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"Earth Hour" La hora del planeta por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto,  y mi única función en esta vida es entretenerlas con ellos. 

 

RECUERDEN QUE HOY ES LA HORA DEL PLANETA, POR FAVOR APAGUEN SUS LUCES. 

Notas del capitulo:

hola, bueno primero que nada quiero pedirles una sincera disculpa a todos ustedes que leyeron el anterior fic llamado "La hora por el planeta", que también realicé para promover la campaña en la que creo. Sé que rompió un poco -totalmente- con lo que escribo y que básicamente fue en contra de todos mis principios como escritora... pero por eso aquí traigo la versión SasuGaa, que es más sencilla por el tiempo pero que hice con tood mi corazón.

Aquí les dejo los links al video de la campaña y a la página oficial.

http://www.youtube.com/watch?v=QTsohxsVsKs&eurl=http://www.wwfca.org/ 

 http://www.earthhour.org/home/

Espero que lo disfruten y en lo personal amaría que formaran parte de esto.

 

Escuchó el molesto timbre de “Mensaje recibido” en su ordenador tan pronto tecleó su clave de acceso en su correo electrónico. Omitió, como otras tantas veces, las hojas llenas de remitentes coloreados en amarillo pálido que indicaban los correos que no había abierto por una evidente falta de interés.  

Recorrió con la mirada la página buscando casi con desesperación el nombre del único remitente que necesitaba en ese momento, y que para ser exactos más le importaba.  No encontró nada, todo se reducía a mensajes de su hermana saludándolo para reclamarle la falta de contacto que tenían o cadenas bobas e invitaciones para unirse a páginas extrañas por parte de sus compañeros de la universidad o trabajo.

Bufó mientras seleccionaba el pequeño botón rojo en el extremo derecho de la página y la cerraba con apatía y decepción. Aparentemente ese día tampoco tendría su dosis casi vital, que prefería no mencionar en voz alta, de Sasuke. Desde que el moreno se había ido a estudiar un semestre de la maestría en negocios internacionales en el extranjero, Australia para ser más específicos, se habían escrito cada pocos días comentando entre líneas de rutina la añoranza por volver a reunirse que los embargaba; sin embargo iba más de semana y media que no recibía señales de vida de su novio y la sensación incómoda que le causaba no menguaba. Tenía una extraña sensación de suspenso clavada en el pecho.

Se levantó del escritorio para tomar uno de sus libros de la cama y comenzar a hacer su tarea. Era la mejor manera que se le ocurría para despejar un poco su cabeza de la misteriosa desaparición cibernética de su novio. Aparentemente dicho método no funcionó; lo único que había logrado era que entre fórmula y fórmula del enorme libro de ingeniería química, se pusiera a divagar acerca del paradero o la situación del Uchiha menor. Poco a poco fueron apareciendo diversas opciones que parecían ligeramente menos creíbles que las anteriores:

Quizá se encontraba tan limitado de tiempo que le había sido imposible sentarse a intentar redactar un pequeño mail para informar de su situación; ese mero acto por lo menos en el caso del pelirrojo tomaba demasiadas horas y tenía por resultado un escrito que podía ser tachado de mediocre y rebuscado. Lo más probable sería que el azabache se encontrara con el mismo dilema cada vez que intentaba plasmar sus ideas. Era casi patético el esfuerzo que el de ojos claros ponía para creer eso, incluso dándole causas triviales pero innegables a su torpeza para el lenguaje. Ni Sasuke ni él eran de muchas palabras y jamás, en los casi dos años que llevaban como pareja, habían tenido la necesidad de charlar sobre su día o sus problemas en la escuela o cualquier otra trivialidad.  Tenían, para orgullo de ambos e incomprensión de los demás, una clara división entre “nuestros” y “míos”; donde evidentemente “míos” era la categoría que contaba con más datos.

Miró de nuevo la pantalla de la computadora, disponiéndose a hacer una pequeña investigación sobre la cantidad de agentes contaminantes y catalizadores para el calentamiento global había en una planta petrolera, y tecleó la página del buscador. Una vez ahí “googleó” las palabras Calentamiento global y le oprimió el botón.

Más de 100, 000, 000 resultados aparecieron de golpe, de los cuales la mayoría le resultaban totalmente inútiles para la realización de su trabajo. Fue oprimiendo el botón “siguiente” sin mucho resultado. Lo único que había ahí eran campañas contra el calentamiento global o historias a su parecer amarillistas e irreales acerca de la muerte de flora y fauna alrededor del mundo. Cambió de palabras clave, reprochándose no haberlo hecho en un comienzo y reinició la búsqueda. 

La conciencia social no se encontraba particularmente desarrollada en Sabaku no Gaara; quien desconocía prácticamente cada causa tanto ecológica como de alguna otra índole.  Era de la creencia que “cada quien debía rascarse con sus propias uñas” y no estar quitando tiempo y dinero a las demás personas que tenían cosas que hacer; una posición bastante radical y egoísta incluso según su novio, aunque claro está, cuando uno se cría bajo el concepto de ser una familia de uno y tener que sobrevivir por sus propios méritos era normal. Su padre había muerto a causa del alcoholismo y sus hermanos no tenían medios para salir adelante. Si él había logrado asistir a la universidad era por el excelente promedio que llevaba y por el empeño casi obsesivo que ponía en cada una de las -pocas- cosas que le interesaban.

Cambió las palabras de la búsqueda varias veces, sin obtener resultados concretos y harto de ver tantos títulos de cosas inútiles. Además, seguía pensando a ratos en alguna excusa auto- inventada para dar descanso a su activa y pesimista imaginación; primero en algún accidente de magnitudes garrafales y después disminuyendo su miedo hasta llegar al típico “se fue con otro”. Nada parecía satisfacerlo en cuanto a explicaciones y boberías dentro de sus divagaciones. Harto de todo y dándose cuenta que eran casi las dos de la mañana, volvió a abrir su correo electrónico, guiado por el mero morbo y ansias casi inaguantables de encontrarse con ese “pedacito” de la vida del único hombre a quien amaba en el mundo.

Evadió la mirada del botón que parpadeaba e informaba de la cantidad casi grosera de mensajes que no había leído ni leería, pero por los que tampoco se tomaría siquiera el tiempo de seleccionar y eliminar. Se encontró con el nombre del remitente que ansiaba leer y lo abrió ipso facto.

Recorrió con la mirada el mensaje sin leerlo con cuidado en primera instancia. Parecía un mail como cualquier otro, sin nada relevante o que cambiaría su vida de manera casi inmediata y radical. Comenzó a leerlo con más formalidad para enterarse de una vida que se le antojaba tan ajena como propia. Lo primero que había era una disculpa bastante parca y un motivo por el cual no había podido mandar noticias suyas. Aparentemente en Sídney había un par de semanas de vacaciones y no había localizado ningún café internet.

Gaara bufó, considerando la excusa boba. Seguro que se le había olvidado o que el tiempo se le había venido encima por estar haciendo otras cosas.  Siguió leyendo lo que parecía un telegrama, de tan seco que estaba, que narraba su vida en la maestría y los deseos que tenía por volver a Japón para volver a verlo y retomar su vida juntos. Nada relevante o que no hubiese escuchado con anterioridad- casi cada dos días releía y frases similares, que a su vez reescribía y mandaba a su remitente- aunque no por eso dejaba de conmoverse en su muy particular y apático estilo. De pronto se encontró con un link al final del mail, resaltado en azul y con un paréntesis que decía “(léelo, sé que te va a parecer interesante)”

Dio doble click sobre las letras subrayadas en azul y esperó a que cargara un video que esperaba fuera algo de gore o por lo menos violento. Resultó no ser nada de eso.

“La hora del planeta” o “Earth Hour” era el nombre que recibía el video que hablaba de esas basuras ambientalistas que le resultaban irrelevantes hasta el punto del hartazgo, sin embargo se quedó mirando, poniendo a prueba el interés que podía desarrollar según el moreno.  Primero, a su parecer no parecía nada importante o siquiera merecedor de malgastar esos tres minutos de su valioso tiempo; pero si su novio, a quien reconocía como un “anti-abraza árboles” acérrimo, le había mandado eso era de esperarse que fuera de calidad. Conforme  pasaba el tiempo, más interesado se descubría en la situación. Una campaña que consistiera únicamente en apagar la luz durante una hora y que había logrado en poco tiempo reunir a tantas personas, era verdaderamente apabullante y hasta cierto grado inspirador.  

Lo que  más impactó fue la frase con la que abría “Soy sólo una persona…”.Le había movido algo. Se sentía un completo tonto pese a estar en la soledad de su habitación. Había dado “repetir” varias veces en el menú del video y no podía dejar de pensar en la única y boba frase del principio, que aterradoramente le causaba una especie de sensación de similitud con él mismo.

Nunca había hecho nada más que preguntarse por sí mismo y sus intereses porque había crecido con la imagen de ser “sólo una persona”. Siempre había estado solo y se había tenido que valer por sí mismo; justo como todas las demás personas que tenían la desgracia de tener a un mal padre. No comprendía cómo era que una persona pudiera ayudar tanto al mundo uniéndose con otras dos o tres personas. Era asombroso que sólo dos años atrás el movimiento hubiera comenzado en una ciudad no muy grande, por la iniciativa de un pequeño grupo.

Eso era lo que le había llamado más la atención, no el video en esencia. Sintió por tan solo un momento la necesidad de unirse y de sentirse “uno más” dentro de esa extraña red de solidaridad global con el medio ambiente. Eso sería algo digno de verse. Finalmente, a eso de la cuarta repetición comenzó a fijarse en más elementos simples en el video. Tampoco se había dado cuenta que el mundo realmente era dañado por toda clase de desechos y emisiones que resultaban toxicas para la vida silvestre.

Todavía con el video en la pantalla, comenzó a escribir parte de la tarea que debía entregar. Le sorprendía lo oportuno que había resultado el correo de su pareja, no únicamente para concientizarse de algunas verdades intrínsecas que acompañaban al planeta en que habitaba, sino para tener un trabajo no mediocre que entregar e su materia de “responsabilidad social y ecológica”.

Se quedó pensando durante mucho tiempo en las plantas de petróleo y en cómo el campo laboral que había elegido podía disminuir las emisiones tóxicas que despedía. No conocía la respuesta, pero algo dentro de él se había encendido gracias a ese bobo e interesante video que le había sido enviado.

Volvió a abrir el buscador y escribió rápidamente “Earth Hour”. Salió un desplegado de páginas y oprimió el primer resultado, que presumiblemente se trataba de la página oficial del movimiento. Ahí se dio cuenta de más cosas y logró profundizar en los datos de su interés, como la historia o qué beneficios se planeaban tener a largo plazo y de qué manera se podía contribuir con apagar la luz al medio ambiente. Era verdaderamente interesante si se comprendía un poco más el motivo para la realización de ese programa.

Abrió la pestaña de su correo electrónico y escribió un mensaje nuevo, más con afán de mofa y solidaridad que por tener algo real que decirle.

<< ¿Qué? ¿Te volviste un activista loco? Tenías razón, me pareció interesante y me uniré al dichoso movimiento, pero me llama la atención que tú me hayas mandado algo así (lo esperaba de tu hermano pero no del señor empresario exitoso)… Comienzo a dudar que no me hayas contestado el mail por estar rescatando canguros y koalas en las praderas de Australia. Abraza-árboles de mirada penetrante>>

Dio click en enviar y apagó la máquina. Sabía que si Sasuke leía el mensaje antes del sábado entendería la referencia a Itachi, que se encontraba inmerso en un movimiento de alimentar elefantes en Kenya desde hacía unos años, y le parecería graciosa por lo insolente. El Uchiha menor sentía que su hermano estaba loco por querer salvar al mundo de formas tan poco prácticas, y ése precisamente era el tema de discusión más frecuente entre ambos morenos, pero no podía dejar de pensar en un Sasuke vestido con ropa biodegradable y protegiendo a los mosquitos con toda su alma en algún lugar remoto del planeta.

Se fue a la cama, pensando que al día siguiente sería sábado y en que cada vez faltaba más poco para volver a estar con el hombre que adoraba tanto como para haber cambiado su pose indiferente y desinteresada por el ecologismo y el cuidado del planeta para unirse a esa causa “nueva” que no solamente ofrecía ayudar al mundo, sino le daba a toda persona la oportunidad de integrarse de forma voluntaria para eliminar prejuicios y demostrar que, como muchas personas solían decir “juntos harían la diferencia”.

Sacó su móvil y anotó a modo de recordatorio <>

Notas finales:

Eso fue todo. Yo sé que fue algo sencillo pero espero les haya agradado. Recuerden, la campaña es el día de hoy y consiste en apagar las luces de 8:30 a 9:30 de la noche (de cada huso horario que tengan). Recuerden que la playa está hecha de diminutos granos de arena y que si todos nos unimos podremos hacer un gran cambio.

De igual manera se agradecen sus reviews xDDD

Kissus

c.


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