En la lejana tierra de Rewa su maharajá se encontraba saliendo de palacio en un hermoso elefante blanco adornado con pedrería variada; por delante y por detrás había incontables guardias al servicio del maharajá los cuales portaban espadas.
En el lomo del elefante se encontraba una pequeña casita (especie de tienda busque el nombre sin logro alguno) se hallaba el maharajá, un apuesto joven rubio con unos ojos color celeste, llevaba puestas una ropas de seda e hilo de oro y plata, la belleza del joven maharajá era comparable con la de un Dios.
Mientras la escolta del maharajá avanzaba un joven de cabellos lilas era apresado justo a los pies del elefante provocando que la escolta para su paso.
El chico no pasaba de los 15 años y su hermosura no se quedaba nada atrás con la de su gobernante. Entre 3 guardias tumbaron al chico y lo tomaron salvajemente esposándolo y dándole un fuerte golpe en el abdomen el cual lo dejo tirado.
El maharajá pidió que se detuvieran ante tal atrocidad y fue ayudado por uno de sus súbditos para bajar del imponente elefante.
-¿Qué significa esto? ¿Por qué golpean al chico? –dijo posicionando sus pies en el suelo.
-su señoría –dijo un guardia arrodillándose y obligando a arrodillarse al chico al mismo tiempo que le bajaba la cabeza con una mano –este muchacho a robado unas nueces y las ha repartido entre la gente.
El chico levanto abruptamente y dedico una mirada llena de odio al joven maharajá; un guardia volvió a bajar su cabeza esta vez hasta que pego con el suelo –como te atreves a mirar a tu señor de frente eres un imprudente se te darán 100 azotes para que aprendas modales.
-ese hombre no es mi señor –dijo mientras restregaban su frente contra el suelo –este hombre solo se preocupa de si mismo y esta rodeado de lujos mientras su pueblo se muere de hambre –continuo mientras se soltaba del agarre y volvía a ver al maharajá –este hombre no merece su titulo.
Estuvieron apunto de darle un bofetada pero la vos del maharajá los detuvo.
-una criatura tan bella como tu no debería estar aquí conviértete en mi acompañante y te llenare de lujos –dijo el joven para tomar la barbilla del menor y acercarlo a su rostro.
El chico de cabellos lilas sonrío para después regresar a su cara anterior y escupir la cara del rubio –no me toques –dijo antes de soltarse del agarre del maharajá el cual estaba indignadísimo por la falta de respeto.
Se alejo del menor y un sirviente le dio agua y una toalla para limpiar su rostro.
De repente un niño como de 8 años salio corriendo de entre la gente que observaba el incidente; el niñito pelirrojo corrió hasta donde el chico de cabellos lilas y lo abrazo al ver que uno de los guardias intentaba decapitarlo con su espada –no, por favor dejen a mi hermano no ha hecho nada malo –dijo llorando el pequeño.
Un guardia tomo bruscamente el brazo del pequeño y lo jalo –tu hermano es un blasfemo y merece la muerte –le dijo frío el hombre.
-no es cierto mi hermano lo hizo porque tenían hambre –dijo llorando cada vez mas fuerte el pequeño.
-suelta al niño –dijo la vos del maharajá.
El soldado obedeció y aventó al pequeño con su hermano el cual estaba en el suelo –Mu-ni-san ¿estas bien? Ni-san –repetía el niño asustado por que su hermano estaba mal herido.
-Kiki sal de aquí corre ve a Samil –decía con vos débil el bello pe lililá –recoge las monedas y escapa.
-no me iré sin ti hermano –dijo el niñito aforrándose al cuello de su hermano.
-por favor escapa te alcanzare después –dijo y aventó al niño con la poca fuerza que le quedaba –ve donde esta tu corazón mi pequeño.
El niño salio de hay corrió y corrió hasta que fue invisible para su hermano.
-bien tu hermanito se fue espero que aceptes convertirte en mi acompañante lindura –dijo el rubio.
-primero muerto –respondió con una mirada de odio.
-eso se arregla –dijo el guardia amenazando con la espada.
-alto, llévenlo al calabozo del Tal Mahal hasta que acepte –dijo severo el rubio.
Para luego darse media vuelta y subir al elefante y retornar su paseo.
Mientras el bello pe lililá era arrastrado hasta la prisión donde seria confinado hasta que aceptara la petición del joven rubio.
-no entiendo como el maharajá puede querer a un inútil como tu –decía el carcelero de Mu mientras ponía los grilletes en sus manos y pies en la celda.
-porque es un maldito retorcido –contesto a una pregunta que no dedicada a el.
-supongo, ¿Cómo te llamas? –respondió cambiando un poco su apatía.
-Mu ¿y tú? –respondió un poco mas feliz de no ser odiado por todos
-Milo –dijo el joven carcelero –la verdad es que el maharajá Shaka no conoce al pueblo y no hace pasar hambre –dijo con aire melancólico –todos los que no son guardias, o sirvientes reales mueran de hambre.
-lo se por eso robe un poco comida para unos niños, pero ya ves como termine –dijo sacudiendo las esposas.
-me tengo que ir –dijo mientras cerraba la celda –pero seré tu carcelero de hoy en mas.
-supongo que eso hará mas confortable la estadía –contesto con una falsa sonrisa el pe lililá.