<<-Muy bien… ¡Lo hare! voy a hacer tu retrato...- le digo (más bien le grito) desde lo alto de las escaleras, escucho como se detiene seguramente igual de sorprendido que yo, retrocede sobre sus propios pasos.
-¿Cuando debo volver para poder empezarlo?- Mantiene la voz neutra al igual que el rostro.
-Mañana...
-En la noche-completa él a su vez. Yo me limito a asentir - Entonces hasta mañana.
-Adiós- Cierro la puerta antes de terminar de despedirme, vuelvo a tomar mi taza y me tomo su contenido de un trago, para luego ir a mi cuarto y tirarme sobre el catre. Ya no quiero hacer nada, sólo quiero dormir. Mañana pensaré en lo que debo hacer, pero por ahora, buenas noches...>>
¿Por qué acepté hacer este trabajo? Digo, el desprecio que me provocó este tipo desde que llegó, es más ¡desde que toco la puerta! creo que en verdad es notorio para cualquiera con ojos, oídos y una pizca de sentido común, y en verdad que me pareció un presumido, arrogante y obstinado de primera al cual estuve a punto de lanzar por las escaleras si su necedad no hacía que se fuera por cuenta propia, entonces… ¿qué me pudo haber hecho acceder en el último momento, justo cuando se marcharía? No fue la seguridad de que volvería cada día al anochecer hasta hartarme y que lo dejara entrar, pues se notaba que era de esa clase de personas que no dejan nada a medias y cuando dicen que harán algo es porque en verdad lo cumplirán y él dijo que volvería…lo dijo ¿no es cierto?
Ahora que me puedo sentar a retomar como desayuno la tostada que deje anoche medio mordida puedo hacer memoria de todo lo que me paso anoche… ¿en verdad lo dijo, que volvería si yo me negaba? Hasta dónde puedo recordar solo me insistió en que yo era el que quería que hiciera su imagen, seguro me dejó esa impresión su insistencia en cuanto a que ningún otro podía hacer su retrato como yo, según él ¿qué carajos le pasa por la cabeza? No soy mejor que los demás, de hecho mis pinturas no son tan buenas como las de otros que he tenido la suerte de conocer…
-¡¿Qué tengo de especial?!-... esperen…. ¿yo? claro que no, él no se refería a mí, el habló de mis trabajos, << -Pero los demás que he conocido no son como tú, he visto tu trabajo y en verdad que me ha gustado mucho. Por eso quiero que hagas mi retrato. >> Eso fue exactamente lo que dijo, pero… –Dios, me lo estoy pensando demasiado ¡es como cualquier otro encargo! Algunas citas y su pintura queda lista, se la entrego, me paga, se va y no lo vuelvo a ver ni a saber de él. Así de simple es, así siempre es…
Quedo pensativo con la mirada perdida en el espacio, viendo la nada. De pronto me descubro pensando en el vacío que existe entre mis clientes y yo, ya que a pesar de que normalmente intento entablar conversación, no me interesa saber nada de ellos. Lo hago más por cortesía que por cualquier otra razón. Pero este “nuevo pedido” ha logrado despertar mi curiosidad, no sé porqué ni me interesa saberlo, solo sé que esto se va a volver…
- Muy interesante…- se me escapa una sonrisa maliciosa, como la de un pequeño que quiere saber que es lo que esconden sus papás en lo alto de la repisa más alta, mejor aún: como la de un niño justo cuando esta por saborear la ultima barra de chocolate que le acaba de arrebatar a su hermano menor, quien no tiene ninguna posibilidad de recuperarla. Adoro las metáforas con barras de chocolate…
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