Corría acelerado con su corazón agitado, entre lluvia y lodo, sus patas de lobo corrían a más no poder. No permitiría que el mal tiempo arruinara su oportunidad de ver a sus hijos nacer, realmente si se lo perdía ¿Qué tipo de padre seria?
Su pelaje de un color naranja (aclaración: Los colores que les parezcan extraños como en este caso es solo un distintivo del personaje) estaba húmedo y erizado, sus patas de un naranja mas suaves entre el lodo y la aceleración luchaban contra el cansancio, su cola peluda daba el impulso necesario para seguir adelante, sus ojos grises anillados se mantenían fijos al camino, sus orejas en punta escuchando cualquier sonido anormal y su nariz olfateando el fino olor de su amada.
-"Konan, espera un poco, ¡casi llego! No te dejare sola"- pensaba aquel lobo majestuoso.
Por fin, después de un rato, al fin, la cueva, su hogar estaban enfrente de el. Entro sacudiendo su pelaje y ahí, justo enfrente de el, su lobita azulada, sus pelaje azul, sus patas de un tono mas suave, su cola peluda, sus bellos ojos azules, Konan estaba frente a el, dando leche a sus pequeños cachorritos.
Konan veía con ternura a sus hijos, asegurándose de que para quien tomara aquel sagrado liquido de su ser. La presencia de Pein la hizo sentir mas cómoda, pero Pein traía una mirada triste y desconsolada, Konan entendió.
-Lo siento- Pein se acerco con vergüenza hacia su compañera, esperando un reclamo o algo peor.
-...Ven aquí, no me importa si tardaste, lo que importa es que...- le dio una lamida a Pein- ... te amo.
Pein sorprendido y se acostó a lado de su compañera, mirando curioso a sus cachorritos, ¡ninguno nació como el ni como Konan! Que ironía, pero igualmente los quería.
Un cachorrito (aclaración: los cachorros al nacer no abren sus ojos) empezó a tratar de hacerse espacio entre sus hermanitos, no podía y tenía hambre, Pein miro enternecido a su niño, quien finalmente logro su cometido.
-Sabes Pein, nacieron muchos- risita- serán muy activos de grandes ¿no crees?-
-Si, definitivamente- finalmente los dos quedaron dormidos, uno cerca del otro, acurrucados y soñando con su pareja.
Pero alguien los miraba desde afuera, mojado y viendo aquella escena sonriendo con malicia.
-Muy pronto Pein- el extraño desapareció.
Pein en sus sueños que ahora parecían una pesadilla, se revolcaba sudando, no sabia porque pero algo le decía que las cosas estaban mal. Se despertó agitado, viendo que aun era de noche y que Konan y sus hijitos dormían, volvió a acostarse preocupado, oyendo la lluvia caer, en poco rato sus ojos cedieron ante el sueño y callo profundamente dormido.
Aun dormido, sus preocupaciones seguían ahí, acompañándolo en su mente, esperando el momento en que se descuidara para por fin mostrarle algo más tétrico que lo anterior.
Pein de golpe despertó de nuevo, esta vez en la madrugada, con el sol apenas saliendo ante sus ojos grises, no tenia sentido volver a dormir, de todos modos un "algo" se lo impediria, un "algo" nada bueno....
CONTINUARA....
"Quien quiere lo logra quien no lo intenta ni a la brisa llega"