Limpiando mi ventana
Llega la mañana, con su aroma inconfundible a fresco, mientras que por la ventana resplandecía el brillo solar que hacía su aparición de a pocos...
Echado aún es su amplia cama, Mu entreabrió sus asombrosas orbes, para contemplar en su máximo apogeo el sueño de su amado, ya que verlo dormido era uno de sus pasatiempos favoritos desde que unieron sus vidas en santo matrimonio... ya hace un para de años... que el amor seguía con su fuego indinito, de caricias, besos y frases extremas...
Se levantó de su mullida cama, directo a la regadera... y soltó el agua fría, para ejecutar su aseo consuetudinario. Ya fresco, se vistió y se dirigió a la habitación matrimonial, Saga ya había desaparecido, Y se dio cuenta de algo no precisamente alentador, el cuarto no era exactamente tan pulcro como a él le gustaría tenerla... sobretodo aquella gran ventana que tenía a su frente... Bien, era un día sin nada que hacer... ¿Por qué no limpiarla?
El lemuriano corrió y trajo las herramientas básicas para ejecutar una limpieza exhaustiva...mientras barría, reacomodaba las cosas, y sobretodo ordenó y desempolvó los adornos... todo listo, a excepción de su objetivo principal. Trepó como pudo, y allá arriba, se dedicó a frotar cada parte del fino cristal delicadamente, hasta que percibió que era sostenido de la cintura...
-- Saga... - Balbuceó Mu.
-- Donde estabas...te busqué al ver que ya no estabas a mi lado... - explicó el mayor.
-- Es que yo... hoy no hay trabajo, y yo... ahhh... no... ahhh... hag... - trataba de decir el lemuriano, pero no podía contenerse, sobretodo si su semental lo estaba frotando en esas partes sensibles que lo hacían gemir de sumo placer...
-- No hay nada que hacer... - Decía Saga, por el resquicio de su sonrisa - Bien, aquí ya tenemos una encomienda para nosotros... - diciendo esto, se dejó caer en la cama contigua, con el lemuriano encima.
-- Ahhh... ya deten... ahhh... no puedo... - balbuceaba el peli lila, mientras se amoldaba entre los brazos del geminiano y se arqueaba en una posición más cómoda.
Estado en esa forma, Saga introdujo una de sus manos tibias por la espalda fría del lemuriano, y se dispuso a retirar la polera que incomodaba y le resultaba inútil en esos momentos de ardor. Mu se dejó dócilmente, ya que sus manos reaccionaron y estaba desabrochando el pijama de estrellitas que llevaba puesta su esposo. Cuando ya se encontraban semidesnudos, Saga se lanzó al pecho de su amado carnerito, succionando de una de sus tetillas, haciendo gritar de éxtasis al aludido, quien solo reacciono apretando el edredón que estaba debajo suyo.
Luego de besarlo, succionarlo, y marcarlo, dejando huellitas de saliva por cada facción de la piel blanquecina del ariano que iba recorriendo, en un abrir y cerrar de ojos lo desnudó, dejándolo solamente con su correspondiente ropa interior, erguida en una erección que se hacía prepotente en ambos cuerpos sofocados.
Mu se levantó de su estado, y acarició la espalda del mayor, para luego dirigirse a su hombría y engullir de a pocos, ese gustoso trozo apetitoso de carne que tanto deseaba en el día a día. Luego de masturbarlo y darle una mordidita de vez en cuando, hizo que despegara su semilla, entre sus labios y sus manos, no perdiendo la oportunidad de probar de a pocos ese suculento y apetecible manjar, que lujuriosamente chupó de cada uno de entre sus dedos.
Ya habiendo despertado sensaciones el su amante, Mu se recostó encima de la cama, imaginando que ya estaría libre de su amado... craso error, cuando alguien encendía al géminis, tenía que hacer peripecias para poder saciarlo. No satisfecho con ello, Saga tomó al carnerito por entre sus piernas, abriéndolas para contemplar esa rosada entrada que ya lo había llenado de dicha y satisfacción innumerables veces... sólo que ahora no se perdería de volver a tener a su amado entre sus brazos.
Con su cuerpo sudoroso por la excitación y el deseo carnal que hacían presa de cada uno, Mu dio la respuesta aprobatoria con su libidinosa sonrisa... no opuso resistencia, es más, enredó sus piernas entre la cintura de su amado, como ya preparándose para lo que vendría después...
Saga untó con saliva, proporcionada por su lemuriano, su grueso falo que ya acomodaba en la entrada del otro, recibiendo un gemido desesperado como respuesta a su deseo...
Introdujo de a pocos su miembro, escuchando un quejido al inicio, pero luego reanudo su tarea, al escuchar los gemidos entrecortados por parte de su amado, quien no se molestaba para nada de la intromisión a su cuerpo... e hincaron con su , al inicio suave, pero luego rápido y desenfrenado vaivén...
-- ¡Como me llamo! - Gritó el geminiano, mientras ejecutaba sus movimientos coitales.
-- ¡¡¡¡¡¡ Saga!!!!!
-- ¡Quien soy yo!
-- Mi... amado... ahhh... espo... ahhh... - el placer no dejaba articular palabra a Mu.
-- Te amo...--Fue lo último que gritó Saga, pues ya se había corrido dentro de Mu.
-- Yo también...- balbuceo el peli lila, mientras surtía su esencia en el vientre del mayor.
Luego de aquella entrega total, ambos, cubiertos nada más que con sus cabelleras, se regalaron besos y frases de amor, libres de todo lo ajeno, Saga se limitó a preguntar...
-- ¿Qué se supone que hacías allá arriba?
-- Nada... - sonrió el ariano, mientras acariciaba una de las hebras azulinas de su amado - limpiaba...
Fin...