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La Piel de mi Deseo por katzel

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Sin mirar a los lados... avanzando con una idea fija en el camino aún no recorrido...

Destruyendo todos los Akumas que intentaban impedirle el paso...

Lavi el rojo avanzaba bajo la nieve teñida en sangre.

"Siempre... siempre... Yuu Kanda... siempre junto a ti... nunca solo... como ahora..."


Lo recordaba bajo los manzanos esa temporada cuando les enviaron a su tercera misión.

La memoria de aprendiz le era tan fiel que todos los signos del rostro de Yuu se habían grabado en su piel.

Fue en esa cálida ciudad...

... a orillas del mar...

... donde se dio cuenta que estar con él no era una obligación sino una necesidad.

A pesar de la personalidad impenetrable del espadachín y de sus continuas evasivas. De su arrogancia y de su forma de ignorarlo pudo conocer otros atributos de su aterciopelado silencio.

La blancura de la piel de Kanda habló mucho más...

Y los cabellos azules, lacios, que se llevaba hacia atrás con la mano derecha arrebatándoselos al viento.

La mirada incisiva de los ojos rasgados y el brillo celestial que desprendía incluso al despedazar a sus enemigos, era por entero inolvidable.


Lavi se preguntaba cómo se vería con una sonrisa...

...seguro que todo ese hielo se fundiría en una nueva primavera...

"Yo... nunca pude verte así..."

"Era nadie para ti... permaneciendo quieto con la única esperanza de verte... en cierta manera has sido mi cómplice secreto... a espaldas de ti mismo me has permitido desearte"

En ese tiempo él era tan simple que al contrario de Kanda podía retratar la felicidad cuando quisiese... transparente de pies a cabeza y también capaz de ser herido fácilmente.

Y con esa mezcla de alegría y amistad mal disfrazada había logrado aproximarse mínimamente a él un paso más adelante que el resto de anónimos seres que también se deslumbraron con la exótica belleza de Yuu Kanda.

 

Un Akuma apareció de la nada.

Lavi volvió a la realidad.

Extendió su arma y selló al enemigo haciéndolo volar en pedazos.

¿Quién podría detenerlo si lo que buscaba era venganza?

Con esa fuerza podría llegar hasta el fin del mundo.

Se lanzó hacia la estepa decidido a derrotar con sus manos lo que surgiese entre las ramas retorcidas de los árboles muertos.

Los copos de nieve se deslizaron sobre su hombro y se dio cuenta de que empezaba una pequeña tormenta blanca.

Blanca, blanca... como ser acariciado por las manos de Kanda.

Qué cosas no moría por susurrar en su oído mientras su corazón ansiaba acariciar esos largos cabellos azules.

Se juró que lo haría antes de matarle... el amor y la extinción llegarían juntos. Le robaría en su último suspiro un beso que conservaría para siempre.

 

Lamentó no haberse dejado llevar por sus instintos en aquella misión del pasado. El olor de la brisa marina. La ventana de la habitación donde le encontraba apoyado mirando la inmensidad azul... las noches llenas de estrellas. Verle dormido y fingir hacerlo sólo para participar de él y cada inflexión de su sueño. Pasear tras él por los huertos de cálido sol. Proteger a una persona de forma sencilla y recibir los agradecimientos por un trabajo exitoso.

La última vez... sentados frente al mar... le pareció que él pensaba en algo triste... muy triste porque sus ojos no mentían y a pesar de su denotada fiereza estaban llenos de nostalgia.

¿Fue una lágrima lo que se deslizó furtivamente hacia su mejilla?

Lavi, el rojo, recordaba haber tratado de tomarla con los dedos y luego la reacción de Kanda al levantarse bruscamente y decirle que todo había terminado, que volviese solo a la base de los exorcistas.

Un segundo después el ángel azul desapareció de su vista.

 

Ya se veía la fría mansión donde se ocultaba el Conde. El guardián era Yuu. Lavi pensó con desprecio "cuidando a ese perro del infierno". No pudo soportar el peso de los celos. ¿Habría algo entre ellos? ¿Era sólo la ambición la que lo había apartado de su lado? ¿No había pasión involucrada? Sólo concebir esto le hizo completamente brutal para con los enemigos que venían a enfrentarle.

Yuu...

Yuu...


Por fin una silueta larga descendió rápidamente hacia él.

- Así que eres tú quien ha venido - dijo mostrando una sonrisa triste.

- ¿A quién esperabas? - Lavi se mostraba ofendido - ... quizás a Allen o a Lenalee, el hecho es que yo pedí venir a verte.

- ¿Podría saber por qué?

- Da igual... sólo deseaba que tu vida se extinguiera entre mis manos... yo... necesitaba ser el autor de tu muerte... quería saber por qué... por qué traicionar a tus amigos, a las personas que siempre estuvieron contigo... no lo entiendo.

- Así que sólo la curiosidad te ha guiado, exorcista... empecemos el juego... si me hieres mortalmente te diré por qué y tendrás tu respuesta.

La tormenta se hizo cada vez más densa.

Lavi no perdonaba un solo descuido.

Era completamente diferente al dulce Lavi que reía fácilmente y amaba de todo corazón a todo ser viviente.

Kanda daba golpes contundentes pero pocos lograban alcanzarlo.

La vincha verde que mantenía a raya los rojos cabellos se rompió mostrando la verdadera belleza del joven exorcista. Kanda aprovechó el descuido para herirlo haciendo un corte sobre su vientre.

Lavi trató de erguirse cubriendo la sangre que emanaba de sus dedos.

- Hum... parece que tendré que descubrir mi ojo después de todo.

- Basta, Lavi, si sigues, voy a acabar contigo...

- Qué no te has dado cuenta - dijo el muchacho mirando la nieve - ... o tú o yo... no me importa apostar la vida en estos momentos... si no te hago pagar por todos estos sentimientos... entonces no tiene sentido.

- De qué estás hablando...

- ¡Dime por qué te fuiste! ¡No lo entiendo! ¡Demonios, no lo entiendo!

El ataque del rojo fue brutal y se agitaron los árboles cercanos.

Kanda pasó rápidamente por su lado cortando su arma y dejando una gran herida sobre su hombro.

- Ya te dije que para responderte, deberías vencerme.

- Estoy muy cerca de hacerlo...

Yuu se dio cuenta de que al herir el brazo de Lavi éste también había roto su espada y se había quedado con la punta que clavó directamente en su pecho cayendo sobre él.

El ángel azul sintió la sangre brotando de su pecho.

- Imposible...

- Ahora... ¿me dirás por qué abandonaste la orden?... por qué... me abandonaste a mí...

El rostro de Lavi se dulcificó al hacer la pregunta y se apoyó sobre el cuerpo del hombre que desfallecía al igual que él.

- La ambición... la impotencia... la búsqueda de algo más allá de tu comprensión... no podría explicarlo con palabras...

- Te odio Yuu Kanda... te odio... - las lágrimas del rojo fundían la nieve alrededor del cuerpo frágil y delgado del amado.

Los brazos ciñeron a Lavi sujetándolo con fuerza.

- Lo sé...

- Tú lo sabías...

- Eso era lo que me detenía. Antes de esa misión a orillas del mar estaba dispuesto a desertar. Pero mis decisiones empezaron a tambalear... no pude... luego de que fueras tan amable conmigo... esperé mucho tiempo para tratar de olvidarme de aquella calidez...  era una cadena que me ataba. Cada mañana que había decidido partir sólo tenías que pasar por mi lado y saludarme de esa forma tan infantil para convencerme silenciosamente de que ese era mi lugar...

- Kanda...

- Precisamente por eso tenía que alejarme. Yo no podía ser dominado por aquel sentimiento. Debía luchar contra ti... no soportaba tu amor, tu preocupación... hasta tus suaves cabellos rojos... deseaba tenerlos enredados entre mis dedos... apagaste la sombra de mi odio... y ya no me quedaba nada. No quería aspirar a tu amor por que sólo te haría sufrir... soy demasiado arrogante... demasiado estúpido para poder amar teniendo un corazón herido como el mío. Sabía que serías tú... gracias a Dios has venido a acabar conmigo. Tus heridas no son mortales... perdóname, Lavi... por no saber amar.

- ¡Yuu!

- ¿Ya me odias lo suficiente?

El pelirrojo negó.

- Nunca... oh qué ciego he sido... si lo hubiera sabido... ahora no hay marcha atrás...

Tomó la otra parte del arma rota y usando el brazo de Kanda se atravesó por la espalda.

- ¡Lavi!

- Y cuál crees que era mi plan... Yuu, tonto... ¿piensas que pensé en sobrevivir luego de matarte...? iba a decirte que te amaba y luego a desaparecer junto a ti. Cuando dejé la orden sabía que no iba a volver nunca... hasta ese punto dependo de ti. Ahora sólo abrázame mientras cae la nieve. ¿No es hermosa? ¿No es divina la brisa fría que corre a través de nuestros cuerpos?

- Lavi...

- Sólo no te vuelvas a separar de mí... sólo eso...

Los dedos temblorosos del azul elevaron la barbilla del hermoso joven.

- ... tantas cosas... ambicionaba tantas cosas... pero eso era sólo la piel de mi deseo... mi verdadera voluntad era...

Allí estaba la sonrisa de primavera que tanto anhelaba.

Y con sus últimas fuerzas le besó.

Lavi respondió a la presión de sus labios pensando que de esa manera deseaba viajar a la eternidad y luego sintió la caricia de la mano de Kanda.

No se equivocaba, era exactamente como un copo de nieve.


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