Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi chocolate blanco por Osito

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, son única y exclusivamente de su autor Masashi Kishimoto.

 

Especial día de San Valentín.

Notas del capitulo:

Hey!

 

No, no estoy de vaga... e_e

Quise hacer un especial Día de los enamorados, por ser hoy catorce de Febrero. Nunca más haré un especial T^T

Me costó siglos terminarlo, desde ayer (10:00 a.m hasta 8:00 p.m) hasta hoy estuve sentada en la bendita silla giratoria, con el trasero sin raya, mis ojeras a rastras y la baba sobre el teclado... e_é

En fin, espero lo disfruten y lean lo que me maté escribiendo. 

Aclaraciones:

 

Usuratonkachi, dobe: apódos con los que Sasuke suele llamar a Naruto. Significan "idiota".

Teme: apódo con el cual Naruto llama a Sasuke. También significa "idiota".

Ramen: una variación de los fideos chinos. Comida instantánea con la que siempre se alimenta el rubio.

 

Disfruten! ^0^ 

El día del amor o de los enamorados, como usualmente se lo conoce, es una fiesta tradicional en la cual amigos, enamorados, novios y esposos suelen demostrar su amor y cariño hacia su pareja. Usualmente, se regalan chocolates, dulces, tarjetas y/o cualquier objeto acaramelado que exprese alguna que otra forma de afecto y agradecimiento. Y hoy, catorce de Febrero, se celebra dicha conmemoración.

Nuestra historia romántica toma lugar en Konoha. Un pequeño pueblo alejado de la urbanización y todo aquello que pueda perturbar el equilibrio entre el medio ambiente y el ser humano.

Por las coloridas calles se encontraba caminando él: de cabello rubio encrespado, ojos enormes azules, piel un tanto bronceada y con sus siempre distintivas marquitas en ambas mejillas –lo que casualmente recuerdan a un zorrito–. De actitud algo impulsiva, es un joven bastante extrovertido pero sobre todo ruidoso. Aún así con un grandísimo corazón. Su nombre es Naruto Uzumaki.

Sus oídos eran deleitados por la dinámica música que escuchaba a través de su I-pod. Tarareaba una canción a la vez que realizaba movimientos acordes al ritmo que oía. Éste, era un día como cualquier otro para nuestro chico; un día tranquilo, feliz y sin nada que preocuparse. No era del todo absorto de lo que sucedía a su alrededor, sabía perfectamente que hoy se celebraba el romántico evento. Y si bien, nuestro protagonista principal no es un completo ignorante sobre la temática del amor, desconoce las reglas principales de esta fecha tan especial como lo es el conocidísimo día de San Valentín.

Curioso, observaba de vez en cuando las adornadas vidrieras. Algunas, exhibían chocolates –mayormente– con formas de corazones e incluso adheridos de mensajes, como “te amo”. Otras simplemente tenían un poco de todo: desde globos rojos y rosas en las puertas del local hasta tarjetas con hologramas divertidos y románticos. Todo resultaba ser una fachada de los mercantes para enriquecerse los bolsillos, pero no por eso menos novedoso para hacer un dulce presente.

A medida que avanzaba por la vía pública, se acrecentaba un bullicio proveniente de la esquina. Era algo demasiado agudo, lo suficiente como para percatarse de ello a pesar de llevar los auriculares puestos. Más bien, parecía un chillido mezclado con suplicas y pedimentos. No le fue difícil notar de quien era la casa completamente rodeada por jóvenes mujeres de diferentes edades.

   – ¡Por favor Sasuke-kun! –Gritaban las damas, golpeteando la puerta del pobre individuo que ya debía llevar más de una hora oyéndolas–. ¡No seas así! ¡Ábrenos! –exigían elevando su voz cada vez más.

Efectivamente, esta era la casa de Uchiha Sasuke. Un joven de cabellos azabaches al igual que sus rasgados y penetrantes ojos. De piel nívea y fornido cuerpo. Sin duda alguna un deleite de hombre para el espécimen femenino. No por eso, alguien fácil con quien tratar. Menudo carácter posee el chico; arrogante y bastante orgulloso. Si bien resultaba ser el galante del pueblo era también el antisocial de éste.

Bien dice el dicho “Los opuestos se atraen”, el efecto causante primordial que conectaba la mejor amistad entre el Uzumaki y el Uchiha era justamente su contraste. Si uno era extrovertido el otro era lo suficientemente reservado. Si el otro era lo bastante silencioso, su contra oposición era lo bastante ruidosa. Una alocada manera de ser inseparables. Como todo principio, comenzó con el odio mutuo y la ferviente rivalidad. En cuanto a la amistad, esta fue madurando con el transcurso del tiempo. A medida que ambos caballeros crecían y se hacían fuertes juntos y sin aceptarlo jamás, gracias a la correlativa ayuda que se brindaban.

Naruto miró pasmado solo un poco la tan llamativa escena (después de todo, la actitud de las féminas hacia su compadre ya no le resultaba extraña). Luego esbozó una sonrisa enorme al saber la actual situación de completa desesperación de su amigo. Debía estar jalándose los oscuros cabellos en su absoluta intimidad aprovechando que nadie le veía. Puesto que si hubiera sido en público, también estaría jalándoselos… pero mentalmente. Era estúpidamente gracioso, como algunas intentaban colarse por las ventanas –seguramente blindadas–, como otras intentaban trepar y escabullirse por el balcón y como otras intentaban escarbar los pavimentos para infiltrarse gracias a un magnífico túnel subterráneo. Situaciones totalmente descabelladas. Y tan descabelladas eran, que hasta a Naruto se le cruzó una fantástica idea con tal de fastidiar al azabache.

   –Ji –rió por lo bajo–. Ya verás Sasuke-kun ‘ttebayo –dijo burlonamente acercándose a paso veloz hacia la casa del Uchiha.

Las muchachas aún persistían en lo que sería su “misión”, por ende el Uzumaki solo se limitó a alzar la voz para atraer costosamente su atención. Se paró en el centro, comentándoles su plan casi en un susurro una vez sucumbieron los “cotorreos”. Era algo extraño, pero las chicas aceptaron con admiración aquella confabulación. Todas se callaron al instante y se colocaron a ambos costados de la casa, escondiéndose y dando libre paso a la puerta. Mientras tanto, el rubio se apartó solo unos metros del asediado lugar y cogió su celular naranja de su bolsillo, marcó el número de Sasuke y esperó a que éste atendiera:

   –Diga

El Uzumaki sonrió por lo bajo para que el Uchiha no pudiera oírle. Aquella contestación sonaba algo nerviosa. Definitivamente, el azabache estaba a punto de explotar.

   – ¡Teme! –respondió con una alegría mezclada con la victoria pintada en la cara.

   – ¿Naruto? No estoy para tus bromas –dijo cortante–. ¿Qué coño quieres?

   – ¡Oh! ¿Tienes un mal día, teme?

   –Sí.

Hubo un silencio incómodo por unos segundos.

   –Sabes… estoy llegando a tú casa –interrumpió el Uzumaki–. ¿Por qué no me esperas en la puerta?

   –No.

Y otra vez, rondó el mismo silencio anterior.

   – ¿Cómo que no ‘ttebayo?

   – ¿Qué no oyes usuratonkachi? He dicho que no.

   – ¡Venga Sasuke! Que quiero invitarte a salir ‘ttebayo –pronunció con un tono medio meloso, algo a lo que difícilmente el azabache se oponía.

   –De acuerdo, pero golpea la puerta. No te esperaré afuera.

   – ¿Eh? ¡No! –respondió rápidamente–. Por favor Sasuke…

Entendiblemente para el azabache, esta suplica siempre era acompañado por un infantil puchero, algo totalmente irresistible.

   –Dobe, mi casa está siendo acosada por mujeres. No puedo salir por la puerta.

   – ¿Qué dices teme? Si yo no veo nada…   

   – ¿No ves nada?

   – ¿Qué no oyes teme? Espérame en la puerta ‘ttebayo –ordenó el rubio, sosteniendo una terrible carcajada.

   –Vale, vale. –Así el Uchiha colgó el teléfono.

Guardó su celular en el bolsillo y dirigió una señal con su mano a las expectantes jóvenes.

Con una total desconfianza y un aura incitándole lo peligroso que podría llegar a ser poner un solo pie fuera de su refugio, se atrevió a girar el pestillo de la puerta y asomarse lentamente por ésta. Una vez salió completamente, temió lo peor. Pero lo peor no sucedió. Suspiró aliviado.

– ¡TEMEEE! –Un potente gritó lo sacó de su repentino alivio haciéndole estremecer su cuerpo pálido por completo.

Lo sucedido a continuación fue un hecho totalmente terrible, el cual solo me limitaré a relatar lo mínimo indispensable y en cuanto al resto de la narración… solo lo censuraré.

De acuerdo con pasantes, en aquel preciso momento, un estruendoso ¡¡¡Qué te jodan usuratonkachiiiiii!!! fue lo que repentinamente llamó su atención. No obstante nadie vio al dueño de aquella mal educada habla por la cantidad de mujeres amontonadas unas sobre otras. ¡Ah! Y a no olvidar una carcajada que pudo oír casi medio Konoha proveniente de un cierto rubio bochinchero.

 

 

Unas dos horas más tarde –una hora para deshacerse del mar revuelto de hormonas y la otra para que Sasuke se sacara con detergente los besos que llevaba en todo el cuerpo– nuestros protagonistas se encontraban sentados, enfrentados, con una taza de té en mano y con un prolongado silencio acompañándoles. Claro está, dentro de la casa del Uchiha.

   –Ya quita la cara de amargado, teme –se dirigió con una enorme sonrisa de oreja a oreja al azabache, quien hace una hora más o menos, no había relajado el semblante estando con el ceño fruncido, los ojos cerrados y una mueca de labios hacia abajo.

Solo bufó molesto y por fin después de que se sospechara que no cambiaría la mala cara jamás, dirigió una furtiva mirada de odio al de ojos azules.

   – ¿A qué viniste?

   –Valla teme, pensé que no volverías a hablarme ‘ttebayo –advirtió, para dar un largo suspiro y luego proseguir–. He estado pensando… –hizo una pausa, bebió un poco de su té. Sasuke le miró con atención sin cambiar aún su mueca de enfado–. ¡Quería invitarte a cenar esta noche ’ttebayo! –declaró con una hermosísima sonrisa.

Sasuke no respondió en seguida, se le quedó mirando dando a entender que lo estaba pensando.

   –No lo sé.

   – ¿Eh? ¿Qué no sabes ‘ttebayo? –preguntó sorprendido.

   –No sé si iré.

   – ¿Eh? ¿De qué hablas? No estarás enojado por lo de rec…

   –No –respondió el azabache sin permitir que el rubio terminara de hablar–. No es eso.

   – ¿Y entonces?

   –Simplemente no sé si iré –esta vez su expresión había cambiado. Ahora ya no mostraba aquel enfado, ahora no mostraba nada. Lo decía tan a la ligera.

   –Ah… ya veo –el rubio bajó un poco su rostro, observando el calentito humo que se escapaba del contenido de su taza.

Hubo un ligero silencio, en el que solo se pudo escuchar los pequeños sorbos que daban a su bebida.

   – ¿Por qué quieres que vaya, dobe?

   – ¿Eh? Bueno… No lo sé –respondió sin despegar un ojo de su taza–. Sakura-chan se fue de viaje –sus ojos se tornaron algo melancólicos al igual que el tono de su voz–. Todos nuestros amigos tienen pareja y lo disfrutaran con sus amores.

Sasuke le miró comprensivo y podría apostar cualquier cosa sabiendo a lo que su compañero quería llegar. Sin embargo, dejó que éste lo dijera. Ciertamente quería escuchar esas palabras salir de sus labios.

   –Supongo que… Porque estamos los dos solos. Para hacernos compañía ‘ttebayo –dio un último sorbo al té. Naruto depositó la taza en una pequeña mesita al costado del sillón donde estaba sentado.

   –Existe…

Y observó a Sasuke, esperando a escuchar lo que diría.

   –Una posibilidad –anunció el Uchiha, volteando su rostro hacia un costado –evitando el contacto visual con el de ojos azules– con un leve rubor adornando sus pálidas mejillas.

Naruto tardó un instante en reaccionar. Sintió como una alegría inmensa le recorrió hasta el alma. Se paró de su asiento y se acercó a su amigo quedando a escasos centímetros de éste.

   – ¡Lo tomaré como un sí! –exclamó alegremente el Uzumaki.

   –Yo no he… –por su parte, Sasuke no pudo terminar de hablar: un tierno beso en su mejilla le enmudeció completamente.

El ahora enrojecido Uchiha, lo último que logró ver fue a Naruto salir despavorido, y en cuanto a oír; la voz del rubio citándole a las nueve de la noche. Al escuchar como la puerta se cerraba, indudablemente no pudo evitar acariciar la zona en donde se había postrado aquel delicado beso.

 

 

Las horas habían trascendido volando. O al menos eso fue la impresión de Naruto tras haber ido y venido de un lado a otro.

   –Ahh… –suspiró largamente–. Con todo lo que me esforcé ‘ttebayo. Espero le guste –dijo ensoñadoramente, sonriendo de manera cálida. “Gracias Hinata-chan ‘ttebayo” pensó.

Bien podía recordar toda la laboriosa jornada que le había tocado; desde que había salido de la casa del azabache, se apresuró en volverse a la suya y destinarse a preparar la dichosa cena para la llegada del crepúsculo. Ninguna idea se cruzaba por su mente, la verdad era que el Uzumaki no es nada mañoso en cuanto a decorados o preparaciones especiales. Sakura-chan –compañera de equipo suya y de Sasuke– no estaba en casa, más bien de viaje. Pero la brillante ocurrencia de llamar a su amiga Hinata –una joven de cabello largo azul, extremadamente dulce y tímida, siempre dispuesta a ayudarle en lo que fuese– no pasó desapercibida. Ésta con todo placer, le indicó paso por paso lo que debía hacer. Pudieron haber gastado quien sabe cuántas horas hablando por teléfono. Mayormente, porque Naruto olvidaba las cosas y porque los balbuceos y tartamudeos de Hinata hacían lujo de presencia en su conversación. Comenzó con una exhaustiva limpieza de su casa. Prosiguió en ir a la tienda y comprar comestibles que le hacían muchísima falta –los estantes de Naruto se encuentran repletos por potes de ramen y nada más–. Entre una buena decoración de la mesa, más la preparación de los alimentos, las interminables frases de Hinata a través del teléfono y la mezcolanza de ingredientes, se le fue la tarde completa.

Aún seguía cocinando lo principal. Y sin percatarse del tiempo, su invitado de honor estaba por tocar el timbre de su puerta. Se aterró de tan solo saber que su amigo ya estaba detrás de la puerta, y él aún sin terminar su lujoso regalo. Se sacó el delantal que vestía y se dirigió a la puerta.

   – ¡Buenas ‘ttebayo! –dijo alegremente, con algunas gotas de sudor recorriéndole la sien.

   –Ten –dijo el azabache mirando hacia un costado con un furioso rubor en su rostro. Su mano derecha le extendía un hermoso ramo de rosas rojas.

   –Oh… –fue lo único que pronunció el Uzumaki un tanto sorprendido por el presente, lo tomó y lo acercó a su nariz–. Huele muy bien –declaró–. ¡Gracias ‘ttebayo!

   –Ni lo menciones.

   –Vamos, pasa teme… ¿O prefieres quedarte a tomar aire? –preguntó burlonamente con una leve sonrisa zorruna, incomodando a su compañero.

El Uchiha no respondió. Solamente se decidió por entrar y observar meticulosamente lo ordenado de la habitación.

   –Toma asiento, ponte cómodo, estás en tu casa ‘ttebayo –se expresó el Uzumaki perdiéndose de los orbes oscuros por la puerta de la cocina.

Un riquísimo aroma se desprendía del cuarto por el cual el rubio se había escabullido. “Ja, habrá pedido la comida” pensó el azabache. Pues claro, era muy incoherente imaginar que el “dobe” pudiera preparar un platillo con tal delicioso aroma. Al rato, apareció el anfitrión portando en sus bronceadas manos una enorme bandeja –lo que supuestamente era su cena–. Naruto lo colocó en la mesa y destapó la fuente, dejando en todo su esplendor la magnífica obra de arte culinaria. Sasuke se sorprendió al ver que aquello estuviera en condiciones impecables y sin ningún rastro que dijera: “Naruto estuvo aquí”. Se veía enteramente delicioso.

   –Anda teme, no me digas que no se te hace agua la boca. ¡Siéntate ‘ttebayo!

Así ambos se sentaron. Cenaron tranquilamente, sin mucho rodeo. Naruto solo se la pasó hablando de quien sabe cuántas y qué cosas. Sasuke solo se limitaba a asentir, negar o a responder “mmm”. El azabache por su parte se encontraba en sus cavilaciones, poco y nada oía al rubio, y éste caso omiso hacía. En conclusión, podemos llamarlo una conversación normal entre estos dos. Algo que usualmente solía pasar siempre que se reunían.

   – ¡¿Y bien ‘ttebayo?! –preguntó eufórico, elevándose de su asiento, apoyando sus manos en la mesa y aproximándose al rostro níveo del Uchiha.

   – ¿Y bien qué? –preguntó con total desinterés.

   – ¿Qué te pareció la cena ‘ttebayo? –inquirió el rubio dando una falsa mueca, sugiriendo “¡vamos, sabes de lo que hablo!”. 

   –Ah… Eso… –balbuceó por un instante–. Bien.

   – ¿Bieeen? –preguntó con una vaga sonrisa lo suficientemente descontenta–. ¿Nada más bien?

   –Sí usuratonkachi, bien –respondió secamente. Sasuke notó el profundo descontento en el rostro bronceado que le miraba fastidiado–. Anda dobe, si quisiera cenar algo preparado de afuera, hubiera llamado al delivery yo mismo.

   – ¿Eh? ¡¿De… de que hablas teme?! ¡Eres un idiota Sasuke! –respondió enfurecido el rubio–. Yo que me esforcé cocinándolo ‘ttebayo –declaró por lo bajo el Uzumaki, volteando su rostro hacia un costando haciendo un leve puchero.

   –No inventes, usuratonkachi. Está bien, no me enojaré si admites que lo ordenaste.

   – ¡Que no ordené nada teme! –respondió completamente enojado–. ¡¿Qué carajo te ocurre?! ¡Recién llegas y desvaloras lo que me pase la tarde entera cocinando ‘ttebayo! ¡Eres un maldito desagradecido! –vociferó con una enorme ira en sus ojos.

   – ¡Olvídalo quieres! –ordenó Sasuke emprendiendo camino hacia la cocina.

Notas finales:

Aquí de vuelta @_@

 

Lo siento, tengo que separarlo en dos capis, porque es muuuuuy largo y A-Y no me lo toma u.u

Los capítulos no tienen nombre porque es todo una continuación, quería que fuera un one-shot... en fin, sigue en el segundo capi.

Nos vemos por alló .w.

Aiooooox ~~~

 

Atte.: OsitO 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).