Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Matando a Cupido por chibiichigo

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto es propiedad intelectual de MAsashi Kishimoto. Yo únicamente los utilizo sin fines de lucro para entretenimiento. 

Notas del capitulo:

Hola, como había comentado a algunas personas este fic lo planeaba hacer, pero no sabía de qué.

La idea se hizo clara mientras me sonaba, después de caja y media de pañuelos desechables. 

Espero que lo disfruten y de nuevo informo a los escritores yaoi de la página y (en caso de que conozcan a alguien que escriba yaoi en otro lado) del DF y área metropolitana que se efectuará una reunión. Interesados revisen mi perfil para ver las indicaciones o manden un correo a logia.yaoi.mx@gmail.com 

Disfruten

Odio la gripa.

Esa sensación de tener la nariz tapada causa en mí un impulso asesino casi incontenible. Esa es la razón por la que las personas allegadas a mí suelen alejarse durante esos días y limitarse a acatar órdenes arbitrarias e insulsas. Bueno, todos excepto él.

Sasuke es diferente a los demás. Si lo amenazo de muerte él, en vez de irse huyendo, me devuelve la amenaza de muerte; si lo miro con odio, en vez de ceder ante mis exigencias sin cuestionar, me devuelve esa clásica mirada de terror “marca Uchiha”.  Es toda una experiencia compartir mi vida con ese moreno de ojos penetrantes y actitud sacada de “V de venganza”, pero lo último que quiero en este día es verlo…

Es 14 de febrero, día de personas que no merecen estar vivas declarándose amor eterno o regalando rosas, chocolates y demás en un extraño truco publicitario que involucra a un hombre con incontinencia y pañales para adulto jugando a Robin Hood y atravesando a la gente con una flecha.

Odio este día casi tanto como odio tener un resfriado e ir con una caja de pañuelos desechables a todas partes… y este año ambos se juntaron. Con todos los motivos del mundo mi deseo más profundo es librarme de una vez por todas de los enamorados que pasean con las manos entrelazadas por la ciudad.

Con tal de no ver a Sasuke hoy, y no ser víctima de un bastardo con flechas llamado Cupido tuve que ir a la oficina principal de Sunna ardiendo en fiebre bajo el pretexto de tener asuntos urgentes que tratar. Idear cómo matar a Cupido es lo primordial este día. Me considero el equivalente al Grinch, ese fulano verde moco radioactivo que robó la Navidad.

Sé que Sasuke  tiene el mismo concepto que yo del Día Internacional de los Corazones y Venta de Rosas, pero realmente me siento tan mal y tan hostil que no soportaría pasar el día que más detesto en su compañía, mucho menos si haciendo mal tercio tengo a mi caja de pañuelos. Los otros trescientos sesenta y cuatro que sobran me toman sin cuidado, pero San Valentín de verdad me desquicia.

Soy un hombre de carácter corto y tajante, eso no podría rebatirlo ni aunque quisiera, y no es un verdadero reto lograr que aflore ese instinto asesino que vive en mí, pero al ver a todas esas personas mirando a sus parejas de manera estúpida no puedo dejar de sentir nauseas. Además hay tantos peluches y globos con forma de corazón gigante pasando por la ventana que me es imposible siquiera ver el cielo.

El año pasado consideré impedir el paso de los globos alegando que con la dificultad de visión que se generaba la aldea podía caer en riesgo de que algún país vecino atacara. La rechazaron sin siquiera someterla a votación. Ellos saben cómo odio esta fecha de amor comercial, y también de los intentos de probar que tanto helio podía ser nocivo para la salud.

 

Me senté en el escritorio gran parte de la mañana intentando leer unos documentos, pero debido a la alta concentración de mocos en mi cerebro no pude hacerlo. Mi odiado virus de influenza logra que mis reflejos bajen de manera considerable.  Decidí que no tenía caso seguir tratando de mantener en orden a una aldea de personas enamoradas y que podía tomarme el día libre, pero mi deseo por no regresar a casa logró que me quedara aquí, dando vueltas como gato e intentando por todos los medios no atacar con arena a todas las personas que habitan aquí…

Lo cual no quita el hecho de que se lo merezcan.

Sentía que la cabeza tan caliente que podía hervir agua en ella. Estaba ligeramente mareado por el frío de mi cuerpo y ese molesto calor seco del desierto.

-¿Te encuentras bien?- escuché una voz detrás de mí. Kankuro traía unos papeles entre brazos, pero se acercó para sostenerme.

-Sí. Estoy perfecto.-mentí mientras le lanzaba una mirada de maldad absoluta que indicaba que se mantuviera en silencio y me dejara tranquilo.

-Deberías irte a descansar…- musitó antes de desviar la mirada. Yo sólo lo ignoré.

Estuvo platicando unos momentos algo que no logré comprender acerca de unos criminales con capucha negra y nubes rojas. Creo que un nuevo grupo de narcotraficantes… Realmente  no me interesó. Cerré los ojos un momento porque los párpados me pesaban y, lo siguiente que supe es que estaba en una cama con los negros ojos escrutadores de Sasuke mirándome fijamente. Parecía analizar si golpearme era una buena opción o si solamente deseaba extirparme el hígado.

-Tienes cuarenta de temperatura. No debiste ir a trabajar…imbécil.- se levantó de mi lado. Quería rebatirle algo, pero estaba demasiado cansado como para hacerlo. Nos quedamos en silencio unos momentos, viéndonos fijamente y sin parpadear… casi parecía un juego de kínder.

Percibí una musiquita proveniente del otro lado del pasillo. Una canción melosa que nada más mi hermana podría poner, y todavía peor…que cantaba. Quise ahogarla con arena para gato en ese momento. ¿Qué ser medianamente pensante se pondría a dar alaridos entusiasmado por el día de gente tarada por amor? Debía tratarse del agua.

-Lleva haciendo eso todo el día- me informó Sasuke, como si quisiera hacer las paces conmigo. Sentí terror de que ese virus de amor que se esparcía rápidamente hubiera llegado a él. Esperaba que no. Era una imagen mental perturbadora el ver a mi novio sonriendo y repartiendo flores por la vereda de la felicidad. Sasuke Uchiha carece de los músculos faciales necesarios para sonreír, por eso lo amo. -¿Qué ocurre?- preguntó con la mandíbula un poco desencajada. Posiblemente leyó en mi cara el miedo de verlo dando brinquitos como conejo.

-Debería matarla…- musité al volver a escuchar la desafinada voz de Temari. Mi cabeza amenazaba con estallar como palomita de maíz y mi humor asesino no se dejaba esconder como para todavía tenerla cantando estupideces.

-Deberías calmarte. No tienes fuerza para matar a nadie- los ojos de asesino de Sasuke se clavaron en mí. Lo miré fijamente, haciéndole ver que no le tenía miedo. Así es como dice en la tele que se debe domar a las bestias. 

-Odio este día. Quisiera matar a Cupido.- exclamé de pronto. Eso no es nada propio de mí, pero era el deseo más profundo de mi alma que deseaba ser liberado.

-Yo también-confesó el moreno acercándose un poco a mí-…pero ese no es motivo para que pongas en riesgo tu salud.

-Mi salud es inexistente- comencé a estornudar. Estaba un poco mormado en ese momento, pero no me iba a amedrentar en mis planes para omitir el catorce de febrero del calendario- …en este momento. Además de que quiero matar a ese retrasado que juega al arquero con los corazones de las personas.

-¿Por eso te fuiste a tu oficina?- enarcó una ceja. Amo cuando enarca la ceja… se ve como todo un mafioso.

-No, fue porque esperaba que tuviéramos sexo ahí- contesté sarcástico. Evidentemente olvidé que el sarcasmo queda automáticamente invalidado cuando se habla con Sasuke. Me soné un poco, sorprendido de que no tuviera deshidratación severa. Lo único que sentí antes de poder reaccionar fue cómo mi novio se pegaba a mi cuerpo en pose de violador e intentaba besarme. Me quité rápidamente- .No te me acerques. Tengo un resfriado.

-¿Es eso o tienes miedo de que te guste esta fecha después?- preguntó de nuevo, haciéndome enojar todavía más de lo que estaba.

-¿Tú no tienes miedo de que sea tu última fecha especial?- mi voz se endureció.  Si hubiera tenido una katana a la mano lo hubiera atravesado. Se quedó callado y se alejó un poco.

-Eres demasiado infantil. No puedes odiar tanto esta fecha como para ponerte así.

-No es sólo esta fecha- me voltee de golpe- tú no eres el que tiene la nariz roja como semáforo por sonarse cada tres segundos, la cabeza queriendo reventar en cualquier momento y una hermana cantando a todo pulmón en el cuarto de al lado. Todo eso, junto con el jodido San Valentín, es lo que me tiene enojado.

Salí del cuarto. Estaba echando chispas en ese momento… ¿Qué ocurría con Sasuke? Me estrellé con algo, o alguien a quien mataría.

-Kazekage.

-Baki- contesté serenándome. Parecía que jugábamos a las presentaciones.

-Alguien le mandó esto- me mostró un paquete con chocolates. Lo miré con recelo, tenía que encontrar algún pretexto ingenioso para rechazarlos.

-No sé si tengan veneno. Estaríamos más seguros si elimináramos los globos y los obsequios. Llévatelos.

-Pero, señor… La Junta ya rechazó que se cancelen los globos y demás.

-Bueno, cómetelo tú y si no te hacen daño los probaré yo.- dije recuperando el control de mi humor. Él obedeció.

Al instante, casi por arte de magia cayó al piso. Lo patee un poco, para hacerlo de lado.

Desmayado.

Sonreí al tiempo que reprimía la tos de perro que tenía.

-Espero que te haya gustado tu regalo…- escuché una voz aterciopelada desde mi espalda. Voltee lentamente.

-Sí, lo adoré… Por eso te amo.- dije mientras lo besaba, temeroso de contagiarle la gripa al hombre que amaba. Era el mejor regalo que me había hecho… el engañar a los demás con chocolates con veneno. Sasuke sonrió picarón. Amo cuando hace eso. Es tan… malvado que ejerce su poder en mí.

-Tal vez el próximo año te envíe un globo con gas pimienta. Sería divertido ver al mensajero perder el conocimiento. Tal vez mates a Cupido el próximo año cielo.

-Tal vez… por lo pronto el Consejo tendrá que enviar a votaciones mi propuesta de “No más regalos”. El amor no debería tener un día comercial.

-Así es, lo mismo dijo el “Grinch” cuando robó la Navidad.

Lo besé castamente en los labios. Quería que enfermara. – Lo sé, pero a él le dio un soplo en el corazón y devolvió todos los regalos… Yo voy a matar a Cupido.

Algún día…

 

Supongo que el catorce de febrero no puede ser tan terrible, sobre todo si me da la oportunidad de causar daños a terceros. Es malo como la gripa, pero por lo menos, como todo virus, el día termina.

 

  

 

 

Notas finales:

espero les haya gustado. Para lo de la reunión en mi perfil están los detalles. Dejen review por favor, como regalo del amor y la amistad xDDDDD

Bueno, besos y que tengan un feliz 14 de febrero (ya son las 11 de la noche así que es complicado pero mejor tarde que nunca)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).