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El Regalo más Lindo por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: La marca Naruto es propiedad de Masashi Kishimoot, pero Itachi es enteramente de sus fans xD

Notas del capitulo:

Hola, espero que les guste. La verdad me apuré mucho para tenerlo listo hoy así que ojalá haya quedado lo suficientemente decente.

 

Nota: Debido a la falta de tiempo no revisé el fic. Si notan algún error, falta de ortografía, de redacción, palabras que se repiten o ideas extrañas infórmenme por favor.

Para él se trataba simplemente de un día cualquiera; nunca había sentido la necesidad que experimentaban la mayoría de las personas por su cumpleaños y ese año no sería la excepción, por mucho que sus padres se empeñaran en hacer faramalla por su recién adquirida mayoría de edad.

Para Itachi, eso era tan poco relevante que ni siquiera había logrado poner una ínfima muestra de fingido interés. No valía la pena desperdiciar tiempo y esfuerzos en una fiesta con los miembros de su clan cuando la única persona con quien verdaderamente quería pasar esa fecha era con un pequeño de ojos negros y frágil sonrisa.

Se preocupó un poco por esa situación. Oficialmente era un adulto, porque ante la ley se acababa de certificar como tal, y eso representaría grandes complicaciones si alguna vez alguien se enteraba de su indecoroso secreto: estaba enamorado de un niño de cinco años, pero no de un chico cualquiera sino de aquel con quien compartía lazos de sangre.

Intentó eliminar esos pensamientos de su cabeza. Finalmente, por mucho que se supiera un monstruo por tener aquellos sentimientos impropios por su dulce hermanito de siete años de edad nadie tenía por qué enterarse nunca. Él no le haría nunca nada a Sasuke, por mucho que le doliera ser un loco enamorado de un inalcanzable… Siempre se mantendría como el hermano mayor preocupado por la buenaventura del más joven sin esperar nada a cambio.

En medio de esos pensamientos, se dirigió a la cocina con la única intención de tomar un poco de agua antes de marcharse a trabajar. Sentía la garganta pastosa y una inexplicable angustia se apoderaba de él cada vez que se atrevía a pensar en que alguien – particularmente Sasuke – pudiera enterarse de lo que se gestaba en su corazón a cada minuto. Quizá era ése el sabor de la culpa enferma que albergaba en su corazón.

Se encontró con el motivo de su pecado y su condena sentado en la mesa del desayunador, dándole la espalda y claramente inmerso en algo importante. Había crayones tirados por todos lados y hojas arrugadas y esparcidas por el suelo.

-¿Qué haces?- cuestionó simulando no tener interés, pero con un tono tan aprehensivo que denotaba consternación. Posiblemente el niño hubiese olvidado hacer su tarea del colegio la noche anterior y ahora estuviese puesto en ello, a todas prisas para que su padre no lo regañara.

-Nada- mintió, posando sus tiernas y pequeñas manos sobre la hoja y cubriéndola posteriormente con sus brazos y cara para negar toda clase de acceso-  Pensé que te habías ido…

-¿Te gustaría que me marchara?- preguntó ligeramente juguetón el de coleta, acto que solamente se permitía con ese pequeño de mirada curiosa. Arqueó la ceja, presionando por la respuesta.

-Pues- las mejillas de Sasuke se colorearon un poco antes de desviar la mirada y contestar con toda la honestidad que poseía-…la verdad es que sí.

Una punzada de dolor se clavó de lleno en el pecho de Itachi. De todas las respuestas que podía haber, la última que se había esperado era aquel sí tan seco, sin intenciones de ser decorado con alguna frase educada ni con falsos sentimentalismos. Intentó controlarse y, tras beber de un solo trago el agua de su vaso, sonrió con tristeza y salió de la habitación y de la casa.

Lo primero que había escuchado en su cumpleaños había sido la voz de su hermano, hasta ahí todo iba bien, desgraciadamente las palabras que había pronunciado el más pequeño le parecían tan sinceras que rayaban en la crueldad. Se sintió totalmente despechado; creía haber empezado con el pie izquierdo su aniversario de nacimiento.

 

 

 

Sasuke continuaba llenando la hoja a todas prisas. Había estado cerca de ser descubierto y eso le generaba impaciencia, pero no quería hacer las cosas mal o que denotaran su falta de esmero. Tomó el color azul y comenzó a pintar el cielo de su dibujo, como había hecho en los otros cinco intentos previos…Y volvió a no gustarle.

Arrugó la hoja y la botó en el suelo.

-Hey, Sasuke no botes así las cosas- llegó su madre, exhibiendo una de sus típicas y calmadas sonrisas-, es por eso que se hicieron los botes de basura.

-Lo siento mamá- miró a Mikoto, quien le dio un beso en la frente a modo de saludo.

-Ya, no pasa nada. ¿Cómo vas con el dibujo?- se sentó al lado de su hijo y, tras detenerse unos momentos a mirar todo el desastre que había en la mesa asumió que no muy bien.

-Mal, sigue saliendo feo- el pequeño hizo un puchero mientras se cruzaba de brazos- No le puedo dar a mi hermano algo así de feo… No sirvo para nada- completó en actitud deprimida y acentuando la rabieta.

La mujer le contempló unos momentos, sin saber cómo reaccionar. Le daba gracia que el integrante más pequeño de su familia pudiera ser tan perfeccionista a tan corta edad, así como la capacidad de los niños pequeños para auto-convencerse de no servir para tal o cual cosa sólo porque no salía a la primera. Lo había notado con los hijos de sus amigas, así como con Itachi cuando tenía su edad… Siempre se repetía ese patrón.

-Vamos querido, no te desesperes. Si pones el corazón en ello estoy segura que a Itachi le gustará- lo abrazó mientras volvía a dedicarle una conciliadora sonrisa. Pasados unos momentos, el brillo animado de los orbes de Sasuke volvió. Era verdaderamente sencillo sosegar el mal humor que podía tener el niño.

-Le quiero hacer el regalo más lindo del mundo- exclamó con renovados ánimos, y no mentía para nada.  Había puesto todo su empeño y corazón en que ese dibujo saliera perfecto para su hermano.

A últimas fechas, había visto a sus padres hablando sobre cómo su primogénito se volvería pronto un adulto, y eso era algo que al más pequeño del clan le generaba un angustioso pavor. No quería que su hermano mayor, su modelo a seguir y lo más cercano – si no lo único – que podía considerar como un amigo pasara a ser, de la persona paciente y divertida que era la noche anterior, a un adulto cascarrabias que se la pasaba todo el día diciéndole a las personas la forma adecuada en que deberían vivir sus vidas y haciendo exclamaciones que invariablemente se completaban con: “cuando yo tenía tu edad” o “en mis tiempos”. No quería que su hermano se volviese un señor aburrido y monótono que asistía todas las mañanas al centro de la aldea a hacer cosas “muy importantes” que parecían absurdas.

Había pensado durante días a todo lo que le daba el cerebro con tal de encontrar alguna manera de impedir que eso ocurriese, y tras un comentario de su madre se había decidido por un dibujo que Itachi pudiera guardar en su cartera. Según había dicho ese día Mikoto durante la cena, la única manera en que su padre no olvidaría ir a cobrar unos cheques al banco era metiéndolos en su cartera… En apariencia, las personas mayores no olvidaban jamás algo que se encontraba dentro de su cartera.

Tomó otra hoja de papel y reinició su tarea: haría el dibujo más lindo del mundo para que su hermano no se olvidara jamás de él y no se tornara un ser aburrido. Quería tener a Itachi siempre a su lado.

 

 

El mayor no pudo evitar pasar todo el día pensando en el acontecimiento de la cocina. Racionalmente se decía que no debía dar importancia a la situación porque bien pudo haberse tratado sencillamente de un desplante infantil, o que probablemente Sasuke hubiese tenido vergüenza de mostrarle la tarea que estaba haciendo; siempre había sido obligado a ser el niño perfecto y ni él mismo admitiría jamás un fallo como ése. Eso era todo lo que su mente podía pensar, sin embargo en su pecho se resentía todo aquello. La fría sinceridad de la que había sido objeto, teniendo él parte de la culpa por presionar la respuesta, le tenían completamente acongojado.

Era por eso que había decidido saturarse de actividades y de labores difíciles en el campo de entrenamiento. Entre más ocupado estuviera su cuerpo, menos tiempo tendría para recapacitar sobre algo tan lacerante y que, aunque él se negaba a admitírselo del todo, le había calado muy profundo. El único ser con quien quería compartir esa fecha le había largado de una manera sutil pero ruda.

Había recibido muchas felicitaciones a lo largo del día, de muchas chicas y chicos que practicaban o iban en misiones con él, o de otros ninja que de vez en cuando platicaban con él, incluso el Hokage le había felicitado y eso que existía un terrible desagrado por parte de ambos…Todos y cada uno de los habitantes en la villa parecían tener presente que ese día, 9 de junio, era su cumpleaños número dieciocho. Le celebraban y deseaban buenaventura y triunfos que para él habían dejado hacía ya mucho tiempo de representar algo. Claro que les agradecía cortésmente el no haber pasado esa fecha por alto, pero finalmente para él esos buenos deseos resultaban totalmente carentes de cualquier cosa. La única persona de quien le habría gustado recibir un parco “feliz cumpleaños” seguido de un tierno abrazo era del único que no le había dicho nada más que un: Pensé que ya te habías ido. Eso le hacía sentir un monstruo. No se suponía que los hermanos mayores sintieran cosas tan impropias y aberrantes por niños con quienes compartían sangre… pero él, muy a su pesar, sentía eso por Sasuke.

 

Regresó a casa tarde, procurando agotarse tanto durante el día que le fuera imposible quedarse despierto más de veinte minutos después de llegar a casa. No deseaba siquiera ver a su familia, que con toda seguridad se encontraría reunida en la cocina esperándole para cenar y comer pastel. Su madre tenía una fijación por la repostería y no dejaría pasar una oportunidad como aquella para satisfacer tanto el paladar de su familia ni para acercarse al horno.

“FELIZ CUMPLEAÑOS” logró atisbar un letrero con esa leyenda tan pronto entró en la casa, al tiempo que varias personas salían desde las sombras con un totalmente aterrador grito de: sorpresa.

Él sonrió, sabiendo que a partir de ese momento podía eliminar su idea de descansar tranquilamente. Esa reunión exigiría por lo menos otras tres o cuatro horas de actividad, atendiendo a los asistentes que le felicitarían por quincuagésima ocasión aquel día. No tenía muchos ánimos de lidiar con ello, pero no había mucho que pudiese hacer.

Buscó con la mirada a la única persona que podría arreglar un poco ese fatídico día, por mucho que le hiciese sentir como un delincuente. No lo encontró rápidamente, puesto que se encontraba sentado en uno de los sillones de la sala de estar, con los codos en las rodillas y sosteniéndose la cabeza detrás de unos tíos.

-¿Qué te ocurre a ti?- preguntó arrodillándose junto a su hermano, obligándole a mirarlo.

-Nada…- Sasuke infló los mofletes, señal de que estaba cabreado.

-Vamos, que a mí no me engañas- sonrió secamente, aunque intentando calmar el temperamento – la mayoría de las veces incontenible – de su pequeño hermano. Posó su mano sobre una de las rodillas del niño. Podía sentir su tersa y suave piel, haciendo una extraña pareja con raspones y moretones propios de su edad. Eso se sentía extrañamente bien al tacto.

-Es que…sígueme- la voz de Sasuke comenzó a cortarse, así que optó por callar. Tomó de la mano a su hermano y lo guió hasta la cocina, el maldito lugar de donde lo había echado. Su corazón latía extremadamente rápido con el tacto del otro cuerpo, y eso le sentaba espantosamente mal, ¿por qué tenía que ser él el único monstruo que amaba a su hermano de la manera más carnal que existía?  

-Toma- Sasuke le extendió un papel doblado en cuadro, que tenía guardado en la parte trasera de su pantalón. Estaba terriblemente sonrojado y expectante por la reacción de su hermano, además de que se sentía por primera vez fuera de lugar en su presencia. Tenía pavor de haber llegado demasiado tarde como para impedir que su querido hermano se volviese uno de ellos y dejara entonces de estar a su lado para siempre.

Se estremeció un poco, mientras que el de coleta desdoblaba cuidadosamente el producto de su mayor esmero. Se sentía estúpido por haberlo hecho, a la vez que creía que podía haber hecho algo mucho más lindo para él.

-Es hermoso- exclamó Itachi, permitiéndose una de esas brevísimas muestras de libertad emocional. Nunca se había esperado algo así de su hermano, tan simple y tan lleno a la vez, algo tan cargado de un sentimiento tan profundo que le hacían sentir tocando el cielo dentro de su, ya asimilado, retorcido universo. Pudo sentir, casi tan tangible como la misma cocina donde estaban parados, el amor y la admiración que Sasuke le profesaba, esa necesidad tan férrea que le hacía desear quedarse a su lado para siempre.

-No quiero que seas un adulto- la voz del niño no había terminado de recomponerse cuando se volvió a quebrar. Corrió a los brazos de su hermano, como hacía tanto tiempo no lo hacía y buscó su consuelo y la sensación de que todo estaría bien. No podía alejarse de su hermano por algo que ni siquiera él terminaba de comprender; era como si su corazón lo añorara y su mente quisiera recordárselo todo el día. Era la única persona a la que quería tener cerca, en quien confiaba y a quien deseaba no perder.

-Para ti no lo seré jamás- contestó el mayor con una apagada pero sincera sonrisa en la cara. Quería cumplir su promesa, de verdad que eso deseaba. Sintió, al acercarse de nueva cuenta el menor, cómo la culpabilidad huía de su cuerpo y una inmensa paz tomando su lugar.

Era un monstruo, de eso no le quedaba la menor duda.

Lo que sentía era completamente aberrante, lo sabía a la perfección.

No podía evitarlo, de eso estaba seguro… pero se consolaba sabiendo que su Sasuke lo necesitaba tanto como  él.

-¿Puedo dormir hoy a tu lado?- preguntó el menor, limpiando un par de lágrimas que habían rodado por sus mejillas. Una sonrisa inundó su rostro.

-Claro, todas las noches que quieras- posiblemente no era algo tan monstruoso, ¿desde cuándo el amor lo era?

Notas finales:

Ojalá les haya gustado. estuvo muy sencillito pero fue con todo mi cariño ´para Itachi-sama xDDD que el día de hoy se encuentra de cumpleaños xDDD

Espero ansiosa sus reviews,  que siempre logran dibujar una sonrisa en ,i cara


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