CRIME por Baby_kazekage

CRIME

Chapeter 1. Asesinato Fatal

La música llegaba suavemente desde un reproductor de CD junto a la ventana del dormitorio. Tokio despertaba ese día sin la capa de niebla que normalmente cubría la ciudad al amanecer; aquella mañana sería insólitamente clara.

En la cama yacía Sasuke Uchiha, un hombre rico y con gusto. Pero de gustos buenos y malos...por desgracia para él. Le gustaban el arte, la música y el lujo. Sus malos gustos eran algo más destructivos: las drogas, el alcohol y los chicos inapropiados.

El chico que le acariciaba el pecho desnudo era simplemente hermoso. El largo cabello rubio le salpicaba los desnudos hombros y su boca enrojecida por los duros besos caía como fruta madura sobre el rostro del Uchiha, tentadora, pero lejos de la boca hambrienta del otro.

El rubio inclinó su boca roja sobre el rostro del Uchiha y lo besó vorazmente. Él le devolvió el beso apasionadamente. El rubio le alzó los brazos por encima de la cabeza y le ató las manos al cabezal con un pañuelo de seda blanco. Su pañuelo favorito. El Uchiha se debatió entre el placer y el miedo de estar atado ante aquel rubio que en realidad no conocía a pesar de que hacía mucho tiempo que se acostaba con él. Su cuerpo le pedía a gritos quedarse por el placer provocado por aquel rubio explosivo, pero su instinto le decía que sería mejor marcharse. Ojala le hubiese hecho caso a su instinto.

El rubio se deslizó hacia abajo y el moreno lo penetró profundamente mientras el rubio movía sus caderas al compás de las envestidas. Uchiha Sasuke continuó enviestendolo, hundiéndose profundamente en su cuerpo, sintiendo el peso húmedo del rubio sobre él.

Estaban atrapados en el ardiente juego del sexo narcotizado.

El Uchiha sintió su orgasmo cercano y lo penetró aún más fuerte, echando hacia atrás su cabeza y dejando expuesto su cuello blanco, con la boca abierta en un grito silencioso. Se debatió en el delicioso tormento contra la seda blanca que apresaba sus manos.

Había llegado el momento para el rubio. Apareció un fino destello de plata en su mano derecha, un jirón de acero, afinado y mortal: un punzón de picar hielo.

Su mano derecha cayó rápida y cruelmente perforando el pálido cuello, repentinamente bañado en la sangre del Uchiha. Este se crispó, atravesado por el dolor de la muerte repentina, violenta, y la abrumadora fuerza del orgasmo.

El brazo cayó, una y otra vez, sobre el ahora ensangrentado cuello, el pecho, los pulmones, el torso.

Las sábanas blancas se tiñeron de rojo. Y Uchiha Sasuke derramó en ellas cuerpo y alma.

-*-*-*-*-

Las luces azules y rojas de los coches de policía de Distrito Tominigawa-cho de Tokio destellaban al compás de las sirenas. Un coche de policía que llegaba algo tarde se detuvo junto a los demás coches. Salieron de el dos hombres que se quedaron mirando la lujosa mansión Uchiha.

El mayor de los dos, Hoshigaki Kisame, hizo un gesto de desaprobación y comentó:

-Un bonito barrio para un asesinato.

-Por supuesto. Los criminales de hoy en día son cada vez de más categoría.

No podían ser más distintos. Uno era grueso y fornido, con la piel azulada y extrañas marcas, semejantes a agallas, en las mejillas. Estaba cansado de su trabajo. Su compañero, Akatsuna no Sasori, era más joven y muy imprevisible. Llevaba un traje elegante, que le hacía verse aún más apuesto de lo que era. Había algo en el, un aire de misterio, una astucia callejera, una seguridad en si mismo, que hacía pensar inmediatamente que lo mejor sería no meterse con el pelirrojo. A diferencia de su cansado compañero, para Akatsuna no Sasori el juego continuaba, las reglas cambiaban cada día. Su trabajo cada vez era más duro, los asesinos y ladrones más astutos, pero el podía apañarselas. No era alguien que se rinde fácilmente. No pensaba rendirse, no quería rendirse. Al menos no todavia.

Se abrieron paso entre los demás policías y entraron en la mansión Uchiha. Kisame enseguida husmeó como un sabueso por la casa y reconoció un olor muy familiar para el.

-Drogas, dinero...alcohol....-notificó. Dió una rápida mirada al lujoso habitáculo. Sus ojos repasaron los cuadros caros, el mobiliario artístico y los múltiples CD de música rock and roll. Hizo una mueca de desagrado y comento:

-Muy bonito. A ti que te gusta el arte y todas esas huevadas debe de parecerte el paraíso- dijo para pinchar al pelirrojo, pero al no conseguirlo volvió a preguntar- ¿Y quien dices que era este tío?

- Rock and Roll, Kisa. Era Sasuke Uchiha.

- Ummm...ni la más puta idea de quien era.

El pelirrojo sonrió. En definitiva, le habría sorprendido mucho que su compañero conociera al Uchiha. Al piel-azul solo le gustaban la música country del lejano oeste.

- No es de tu epoca. En absoluto, vino muchísimo después. A mitad de los sesenta. Los hipies, el verano del amor, ¿recuerdas? Seguramente tú todavía estabas en Akatsuki, rompiendo cabezas.

-Buenos tiempos aquellos...

- Uchiha estaba muy de moda en aquellos tiempos. Tuvo bastantes éxitos. Luego se hizo respetable en el rock.-Sasori echó una ojeada al cuadro que tenía delante- Aunque ahora pertenecía a la clase alta, de eso no hay duda.

- Ahora ya no, desde luego.

Uchiha Sasuke estaba aun despatarrado sobre la cama. Los dos policías habían visto sin duda alguna muchos asesinatos, pero les resultaba muy difícil imaginarse un conjunto de heridas más sangrientas que las que presentaba aquel hombre. El colchón estaba empapado de sangre, así como las suaves sabanas de seda, oscurecidas por la sangre.

Sasori miró fijamente el cuerpo sobre la cama, como queriendo guardar aquella imagen en su mente. Cualquier hombre que se le presentase una imagen como aquella querría olvidarla inmediatamente, pero claro, Akatsuna no Sasori no es cualquier hombre. El equipo forense estaba atendiendo el cuerpo del cadaver.

-¿Que coño es lo que ha pasado aquí, Sasori, Kisame?-interrumpió Hidan, un hombre algo extravagante, que llevaba al lado a su compañero Kakuzu. En realidad todo el mundo sabía que llevaban su relación iba mucho más allá que un simple compañerismo, pero ellos se empeñaban en decir que entre ellos dos no existía nada, pero eso sí, con un fuerte sonrojo esparcido por sus mejillas. Eran los superiores de Sasori y Kisame, aunque se trataban como iguales.  

Entonces apareció Uchiha Itachi, un pariente lejano del fallecido y jefe de Homicidios de Tominigawa-cho. Tenía todo el derecho a estar allí, aunque a Sasori le molestaba bastante su presencia allí. Estaba seguro de que había algo gordo entre ese caso. Algo lo suficientemente gordo como para que Uchiha viniera expresamente desde Shibuya, cuidad que estaba en la otra punta de Japón. Otro dato es que Itachi jamás asistía a ese tipo de asesinatos. El pelirrojo no creía que había ido por que el fallecido era pariente suyo, sabía que eso al mayor le importaba un bledo, lo que no sabía era que había entre este y el alcalde de la ciudad, y lo cierto es que debía ser algo importante. Y él pensaba averiguarlo.

Hoshigaki Kisame, en vista de que su compañero parecía absorto en sus pensamientos, respondió la pregunta de Hidan.

-La criada vino hace una hora y se encontró con esto.

-Bonita forma de empezar el día,¿no creéis?-interrumpió la fría voz del Uchiha mayor- ¿Vosotros a mi ya me conocéis, cierto?

- Por supuesto.-respondió el pelirrojo dejando a todos con un palmo de narices- Todos los días leo en la prensa los sobornos que hace y como le salvan el culo las veces le dá por cargarse a alguien.

-Muy gracioso, muñequito.

-¿Que está haciendo usted aquí, jefe Uchiha?- preguntó Kisame intentando ser cortés. Solía darsele mejor que al pelirrojo.

El Uchiha se cruzó de brazos, adoptando una pose guai, como de alguien acostumbrado a mandar y le echó una mirada insinuante a Sasori mientras decía:

-Observo...y me encargo de que ciertas personas hagan su trabajo como les corresponde.

Todos los que tomaban parte en aquella conversación no pudieron evitar sonreír. Aquello no se lo tragaba ni Jashin. Sasori le sonrió burlonamente y lo miró con aire retador. Kakuzu le dirigió una mirada al pelirrojo. Una mirada que quería decir: "No vayas a joder a quien no te conviene joder".

El forense Pein sacó un termómetro del hígado del muerto, las cabezas se volvieron.

-¿Hora de la muerte?-preguntó Hidan.

El forense miró el termómetro. Le jodía aquel trabajo de mierda, que consistía en tocar muertos.

-Treinta y un grados. Se ha enfriado un poco...su muerte sería sobre las tres de la madrugada, mas o menos.

-Joder, tiene el cuello como un puto colador...¿con que coño le han matado?-ese por supuesto era Hidan.

-Con un punzón de picar hielo.-respondió Sasori.

Kakuzu, como pertenecía a los equipos de escenas de crimen igual que Hidan, empezó a examinar las sabanas.

-Dios, hay semen por toda la cama...hay por lo menos dos litros.-constató.

-Impresionante....-murmuró Kisame.

-Se corrió antes de que le jodieran el polvo- dijo Hidan.

-Yo diría que se vino y se fue al mismo tiempo- se rió el pelirrojo.

-¡Ya basta! Creo que me vas a dar muchos quebraderos de cabeza, Akatsuna, pero te advierto que no quiero ningún error, ni uno.

Y dicho esto se largó.

-Capullo...-masculló el pelirrojo.

-¿Y esto que cojones es?- preguntó Hidan, que se encontraba examinando la mesilla de noche. En sus manos había un libro titulado "El asesino". El autor era Deidara Iwa, un prestigioso escritor.

-Será un libro cualquiera...-dijo Kisame.

-No, no lo es.-declaró Sasori mientras hojeaba las páginas del libro. Les mostró la primera de todas. Lo que decía, escrito con una letra muy bella, les dejó impresionados:

Bueno Sasu, ahora que ya llevamos un año

follando creo conveniente que te regale este libro.

Espero que algún día goces de un asesinato tan espeluznante

como el que escribí.

Resérvame el placer de ser yo quien pueda mandarte al infierno.

Un beso de

                                   Deidara Iwa

-Bonita forma de dedicar algo...-murmuró con ironía Kisame- Es una nota de Deidara Iwa, vive en el 20220 de Kowayama-cho. Un bonito barrio también.   

-Sea como sea, tu y yo iremos a hacerle una visita a Deidara Iwa.

**//NOTAS FINALES//**: Bueno, aquí os dejo el primer capitulo de CRIME. Se que el titulo no es gran cosa, pero no se me ocurría nada más. Tal vez alguien reconozca el estilo de Instinto Básico, y no me extrañara, pues la idea la saqué del libro. Siento dejaros colgadas ahora, pero últimamente ni Sidney-san ni yo tenemos mucho tiempo; pero no os angustiéis XDXD, sacaré el tiempo de donde sea para continuar los fics.

Las parejas, más o menos serán: Saso/Dei, Kaku/Hidan, Pein/Konan (estos no saldrán mucho), Dei/varios (sip, Dei-chan nos salió ligón XP) y alguna otra que se me ocurra.

Pedidme parejas, para mi es todo un reto complacer a los fans. Pídemelo tu, si, tu, ¿vale?

Dejadme un review con vuestra opinión, acepto de todo menos reclamos por lo de Instinto Básico, eso ya lo aclaré.

Sin más dilación me despido.

Besos de vuestra Baby

DISCLAIMER: Bueno como ya sabéis Naruto no nos pertenece, es del señor Masashi Kishimoto, el amo en crear personajes kawais, pero que siempre se carga a los mejores.

Muchas gracias, como siempre, a la encantadora Sidney por escribir conmigo, corregir mis fics y muchos favores más que me hace. A Chigirosento por sus amables críticas, sus reviews que me animan a seguir y su apoyo. Muchas gracias, chicas, os quiero a las dos.

Voy a decir también que este fic está inspirado en Instinto Básico. En este capitulo Sasori y Kisa conocerán a Deidara y a su "novia". Su novia es mala y acabará muerta a la larga. Seguro que adivináis quien es, je je.

Se usa un fuerte lenguaje en este fic.

Y el asesino es.... ¡descubridlo leyendo!

CRIME

Chapeter 2. El señorito Deidara Iwa

El 20220 de Kowayama-cho era un bonito barrio, desde luego. Era un barrio de lujoso. Después de llegar hasta la casa del prestigioso escritor, Sasori y Kisame bajaron del coche. Miraron el Volvo plateado aparcado en el semiabierto garaje.

-Debimos suponerlo-dijo Kisame-El tío ese tenía un Volvo plateado, y este tiene otro.

Llamaron a la puerta y les abrió una mujer pelirrosa, con los ojos verdes, enorme frente y cuerpo desgarbado (N/a: lo siento, es lo más...agradable que he sido capaz de poner de ella, y ya es demasiado amable). Sasori y Kisame se quedaron mudos unos instantes. Les habían dicho que Deidara Iwa tenía aspecto afeminado, pero...¿que rayos tenían delante? La mujer iba vestida entera de negro, con una minifalda que enseñaba más que tapaba y un escote de vértigo. Su caro perfume se olía a tres metros de ella. Talvez pensara que con esa pinta se la veía más sexy o atractiva, pero lo cierto es que le daba aspecto de puta barata. No parecía el tipo de persona que una vieja estrella de rock desearía tener a su lado.

-Sentimos molestarla-empezó Kisame-Hemos venido para hacerle unas...

-¿Son del Vicio?- preguntó con frialdad. Si la pelirrosada estaba asustada, lo disimulaba muy bien. Había en ella un cierto aire de ilegalidad.

-Homicidios-la corrigió Sasori.

La pelirrosa asintió para si misma, estaba claro que esperaba que dijeran eso.

-¿Y que coño quieren?

-¿Cuando vió a Sasuke Uchiha por última vez?-comenzó al interrogatorio Kisame.

-¿La ha palmado?

-¿Como lo sabe?-intervino el pelirrojo. Sabía por la expresión de su compañero, que quien tenían delante no le caía nada bien.

- Si no lo estuviera no estarían aquí ¿o sí?

"Joder con el interrogatorio" pensó Sasori.

-¿Estuvo usted con él la pasada noche?

La pelirrosada meneó la cabeza.

- Me están confundiendo con Deidara.-afirmó.

-¿No es usted?

-Por supuesto que no. Yo soy Sakura Haruno. Su...amiga.

Aquello lo explicaba todo.

-¿Donde podemos encontrar al señorito Iwa, Haruno-san?

La pelirrosada permaneció en silencio.

-¿Va a decírnoslo o prefiere hacerlo por las malas?-dijo Sasori.

-Ha ido a la playa-musitó con fastidio-Mitoko Beach 13485.

Los dos policías se marcharon rumbo a esa dirección tras despedirse. Ahora si conocerían al verdadero Deidara Iwa. No tardaron en encontrar el número 13485 de Mitoko Beach. En la terraza de la casa estaba un chico rubio muy hermoso. Su largo cabello caía sobre su espalda y también sobre su cara sin ataduras, habiéndolo ver hermosamente frágil. El rubio examinó con la mirada primero a Kisame, en el cual solo posó su vista unos segundos, y después a Sasori. Miró largamente al pelirrojo y dió por saciada su sed de curiosidad. El único ojo a la vista de Deidara intranquilizó a Sasori. Era grande e inteligente, y había abarcado su rostro como un todo terreno arrollador, leyéndolo en un instante.

El rubio era muy hermoso, había que reconocerlo. Pero así como Sakura Haruno tenía aspecto de puta barata, Deidara parecía la viva imagen de un ángel. Sasori no pudo evitar sentirse fascinado. Debajo de aquella imagen de inocencia podía percibirse una humeante sensualidad, un fuego ardiendo.

-¿Deidara Iwa?-el rubio asintió.Sasori continuó-Soy...

-Ya sé quienes son, hum.-Cortó el rubio explosivo-¿Como fué su muerte?

-Murió asesinado.-musitó Kisame.

-Eso ya lo sé. Lo que quiero decir es con que le mataron.

 -Con un punzón de picar hielo.-le aclaró Sasori.

El rubio cerró su ojo un instante, imaginando la sangrienta muerte de Sasuke Uchiha, y después esbozó una extraña sonrisa, ligera y cruel, de satisfacción. Aquella

sonrisa, o talvez aquel rostro semioculto, pusieron a Kisame con el pelo de punta. Miró a su pelirrojo compañero e hizo una mueca con el rostro que significaba "está loco".

Ignorando la mueca de su azulado compañero, Sasori continuó sus preguntas:

-¿Cuanto hacía que salía con él?

-Yo no salía con el, hum. Yo follaba con el.

Se comportaba como un niño pequeño, diciendo palabras malsonantes para impresionar a los adultos. Pero Kisame no estaba impresionado, estaba cada vez más enfadado.

-¿Es usted un profesional?

El rubio posó al fin su vista en el azulado, apartando su mirada de Sasori. Tenía la misma fina sonrisa que tendría un ángel en sus sensuales labios.

-No, soy un...aficionado, hum.

-¿Desde cuando se acostaba con él?-interrumpió Sasori.

-Hará un año y medio...más o menos, hum.

-¿Estuvo con Uchiha anoche?

-Sí, hum.

-¿Se marchó del club con él?

-Sí, hum.

-¿Fue usted a casa de él?

-No, hum.

-Pero lo vió.-interrumpió Kisame.

-¿No acabo de decírselo, hum?

-¿Donde?¿Cuando?-A Kisame no le gustaba el rubio, definitivamente no le gustaba.

El rubio suspiró cansinamente, como si las preguntas de Kisame lo aburrieran intensamente.

-Tomamos una copa el el club. Nos largamos juntos. Yo vine aquí. El se fue a su casa. Fin de la historia, hum.

-¿Estuvo usted con alguien anoche?

-No, hum. Anoche no me apetecía.

Sasori pensó que para haber estado año y medio saliendo con él, a Deidara no parecía importarle mucho su muerte. Decidió hacerle una pregunta bastante personal.

-¿Lamenta usted su muerte, Iwa-san?

El rubio lo miró, recorriéndolo con su mirada azul, esta vez como si fuera una ola de la playa.

-Sí, hum. Me gustaba follar con el. Y no me llamen "Iwa-san", no me gusta. Llámenme Deidara como lo hace todo el mundo.

-Está bien Iw...Deidara-san. Ese Uchiha....-empezó de nuevo Kisame.

-No me apetece hablar más-cortó Deidara, dándose la vuelta y mostrando así su sensual espalda..

Era ciertamente muy difícil enfurecer a Kisame, pero el rubio y su actitud lo estaban consiguiendo.

-Deidara-san, podemos hacer esto en la comisaría si lo prefiere.-amenazó el azulado.

El rubio ni se inmutó por la amenaza.

-Léanme mis derechos y deténganme. Entonces iré a la comisaría.

No era un reto, era una afirmación. El rubio no pensaba moverse de ahí a menos que lo detuvieran.

-Señorito Deidara...-Sasori trataba de convencerlo a que siguiera el interrogatorio. No sabía porque, pero no quería llevarse detenido a aquel hermoso rubio.

-Deténganme, actúen según las leyes, o si no..

-¿O si no, que?-interrumpió Kisame, indignado-No hay ningún "sino", Deidara-san.

-Si no-continuó impasible el rubio-Lárguense de una puta vez.-se dió la vuelta y centro su azulina mirada en ellos-por favor-añadió quedamente.

Había muchos policías en la DPTT (Departamento de Policía de Tomnigawa-cho de Tokio) que pensaban que Akatsuna y Hoshigaki podían actuar de forma indebida en algún momento, excederse en ciertas situaciones y hacer lo menos adecuado. Pero ni siquiera Sasori y Kisame podrían haber justificado aquella detención en contra de Deidara Iwa. No tenían nada, absolutamente nada: ninguna prueba física, ni indiciaría, y ninguna causa probable. Deidara Iwa era tal misterio para ambos policías que no podían tener ni siquiera una corazonada acerca del rubio. Así que optaron por hacer lo que el rubio les sugería. Se "largaron de una puta vez".

Recorrieron los setenta kilómetros que separaban el 13485 de Mitoko Bech del Departamento de Policía de Tominigawa-cho de Tokio sin decir una sola palabra.

-Joder con el escritor -fue el único comentario de Kisame.