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Confesiones de un Bar (versión primer aniversario) por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer:Los personajes de naruto son propiedad intelectual de Masashi Kishimoto. Yo simplemente los utilizo (desde hace un año) para fines de entretenimiento y sin afán de lucro.

 

Notas del capitulo:

Hola a todos. Como creo que dije en el resumen esta es la versión remake del primer fic que hice (y creo que el que menos se conoce xDDD). Para mí, esta pequeña historia representa mucho, aunque revisando el original me di cuenta que era bastante torpe para la narración y mis errores eran garrafales. Gracias a esta historia comencé a escribir y bueno, lo demás creo que todo lo saben.

Espero que les guste...

Con todo mi amor,

c

 

 

Se encontraba inquieto; revolviéndose en su cama mientras miraba el techo blanco de su habitación y analizando aquello que a últimas fechas sentía por un pelirrojo. Había soñado repetidas veces con sus penetrantes ojos y, para ser sincero consigo mismo sentía cómo su corazón daba un vuelco al verlo pasar. Eso era un sentimiento completamente nuevo para él; Sasuke Uchiha no estaba acostumbrado a sentir eso por nadie. Según decía, eso sólo lo distraería de su necesidad de venganza pero...

Sacudió un poco la cabeza buscando ordenar sus pensamientos y se pasó las yemas de los dedos entre el cabello para quitarlo de su frente. Tenía una incómoda pero persistente sensación de querer compartir un poco de su vida con ese chico. Quería creer que detrás de esa mirada aguamarina, tan dura e indiferente, se podría ver reflejado. Esperaba poder ser reconocido en esos ojos más que en los de cualquier persona.

Se sintió ligeramente estúpido y descolocado antes de volver a fijar la vista en el techo, esperando quedarse dormido de nuevo y que,  para variar no involucraran al menor de los Sabaku. Fue en vano. Lo único que lograba pensar mientras volvía a caer en los brazos de Morfeo era en la forma en que podría conquistar a ese hombre y en todas las cualidades y atributos que poseía y le atraían. Suspiró profundamente antes de cerrar por completo los ojos y dejarse llevar a un sueño, tener esos deseos por Gaara no era algo propio de él.

 

 

 

Se había detenido para descansar un poco después del entrenamiento bajo la sombra un frondoso árbol al final del jardín. Quería desprenderse un poco del pensamiento más frustrante que había tenido en los últimos días, jamás había reparado en que el pelirrojo nunca lo miraba. Era un terrible golpe para el orgullo del Uchiha y, sobre todo representaba el desesperante encuentro con su realidad. Gaara no lo notaba nunca, tal y como si fuera invisible. Bebió un sorbo de su botella de agua mientras recapacitaba en eso y sintió una fuerte punzada en el pecho, evento al cual no estaba acostumbrado para nada. Se reprendió por dar semejantes muestras de debilidad, tan poco propias de un ninja... y mucho menos de un Uchiha, pero de nada servía puesto que seguía dando vueltas al mismo tema. Le resultaba irónico hasta el punto de lo hilarante que se interesara por un hombre y deseara ser notado por él mientras que tenía a una cantidad considerable de chicas y chicos que se desvivían por agradarle.

Hundió su cabeza entre las rodillas, dudando si levantarse para continuar con el entrenamiento o suspenderlo hasta más entrada la tarde; el sol de verano era sofocante y ardía con tan sólo tocar un poco de piel. Prefirió seguir sentado pensando unos momentos, era lo más adecuado para poder dedicarse por completo a su entrenamiento después. No podía distraerse en sus ideas cuando debía prestar atención a todo lo que ocurría cerca de él. Se entregó así a sus cavilaciones acerca del inalcanzable pelirrojo.

 

 

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Gaara se encontraba confundido mientras miraba la ventana de su austera habitación. Estaba en la aldea de Konoha hacía aproximadamente medio año por indicaciones de los "kages" de las dos aldeas. Había sido orden del Kazekage ir a entrenar y a estudiar en la aldea del País del Fuego para poder rendir el examen jounin y, junto a sus hermanos se preparaba día con día en la academia para poder ascender de rango. O por lo menos esa había sido la idea inicial; algo había salido terriblemente mal en ese momento y a nivel meramente personal en la vida del de ojos claros. Había una cierta atracción extraña que ejercía el heredero de los Uchiha sobre él. No tenía la menor idea de qué se trataba, ya que era un sentimiento que nunca antes había experimentado y lo descolocaba. Intentaba definir la rara sensación de su estómago cada vez que sentía que los ojos negros y profundos del azabache se clavaban en su espalda  o en sus  orbes... Era algo que jamás había experimentado, pero que no le resultaba desagradable. Era casi como identificarse con él sin haber hablado nunca; posiblemente lo más desconcertante de la situación, como si ya no fuese únicamente de sí mismo. Era la impresión de compartir su existencia con él lo que más le intrigaba.

En las pocas semanas en las que había desarrollado esa sensación, había comenzado a esquivar y a ignorar al moreno a extremos casi imposibles.  Si se le acercaba en los pasillos o en la calle, cambiaba su rumbo. Esa reacción se debía principalmente a la confusión y crisis interior a la que no estaba acostumbrado y a que; aunque fuese algo que no se admitiría ni a sí mismo, había tenido algunos sueños con el menor del clan Uchiha que derivaban invariablemente en una fantasía erótica. Le avergonzaba sobre todas las cosas, el hecho de saberse pensando en ese soberbio y distante hombre que, no se interesaría en él a menos que tuviera información acerca del paradero de quien había asesinado a su clan, Itachi Uchiha.

Se encontraba en una encrucijada; quería encontrarse y hablar con Sasuke, aunque al mismo tiempo deseaba rehuirle e intentar olvidar la atracción irracional que sentía por él. Ya no sabía qué sería lo mejor.

 

 

--

 

 

El examen se avecinaba; faltaban apenas un par de semanas para que toda la faramalla diera inicio y se podía ver ya a los cabecillas de los clanes ninja ingresar a la aldea. Los alumnos que, a pesar de haberse estado preparando por largo tiempo para el evento, se encontraban nerviosos y cuyas manos temblaban llenaban los pasillos de la escuela y; con el pretexto de desprenderse un poco de la presión se había organizado una fiesta.

Los volantes e invitaciones podían apreciarse por el suelo y los pasillos; haciendo casi imposible no notarlos. Muchos murmuraban e indagaban acerca de las maravillas que ocurrirían ese viernes, aunque a otros no les interesaba en lo más mínimo. Por supuesto, el azabache era parte del segundo grupo.

-Sasuke ¿quieres ir conmigo el viernes a Chakra's?- escuchó a Sakura detrás de él. Volteó molesto; era la millonésima vez que le preguntaba y, su respuesta no había cambiado ni cambiaría; quizá sólo sería diferente la educación con la que se expresaría.

-No, ese día justamente tengo que engraparme las manos contra la pared- dijo hosco, esperando a que la de cabello rosa comprendiera la nada sutil negativa. La observó fijamente durante unos momentos, antes de que la expresión alegre en su cara cambiara por una ofendida.

-Eres un... ¡Arg!- no encontró las palabras para expresarse y, sintiendo como los colores de su cara iban aumentando sus matices, optó por retirarse del lugar molesta. El Uchiha simplemente soltó una sonrisa soberbia antes de retomar su rumbo.

 

 

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-No quiero ir...- estaba perdiendo la voz de tantas veces que había repetido esa frase. Aparentemente Temari no aceptaría más negativas por su parte y había perdido el miedo a esas amenazas de muerte que solía lanzarle cada vez que se molestaba.

-Vamos Gaara, te vas a divertir. Casi nunca sales y sería bueno que socializaras un poco- la rubia no paraba de dar ese argumento-...

 El menor rodó los ojos; no le parecía un buen argumento en absoluto el que le daba, pero por más que lo rebatía, su hermana mayor encontraba la manera de volver al punto.

-No me voy a divertir. No tiene caso salir con esas personas; ninguno tiene una existencia que yo pueda reconocer. No merecen siquiera estar vivos- su voz aterciopelada causó un escalofrío en su hermana, efecto deseado en ese momento. Reconoció una mentira en sus palabras, pero había escuchado decir al moreno algunas veces que no acudiría a la fiesta. Solamente reconocía esa existencia y, evidentemente, el Uchiha no pondría un pie ahí.

-Me angustias cuando hablas así, aunque sé qué es lo que te orilla a decirlo- confesó Temari, acercándose un poco a él. El pelirrojo rehuyó el contacto que intentaba establecer su hermana y cambió rápidamente el tema.

-Déjalo ya... me jode.

La mayor suspiró y bajó los brazos- Está bien, pero prométeme que irás.- utilizó una voz que Gaara reconoció como la que hacía cada vez que le pedía algo a su novio. Bufó un poco; no valdría la pena seguir discutiendo al respecto del tema.

-Sí, está bien... Iré sólo unos momentos- pensó que no tendría que estar ahí por más de cinco minutos, tiempo necesario para que Shikamaru se la llevara. Saldría en un par de fotografías para que quedara constancia y listo. Fijó sus ojos en una bolsa que su hermana tenía en las manos- ¿Qué es eso?

-Ohhh- sonrió mientras sacaba ropa-... son tan solo unas prendas que compré para utilizar el viernes. No tenía nada que ponerme así que...

-Quieres impresionar a Shikamaru- afirmó el pelirrojo con el típico aire de indiferencia que tenía, levantando el espacio destinado a su ceja. Sabía que Temari siempre hacía lo mismo cuando quería llamar la atención de algún chico; y eso le parecía increíblemente patético-... Él no se dejará asombrar si vas vestida así.

La mayor sintió su orgullo ligeramente herido y contestó rápidamente- ¿Qué no puedo hacer nada para verme bien y que no tenga nada que ver con mi novio?

-...- el menor se quedó en silencio, esperando que su hermana supiera interpretarlo. Temari frunció el ceño y se dio la vuelta para salir de la habitación. Finalmente, había cumplido su propósito y logrado que Gaara asistiera.

 

 

 

 

El día de la fiesta llegó antes de lo que se hubieran imaginado. Desde la mañana, todos los estudiantes e incluso los ninjas instructores hablaban de eso, causando un poco de hartazgo en las pocas personas que no se llenaban de alegría por pasar una noche fuera, rodeado de las personas con quienes compartían sus mañanas.  El más joven del clan Uchiha era parte de ese reducido y marginado grupo, encontrando totalmente inútil y desagradable pasar el rato con chicas de voces chillonas y chicos que se sentían poseedores de las técnicas de seducción que habría utilizado el mismísimo Eros*.

Caminaba por los jardines de la academia, intentando menguar un poco el cuchicheo emocionado de todas las personas que lo rodeaban. No comprendía cómo podían interesarse en cosas tan banales cuando había situaciones mucho más urgentes que requerían su atención... Además, sabía que Gaara no asistiría a ese bar. El chico era demasiado retraído como para acudir.

 Suspiró cansadamente; en apariencia tendría que soportar los comentarios del evento durante largo rato. Escuchó una conversación bastante animada entre una chica de voz potente con un muchacho que, en opinión de ella no prestaba la suficiente atención a lo que tenía que decir. Intentó seguir de largo, ocupándose de sus propios asuntos cuando el nombre de Gaara resonó en sus oídos. Volteó con discreción, sólo para notar que la pareja que charlaba estaba constituida por la mayor de los ninjas de la arena y el apático de Shikamaru Nara. Aguzó sus sentidos, quería entender todo de lo referente al de ojos claros.

-Sí, sé que parece imposible pero me dio su palabra de que iría.- Temari se escuchaba emocionada mientras compartía su logro con el castaño.

-Creo que exageras. Seguramente lo dijo para que te callaras, las mujeres son demasiado problemáticas...- rezongó el Nara, evidenciando su típica muletilla.

-Pues, aunque haya sido así ahora está obligado a ir. Es la primera vez que Gaara accede a ir a una fiesta así. Me pregunto si alguien le habrá hecho cambiar de opinión al respecto- más que pensativa, el morbo corrompía e impregnaba cada una de las palabras de Temari.

Sasuke no lo soportó; cerró los puños y se marchó pesadamente. Tendría que asistir al evento ése para asegurarse de que Gaara no estuviese con nadie más.

 

 

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Estaba parado junto con sus hermanos en la entrada de "Chakra's" esperando que le dieran acceso. El lugar estaba abarrotado de ninjas de todas las aldeas. No sólo los estudiantes habían decidido montar ahí la reunión, sino que los recién llegados para rendir el examen también se hallaban en el sitio. Sentía asco tan solo de pensar en el calor humano que existiría con todos bailando o sin poder sentir el aire de la fresca noche de verano. Bufó molesto.

-¿Qué ocurre Gaara? ¿No te emociona?- preguntó su hermano mayor, al cual el aludido solamente miró con odio. Consideró contestarle sarcásticamente pero lo más probable era que su hermano no entendiese su mordacidad.

Finalmente, después de estar unos minutos esperando, el cadenero les dejó entrar. El ruido invadió sus oídos hasta el punto de dejarlo como en una película muda. Escuchaba un ruido de fondo, y veía a todos mover la boca emocionados pero no podía escucharlos. Caminó unos momentos, mientras esperaba acostumbrarse al barullo ininteligible; y en honor a la verdad, quería deshacerse lo más pronto posible de su hermana.

Entre empujones, se fue abriendo camino hasta llegar a un espacio relativamente despejado; se encontró cerca de la barra. Entre la multitud, fue lanzado ahí y chocó contra algo duro. Volteó hacia arriba con cara de molestia y ganas de asesinar al sujeto que había osado poner su cuerpo frente al suyo. No pudo decir nada, ya que cuando le vio la cara, el sujeto le saludó.

-Hola- y dibujó una sonrisa soberbia.

-¿Me estás hablando a mí?- preguntó Gaara, sabiendo de antemano el nivel casi inhumano de estupidez en su pregunta; no había nadie más que le estuviera haciendo caso. Sintió como si una parvada de aves se encontrara haciendo lío dentro de su estómago, pero era demasiado serio y meticuloso como para demostrar que sentía eso. Devolvió una ligera sonrisa, algo totalmente atípico en él.

-Sí, ¿ves a alguien más aquí?- contestó el Uchiha con altanería. Gaara le lanzó una mirada fría; y se quedó callado. Las únicas personas que estaban ahí eran una pareja que se besaba con pasión.

-Aja... ¿Qué quieres Uchiha?- su hostilidad se reflejaba en el tono de su voz- ¿Qué haces aquí?

-Eso es asunto mío exclusivamente y no creo que te interese.

-Tienes razón, no me interesa- de todas las veces que se había pensado entablando una conversación con el moreno, ésta era la que más distaba de lo que quería. Jamás habría pensado estar intercambiando esa clase de palabras.

-¿Tú qué haces aquí?- el azabache suavizó un poco el tono. Reconocía que era la oportunidad perfecta para charlar con el ninja de la arena y no la quería echar a perder.

-Eso tampoco te importa- el tono duro de la voz del pelirrojo también fue disminuyendo de intensidad, e incluso se volvió más accesible; decidió contestarle de buen modo- ... pero mis hermanos me trajeron. Temari estuvo de necia hasta que no vine.

-Vaya, ya veo...- fue la parca respuesta de Sasuke. Después de unos segundos volvió a hablar- ¿Quieres ir por una copa? Digo... no creo que seas del tipo de los que baila toda la noche.

-Tienes razón- el de ojos claros lo miró, relajando la vista- no soy de los que baila. Creo que prefiero estar en la barra...

Se sentaron en las periqueras frente al bar tender y ordenaron sus bebidas. Ninguno de los dos hacía mucha plática; sus habilidades para las relaciones interpersonales eran considerablemente pobres y no lograban encontrar un tema que no se pudiera responder con sí, no o algún otro monosílabo auto-contundente. Se sentían un verdadero fracaso en ese momento e incluso se estaba tornando incómodo estar ahí.

"El perfecto ejemplo de la frase: tan cerca pero tan lejos" pensó con apatía el moreno, quien se recargó en la barra y miró descuidado al chico por quien, aunque nadie lo supiera, se sentía con menos  deseos de realizar su venganza.

-¿Qué estás viendo?- Gaara lo miraba con indiferencia; cosa que hizo que el Uchiha captara su impertinencia e intentara encontrar una excusa.

-Tu bebida. No sabía que bebieras vodka.

-Ohh, ya veo. Sí, tomo vodka- contestó con tranquilidad el chico; mientras intentaba descifrar que había en el vaso de su interlocutor. Se dio por vencido- ¿Qué es lo que tú estás tomando?

-Se llama Bombay- dijo mirando el vaso-; lleva coñac, vermut seco y rojo, Pernot y curacao.

-Debe ser un detonante para la ebriedad, ¿no está demasiado fuerte?- preguntó sorprendido Gaara. De pronto, el azabache se lo acercó y dijo tranquilo.

-Está bien hecho; no es ni mucho ni poco. Vamos, bebe un poco- reticentemente, pero incapaz de imponer su criterio a los ojos negros que lo invitaban a darle un sorbo a la bebida. Unió sus labios al vaso y se deleitó con un sabor ligeramente amargo pero embriagador.

Eso rompió las tensiones y desató poco a poco ligeras pláticas en las cuales ambos parecían degustar las palabras del otro en silencio y discreción. Conforme el alcohol se fue apoderando de sus cuerpos, la inhibición y la antipatía que ambos figuraban tener comenzó a desaparecer, causando que se trataran como si hubieran pasado toda la vida al lado del otro. Era casi como si el "Bombay" y los demás cocteles que habían ingerido hubieran provocado esa agradable pero a la vez incómoda cercanía.

Las mejillas de los dos chicos comenzaban a dibujarse con un tenue color rojizo, aunque era imposible discernir entre el bochorno que provocaba la cercanía con el otro, el calor casi infernal que había en ese sitio y el alcohol que transitaba con tranquilidad por sus venas, aletargándolos y sacando a relucir la parte de la personalidad que creían inexistente. El moreno se sorprendió, sumergido como estaba en el sopor etílico, posando sus dedos en las manos del pelirrojo, que no sólo se dejaba sino que parecía buscar el contacto con su mano a cada instante. No le dio mayor importancia, consciente de que todas las impresiones que podía tener en ese momento estaban tergiversadas a causa de las bebidas embriagantes... aunque no por eso dejó de disfrutarlo.

Siguieron bebiendo mientras charlaban, decididos a beber más que el otro a pesar de no poder coordinar bien los movimientos ni estar del todo conscientes de sus palabras o acciones. Era un simple ejercicio para el ego que podía terminar trayendo problemas más graves para su orgullo e imagen pública; de eso estaban medianamente enterados pero... Ya habían rebasado el punto donde les interesaban los demás.

No pasó mucho tiempo antes de que el encargado de la barra decidiera retirarles el consumo de bebidas, por mucho que ellos insistieron -arrastrando las palabras - en que su condición les permitía seguir haciéndolo. Finalmente, ante la necedad de los dos ninjas ebrios, el bar tender les pidió que abandonaran la barra de bebidas. Sin saber qué más hacer, y sin muchos deseos de ir a la pista para bailar un rato, salieron del aglomerado club. No había nada más para ofrecerles.

 

El aire les dio de lleno en la cara tan pronto abandonaron el sitio. Se estremecieron un poco al sentir el aire fresco después de estar en el sofocante calor del pub. El moreno respiró profundamente, intentando parecer un poco más capaz de hacerse cargo de su consumo etílico aunque fatalmente no lo logró. Escuchó un hipido proveniente de su acompañante.

-¿Estás bien?- preguntó con dificultad. Estaba en un momento en que no recordaba algunos de los momentos dentro del bar, pero creía no haber cometido ninguna imprudencia.

-Sí- contestó el pelirrojo-, sólo me dio hipo por el estúpido frío.

De pronto, con la evidente falta de reflejos, el pelirrojo tropezó y estuvo a punto de caer al suelo; afortunadamente se detuvo de un poste y se sostuvo. Se encontraba totalmente fuera de sí en ese momento. Era como si todo le diera vueltas y no pudiera siquiera controlar los impulsos que emitía su, poco acostumbrado, corazón al saberse haciendo el ridículo frente a Sasuke. Incluso sentía ganas de acercarse un poco más a él y, en un claro momento de locura, romper la barrera invisible que les impedía el contacto. Se armó de valor, tocándose inconscientemente la mano que había apresado Sasuke dentro del centro nocturno; se quedó ahí, estático y mirando con una decisión casi infantil al azabache, que de devolvía una mirada profunda y pensativa.

Algo dentro del pecho del menor de los Uchiha comenzó a removerse; estar a dos pasos de Gaara, que se veía tan indefenso, cuando no era del todo responsable por sus actos le podrían llevar a cometer un error garrafal, pero... ¿Qué más daba? Finalmente si el de ojos aguamarina no se encontraba interesado en él evitaría a toda costa el contacto. Se aventuró en un terreno tan desconocido como ansiado.

Se acercó abruptamente a los labios del menor, quien se encontraba todavía desorientado a causa del alto nivel etílico y lo besó sin pensarlo dos veces. Fue un beso ansioso y no correspondido por el otro; se trataba de un acto demasiado precipitado como para que Gaara lo procesara. Estaba atónito, con los ojos completamente abiertos y alerta, mientras sentía una pequeña fricción, causa de la separación de los labios del moreno y los suyos.

Sasuke miraba a Gaara con parsimonia, intentando no delatar la confusión y el despecho del que se sentía víctima, mientras intentaba analizar las reacciones del más pequeño. Comenzó a sentir un ligero mareo mientras se recargaba contra una de las paredes cercanas. El de cabello color grana seguía estático; intentando procesar y otorgándole a las cosas su debida proporción, además de que le impresionaba que su primer beso - y posiblemente el único que tendría el gusto de probar - con Sasuke se hubiese dado de esa manera, ¡y él no había respondido nada! Se sentía como un extraño ahí, casi al borde de lo patético al tiempo que se preguntaba qué estaría pasando por la cabeza del de ojos negros. Pensando todavía en eso, se acercó para poder responder al beso.

La boca del moreno lo recibió alegremente, casi implorándole por alargar el contacto. Se sumieron en un beso caluroso y apasionado, lleno de necesidad magnificada por los efectos del alcohol. Ninguno de los dos sabía a ciencia cierta lo que hacía, pero la sensación de haber logrado algo que habían añorado durante tanto tiempo los hacía no desear parar. Al final, la falta de aire y le necesidad de recobrar el aliento fueron más poderosas.

-¿Qué...?- intentó preguntar el pelirrojo, sorprendido por sus propias reacciones. Se acababa de dar cuenta de que había besado al chico de mirada penetrante frente suyo, aunque lo que más lo confundía era no saber qué pensaba su interlocutor. Un mar de sentimientos nuevos y no del todo agradables lo invadieron, causando un extraño nudo en su garganta que se esforzaba por no demostrar.

Se hizo un silencio casi sepulcral durante unos minutos, que tenía como incómoda música de fondo el sonido del club; finalmente el Uchiha habló, inquieto pero manteniendo una actitud prepotente y soberbia:

-Te gusto, ¿verdad?

"Mierda" pensó el pelirrojo, dándose cuenta de la estupidez que había cometido; desvió la mirada y asintió más con los ojos que con la cabeza. El moreno lanzó una sonrisilla de medio lado, como si fuera la respuesta que había estado esperando. Se acercó al más pequeño y le clavó la mirada, haciéndolo estremecer un poco. Gaara se apartó, entre avergonzado, molesto e incapaz de hacer nada más adecuado o prudente.

-Tú me gustas, Gaara- Sasuke seguía hablando, conforme acercaba la cara a la boca. El pelirrojo podía sentir su vaho y su olor a etanol. Esas palabras calaron hondo en él, ¿cómo era posible que ese frío y soberbio humano le estuviera diciendo eso? Afortunadamente, no hubo tiempo de responder a la oración, pues de nueva cuenta encontró sus labios siendo apresados por los del Uchiha, y una lengua intrusa luchando con la suya por el control.

A partir de ahí, todo comenzó a perder el hilo en la mente de ambos, que se enfocaban más en el placer, hasta cierto punto desconocido, que sentían. Era una especie de morbo apasionado el que había tomado el control de sus cuerpos, desplazando esa poca y molesta cordura que les quedaba en un resquicio del cuerpo. Los besos se sucedían unos a otros, los jadeos incontenibles mientras iban rozando la piel del otro por debajo de la ropa en la banqueta.

-Vamos a mi casa- sugirió el moreno, impaciente por estar en un lugar solo con el pelirrojo-...

-Está bien- acordó el segundo, sintiéndose un poco inquieto al ser notado por las personas que salían del club -aunque en honor a la verdad, estaban todavía en peores condiciones que ellos - y haciendo uso del nimio sentido de moralidad que tenía. Incluso en su estado, comprendía que no era del todo adecuado estar dando semejantes muestras de cariño en la vía pública; él criticaba a esa clase de personas.

 

 

Habían llegado a la elegante y fría casa que pertenecía al desaparecido clan Uchiha, no estaban seguros cómo aunque tampoco les interesaba mucho; pese a que algo dentro de Gaara le decía que lo que iba a pasar no era lo correcto, sus manos y sus hormonas parecían no responder a lo que el cerebro le dictaba. Quería llegar hasta las últimas consecuencias con Sasuke aunque después pudiera arrepentirse; había estado prendado de él demasiado tiempo ya como para desaprovechar semejante oportunidad.

"Esto no está bien... No es la manera" escuchaba a una discreta vocecilla interna decir. Decidió ignorarla... Lo que ocurriera sería problema de mañana.

A causa del alcohol,  sus reflejos se entorpecían y no lograba tener claridad en sus hilos de pensamiento; Sasuke se  encontraba levantando su playera sin delicadeza alguna, mientras lo besaba con furia y suavidad al mismo tiempo. Le sorprendía lo hábil que se había demostrado ese moreno de apariencia adusta. Comenzó a seguirle la corriente, dejándose llevar por el deseo y por la libido que tenía. Quería estar con Sasuke Uchiha, ya fuera por una noche o para siempre.

La lucha de sus lenguas por la dominancia no paraba, mientras que las manos de ambos recorrían con libertad y algo de descaro el territorio ajeno y desconocido que comprendía el cuerpo del otro.  Todos sus movimientos eran un poco toscos, ya que ninguno lograba conservar mucha coordinación. 

El Uchiha comenzó a recorrer el cuello del pelirrojo con presteza y pasión, mientras que el otro se dejaba hacer y bajaba sus manos para recorrer la espalda y el abdomen, hasta los glúteos de su amante para comenzar a masajearlos delicadamente.  Sentía cómo su miembro comenzaba a latir en busca de atención y rozaba con el molesto pantalón que vestía; de igual manera podía sentir cómo el pene de Sasuke despertaba y exigía salir.

Quitó lentamente la ropa de su compañero, mientras seguía recibiendo afectuosos y apasionados besos en el pecho y una que otra mordida suave en las tetillas para elevar el erotismo en ese juego de pasiones. Poco a poco fue siendo despojado también de todas las prendas que separaban el tacto del Uchiha de su pálido y menudo cuerpo; quedando desnudo.  

El Uchiha no podía esperar más; simplemente el hecho de mirar a Gaara en ese momento hacía que le entraran unos deseos irrefrenables de estar con él. Se acercó a él tiernamente, algo a lo que no estaba enteramente acostumbrado y preguntó con un tono aterciopelado y ligeramente pastoso por el lívido:

-¿De verdad quieres hacerlo?

-Sí- afirmó casi al instante; quería estar con el Uchiha sin importarle nada más.

El moreno lo tomó entonces por la cadera y lo condujo hasta una habitación amplia. Lo sentó rápidamente en la cama y tomándolo por los muslos comenzó a abrirlos sin mucha delicadeza. Se colocó sobre de él y lo tumbó en el inmueble, al tiempo que sus bocas volvían a encontrarse y se volvían a fundir en la salvaje y animal lucha por el control del otro.

Las manos de Sasuke recorrieron rápidamente la espalda de Gaara hasta llegar a sus redondeados y firmes glúteos, dando apretones sin mucha fuerza y alargándolos tanto como le fuera posible. Le fascinaba el tacto con la piel desnuda de Gaara, que se erizaba simplemente al percibir un ligero roce por su parte.

El menor comenzó a dar mordiditas en el cuello de Sasuke, pasando por sus orejas y descendiendo a sus fuertes, aunque no muy desarrollados, pectorales. Podía percibir el aroma a avellana que tenía el azabache; la manera en que se impregnaba en sus fosas nasales era casi adictiva en ese momento. Se quedó obnubilado en su olor.

El de orbes oscuros ofreció sus dedos, índice y medio, al menor indicándole que los lamiese para prepararlo. No quería irrumpir en la entrada de Gaara brutalmente, ni mucho menos lastimarlo por la impertinencia y torpeza que marcaban a sus actos debido al nivel de alcohol que seguía transitando por su cuerpo.

El de cabellos color rubí obedeció sin decir palabra, deseando sentir en pleno todo lo que el azabache podía hacer con su cuerpo. Lamió y succionó con lujuria los dedos, recorriéndolos poco a poco. Durante ese lapso, con la mano libre su compañero comenzó a juguetear y a recorrer su erecto miembro, sabiendo que había de darle un poco más de atención.

Quitó la mano de la boca del ninja de la arena; acarició y masajeó un poco la entrada del de ojos claros, que posaba la vista en un punto vacío intentando reprimir el dolor que sabía que vendría segundos después. Poco a poco, el menor del clan del paipái fue introduciendo el primero de sus dedos, sintiendo el estremecimiento y la estrechez del más pequeño. Esperó un momento a que pasara el dolor no expresado más que por lo ojos del chico y siguió en su labor. Comenzó a mover en círculos el dedo intruso, escuchando un reprimido sonido lastimero atorado en la garganta de su amante que poco a poco pasaba a definirse como placer.

Introdujo el segundo y repitió la tarea, logrando que los apretados dientes del de cabellos color grana se relajaran un poco. Amplió la entrada hasta que consideró que no causaría dolor si introducía su miembro; sacó los dedos causando un ligero estremecimiento por parte del pelirrojo, que seguía clavándole las uñas en la espalda y recorriendo con las yemas su abdomen.

Una punzada de dolor sordo se apoderó del de orbes claros cuando sintió adentrarse en él el pene de Sasuke. No estaba acostumbrado a esa clase de intromisiones, aunque no se sentía del todo desagradable. Cuando el moreno comenzó a dar ligeras embestidas, tuvo que morderse el labio para no despotricar en contra de él. A causa de la cantidad de alcohol casi inhumana que había consumido, su inhibición era casi nula; sin embargo se contuvo.

Poco a poco las embestidas fueron subiendo de tono y el pelirrojo se encontró a si mismo realizando movimientos circulares para permitir una penetración mayor. Además, el percibir la frente perlada en sudor del Uchiha le agregaba una sensación de erotismo extra; independientemente de lo torpes de algunos de los movimientos que efectuaba. El portador del demonio de una cola se encontraba, quizá por primera vez en su vida, extasiado. Sintió una de las manos de Sasuke apresar su miembro y comenzar a frotarlo de arriba para abajo; no pudo evitar el gemido apagado que salió de su boca y que, sin lugar a dudas, el moreno había escuchado.

Conforme la intensidad de las embestidas iba aumentando, para el pelirrojo se tornaba más difícil reprimir su ímpetu de liberar ahí su esencia; necesitaba deshacerse de la punzante sensación que amenazaba con hacerlo explotar, sin embargo resistió. Estaba decidido a no correrse antes que el moreno.

Sasuke soltó durante un momento el miembro de su amante y subió con delicadeza sus piernas en sus hombros. De esa manera lograría ahondar más en ese deseado cuerpo y darle más placer al chico. Escuchó de nueva cuenta cómo un gemido casi imperceptible se dejaba escapar y las facciones del de ojos aguamarina se endurecían un poco; pese a eso continuó. Quería llegar al clímax dentro del hombre que deseaba tanto física como emocionalmente.   

-No...puedo...más...- informó con dificultad.

Sin dar tiempo a una respuesta por parte del otro, dejó libre su esencia dentro de la estrecha cavidad del pelirrojo. Sintió un escalofrío en su espalda, evento totalmente liberador. Al mismo tiempo, la sustancia blancuzca que llevaba Gaara había caído en su pecho  y bajaba peligrosamente hasta la parte baja de su torso. Miró al ninja, que seguía recostado y jadeaba copiosamente, igual que él; parecía haberlo disfrutado.

Se acurrucó en la cama, al lado del menor que seguía observando al techo obnubilado y se dispuso a dormir. La cabeza comenzaba a darle vueltas, quizás por estar liberándose de la presencia del alcohol.

 

 

 

El sol le picaba en los ojos, causando que se los tallara incluso entre sueños. Despertó fuera de sí, con un potente dolor de cabeza y la duda de dónde estaba. Rodó un poco en la cama que no lograba reconocer como suya y se topó con el cuerpo de otra persona. Alarmado, revolvió un poco las sábanas y miró al moreno dormido.

Entonces recordó de golpe todos los eventos de la noche anterior. Se había topado con el Uchiha en la fiesta a la cual sus hermanos le habían obligado a asistir y tras una serie de eventos confusos e intermitentes, recordaba haber terminado con él en la cama. Se sentía completamente estúpido por lo que había hecho y eso generaba una incómoda sensación de micro-explosiones en su cabeza. No sabía qué debía hacer en ese momento.

Vio con espanto que el chico con quien compartía cama iba abriendo los ojos, mirándolo fijamente. No pudo más que desviar la mirada; se encontraba prácticamente desnudo en una cama ajena y con el chico que causaba que su corazón se acelerara y ralentizara al mismo tiempo. Quería fusionarse con el suelo en ese momento.

-Buenos días- saludó el moreno, con un tono ligeramente extrañado pero casual. Gaara se preguntó si recordaría lo que había pasado, además de que tenía una curiosidad, tan infantil que rayaba en lo necio, por saber una cosa:

-¿Qué hacías en la barra ayer?- preguntó de golpe, sin tener siquiera la cordialidad de devolver el saludo - acto que dicho sea de paso, le parecía fuera de lugar en ese momento - y lo miró con un poco de confusión disfrazada de indiferencia.

-No me lo creerías- dijo casi en un bostezo, para luego sonreír malicioso-...Y aunque lo creyeras, no tengo planes de decírtelo.

No dijeron nada en los siguientes minutos, sino que se limitaron a escrutarse con la mirada, casi a manera de reto para ver quién resistía menos y se dignaba a soltar alguna palabra. Ambos chicos creían que el otro podía escuchar sin mucho esfuerzo los latidos exagerados de su corazón y esperaban casi milagrosamente que todo ocurriera con normalidad. De pronto, el Uchiha se salió de su pose y se acercó al pelirrojo, todavía incómodo.

-¿En qué piensas?- preguntó sin morbo ni una curiosidad abrumadora.

-En que no recuerdo cómo amanecí aquí con exactitud- contestó parco el pelirrojo que no tenía nada que esconder. Esas palabras hirieron el orgullo de Sasuke, aunque su escudo de indiferencia impidió que los daños fueran mayores. 

-Bueno, podría explicártelo con lujo de detalles- exclamó con sarcasmo y morbo, mezcla que logró sacar de sus casillas a su interlocutor. Miró cómo Gaara se llevaba las manos a la cabeza, incapaz de ocultar el dolor punzante que lo aquejaba; se levantó, sintiendo como su cuerpo resentía igualmente los efectos del alcohol.

-Eres un cretino- replicó con dolor el de ojos claros.

Sasuke se dirigió a la planta baja, de donde obtuvo un vaso y un par de pastillas. Se las llevaría a su "invitado" y de ese modo distraería la atención. No sirvió.

-¿Dónde estuviste?- preguntó Gaara tan pronto atravesó la puerta.

-Fui por unas pastillas, bobo- la obviedad en su voz no se podía esconder.

-¿Qué hacías ayer en la barra?

-Fui porque me apetecía, eso es todo- mintió clavando las negras orbes en un punto al vacío; esperando que el otro chico no lo notara.

-Mientes- dijo parco e indiferente el menor, que seguía en la cama.

-Sí, ¿y qué?

-Espero que mueras- murmuró con un poco de dolor antes de volver a hablar con volumen normal-...Dímelo- su voz se tornó más exigente y autoritaria.

-No te lo diré- repitió con aburrimiento, luego sonrió de nueva cuenta y agregó - Además no estás en posición de pedir nada. Tú eres quien está desnudo en una cama ajena. 

-Eres un cabrón- aunado al dolor de cabeza que tenía, la forma de decir las cosas de Sasuke lo irritaba y, aunque prefiriera cortarse la lengua que aceptarlo, le dolía pensar que solamente le había servido de juguete a ese chico.

-Lo sé- se jactó casi con orgullo. Gaara sentía ganas de asesinarlo en ese momento; la arena comenzó a hacer círculos alrededor de él-...

-Cabronazo- volvió a espetar Gaara, descubriendo un poco la desilusión de su voz. El menor del clan Uchiha había resultado ser un imbécil, aunque en honor a la verdad también él había colaborado... ¡Estúpido alcohol!

Se levantó de la cama, aún escrutado por el moreno, y comenzó a vestirse con brusquedad. Ya no le interesaba lo que pudiera pasarle a él o a ese patán. Intentó controlarse para, contrario a su política de vida, no atacar a la persona con quien había pasado la noche. Estaba cabreado consigo mismo, con el Uchiha, con la vida y con las bebidas con contenido etílico; abrumado por lo que estaba ocurriendo.

Sintió la fría mano del azabache posarse en su hombro, impidiéndole seguir su camino. Se quedó estático esperando que, por iniciativa propia, el moreno le dejase marchar; pasados unos momentos se jaló para poder continuar con su camino. El agarre férreo del Uchiha se hizo más notorio.

-¿Qué mierda quieres conmigo idiota?- se volteó y comenzó a gritar, algo totalmente atípico. Asimismo, hacía aspavientos y amenazaba con dejar caer esa arena que revoloteaba cerca de sus brazos sobre el moreno- Ya me acosté contigo que era lo que querías, ahora déjame tranquilo, con un demonio- llegado a ese punto, su voz amenazó con quebrarse. Intentó  contenerse de nuevo.

-Yo- recién se había dado cuenta de que se había mandado un error con el pelirrojo; temió que lo odiara. Intentó hablar pero las palabras de disculpa se habían marchado de su boca-...

-Suéltame o te mataré- la voz fría de Gaara retumbaba en su cabeza mientras él intentaba recordar las palabras que debía decir.

-Me gustas- soltó de golpe, incapaz de decir otra cosa. Miró cómo la expresión de molestia del de ojos claros cambiaba por una de total sorpresa y confusión.

-¿Qué?- preguntó casi como acto reflejo. El Uchiha se volvió a armar de valor para contestar. Nunca se había sentido tan desprotegido.

-Me...gustas- masculló, para luego decir en un tono más propio en él- y sé que tú también sientes algo por mí.

Gaara elevó un poco el espacio donde se suponía estuviera su ceja, incapaz de decir palabra. No podía negar lo que había dicho el moreno, aunque tampoco se sentía lo suficientemente apto para decirle que sí. Su poco contacto con las emociones representaba un problema para poder expresarse. Se quedó en silencio, clavando su atención en los orbes oscuros del chico. Sintió un extraño y ligero rubor formándose en sus mejillas e intentó desviar la mirada para continuar con su camino. Por algún motivo se sentía extraño que Sasuke profiriera esas palabras.

El moreno, percibiendo esa afirmación dudosa en los ojos inexpresivos de Gaara, se acercó lentamente y buscó de nuevo los labios que habían sido suyos la noche anterior. El dueño de esa boca se limitó a contestarle el ósculo, sintiendo que con eso quedaba zanjada la discusión. Finalmente, habría sido un necio si no aceptara que quería estar con ese chico de apariencia soberbia no importaba si era sólo un momento o si era en ese tan afamado "para siempre".

 

 

 

*Eros es el dios griego del amor.

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado el fic y que comenten. Asimismo quisiera decirles que aquí abajo hay una carta que hice y me agradaría que leyeran (aunque está ligeramente desordenada) si tienen tiempo. Si no...pues no.

 

 

 

 

No pensé que este día llegaría así de pronto, por mucho que he estado pensándolo desde…Diciembre me parece. Es sencillamente difícil pensar que ya pasó tanto tiempo desde que me uní a las filas de Amor-Yaoi para comenzar a llenarla de mis rarezas.

Este año me ha traído experiencias verdaderamente buenas. Conocí muchas historias, aprendí a redactar mejor y logré eliminar las faltas de ortografía casi en su totalidad. Todo esto, como es obvio, me costó mucho trabajo, tiempo y esfuerzo; he de decir que valió la pena. Me volví una lectora más exigente y una chica que, no sólo como escritora sino en todos los ámbitos de su vida, se esforzaba por mejorar. He de confesarles que, por raro que parezca, antes de encontrar la forma de liberar lo que sentía o pensaba – por medio de los fics – era una persona mediocre… Espero ya no serlo, pero todo eso pasa a segundo plano si lo comparo con el verdadero motivo de la carta. Quiero compartir con ustedes la mejor cosa que ha ocurrido en este año y que ha sido lo que sigue motivándome a escribir: los amigos que he hecho.

Ellos (ya que no simplemente son chicas) me han impulsado a mejorara de una manera sorprendente y han estado para mí en los momentos en que más los he necesitado. Por supuesto, tengo que poner en un lugar especial a la primera chica que conocí aquí, y que dicho sea de paso se ha convertido en una de las personas que más quiero en el mundo: Charity. A ella tengo muchas cosas que agradecerle, sobre todas las cosas por su apoyo incondicional y su paciencia para soportarme cuando estaba como un paño de lágrimas, o cuando estaba tan antipática que mordía si me tocaban (no es broma).  

También, por supuesto, fui haciéndome de más amigos y amigas que aprecio y quiero, y que evidentemente no puedo dejar de mencionar porque desde que los conozco, ya sea poco o mucho, me han sacado una sonrisa y me han apoyado en tiempos difíciles: soriel, ini, Sakura Hatake (mi adorada), apos, Yin, Hagobi, a mi nii-san Seiketo, a mi gatito lindo (creo que el que más me ha soportado las locuras), sakua-chan, a mi amado Fush (OdiumAmoris), Neko Elle, la señorita Yomi, Naruke, 0Kasumi0, brillit, Lau, ixap_neko(mi ayuda para los lemon y querida amiga) , jessy y muchos más que saben quiénes son y la importancia que tienen para mí.

Gracias a todas esas personas que me ha ayudado e impulsado para seguir haciendo lo que más amo en el mundo y que han estado ahí cuando siento que todo se viene abajo.

Muchas gracias también a quienes me leen y conocen mi trabajo aunque yo no sepa quienes son…

Atentamente.

c.

 

 


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