé una mirada de furia. -¡No se quién mierdas eres o qué es lo que quieres y no me importa! –Bien, estaba bastante molesto, además tenía sueño y necesitaba un cigarro con urgencia- ¡Cuando tenga dinero te pagaré lo del hospital… pero, por ahora déjame en paz! –por primera vez en mi vida me sentía seguro, seguro y poderoso por lo que decía… pero la sensación no me duró mucho… qué triste.

-Escúchame bien bastardo inútil bueno para nada, desde ahora yo pongo las reglas ¿entiendes? No juegues con mi paciencia que no tengo mucha y acabas de agotar mi dote de ella por los próximos diez años, así que no jodas y sígueme- el rubio volteó y se dirigió a la salida.

-Yo… yo no…

-¡Qué me sigas estúpido! –gritó furioso. Todas las personas nos quedaron mirando… me sentí avergonzado…

-Esta bien –asentí. Qué diablos… soy patético. No tengo honor…- pero que conste que te sigo por que quiero no porque me lo haya pedido- algunos rieron por lo que dije, otros sentían vergüenza ajena. En fin, la palabra correcta habría sido ordenado, pero ya me sentía lo bastante patético y con la autoestima por los suelos en ese momento. Moraleja: no invites a comer hamburguesas a rubios abusivos, extraños, impulsivos y que afecten directamente tu ego. Lección aprendida.

Y así, caminé tras ese rubio, siguiéndolo a través de las calles oscuras. Su ropa negra se perdía por momentos entre el entorno. En la esquina el auto negro blindado que había visto poco antes nos esperaba…

-Sube –ordenó. Hice caso.

-Arranca –mandó al conductor… de inmediato sentí el movimiento del automóvil corriendo a gran velocidad, pero también sentí que ya nada volvería a ser igual…

No, no lo sentí… lo sabía…

 

Notas finales:

Me muero de sueño, maldita sea °A°… estoy con ojeras peores que las de L… okei, no es para tanto xD. Ayer no dormí nada… es decir, NADA… y hasta ahora no he dormido, me he dado una buena amanecida… ¡y sin café! o_o (omfg me amo y admiro por eso… ok no tanto, pero en fin xDDD). Malditas tareas que no me dejan dormir ;_;… aunque a decir verdad me siento con más energía de noche que de día ¿?... mi puto reloj biológico esta cagado ._.

Por cierto, mil gracias por leer! :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).