El concierto ya había terminado y ahora llegaba la hora de preparar todo para partir hacia el próximo concierto que sería en dos días, en Nagoya.
“Ok. De acuerdo…no es la primera vez que estoy aquí espiando a Kaya mientras se viste…deberías escarmentar Hora! Ya te ha descubierto unas cuantas veces…” ; pensaba Hora mientras que con la respiración agitadísima pero silenciosa espiaba desde el pequeño armario a su compañero de banda por milésima vez desde que el tour había comenzado.
En silencio observaba cada centímetro de esa pálida piel, como deseaba rozar esa espalda con la yema de sus dedos hasta hacer que se estremeciera, como deseaba ese cuello, esos carnosos labios...ahora el vocalista estaba solo en ropa interior y eso lo volvía loco.
Kaya caminó hacia el espejo y se acomodó un poco el cabello y el maquillaje, era imposible el soportar ver semejante belleza y no correr a atraparlo entre los brazos.
En la oscuridad del armario una mano descendió desde el ombligo…
Ahora Kaya ensayaba caras y poses seguramente para la próxima sesión de fotos pero de pronto…un pequeño ruidito salió de alguna parte sobresaltándolo.
El vocalista tomó unos pantalones y se los puso, comenzó a caminar alrededor de la habitación buscando de donde podría haber salido ese ruido, Hora creyó que iba a morir de los nervios. Kaya observó su teléfono celular a un lado de una mesa, estaba apagado así que ese no había sido el ruido que había escuchado, además…sonaba diferente a algún aparato de esos.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar como la última vez su compañero de banda lo espiaba desde debajo de su cama en el hotel cuando había salido de la ducha. Tomó el teléfono y lo encendió, buscó el número de Hora y lo marcó en modo de llamada.
Una música un tanto electrónica comenzó a sonar a todo volumen, Kaya corrió hacia el armario y abrió las puertas de par en par, ahí estaba Hora intentando callar el maldito aparato que lo había delatado.
-¿Con que espiándome de nuevo? – preguntó con tono de enfado, una de sus cejas arqueadas y ambas manos a cada lado de las caderas.
-e…ahahaha…vaya…- titubeó Hora avergonzado – es que yo…yo………..yo…..- una vez más lo habían descubierto, “- si no actúas ahora no va a poder ser nunca-“fue lo último que pensó antes de abalanzarse sobre su compañero.
-ah! Quítate! Alguien podría entrar! – exclamó Kaya mientras su compañero no dejaba de besarle todo lugar que podía – Hora! Ho…!- fue silenciado con un apasionado beso al cual no se resistió. Hacía tiempo que lo deseaba y ahora que estaba sucediendo no iba a dejar pasar la oportunidad.
Hora no podía detenerse, era imposible detenerse al escuchar esos suspiros, el sabor de esos labios era único, esa piel tan cálida y sedosa. Tomó a Kaya por la cintura haciendo que caminara hacia atrás, guiándolo hacia la mesa donde antes estaba el teléfono celular e hizo que se sentara en ella. Se acomodó entre sus piernas haciendo que ambas partes se rozaran suavemente y le besó el cuello dejándole varias marcas de propiedad. Kaya se había aferrado a él y parecía no querer soltarlo.
-Kaya
-¿Qué?
-Quiero…quiero hacerte mío
Como respuesta Kaya lo besó apasionadamente, desabotonando sus propios pantalones y luego los de su compañero - a eso ya lo sabía desde hace mucho tiempo- le dijo lamiendo sus labios en forma provocativa, haciendo que la mente de Hora dejara de funcionar durante algunos segundos.
-¿Qué sucede…?¿acaso te has arrepentido?- preguntó desafiante al ver que su compañero se había quedado como un tonto mirándolo.
-Nunca me arrepentiría, a eso tenlo por seguro…y el que va a arrepentirse ahora serás tú- lo besó de forma salvaje mientras que con ambas manos le quitaba de una vez el pantalón y la ropa interior, acomodó las piernas de Kaya alrededor de su cintura, atrayendo la entrada hacia su zona sensible mientras que le besaba y mordía el lóbulo de la oreja arrancando gemidos y más gemidos. Como pudo, Kaya coló una de sus manos por entre sus piernas, dirigiéndola al pantalón de Hora…en ese momento alguien toca la puerta.
-escóndete allí! – susurró Kaya señalando el armario mientras que se vestía rápidamente, se acomodó el cabello y, agitado fue a abrir la puerta.
Una amable asistente le avisó que ya casi estaba todo listo para partir, así que pronto tendrían que abandonar cada uno su espacio para guardar y trasladar el vestuario también y que por favor le dijera eso mismo a su compañero de banda al que no habían podido encontrar por ninguna parte. Kaya se despidió amablemente antes de cerrar la puerta. Instantáneamente Hora salió de su escondite.
-uff…por poco…- pensó en voz alta acercándose a su compañero, lo tomó por la cintura para poder besarlo pero este último lo detuvo posando uno de sus dedos en los labios de Hora.
- ya escuchaste a la asistente, casi es hora de irnos! Así que yo ya me voy para la camioneta…- se soltó de aquellos brazos y caminó hasta la puerta en silencio, la abrió y volteó una última vez antes de comenzar a caminar de nuevo – y hoy a las diez en la habitación 223- dijo guiñándole un ojo y cerró la puerta dejando a Hora solo en aquel cuarto.