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Un regalo para dos por Dazi

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Notas del fanfic:

Jajaja nunca lo habia puesto pero este es mi primer fanfic, sin embargo fue escrito hace mucho tiempo, en el 2001 me parece, ya desde entonces con mi obseción con esta pareja...

Un regalo para dos

 

Era una tarde de Agosto en la mansión, el cielo estaba nublado, y un viento extrañamente refrescante para la temporada se podía sentir.

 

Los jóvenes de bronce junto con Sahori se encontraban reunidos en el comedor, alrededor de un pequeño pastel del cual solo quedaban unos cuantos pedazos, era una fecha especial, el cumpleaños de uno de los cinco chicos, específicamente el mayor, Ikki, y aun cuando este había solicitado como cada año con su característica poca amabilidad que dejaran pasar la fecha, no pudo evitar que sus hermanos adoptivos se reunieran y le llevaran obsequios, después de todo de alguna forma eran una familia, y además con todo lo que habían qué tenido que librar juntos, estaban aun mas unidos.

 

Shiryu fue el primero en entregar su obsequio, “es un libro” había dicho aun antes que el moreno terminara de quitar aquella envoltura roja del obvio paquete cuadrado, la voz del chino no se escuchó muy convencida ante su propia elección, después de todo sabía que Ikki no acostumbraba mucho a leer,  pero ciertamente no se le había ocurrido que otra cosa regalarle a un chico tan poco social, que nunca daba a mostrar sus gustos. 

 

Seiya se rompió aun más la cabeza intentando elegir algo, mas los resultados fueron todavía más nulos. Finalmente terminó llevándole un par de calcetines.

 

Shun se había esmerado, tenia días pensando que regarle a su hermano, hasta que después de recorrer tiendas y mas tiendas, por fin se detuvo en una y le compro una chamarra, una delgada, rompe vientos es muy bonita pensó, además ya vienen el otoño, a mi Nii-san no le agrada nada el frío.

 

Pero el que más había sufrido para decidir era Hyoga, quería regalarle algo especial, deseaba hacerlo pero que al mismo tiempo no quería dejar entrever sus sentimientos, estos malditos sentimientos se repetía, hacia días se había dado cuenta que realmente existían, siempre había sentido una atracción física por él, por Ikki, por lo menos desde ya hacía mucho tiempo, pero ya no era solo eso, ¿cómo era que había cambiado?, ¿cómo era que una simple atracción se había convertido en esto?, se preguntaba una y otra vez, pero en su corazón era simple, solo necesito conocerlo, no solo en su exterior, sino en su interior.

 

Cuando este volvió a casa para quedarse lo pudo hacer, solo observándolo se pudo dar cuenta que la actitud rebelde y agresiva de Ikki era realmente una coraza, algo que lo mantenía alejado de las personas, y a las personas de él, ya que estas antes le habían hecho daño y ya no podía o no quería confiar, pero observándolo, sobre todo cuando estaba con Shun pudo ver lo que en realidad era, observando su mirada cuando era para su hermano o en los momentos cuando se quedaba pensativo como fuera de la realidad lo más seguro pensando en Esmeralda, su rostro, su mirada eran otros y Hyoga lo noto, y sin quererlo esa mezcla de personalidades lo intrigaron, lo enamoraron.

 

¿Podía ser así?, eso era pensaba el muchacho ruso, pero aun así nadie debía saberlo, nadie podía darse cuenta de lo que sentía, nadie, así que salió y solo compro un regalo sencillo.

 

En el comedor Ikki abrió y agradeció todos sus obsequios, no se sentía cómodo, no acostumbraba que lo felicitaran y que le regalaran, ni le agradaba tener que ser tan amigable con todos, así que opto por retirarse lo más pronto posible, o al menos eso era lo que intentaba hacer.

 

-Ikki espera aun no ves mi regalo –  Fue la voz de la única chica del grupo la que hiso que detuviera sus pasos una vez más.  

 

- Sahori no es necesario que...

 

-Ven esta aquí afuera – sin dejarlo continuar tomó al moreno del brazo conduciéndolo hacia la cochera trasera, por supuesto todos los demás los siguieron de inmediato.

 

Y ahí estaba, recargada cerca de la pared, un preciosa motocicleta clásica, de lujo, de hecho era de esas que solo salen en edición limitada, no es necesario decir que las caras de todos los ahí presentes ante semejante e inesperado presente.  

 

-Bien creo que mis caballeros que tanto me han ayudado y se han sacrificado merecen buenos obsequios, espero te guste.

 

- Sahori mi cumpleaños es en diciembre, por si te interesa.

 

-Si Seiya lo tendré en cuenta- dijo la chica sonriendo. -Aquí están las llaves Ikki, por que no vas a dar un paseo.

 

Ikki tomó lo que la chica le pasaba, agradeció a esta con una sonrisa ciertamente muy poco característica en él, y de inmediato se monto en la estupenda maquina.

 

- Shun vienes. –invitó a su hermano señalándole el espacio tras él.

 

-No gracias niisan realmente prefiero otra clase de diversión… más tranquila – contestó el  peliverde  y esbozo una preciosa sonrisa.

 

-!Yo voy¡ - exclamó Hyoga, anticipándosele a Seiya, el cual puso una cara de amargura, la cual el rubio prefirió ignorar, después de todo su deseo no era realmente el pasear en la moto, sino pasear junto a él, junto a Ikki y era una oportunidad que no iba a desperdiciar.

 

-Bien, sube. –aceptó el moreno con su característico tono que no dejaba ver emoción alguna.

 

Una vez que estaban preparados para irse, Ikki se detuvo, dijo que esperaran un momento, y se dirigió dentro de la casa, dejando a todos extrañados.

 

Al poco rato salió, esta vez traía puesta la chamarra que Shun acababa de regalarle.

 

-Creo que la voy a necesitar el viento está fresco- explicó, y al pasar junto a su hermano le guiño el ojo, en un gesto que solo este pudo entender.

 

Esta vez se subió a la moto con Hyoga en la parte trasera. Al acelerar Hyoga se fue un poco hacia atrás, y instintivamente se sostuvo de donde pudo, y lo que pudo tomar fue la espalda de Ikki, este sonrío creyendo que el chico rubio estaba asustado por la enorme velocidad que había tomado, pero no era así, de hecho era todo lo contrario, el se sentía tan bien, estaba tan cerca de Ikki como nunca en su vida, lo contenía por su espalda, y podía sentirlo aun con la chamara a la que en esos momentos odio, podía sentir su hermoso y cálido cuerpo, podía oler su cabello, era delicioso, todo en Ikki es delicioso y tan imposible pensaba.

 

Ikki se dirigió a un terreno despoblado algo lejos de la ciudad, así podía tomar más velocidad, con menos peligro de que alguien o algo se cruzara en su camino, al poco rato llegaron a un final de camino donde se detuvo.

 

- ¿Quieres conducir?  - preguntó a su acompañante.

 

-¿De verdad? – Se asombró el más joven, no esperaba que Ikki le propusiera algo así.

 

-No solo quería saber si querías -le dice en un tono sarcástico, y mirándolo con cara de irritación que hubiera causado alguna reacción en Hyoga de no ser porque ya estaba muy acostumbrado a ver esa cara en el. - ¿Quieres o no?

 

En realidad Hyoga prefería seguir en su posición, estaba muy cómodo ahí, pero como decirlo, así que mejor aparento lo más que pudo el que le gustaba mucho la idea.

 

-Si claro.

 

Ikki se puso de pie y se fue hacia la parte trasera y Hyoga se recorrió hacia delante, en pocos minutos se dirigían a casa, y el cielo cada vez se hacía más oscuro.

 

Hyoga se sentía triste por esto, el viaje había sido maravilloso, había estado tan cerca él, estaba tan cerca, y ya pronto acabaría, ya no iba a sentir y oler su cabello quien sabe por cuánto tiempo más, de nuevo tendría que resignarse con solo observarlo, eso pensaba cuando la moto se detuvo, primero un poco y después por completo.

 

-Maldición, que demonios - Fue el moreno el primero en hablar bajándose de inmediato del vehículo frustrado.

 

- Creo que hay un problema con la moto – aseguró el rubio bajándose a su vez.

 

Ikki le mostro una mirada que esta vez sin duda si causo una reacción en el otro, incluso retrocedió unos pasos, el fénix estaba realmente furioso, así que opto por mantenerse callado, no fuera que quisiera desquitar su furia en algún momento.

 

Maldita porquería de mierda. - En unos momentos Ikki había aventado la maquina, había blasfemado hasta que se agoto y se había sentado por fin a un lado.

 

Hyoga solo lo miraba tratando lo más que podía de no reírse, al ver como el hermoso chico se comportaba, hasta que por fin se atrevió a hablar.

 

- Ikki checaste cuanta gasolina tenía antes de irnos, recuerda que ya la habían traído desde quien sabe dónde.

 

-Es una estupenda idea Hyoga, si me la hubieras dicho antes hubiera sido todavía mejor- contestó el moreno en un tono que un poco muy poco mas hubiera estado gritando.

 

- Bien porque mejor en vez de estarnos quejando empezamos a caminar, ya casi es de noche y el cielo está bastante nublado.

 

Esta vez Ikki no dijo nada, su furia era obvia, pero también se dio cuenta de que Hyoga tenía razón, así que solo se puso de pie, tomo la maquina y empezó a caminar, El rubio lo siguió de inmediato, con una sonrisa de triunfo en su rostro, para el todo esto no le parecía tan mal, después de todo tendría la oportunidad de caminar al lado del bello chico que cada vez sentía amaba mas.

 

Poco después y para colmo de males del abatido moreno, gotas comenzaron a caer del cielo, primero pequeñas, y cada vez más grandes, hasta que se convirtieron en una verdadera Lluvia, la cual cada vez se hacía más fuerte.

 

- Esta sí que es suerte, por supuesto tenía que ser en mi cumpleaños-  expresó el fénix con un tono áspero, ya hasta se estaba cansando de enojarse, y eso que lo hacía muy seguido.

 

Hyoga río al comentario, la verdad es que para el toda la tarde había sido más que hermosa, así que un poco de lluvia no le molestara.

 

Un par de kilómetros más adelante, pudieron observar a lo lejos una pequeña cabaña o choza, al acercarse se dieron cuenta de que esta parecía estar totalmente abandonada.

 

-Bien si no queremos ahogarnos en esta maldita lluvia será mejor que nos quedemos un rato aquí.

 

A Hyoga le pareció la idea más estupenda jamás escuchada de los labios del caballero del fénix.

 

El lugar no era de hecho muy acogedor, tenía solo una ventana en pie, así que todo el viento que venía de afuera se filtraba más que fácilmente, no tenia piso alguno y además había basura por todos lados la mayoría de esta palos y hojas. Ikki junto un poco de la basura en un montón y encendió con ella un fuego, así ambos muchachos se sentaron a su alrededor.

 

Ikki se quitó la chamarra delgada que le había regalado su hermano hacia apenas unas horas, y como esta era un poco plástica, no se había mojado tanto por dentro, en cambio Hyoga estaba totalmente empapado.

 

Al poder estar de una vez por todas en tranquilidad relativa, el muchacho mayor se recargó en la pared de la choza, cerca del fuego cruzó sus brazos y cerró sus ojos, Hyoga entonces tuvo la oportunidad de hacer lo que había estado haciendo desde hace tiempo, observarlo, y esta vez se veía particularmente más atractivo, con un preciosa cabellera totalmente empapada que caía en su sensual rostro, cubriéndole una parte de su cicatriz, la cual siempre había pensado lo hacía ver todavía más atrayente, pero eso no era todo, pudo observar como la ropa mojada se pegaba en su piel y dejaba ver su bien muy bien torneado cuerpo en contraste a la luz que daba el fuego, el espectáculo era como para babear, de esta manera no pudo evitar sentir toda una ola de punzaciones en su cuerpo que lo hicieron temblar.

 

Ikki abrió los ojos, justo para ver la reacción del muchacho, y sin más que imaginarse, equivoco el sentimiento.

 

-¿Tienes frío?, pensé que tu no lo sentías. –preguntó viendo directamente al rubio.

 

Hyoga se quedo helado al apreciar que había notado su reacción, era obvio que aunque la temperatura si era bastante fresca, no sentía el más mínimo de frío, pero tampoco podía decirlo, así que tuvo que mentir.

 

No muy seguido, pero si cuando estoy tan mojado – Contestó bajando la mirada, tratando de evitar así dejar notar más de lo que la situación de provocaba.

 

-Y por qué demonios no te quitas la camisa. –sugirió el otro dejando caer nuevamente su cabeza hacia atrás.

 

Hyoga sonrío al comentario, y a pesar de que no sentía frío, si le incomodaba el tenerla mojada pegada a su cuerpo, de esta manera se levantó se despojo de ella y la extendió en una de las varas del lugar.

 

Sin querer Ikki volteó hacia el chico ruso al momento que se despojaba y la imagen lo dejo un poco choqueado, algo que jamás espero que le ocurriera, mas esa espalda con una piel suave, rubia y bronceada era por demás hermosa, y ese pecho conservando la misma textura pero adornado por bellos músculos bien puestos en cada sitió eran realmente algo digno de admirar, y aun cuando internamente se regaño ante su propia reacción había algo que ciertamente no le permitía dejar de mirar, una sensación no muy conocida por él, pero que estaba ahí, y le calaba con fuerza.

 

Ikki había estado enamorado por tanto tiempo de su querida Esmeralda, aun cuando ella ya no estaba, que no había dado tiempo a su alma para nada mas, en esta alma solo estaba ella, y el rencor que sentía por perderla y contrariamente el amor a su hermano le daba toda la fuerza para pelear, pero nunca dejo que otra clase de sentimientos llegaran a él, eso era para débiles, y el no lo era, nunca lo seria.

 

Hyoga se sentó de nuevo cerca del fuego, sin darse cuenta para su infortunio de la mirada anterior de su compañero.

 

Pasó solo un rato en lo que la lluvia en vez de aminorar se hizo cada vez más fuerte, así como el viento, hasta que la única ventana que se conservaba en pie muy débilmente cedió a una ráfaga, y literalmente salió volando hacia dentro de la cabaña, esto apagó de inmediato el fuego, alertó a los muchachos, y más aun a Hyoga al sentir como uno de esos vidrios que había volado fue directamente a parar a su hombro, no pudo evitar lanzar un pequeño grito apagado.

 

-¿Que te paso?, ¿estás bien?- Preguntó de inmediato el fénix, que de alguna manera pudo reconocer en el gemido del rubio que algo le había pasado, aun sin poder observar nada en la reciente obscuridad.

 

-No es nada, a uno de los cristales se le ocurrió enterrárseme el brazo – contestó con una sonrisa tranquilizadora, a pesar de que el otro no podía notarla.

 

Ikki extrañamente alarmado juntó de nueva cuenta más de la basura y prendió otro fuego, el cual apenas si se mantenía con el viento que esta vez entraba por todos lados.

 

- No te muevas - y así bastante acostumbrado a ver heridas, el moreno tomó el cristal y lo sacó de un solo jalón.

 

Hyoga solo hizo una mueca de dolor, pero el también estaba bastante acostumbrado a las heridas, y en esos momentos le interesaba más la actitud protectora de su amigo que el maldito cristal. Ikki cortó la parte de abajo de su camiseta y la amarro cuidadosamente en la herida.

 

- Estas muy helado Hyoga, estás seguro que estas bien.

 

En realidad estar helado no era una cosa nada rara en Hyoga, después de todo era un caballero de hielo, pero Ikki no podía saberlo, ya que jamás lo había tocado, no de esa manera, y Hyoga no tenía ninguna intención de sacarlo de su error y dejar de ver esa expresión tan inusualmente tierna en el rostro de su compañero.

 

-Si ya te dije que no es nada, solo que hay mucho viento, hace algo de frío- contestó algo que no había duda era una total mentira.

 

Hyoga abrió los ojos muy grandes cuando sintió que Ikki lo abrazo un poco y encendió también un poco su cosmos.

 

-Esto te calentara - le dijo esta vez en tono muy suave.

 

Hyoga se sentía tan pero tan bien que no puso absolutamente ninguna objeción al tratamiento, no lo podía creer, esto estaba mucho más allá de lo que pensó que alguna vez pudiera llegar a estar cerca del chico que amaba, en verdad podía sentir ese cosmos, era uno que ya conocía muy bien, pero a la vez tan diferente, ya que además de la fuerza y agresividad que siempre irradiaba, también se podía sentir ternura, y sobre todo protección, en ese momento pensó en Shun, en el momento en que lo había calentado con su propio cosmos para darle vida, la sensación de alivio, de ternura que sintió con ese tierno muchacho, la podía sentir a través de su hermano también, tan distinta pero tan parecida, de nuevo recordó a Shun, esta vez sintiendo una profunda envidia cuando comprendió que para él, el cosmos de Ikki siempre era así, tierno y protector. Se perdió en esa sensación, cerró los ojos y se olvido de todo para solo dejarse llevar por el calor.

 

Ikki por su parte, en un principio se preocupo, como si de pronto su parte protectora se alertara al ver a su amigo herido, pero después al verlo en sus brazos, tan sereno, tan hermoso, al sentir la piel desnuda de su torso tan cerca, esta vez algo en él se despertó, más allá de sus propios reproches, no pudo evitar sentir que un escalofrío en su cuerpo, hasta que se dio cuenta de que todo ello se debía a que ese otro cuerpo tan cerca del suyo lo estaba excitando de una manera como nunca lo había sentido.

 

Hyoga abrió los ojos, para darse cuenta de otros azul oscuro clavados en su rostro.

 

Se quedaron así mirándose por un largo rato, hasta que Hyoga comprendió lo que estaba pasando, que no era un sueño, que esos ojos no expresaban nada que él hubiera visto que expresaran antes, que esa mirada era algo mas, algo con lo que llevaba mucho tiempo soñando.

 

Con esto en mente el muchacho rubio, se acerco cada vez más a esos preciosos ojos y a esos hermosos labios, hasta que se unieron con los suyos en un beso que solo en sus sueños había imaginado, pero no realmente porque el de sus sueños estaba muy lejos de la divinidad del real.

 

Al separase, ninguno de los dos podía creer lo que acababa de suceder, pero no dijeron nada, Hyoga no quería que nada lo arruinara e Ikki ya se había rendido a si mismo cegado por toda la ola de sensaciones, tan nuevas y a la vez tan viejas, que estaba sintiendo.

 

Se miraron otro largo rato, después Hyoga se incorporo para estar de frente a su amor, y así poco a poco sin perder nunca la mirada uno se unieron en un nuevo beso mucho más sensual que antes, y que fue el principio para lo que vendría esa noche....

  

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El sol de la mañana entró por cada una de las ventanas de la choza, pegándole en el hermoso rostro y los rizos dorados de Hyoga, el cual con una mueca, pestañeando abrió sus ojos azul cielo para encontrarse de nuevo con la cabaña, esta vez a la luz del día, buscó por todos lados a su muchacho amado, pero no estaba, esto lo exaltó un poco, se estaba terminando de poner la camisa cuando escuchó el ruido de una motocicleta acercándose.

 

De inmediato salió para encontrarse con quien ya sabía que era, Ikki se había levantado temprano, caminó hasta la gasolinera, y volvió por Hyoga.

 

Al verlo Hyoga le dio la mejor de sus sonrisas, para encontrarse con algo que nunca hubiera querido observar, una actitud fría, y una mirada que claramente lo esquivaba.

 

-Nos vamos - al decirlo ni siquiera volteo a ver al ruso a su lado.

 

- Ikki que te pasa – preguntó el rubio en un tono casi de suplica.

 

- ¿Vienes o no?- esta vez el moreno habló con molestia.  

 

Hyoga entrecerró los ojos al no poder o no querer comprender porque le chico con el que acababa de pasar la mejor noche de su vida lo trataba tan fríamente. Lo miro con una mirada suplicante, pero Ikki no la contesto simplemente hizo una cara molesta, y acelero un poco tratando de que Hyoga se diera prisa.

 

- No te entiendo - aseguró esta vez un poco más molesto.

 

- No hay nada que entender, fue un error eso es todo.

 

Hyoga exhalo fuertemente, por fin lo había comprendido, pero no lo podía creer, se sintió terriblemente herido.

 

- ¿Qué demonios esperas?, ¿nos vamos? le dijo mucho más molesto.

 

- Si Ikki, nos vamos.

 

Se subió a la moto, y así se dirigieron a la casa, no cruzaron palabra. Ikki se sentía terriblemente culpable, no solo por haber herido así a su amigo, sino por todo, por haber manchado la memoria de Esmeralda, por haber cedido a la debilidad. Hyoga se sentía herido, frustrado al saber que realmente si había sido un sueño, que su divino muchacho podía ser tan cruel.

 

Al llegar el ruido alertó a los que se encontraban en la casa, que ya se encontraban bastante preocupados porque no habían regresado en toda la noche.

 

-¿¡Que paso!? – preguntó Shun acercándose a ellos de inmediato.

 

-Nos quedamos sin combustible - Al decir esto Ikki se apresuro hacia dentro de la casa, sin siquiera voltear atrás.

 

Todos fueron entrando en la casa, excepto Hyoga, el se quedo afuera, observando la puerta por donde momentos antes Ikki se había perdido.

 

Suspiro fuertemente, se sintió débil, pero no quería, no se humillaría más.

 

- Después de todo, solo fue un sueño, nada más.

  

FIN

 


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