Tú de qué vas
Por: chibiichigo
Abrió los ojos con desgano, sintiendo el menudo cuerpo del hombre a su lado entre sus brazos, y con las sábanas revueltas cubriendo apenas su torso. Intentó incorporarse para poder verlo mejor: le encantaba verlo dormir. La melena negra que se esparcía alborotada sobre la almohada y la pálida piel de un rostro fino y de facciones serias que se dulcificaban al entregarse por completo al sueño eran tan sólo unos elementos que le encantaban dentro del todo que comprendía él, su amante… Su hermano.
Movió lentamente uno de los dedos de su mano para poder recorrer las curvas de ese cuerpo que se le antojaba casi onírico. Le encantaba sentir la tersa piel que conservaba Sasuke, igual a cuando era apenas un niño, y sumergirse en una serie de sensaciones que él sabía – y había asumido mucho tiempo atrás – como impropias frente al único ser con quien se sentía plenamente identificado y por quien sabía podría soportar todas las adversidades. Rozó con la yema del dedo los labios del más joven, que dio un pequeño respingo pero siguió en su reposo, pensando en el delicioso y embriagante sabor a prohibido que tenía esa boca y que le generaba una terrible adicción que, como en todos los casos, había constituido un poco de culpabilidad al principio pero que al pasar del tiempo se había convertido en algo casi vital para él.
-Sasuke- bisbisó para sus adentros, liberando apenas el aire suficiente para poder dejar suspendida la frase entre sus labios.
Se preguntó qué era aquello que se había transformado en su interior para lograr la degeneración entre el amor fraternal y el amor pasional, e igual que otras tantas veces se dio de bruces con un camino sin salida: sencillamente no había respuesta a ese cuestionamiento recurrente y necio por su parte. Finalmente, ¿si lo supiera lo cambiaría? Por supuesto que no. Itachi Uchiha sabía, puesto que lo había asumido mucho tiempo atrás, que si le dieran a elegir de nuevo…hubiera tomado la misma decisión inmoral y hasta cierto grado retorcida que lo hacía sentirse más vivo que cualquiera: amar a Sasuke.
Olió el cabello de su hermano, que siempre tenía un discreto aroma a sándalo e intentó mantener el recuerdo de ese momento intacto por unos momentos: la respiración pausada y profunda de su hermano que se acercaba a él sin reserva alguna debido a su estado de inconsciencia – ¡ya quisiera el moreno mayor que fuera así de abierto mientras estaba en periodo de vigilia! – y se aferraba con un brazo a su abdomen desnudo al tiempo que él se impregnaba de su aroma. En ese brevísimo instante la mente del de cabello largo tuvo una revelación que, si bien conocía hacía ya mucho tiempo, había incorporado a un segundo plano donde pocas veces le prestaba atención y no fue hasta ese momento que le dio de golpe en la cara: Sasuke era lo mejor que le había pasado, y quizás lo mejor a lo que podría aspirar en la vida, no sólo por ese extraño momentum inmoral o por el sabor a prohibido que le producía calosfríos tan sólo pensarlo: con su hermano se atrevía a ser él…Simple y llanamente él. Y era esa sensación que le hacía desear no dejar de estar juntos nunca. Incluso si tuviera que renunciar a todo – si es que no había renunciado ya – con tal de permanecer al lado de ese embriagador hombre de profunda mirada que tanto le fascinaba.
Pasó su brazo por la desnuda espalda de Sasuke, tocándole apenas con la delicadeza con que tocaría una preciosa obra de arte, y sintió el estremecer del chico que se removía constantemente en señal de que pronto abriría los ojos. Se quedó estático para no alterar el sueño, ya demasiado inconsistente, de Sasuke e intentando recobrar aunque fuera por sólo unos instantes el propio. Se sentía agotado pero sin sueño, sumergido en un momento de fatiga mental del cual no podía ni quería salir.
Volaron a su mente, mientras sus párpados se volvían a cerrar vencidos por el sopor, los recuerdos de lo que había pasado la noche anterior, esa noche caracterizada por el fuego y la terca pasión de ambos que siempre terminaba por desencadenar los deseos más prohibidos y restringidos en su mente. Una típica noche de incestuoso afecto, sin ninguna diferencia de alguna otra hasta que una pregunta después del acto, cuando ambos se encontraban jadeantes y agitados se colocó como una cruel barrera:
-¿Me quieres?-
Esa pregunta maldita, pronunciada por primera vez desde los labios y la pastosa voz de su hermano en ese momento se erigió con tal poder sobre ambos que Itachi no supo cómo contestar; resultaba demasiado evidente, por lo menos para él, que sí lo quería. Lo quería incluso más que a cualquier otra persona en este mundo.
Se sintió ofendido ante el cuestionamiento, pero logró ocultar bastante bien su desagrado y, reprimiendo las ganas de decirle que de no quererlo jamás habría renunciado a su vida y a su estúpida moral, contestó de manera fría y cortante:
-Creo que sabes la respuesta-
Después de eso se hizo el silencio, aunque claramente la tensión había usurpado el lugar del apasionado cariño de otras ocasiones. El mayor sabía que no había contestado la pregunta de Sasuke pero, ¿qué no era más que obvio? Había renunciado a su familia, a sus amigos, a su vida anterior y a todo lo que conocía para iniciar de nuevo al lado de él, al único hombre que era ilegal amar.
¡Lo había dado todo por estar con él, sin importarle en lo más mínimo todo lo que comprendía su costo de oportunidad*como para que Sasuke le preguntara de buenas a primeras si lo quería! Era indignante siquiera contestarle… pero más indignante y molesta resultaba esa pregunta, ¿qué no había hecho suficiente ya?
No intercambiaron más palabras esa noche antes de voltearse ambos y dormir, no molestos pero sí alterados por el proceder del contrario. Y la pregunta quedó en el aire…con una respuesta tajante del mayor que, aunque no hubiera utilizado una férrea afirmación sentía que era demasiado obvio como para mencionarlo siquiera.
Sintió que la presión que ejercía la cabeza de su hermano sobre su abdomen menguaba de manera significativa, cosa que le causó un ligero sobresalto y provocó que sus orbes volvieran abrir.
Su hermano continuaba dormido, pero había vuelto a su almohada. Al verlo de nuevo posó su brazo sobre él de nuevo y murmuró unas palabras que a él se le antojaban estúpidas e inútiles pero que, posiblemente, para Sasuke tenían un significado que él no comprendía:
-Sí-
Cerró los ojos envolviendo a su joven amante, dispuesto a pronunciar de nuevo esas dos letras cuando despertara nuevamente. Sabía que no necesitaría gritarla a los cuatro vientos, ni hacer alarde de su amor; sabía cuál sería la reacción de su hermano con el mero hecho de ver contestada su pregunta: todo volvería a un estado de fingida indiferencia entre ambos que significaría que todo estaba bien.
Costo de oportunidad: En economía es lo que se cataloga como “la segunda mejor opción”, es decir que es lo que dejaste de hacer por conseguir otra cosa.