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“Como el hielo que se funde con el calor… así te ayudaré a superar tu temor, mi amor…” por athena_ariana

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Notas del fanfic:

¡¡¡Hola chicos y chicas que para en el mundo del yaoi…!!!

He aquí yo, otra vez, trayéndoles una historia producto de mi atrofiada mente, que no me ayudó mucho estos días, que digamos… XD

Con mi enésimo fic //pierdo las cuentas// pero ahí estudiando, como siempre la chica perseverante… XD Dedicado para mis amigas de la academia //Sole, Mayo-chan, Cristi, Tezhi// y para Avenger walker, quien ya sabía el germen de la existencia de este fic…

Notas del capitulo:

A ver gente… no se molesten si ven malitos a mis espectaculares Radamantis y Aiacos… XD

Besitos a todos, y espero que lo disfruten… ^.^

Capi único: “Conmigo volverás a amar…”

--Camus… responde… quien te hizo esto… - Un muchacho sujetaba fuertemente la mano de su compañero, mientras lágrimas rodaban por sus mejillas.

-- Déjame por favor… - el muchacho francés estaba al borde de la desesperación - ¡Suéltame…! ¡No quiero que me toques!

-- Pero por qué… -- Fue en vano, el muchacho se había librado con un mordisco y había echado a correr.

Camus corrió y corrió, tratando de evitar a toda persona que lo miraba inquisitivamente… tenía la camisa hecha harapos, aquel pantalón que siempre se presentaba impoluto,  ahora daban señal de lo que algún día fue, y sin contar con las sumas heridas y golpes que traía a través del cuerpo…

Llegó a casa, el único lugar por ahora seguro… y se encerró en su dormitorio, se desvistió y comenzó a contemplar su desnudez… mancillada. El espejo le mostraba los resultados horrendos de aquel momento terrible, los hematomas iban empeorando mientras que sentía dolor en sus zonas íntimas… las marcas que, por ahora enrojecidas, y los rasguños que recibió por parte de su agresor lo había marcado no sólo en el cuerpo, sino en el alma…

Se encaminó hacia la ducha, y soltó la regadera, para así el agua refresque esas regiones que le ardían. Terminando su baño, se vistió con sus típicas ropas de estar, mientras curaba de a pocos las heridas y  golpes con pomadas… consciente de que la herida que llevaba en el espíritu y que aún sangraba, nunca la iba a poder sanar.

Se recostó en su cama, abrazando su almohada, mientras de nuevo las lágrimas comenzaban a  surgir… temblando de miedo mientras susurraba palabras ininteligibles…

--Por qué… a mí… por qué no llegaste antes de que me sucediera esto… Milo… - el acuariano no podía creer que tenía que ser la víctima de una de las injusticias sociales que se cometen hoy en día.

Flash back

El aguador ingresaba a los servicios higiénicos… mientras que era acechado a prudente distancia por el bando de los jóvenes pleitistas del centro educativo. Se paró frente a la letrina, mientras meaba para cumplir con una de sus funciones biológicas. Cuando ya se dio cuenta de que era espiado, era demasiado tarde.

--¿Quiénes sois? – preguntó con desconfianza el galo, mientras arqueaba una ceja.

-- pues… somos unos “amiguitos” de Milito… y nos tiene cierta deuda… - dijo un rubio con ojos afilados, quien no dejaba de observar a diestra y siniestra al francés.

-- ¿Milo? Él nunca…

-- Pues no es tu asunto… sólo que… lo estábamos buscando para golpearlo… por ello pensé que su mejor amigo debería saber dónde estaría parrandeando… - le increpó el otro sujeto, mientras se acercaba y acorralaba al galo.

-- Yo… no sé nada… -  Camus trató de retroceder, a lo que ya no pudo.

-- Bueno… entonces tú saldarás nuestro problema… - el rubio se acercó asesinamente, mientras se apoderaba del cuerpo de muchacho.

Ambos compinches, conocidos por ser los más revoltosos, lo acorralaron y comenzaron a forcejear con el muchacho, unos por querer obligarlo a tener relaciones, y el otro por intentar zafarse. Pero como dice el dicho, la fuerza pudo más que la inocencia, y a golpes, arañazos y forcejeos, lograron inmovilizar al galo, primero engullendo su miembro que no despertaba, para después golpearlo salvajemente y proceder a violarlo.

--Hasta que no despierte… no te librarás de nosotros, preciosura… ¡Ay de ti si no despierta!- fueron las palabras que escuchó decir a su agresor, antes de que procediera a ultrajarlo por segunda vez.

Introdujeron su miembro erecto y erguido hace la entrada del más joven, quien ya no podía hacer nada por evitar su suplicio… Lo mordisquearon, ultrajaron, golpearon… pero luego de que terminó de penetrar al chico, que aún temblaba por el miedo y el temor que había infundado en él, continuaron con la fatídica misión de tratar de despertar al miembro dormido del muchacho, que aún no reaccionaba… Uno, practicándole sexo oral, mientras otro lo penetraba sin cansancio y hambriento de placer, a la vez que el otro moría de asco.

Tanto así, que llegaron a golpearlo tanto, que lo dejaron inconsciente, recostado al lado de la letrina,  con su traje elegante hecho jirones y las lágrimas que marcaban sus mejillas, aún secas… y con señales de haber llorado tanto…

Ya después que, sucediera aquel fatídico hecho, su hasta entonces mejor amigo lo había encontrado en las peores condiciones humanas que hayan podido existir, bañando en un charco de sangre, y maltratado hasta el punto del cual ser humano no podría recibir semejante paliza.

Cuando el galo despertó, entre los brazos de Milo, se dio cuenta, hipotéticamente, que el culpable de su desgracia lo estaba abrazando, con el rostro empapado en lágrimas de dolor… Lo único que demostró su estado de ánimo fue el temblor de su cuerpo… hasta que pudo ponerse de pie, recobrar fuerzas, y salir huyendo despavoridamente, sin hacer caso a las explicaciones de su amigo.

Fin Flash back

Mientras el acuariano no dejaba de suspirar y recordar, aunque no lo quisiera, aquel momento aciago, el sopor fue apoderándose de su cuerpo… y por el cansancio y la pesadez de llorar hicieron que caiga rendido bajo el efecto de Morfeo…

A la vez que esto sucedía en la habitación del aguador, en el umbral de la casa, un joven de melena azul esperaba pacientemente a que se dignasen a abrir la puerta… hasta que se entreabrió, mostrando la joven, delgada y bella figura de una mujer rubia, de ojos verdes con mirada angelical… quien lo recibió afectuosamente, ya que lo conocía al revés y al derecho, pues era un visitante muy asiduo.

Ingresó a la cómoda y sencilla sala que estaba en el centro del espacio del lugar, y se sentaron a platicar, pues el asunto era algo… complicado…

--- Milo… sabes muy bien que es un placer recibirte las veces que vienes… - se manifestó la señora – Pero… hoy he notado a Camie algo raro… no sé si tú… sepas el asunto por el cual hoy está comportándose de manera abúlica y gris…

--- Pues… verá… es algo muy delicado el por qué… preferiría no hablar de ello… - Milo sonrió dulcemente, tomando una mano de la mujer – Es más, no sé si usted de su aquiescencia para poder subir a su habitación y tratar de entablar alguna plática con él… estuvo muy esquivo conmigo y aún no sé la razón…

--- Bien… no soy nadie para impedir que entres, Milo – Le dijo dulcemente la rubia – Pues soy consciente del amor que profesas a mi hijo… es más – agregó – Estaría muy feliz de que algún día ustedes llegasen a formar una pareja…

--- Muchas gracias… no sé si con todo el oro del mundo podría recompensarle por esta noble acción que hace a mi favor… en verdad… no sabe lo cuan valioso que es Camus para mí…

--- Entonces… te acompaño a su habitación… - le dijo la joven mujer, pues ya se había puesto de pie.

--- No es molestia… pero preferiría ir sólo… ya conozco el camino – le dijo Milo, también poniéndose de pie, mientras le obsequiaba una grata y dulce sonrisa a su interlocutora.

--- Bien, entonces yo continuaré con mis labores… - le dijo, mientras se dirigía a su estudio.

Ya era la hora. Milo se encaminó rumbo a las escaleras, que veces anteriores subía con un sonriente Camus, y se dispuso a subirlas, llegando a la planta superior. He aquí, dio unos cuantos pasos y ya estaba en el portal del cuarto de su adorado copito.

Ingresó, y se dio cuenta que el joven peli aguamarina yacía encima de su acolchada cama, dormido, gracias al cielo, ya que  lo primero que  pasó por su mente fue un intento de suicidio. Suspiró, y cerró la puerta con llave, para irse a sentar al lado de su amor platónico, y verlo dormidito… allí…

No pudo inmutarse a llenarlo de suaves y acompasadas caricias… acarició sus cabellos, esa cascada aguamarina brillante para su deleite; con una mano rozaba su tersa mejilla, suave como siempre le había gustado acariciar… Uno de sus pulgares delinearon los labios galos… aquello que ni imaginaba probar, aunque el deseo y la sensación de confesarle sus sentimientos a ese bomboncito francés que yacía recostado en el mueble, pero supo contener los sentimientos que rebosaban en sus interior, ya que lo primordial en su mente ahora, era el bienestar físico e integral del ser que más amaba sobre la faz de la tierra.

Se acercó más, dispuesto a besarlo… pero se reprimió esa idea, y levantó su cabeza para besar tiernamente su frente…

… Sintiendo una presencia extraña que no fuera él, el Acuariano despertó asustado, y se tranquilizó un poco al ver que eran las hebras azulinas de su Milo… su Milo… aquel ser que le robaba una sonrisa con facilidad y lo hacía sonrojar de pies a cabeza con el más mínimo contacto… se sorprendió al descubrirlo encima suyo… abrió tamaños ojos de la impresión que se había llevado… pero se serenó luego de, que se dio cuenta de que lo que hacía era regalarle una de esas caricias que tanto necesitaba en un momento acerbo y gris como el que estaba pasando…

--Milo… - suspiró el francés, mientras entreabría sus gloriosas orbes.

-- Camus… - exclamó el griego, separándose lentamente de su copito, rompiendo el contacto físico con él…- Estás bien… como te sientes – lo agarró por los hombros.

-- Yo… - balbuceaba Camus con la cabeza gacha – Yo… no sé exactamente… no recuerdo mucho… pero te agradezco que estés aquí… conmigo…

-- Eso ni lo dudes pequeño… para eso estamos los amigos – Dijo Milo con una sonrisa se tristeza… esa maldita palabra… “amigos” lo tenía atormentado… pues por la situación actual, no podría ser algo más.

-- Milo… Milo… - El acuariano se echó encima del pecho de Milo, aferrándose fuertemente de la playera que este llevaba puesta, mientras hundía su cabeza en ese espacio protector… - Fue horrible… horrible… horrible… - Balbuceaba.

-- Camie… trataremos de olvidar ese momento… aunque no lo recuerdes muy bien… tu lo harás por mí… - Al decir esto las mejillas de Milo se tiñeron de carmín – Y yo lo haré… por ti…

-- Muchas gracias… Milo… - El galo derramaba sus lágrimas en el pecho griego, mientras este lo rodeaba con sus brazos y lo consolaba…

Estuvieron en ese plan por un promedio de quince minutos, hasta que la fuente de lágrimas del francés se secó… fue cuando Milo pensaba porque, justo cuando ya a una media semana de terminar el año escolar y dejar el colegio para siempre, tenía que sucederle esto a su hielito adorado…

--Milo… Milo…

***

--MILOOOO!!! – Gritó fuertemente  cierto muchacho peli azul, rompiendo, literalmente hablando una jarra de arcilla en la cabeza de su interlocutor.

-- Perdón… ¿me decías?- respondió Milo, mientras se rascaba la cabeza.

-- ¿Es que acaso ya no oyes lo que uno te habla? – Le espetó su compatriota – Te he estado llamando como cuchucientas veces para indicarte que estabas cagando la vasija, pusiste al fuego mi gorra favorita y de yapa, el color la fregaste para combinar los últimos cerámicos de exposición… ¡Qué demonios te sucede!

-- Esto… no sucede nada… - balbuceó el escorpión – Son ideas tuyas, Saga…

-- Ideas mías al carajo –le respondió – estás ido desde la mañana… además…

-- ya sé, ya sé, ya sé… te encargo…

De pronto, ingresa a la habitación un muchacho peli lila algo agitado, y que se detuvo al ver a los dos compañeros conversando.

--¿Mu? ¿Por qué…?

-- Ahora no hay tiempo para explicaciones, Saga… Milo, es Camus… él está…

***

En una amplia cama blanca, una muchacha tomaba muestras y examinaba cada región de aquel cuerpo esplendoroso, tostado, recorría con la yema de sus dedos cada parte de ese fino cuerpo, ahora maltratado y lleno de henchidas Hematomas que no hacían contraste con esa piel de alabastro tan fina como la seda. En eso, suelta la mano del joven peli aguamarina, para caminar serenamente hacia la puerta, habían llegado Milo, Mu y Saga, quienes corrieron preocupados para socorrer al muchacho.

--Exactamente que sucedió, Mu… - cuestionó saga.

-- Pues… estábamos en el taller de escultura… y estábamos presentando la estatuilla de hielo que Camus había terminado… hasta que se desmayó… Aunque en la mañana lo vi… con una cara de muerto… - explicó Mu.

-- Pobrecito… con lo que sucedió… - Milo se lamentaba.

-- Bien chicos – llegó la enfermera – pueden pasar a verlo… aunque él está inconsciente, no deben forzarlo mucho.

-- De acuerdo… no intentaremos nada – prometió Mu.

Los jovencitos se adentraron entre esas cortinas blancas, para contemplar la pena de brazos, sobre todo, las muñecas del aguador, que estaban moteadas e inflamadas… Milo fue el que se acercó y besó delicadamente cada mano suya, con suma devoción y cariño…

Saga, quien ya sospechaba algo, se quedó tiempo después de que la muchacha les pidió que se retirasen, fue ahí cuando Camus despertó.

 

***

--Ya todo está bien… no te preocupes Camus… estoy aquí… contigo… - le decía Saga mientras tomaba la mano del aguador.

-- Saga… que bueno… que estés… - trataba de expresar Camus.

-- Ya no hables y descansa… debe dolerte esto más a ti que a mí… - fue lo único que atinó a decir Saga.

-- Es que tú…

-- Dime Camus, por piedad… quien fue el que te hizo daño… te juro por todo lo sagrado que no he de descansar hasta que aquel bastardo no reciba su merecido castigo… - le advirtió.

-- Esto… sabes acaso algo… - balbuceó el menor.

-- ¿Donde crees que estás? Por si no te has dado cuenta, estamos en la enfermería de la escuela, y te hicieron un chequeo general. – le explicó el griego.

--  Entonces tú… ya lo sabes… - balbuceó con tristeza su interlocutor.

-- Entonces… dime, yo no se lo diré a nadie… eso te lo puedo asegurar… - le prometió el griego con una de sus manos sobre las del peli aguamarina.

-- Fueron… Los jóvenes sempais de práctica… fueron Radamantis de Wyvern y Aiacos de Garuda… - dijo el galo, mientras trataba de esforzarse para que sus llororsos ojos no lo delataran…

-- Tienes que aprender a defenderte… - le dijo Saga con seriedad – Esos mierdas te van a joder hasta en tu casa si no le pones el parche.

-- Lo sé… pero… tengo miedo de que me hagan daño de nuevo…

-- Justo por ello… - Saga hizo una pausa – Es que te vine a ofrecer esto… -- Le muestra una pistola 9mm – Es para que te defiendas…

-- Saga, no quiero matarlos… - explicó algo asustado el francés.

-- No te he dicho que los mates… -le explicó Saga – simplemente los asustas con esto y ya está – lo mira atentamente – con esto, te aseguro que te dejarán de joder…

-- Bien… entonces lo cargaré… a todos lados… - le susurró tranquilamente Camus.

-- Si… pero ten cuidado con esa arma… no la uses mal… - le advirtió el geminiano.

-- Si… ahora tengo que esperara a dos días y al fin acabaremos con esta etapa…- le comento Camus.

-- Si… extrañaré mucho estas paredes… - le dijo en una sonrisa el geminiano.

-- Es verdad… pero ahora…

En el momento que hablaban tan detalladamente, la muchacha que les había atendido antes se hizo presente, Camus escondió el arma entre las sábanas, y así, la joven les dio el permiso para que se retirasen. Cosa que les dio alivio al par de jóvenes que estaban  allí presentes, pues querían volar de ahí lo más antes posible antes de que los descubriesen con un arma a fines de la escuela.

Ambos salieron, y el geminiano acompañó al galo hasta su vivienda, hasta asegurarse que estuviera a refugio en ella. Después, hubo marchado tranquilo, a ir a contar los sucesos de la investigación a su mejor amigo.

***

-- Ahora que ya vamos a irnos de la escuela… ¿no crees que deberíamos pensar a que universidad ir? – preguntó algo curioso Saga, mientras cargaba su maleta algo vacía…

-- Por el momento, mi prioridad es vengarme de esos desgraciados… - dijo Milo con cólera –

-- Bien, pero debemos vigilar bien al cubito… corre peligro estando solo.

-- Tienes razón.

Después de que estos conversaran, y unas cuantas actividades del último día de escuela, todos se reunieron en el auditorio, para la última junta entre alumnos, y despedir a los egresados con todos los honores del mundo.

Camus para su bien, fue nombrado como el chico ejemplar de su sección, recibiendo todos los elogios y felicitaciones del rector de clase. He aquí cuando dieron el anuncio de ser libres de la etapa colegial y la eufórica muchedumbre salió alborotando las calles.

 Hasta que el tranquilo y sosegado del galo caminaba por un callejón oscuro, apretando sus manos en los bolsillos, fue interceptado por dos figuras conocidas por él. Al reconocerlos como sus agresores, el francés tembló de terror, retrocediendo los pasos hasta chocarse con la pared de concreto que estaba a su atrás.

--- Bomboncito… felicitaciones “Gran Camus” – le dijo Radamantis con sorno – Ahora nosotros te daremos un regalito especial.

--- te va a gustar mucho… esperemos que los disfrutes… - le decía Aiacos, a la vez que cerraba el paso y lo tomaba fuertemente por las muñecas.

--- Nooo – gritó desesperadamente Camus – Suéltenme por favor… - mientras decía esto, buscaba algo desesperadamente entre sus ropas, brindando una fuerte patada a Aiacos.

--- Ahora eres valiente – le sonrió lascivamente el peli azul – bien, tú lo has pedido…

Mientras los desgraciados de Radamantis y Aiacos trataban de volver a ultrajar al galo, este ya no estaba tan seguro como siempre lo había sido… otra vez se le acercaron lascivamente, y mientras ya poseían al pequeño… un impacto de bala perforó su pecho… Camus se había defendido como pudo… sin medir las consecuencias, ya había matado al rubio, quien se desplomó antes los ojos asustados y enardecidos del menor…

Mientras caía de rodillas, asustado, con la pistola entre sus manos temblorosas, pues lo que había hecho ya no tenía solución…  Aiacos trató de huir por su vida, mirando fijamente el cuerpo de su compañero yacer en el suelo, y una ola de miedo y pavor azotó su cuerpo,  al ver la mirada fría y  de odio dirigida hacia él, por parte del francés… Retrocedió unos pasos, pero fue interceptado por el griego, que apareció detrás suyo, quien no  le perdonó nunca que hubiesen deshonrado a su amado…

Simplemente agarró una cuchilla, y se la clavó en el corazón, dejándolo sin aliento y para que se pudra en el hado. Una vez terminado la sangrienta escena, Milo se acercó a su amigo, quien lloraba… no porque lo hubiesen forzado nuevamente, sino porque él no era nadie para quitar la vida a otro ser humano… y no recibiría perdón donde fuese que se halle…

--Vamos… - el griego se acercó a su estrella del alba, mientras le miraba de la forma más compasiva posible.

- Que… hice… ¡Milo! ¡Lo he matado! – Camus estaba entre el delirio y el pánico.

-- No importa… esos malditos se merecían esto y mucho más… - decía el griego con frialdad en sus orbes azules – Pero ahora… ya te has librado del acecho de esos desgraciados…

-- Pero… ¡los he matado! Es que acaso… - El galo hizo una pausa – Acaso tú… ya no… eres el Milo que yo conocí…

-- Ahora soy el Milo dominado por la rabia y el coraje de no poder hacer nada mientras ultrajaban a su amado… eso es todo – dijo el escorpio, mientras se acercaba más al francés.

-- Acaso… es que tú… - balbuceaba Camus, mientras observaba fijamente a su amado.

-- Cierta vez, cuando yo era más chico, hace más o menos a fines de año… ellos dos se me trataron de acercar… y quisieron enrolarme en sus actos perecederos y de perdición, a lo que yo me negué rotundamente… fue entonces cuando decidieron cada vez que me veían indefenso,  y tratarme como la peor basura sexual que haya en la faz de la tierra…  - el griego hizo una pausa, mientras se ponía en cuclillas y miraba fijamente a los ojos de su par…

-- Entonces…  - el galo se quedó sin habla.

-- Fue cuando sufría el ultraje por parte de ellos dos… ya era un sacrilegio si me negaba, pues me iría peor… hasta que cierto día, ellos me dijeron que… ya no me deseaban… - hizo una pausa – No sabes cuán feliz fui en esa escasa parcela de tiempo… pero la sonrisa se me esfumó del rostro cuando lo que me revelaron era que…

-- Que… - le siguió la palabra el jovencito.

-- …

-- ¡Dime por Dios! Esto es muy importante… - le gritó Camus, agitado por la emoción.

-- Me dijeron que te querían probar a… ti… - En eso, una lágrima cae de las turquesas griegas, y la voz se le entrecorta – Y me negué rotundamente… no quería que te tocaran ni un solo cabello a ti… el ser que yo más amo, no deseaba verte sufrir como yo lo sobrellevé, fue entonces cuando me ofrecí a servirles sexualmente si ellos me daban su palabra que no te herirían ni te tocarían…

-- Milo... tú hiciste eso… por mí… - le susurró estupefacto el joven peli aguamarina, mientras rodeaba a su acompañante entre sus brazos…

-- Y cuando te vi… allí, aquel día como nunca deseé haberlo visto, fue cuando me enfurecí contra ellos, y juré vengarme… vengarme por ti como yo no pude hacerlo por mí… hacer que me las pagaran todas, en especial ese rubio maldito que se debe estar pudriendo en el averno… Sólo porque te amo… te amo… te amo…- Milo corresponde al abrazo del francés y rompe en llanto – ¡Es que ya no lo soporté más…! Me hierve la sangre de tan sólo recordar ese penoso estado en el que te encontrabas… Ya no…

-- Ya no digas nada… - Camus intentó consolarlo – Ya pasó… ya no están más aquí… -

Fue ahí, cuando el galo acerca sus labios a los del otro, demostrando sus sentimientos en un cálido e inexperto ósculo, que dejó estupefacto al receptor. Milo correspondió a la suave caricia, como producto del momento… y ambos se abrazaron luego de ello… sollozaron por su amarga experiencia vivida… se acariciaron mutuamente, se regalaron miradas inflamadas de amor y cariño…

Ambos se levantaron… eran libres de su pasado y sus remordimientos de noches… ambos ahora tendrían que ver cómo solucionar el presente y vivir al máximo el inseparable futuro que los esperaba… apoyándose, amándose y sobre todo, protegiéndose el uno al otro…

Se encaminaron y salieron de aquel oscuro callejón, dejaron atrás las armas con las que ejecutaron su justa y precisa venganza, y marcharon rumbo al rojo atardecer, pues una velada llena de amor y felicidad de ahora en adelante los estaba esperando… libres de la injusticia de aquellos dos depravados, y dispuestos a luchar por superar el mínimo temor que aún albergaba aún en sus corazones… el miedo a perderse el uno al otro… y sobre todas las cosas, viviendo juntos y no separarse por nada del mundo, ya que el amor y el reciente lazo que los uniría de ahora en adelante, era demasiado fuerte como para dejarse vencer por las adversidades futuras de su incierto destino…

Fin

Notas finales:

Espero que sea de su agrado, no pensé escribir así a mi Camus hermoso y lindo, pero fue lo único que me boto el cerebro… XD

Y ya saben, que toda sugerencia, comentario, pedido y tomatazo, verdurazo y por último, una pifeada tremenda serán aceptados con sonrisas… Soy feliz… XD

Naaa, no me hagan caso… hasta mi próximo fic, los quiero, gente bonita…

OOoooOOoo Athena_Ariana//Kaori Yukina//Karlyta o como me quieran conocer… XD ooOOoooOO


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