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La fábula del patético ninja jardinero. por XimeB

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Notas del fanfic:

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¡Hola!

Aquí de vuelta con otra historia de Kakashi e Iruka, aunque en esta no creo que pase nada no apto para menores, de nuevo tengo que advertir que los personajes mantienen una relación yaoi, o sea amor físico entre dos hombres, si no les parece no la lean y todos felices.

Además Naruto no me pertenece y no gano un cinco con esta historia.

Y ya por último esta historia se desarrolla en el mismo Universo de "Emociones en el verano de Konoha" y aunque hago algunos comentarios referentes a esa historia, esta puede leerse de manera individual, creo.

¡Que la disfruten!

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La  fábula del patético ninja jardinero.

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Capítulo I

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A veces es mejor simplemente decir no.

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Luego de unos pocos meses la relación entre Kakashi e Iruka parecía ir extraordinariamente bien.

Por el grado de entendimiento que compartían a ambos les parecía que los acontecimientos que habían desembocado en el idilio que vivían hubiesen sucedido hacía más tiempo que el real y aunque las cosas entre los dos se habían normalizado de manera que habían retomado su rutina anterior a su relación de pareja, habían hecho algunos cambios adaptándola para incluir al otro hombre en ella pero sin los extremos a los que habían llegado antes de la finalización del mes de la broma.

Ahora desayunaban juntos solo cuando de verdad alguno de los dos se quedaba en la noche en la vivienda del otro, habitualmente la de Iruka, la cocina de Kakashi no solía estar tan bien provista y al chunin a veces le daba la impresión de que luego de los malentendidos iniciales los ninken todavía lo controlaban un poco por lo que prefería no forzar demasiado su presencia en la casa del jounin, además de eso también cenaban juntos cuando el trabajo de ambos se los permitía y el resto de la aldea ya se había acostumbrado a que fueran pareja por lo que al haber pasado la novedad por fin los dejaban disfrutar de su relación en paz.

Igualmente, llegó el momento en que Kakashi de nuevo estuvo totalmente recuperado de las lesiones que habían hecho que la Hokage lo restringiera a misiones cortas y no muy exigentes y le asignaron otra vez una misión clase S que lo mantendría alejado de la aldea por cerca de un mes.

Iruka aunque sabía que por su naturaleza clasificada no debía hacer preguntas específicas acerca de esa misión también sabía que esta sería peligrosa, pero estaba al tanto de que por sus habilidades habría sido imposible para Tsunade el mantener alejado a Kakashi de ese tipo de misiones por mucho tiempo, por más que, sin ninguna esperanza de ver cumplido su deseo, él hubiese deseado que ese momento tardara mucho más tiempo en llegar.

Más o menos como una década.

Pero al igual que el jounin, él, antes que amante era un shinobi fiel a Konoha, por lo que aunque sentía temor por el bienestar de su novio trató de disimularlo y no demostrar su preocupación ante Kakashi o ningún otro individuo, pues la vida de las personas que se dedicaban a lo que ellos siempre estaban pendientes de un hilo, aún la suya propia así se quedara en la aldea.

 Ambos sabían que cada vez que se despedían de alguien amado podía ser la última vez que lo hicieran.

Los dos habían aprendido esa lección de la manera difícil.

Ahora que había que reconocer que eso ayudaba mucho a su vida sexual, pues hacía que cuando se acercaba una misión se entregaran cada vez como si no hubiera un mañana.

Cada mañana.

Y noche.

Ejem, bueno, cada vez que se podía durante los días anteriores a que partiera el que se fuera en caso de que la misión hubiese sido dada con algo de tiempo, cosa que no sucedía muy a menudo y dado que no hay trasero que aguante afortunadamente no es como si sucediera todos los días, de esa manera ambos habían tenido misiones cortas que los habían alejado de su amante.

Lo cual aprovechaban los dos para descansar cada cual por su lado.

A veces parecía menos agotador luchar contra ninjas renegados o andar todo el día corriendo detrás de mini ninjas hiperactivos que esas maratones de despedida.

O mejor dicho más que descansar retomaban fuerzas, pues al decir verdad no es como si alguno de los dos tuviera alguna queja al respecto.

Las cosas entre los dos eran mucho más que sexo, los días en que no había ninguna misión cerca y se sentían demasiado agotados como para hacer algo más podían estar conversando por horas, ya fuera de recuerdos lejanos que hubiesen sido significativos en sus vidas o de alguna cosa sin importancia que les hubiese hecho gracia durante el día o tan solo se podían quedar en silencio leyendo cada cual lo que más le gustara o en el caso de Iruka revisando tareas, sintiendo al mismo tiempo el agradable consuelo de la compañía del otro hombre.

Simplemente eran felices.

Pero volviendo a las circunstancias que nos llevaran a la moraleja de esta historia, Iruka acababa de llegar a su apartamento luego de su turno en la torre del Hokage cuando sintió el chacra de Kakashi acercándose.

El maestro estaba conciente de que el jounin debía de marcharse dentro de muy poco tiempo por lo que se dispuso a abrir la puerta para despedirse brevemente, esa vez no había tiempo para nada más, esa misión en particular era urgente y estaba enterado de que el copy-nin apenas había tenido la oportunidad de pasar rápidamente a recoger algunas cosas que necesitaría a su casa antes de marcharse casi de inmediato.

Aún así se habían prometido encontrar, siempre que fuera posible, aunque fuera un momento para un beso y un abrazo de buena suerte.

Cuando Iruka abrió la puerta se encontró con su novio que sonreía tras su máscara y que traía consigo una planta dentro de una pequeña maceta adornada con una etiqueta en la que se podían leer las palabras "Sr. Uki".

-¡Yo!

El maestro miró con curiosidad a su amante apartándose un poco para que pudiera pasar a su pequeña sala;

-¡Hola Kakashi!, um, que dicha que pudiste pasar para que nos despidiéramos, pero ¿porqué andas cargando esa planta?

Iruka nunca había sido un muy buen jardinero que digamos y no pudo identificar de que tipo de planta se trataba, lo único que sabía es que no era una medicinal de uso común ni una venenosa de las que se podía encontrar en los bosques cercanos y a los que todos los ninja de la aldea debían conocer para aprobar el grado de genin, por lo que se imaginó que sería alguna planta de tipo muy específico a los que solo un botánico o un ninja médico o un jounin especializado conocería o poseería, especialmente si pensaba llevarla con él a una misión.

Kakashi por su parte cuando el chunin hizo alusión al vegetal pareció hincharse de orgullo antes de responder;

-¡Notaste al Sr. Uki!, lo tengo desde hace tiempo y como me voy a ir a una misión muy larga necesito que alguien cuide de él por mí, habitualmente se lo pido a Gai o a Asuma, o a Ibiki si ninguno de ellos está.

El maestro pensó que hubiese sido imposible no notar la planta que su novio sostenía frente a él, pero cada vez estaba más acostumbrado a las excentricidades del jounin por lo que no dijo nada.

El copy-nin bajó la voz y se inclinó acercándose un poco a Iruka mientras apartaba un poco al Sr. Uki como para que este no oyera antes de proseguir;

-Aunque me da la impresión de que al Sr. Uki no le gusta quedarse con él, Ibiki a veces se estresa mucho en el trabajo y creo que puede que le haya gritado.

Kakashi de nuevo se irguió para retomar su volumen normal:

-Y pensé que esta vez talvez tú podrías cuidarlo, no necesita gran cosa, solo una ventana que mire al este, una onza de agua tres veces al día y tres granos de abono una vez cada diez días.

En ese momento el jounin agitó con una de sus manos una bolsa como de un kilo de algo que Iruka se imaginó sería el abono al que se refería.

Ahora que se sintió algo cohibido cuando escuchó su pedido, sus experiencias con plantas no habían sido muy halagadoras y habitualmente terminaban con el deceso de la planta a su cuidado, hasta el momento había matado un cactus que le había dejado Anko, un jardín entero de plantas medicinales de Shizune y durante su infancia su madre no le dejaba acercarse a menos de diez metros de sus rosas porque sabía lo que podía suceder.

Iruka era un shinobi muy responsable y se había sentido mortificado cuando tuvo que dar el pésame a sus amigas, aunque Shizune se hubiese mostrado muy comprensiva y Anko casi se hubiera ahogado de la risa.

Aparentemente por alguna razón que por su enojo Iruka no quiso conocer, ella había tratado de asesinar al cactus a propósito sin ningún éxito y fue solo después del episodio del jardín de Shizune que pensó en utilizar al chunin para ese fin.

Y lo peor de todo es que a él sí le gustaban las plantas.

Pero tal parecía que ellas lo odiaban.

Kakashi mientras tanto le seguía mirando expectante, sonriendo con orgullo y sosteniendo la pequeña vasija como si contuviera un tesoro.

No podía negarle un favor tan pequeño y que aparentemente significaba tanto para él.

¡Bah! Seguramente sus anteriores experiencias con plantas no habían sido nada más que mala suerte que posiblemente ya no se repetiría.

-¡Claro Kakashi! Me encantaría cuidarlo.

Después de todo un mes pasaba muy rápido y la planta se veía muy saludable, nada malo le iba a pasar, ¿cierto?

¿Cierto?

El chunin a estas alturas ya debería haber aprendido que no debía contar con su suerte.

Al menos no con la buena suerte.

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Notas finales:

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Y ese es el primer capítulo de esta historia, el segundo aún no lo he escrito y por lo tanto cualquier idea es bienvenida, ya sé mas o menos como se va a desarrollar la historia pero nunca cae mal una ayudadita.

Y si no por lo menos déjenme saber que opinan hasta ahora, me encanta saber de ustedes.

Besitos, XimeB.


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