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Habitación 302 por Saturday_

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Iba a morirme, lo sé.




La luz que entraba por la inmensa ventana de aquella habitación me cegaba hasta el punto de dolerme la cabeza, quería llamar a la enfermera pero tenía la garganta tan seca que no me salían palabras. Si te soy sincera, no me acuerdo cómo llegué aquí, ni la causa, sólo sé que voy a morirme.

Me quedo dormida, sueño con un caballo, no; era un pony, el pony que le pedí a mi padre hace trece años, cuando tenía seis. Ahora que recuerdo jamás me lo dió.

Despierto dándome cuenta de que la luz cegadora desapareció, sólo siento el frío de la noche, respiro.C ierro los ojos con la intención de volver a dormirme pero de pronto entra alguien haciendo que los abra de golpe, ¡aleluya! era la enfermera.


¿Cómo te sientes?, me pregunta.
Como una muerta, pienso, aún no me salen las palabras. Señalo la jarra de agua que está a unos metros de mí dándole a entender que tenía sed, ella sonríe y va en busca de ello. Me siento mejor.


Tu madre llamó esta tarde, dijo que vendría a visitarte un día de estos
, me dijo mientras colocaba de nuevo la jarra en su lugar.

Claro, ahora que estoy aquí a punto de morirme tendra la dignidad de venir a visitarme
, suelto de zopetón dirigiendo mi mirada a la oscura ventana.

Ashley, no vas a morirte
, me dijo ella y luego de hacer nosequé (No estaba mirando) salío por la puerta, no sin antes decirme "Buenas noches, pequeña", cómo detesto ese apodo.

Suspiré y dirigí mi mirada hacia un gran espejo que tenía a mi lado derecho, no había cambiado nada en mis 19 años de vida, seguía teniendo ese cabello larguísimo, castaño, cara pálida (Por eso de ser siempre una niña enfermiza) con ojeras de muerto, ojos pequeños y marrones.
Aunque sí habia crecido mucho mucho, cuando cumplí 16 tuve un estirón que sorprendió a toda mi familia /1.73).


Suspiré de nuevo, qué aburrido es estar aquí, aunque lo es más cuando estás sola.
La habitación era demasiado grande para mi, podrían haber tres camillas más pero claro, por ser la hija del dueño suponieron que era mejor estar sola.

Error.

Miré mis brazos pálidos llenos de pinchazos de aguja, de toda mi vida. Nunca supe qué enfermedad tengo, ni siquiera sabía que iba a morirme pero mi madre me hizo el gran favor de hacermelo saber (Bueno, lo de morirme).


Flashback.

Un día de estos te vas a morir! Y no tendré que hacerme cargo de tí, JAMÁS! Porque eres una hija mala. Y dicho esto cerró de golpe la puerta de mi habitación.

Fin flashback.

No lloré ese día, ni el siguiente, ni el siguiente...De hecho nunca lloré, pero admito que si da tristeza que tu propia madre te diga eso, bueno, así es mi vida.


A mi padre lo veo una vez al mes y sólo en el desayuno, antes de irse al trabajo y a mis clases privadas, nunca fuí a la escuela por eso de ser débil así que mi padre contrató a profesores para que me dieran clase en casa. No tuve amigos verdaderos y los que llegaban a mí eran sólo por mero interés.


Bostecé, no tengo la menor idea de qué hora sea pero igual voy a dormirme, de todas maneras no tengo nada más que hacer, si me hubiesen traido mis libros de Harry Potter que no he terminado..O algún amigo.

Ya no me importa si no le importo.






Me despierto de repente debido a ruido proveniente desde afuera, algo con ruedas moviéndose, mucho blablabla hasta que entran a mi habitación y noto lo que sucede.

Una camilla y tres enfermeras, hablan de cosas que no entiendo pero ¡oh vaya! tendré compañía (Al menos el Diablo se apiadó de mí).

Ni siquiera me miran las enfermeras y como entraron, salieron. Volteé hacia la camilla y ví que era una chica muy pequeña, durmiendo profundamente (O eso aparentaba), con la curiosidad a flor de piel me levante como pude y me acerqué a ella.

¿Qué tendrá?, pensé de pie junto a ella, caminé hasta el pie de su cama y levanté la hoja de diagnóstico que estaba allí, me quedé en las mismas.

Tan concentrada estaba en adivinar palabras médicas que no me dí cuenta de que había despertado hasta que dijo: ¿Qué miras, maldita chismosa?.

Levanté la mirada y encontre la suya, enojada.
Tragué saliva.


Me han puesto de compañera a una chaparra malhablada y salvaje, genial.

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