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Love me at the school por sofia14

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Notas del capitulo:

Aquí les dejo el capítulo dos, dedicado especialmente a Yuki-chan, quien me ayudo un poco para que lograra terminarlo. Espero que lo disfruten.

(yuki- chan - claro te tenia que explotar)

Regresaron a los dormitorios en completo silencio. Yuuri sabía que algo no andaba bien, ya que por alguna razón, a pesar de no haber conocido a su acompañante hasta unas cuantas horas antes, podía interpretar su mirada y sus gestos a la perfección. Apenas llegaron la habitación Wolfram se recostó en la cama. Parecía molesto y triste, ¿qué rayos le pasaba?

— Eto… Wolfram ¿te ocurre algo malo?

— No es de tu incumbencia— respondió el otro rotundamente—Por cierto, aún falta mucho para la ceremonia— comentó mientras miraba el reloj plateado en su muñeca— son apenas las 6:30.

El moreno en realidad quería saber que le ocurría a su compañero pero no quería molestarlo, así que prefirió cambiar el tema.

— No me terminaste de contar que es eso de la ceremonia.

— Solo tienes que permanecer parado por dos horas escuchando el discurso de cada uno de los maestros y al final el sermón del director— aclaró Wolfram mientras se acomodaba con intenciones de dormirse.

— ¿Qué haces?— preguntó el otro mirando como el rubio se cubría con las sabanas blancas.

— Intento dormir enclenque.

— ¿Y qué se supone que haga hasta las nueve?

— No es mi problema— refunfuñó el rubio.

— ¡Pero Wolf!— rogó Yuuri con una mirada de súplica.

Wolfram le echó una ojeada furiosa, ¿quién se creía para llamarlo de esa forma?

— ¡Por favor, quédate despierto un poco más! Solo mientras empieza la bienvenida— pidió el moreno.

El oji-verde dejó las sabanas a un lado sentándose en la orilla de su cama.

— Así puedes ayudarme a desempacar— dijo Yuuri inocentemente.

— “Con que era eso”— pensó Wolfram para sí mientras apretaba los puños— ¡No soy tú sirviente ni nada por el estilo, desempaca tú mismo!— gritó a tiempo que lanzaba el libro que estaba leyendo la noche anterior.

— Ya, disculpa, disculpa— pidió el otro al esquivar el texto que en definitiva le hubiera dejado un buen chicón. Pero su compañero en serio se ofendió. Cómo osaba pedirle eso a él cuando ni siquiera le llegaba a los talones; lo quería tratar como su criado. Eso sí que no.

Yuuri vio la mirada que tenía el rubio, al parecer le había molestado de alguna manera, pero solo le había pedido ayuda para desempacar, ¿qué rayos tenía de malo?

— ¿Qué demonios te pasa?— preguntó cuando vi al rubio con la almohada en la mano, en posición de ataque— Solo te pedí ayuda.

— ¿Es que acaso crees que soy tu sirviente o qué?

— ¿Mi sirviente?— Yuuri pensó un momento (XD…Milagro!!!!) en las palabras del rubio, pero por más que intentaba entender nada más no podía (XD…Por lo menos lo intentó) — ¿Es que acaso pedirle ayuda a un amigo es malo en tu país? — preguntó el moreno rascándose la cabeza.

— “Amigo”— repitió Wolfram es su mente. Jamás había tenido un verdadero amigo es ese sitio.

Tal vez había sido muy rudo con su nuevo compañero. Así que dejó la almohada en la cama y se dirigió a las maletas de Yuuri, que descansaban en el piso de la habitación, solo le estaba pidiendo ayuda. No era algo tan malo ni tan difícil de hacer. Solo sacar todo de la maleta, se dijo mientras abría una y vaciaba su contenido.

— ¡Espera!— exclamó el moreno al ver su ropa regada en el suelo— ¿Es que nunca has desempacado antes?— cuestionó mientras se inclinaba a recoger algo de su ropa.

— Eso es cosa de sirvientes— dijo el otro volviendo su cabeza a un lado. Vaya que chico más problemático— Todavía te estoy ayudando y…— se detuvo. Era el colmo, ni siquiera lo estaba escuchando, parecía que su atención fue captada por el objeto que quedó al descubierto cuando levantó su ropa.

Yuuri se quedó pálido. Lo que vio no le alegró en lo absoluto. Era un álbum de fotos muy al estilo Miko (rosa con florecitas y adornos por doquier), y eso significaba fotos vergonzosas de él cuando era un niño. No se dio cuenta cuando el rubio tomó el libro rosa.

— ¿Qué es esto?— preguntó evitando las manos de Yuuri que enseguida trataron de quitarle el álbum.

— No es nada, dámelo por…— demasiado tarde, el rubio abrió el álbum. Se hiso un momento de silencio que fue roto de inmediato por las sonoras carcajadas de Wolfram.

— No te burles— reclamó Yuuri tratando de sonar molesto.

— Te… ves tan…— no pudo terminar, la risa le había ganado.

El oji-negro se sonrojó, e inmediatamente intentó quitarle al rubio ese objeto que contenía imágenes tan vergonzosas. Sin embargo, el otro lo evitaba con tanta facilidad que Yuuri no pudo más que rendirse.

Ya más calmado, pero aún muy divertido, Wolfram le preguntó a su compañero por que rayos estaba vestido así.

— Mi madre se quedó con ganas de tener una niña—respondió el otro aún con el rostro rojo de la humillación.

— Vaya, con que era… eso— dijo el otro tratando en vano de disimular su diversión, pero no pudo. Y comenzó de nuevo a reírse con ganas, hasta que, tirando el álbum, se cayó al suelo.

— ¿Wolfram, te encuentras bien?— preguntó el otro tomando su muñeca para ayudarle a levantarse. Pero al realizar esta acción, tropezó con el bendito álbum de Miko, y se fue de bruces sobre Wolf.

Se quedaron en silencio. Ambos estaban sonrojados, y no era para menos. Yuuri había caído exactamente entre las piernas abiertas del rubio, mientras el otro estaba en el suelo, con las manos en el pecho del moreno, para evitar que le cayera completamente encima.

Precisamente en ese momento, un pelinegro de gafas entró en la habitación. Lo que vio le sorprendió un poco, pues no se lo esperaba de su mejor amigo. Ambos chicos voltearon a ver al recién llegado.

— Lamento interrumpirlos— dijo con una sonrisa mientras salía y cerraba la puerta tras de sí.

— ¡Pervertido, levántate¡— exigía una voz debajo del moreno mientras le empujaba.

— Disculpa— pidió el otro mientras se incorporaba. Luego extendió su mano al rubio que permanecía en el suelo.

Sin embargo, el otro no aceptó la ayuda y se levantó por su cuenta.

— Espero que le expliques que no pasó nada.

— ¿Qué le explique?— preguntó el otro. Pero luego meditó un poco más la situación. Él con un chico debajo más la mete cochambrosa de su querido amigo pelinegro, más lo que vio en la mañana. Definitivamente tenía que aclarar la situación.

— Yo… eto...

— ¿Qué estas esperando enclenque? ¿O es que acaso quieres que piensen que me acosté contigo?

— ¡Claro que no!— dijo el otro en un grito.

— Entonces ve a decirle que fue lo que pasó— exigió Wolfram mientras tomaba al moreno del brazo y lo sacaba de la habitación— y no vuelvas hasta que este asunto este aclarado.

Yuuri buscó a Murata por más de una hora y media, pero no lo encontró por ningún lado. Apenas había recorrido los dormitorios, pero no podía salir. Sabía que se perdería si paseaba solo por ese inmenso lugar. En esos momentos lamentaba no haber continuado con el recorrido que Wolfram le estaba dando antes. Ahora se encontraba en la salida del edificio. Optó por esperar a su amigo ahí, pues tarde o temprano debía salir pasar por allí.

— ¿Dónde te metiste Murata?— se preguntaba el pelinegro cuando vio al chico de gafas entrando por la puerta principal.

— Shibuya, lamento la interrupción esta mañana. Espero que tu koibito no se moleste conmigo.

— ¡No!, no…—trató de continuar Yuuri, pero el otro lo interrumpió.

— Que bueno por un segundo pensé que me odiaría— dijo el otro con una sonrisa— Interrumpir su encuentro romántico no es muy bueno.

— ¡NO!— gritó Yuuri más rojo que un tomate, gracias a las palabras de Murata— No era un encuentro romántico, solo me caí sobre el cuando intentaba ayudarlo a levantarse.

— Lo empujaste al piso, ¿no crees que hubiese sido mejor en la cama?

— ¡No lo empujé! El se tiró solo.

— Ya veo. Así que el también quería— dijo el otro divertido. Había entendido a Yuuri desde el principio, pero el verlo tratar de explicarse le entretenía mucho. Ahora agradecía que Jennifer hubiera metido a Yuuri en el colegio. Definitivamente tendría un curso muy divertido.

— ¡No! Murata no es…

— Tranquilo Shibuya, entiendo. Después de todo Von Bielefeld es muy lindo así que comprendo que te hayas enamorado a primera vista— dijo poniendo una mano sobre el hombro de Yuuri— Cambiando de tema, ¿no te vas a cambiar para la ceremonia? Es obligatorio traer el uniforme de la escuela.

— La ceremonia, lo había olvidado.

— Vamos entonces— dijo Murata mientras jalaba al otro pelinegro.

Cuando llegaron al la habitación, Wolfram ya no se encontraba en ella. Yuuri se sintió un tanto aliviado. Sabía que el rubio no le permitiría entrar sabiendo que Murata aún tenía esas raras ideas en su cabeza.

— Apresúrate Shibuya— dijo el otro chico mientras buscaba entre la ropa que estaba tirada en el piso, un uniforme negro con los botones dorados.

Luego empujó a Yuuri al baño y le tiró el uniforme a la cara.

— Mejor date otro baño, debes estar todo sudado y pegajoso— sugirió el otro antes de cerrar la puerta.

— ¡Murata!— alcanzó a gritar antes de quedarse solo.

Vaya problema que tenía. Su mejor amigo creía que él durmió con otro chico. Y conociendo a Murata, no tardaría en llamar a su madre para contarle todo. Y pensar que todo comenzó por culpa de su madre. Si ella no hubiese tomado esas fotos tan vergonzosas, no habría hecho el álbum con el que tropezó y cayó sobre Wolfram. Su madre también era una persona muy problemática.

Suspiró resignado, para después meterse a la regadera y abrir la llave del agua. Dejo caer ésta sobre todo su cuerpo, mientras pensaba por enésima vez que ese año sería muy complicado.

Wolfram salió a caminar por los verdes campos de la institución. La verdad era que, al despertar tan tarde todos lo días, no se había detenido a observar bien esa escuela. Sabía la ubicación de todo pero, es si, nunca antes había disfrutado de tan bello paisaje.

Había decidido salir porque el enclenque había estado fuera por más de una hora. Seguro se había encontrado con su amigo y lo había olvidado. Rememoró todo lo ocurrido anteriormente. Como Yuuri cayó sobre él, como se sintió al sentir ese pecho tan bien formado a través de su ropa. Como su corazón comenzó a acelerar sus latidos al encontrarse en esa posición tan comprometedora, y como volvió a la realidad gracias al pelinegro que entro en ese momento.

Él sabía muy bien lo que le ocurría, sabía cuales eran sus emociones, a pesar que siempre trataba de ocultarlas. Desde el momento en que vio la sonrisa del moreno, se hubo enamorado sin remedio.

— Enclenque idiota— murmuró mientras caminaba sin rumbo, cuando sintió que chocaba contra algo.

— ¡Au!— dijo mientras miraba la estúpida cosa que había interrumpido sus pensamientos.

Y ahí estaba la estúpida cosa, que resultó ser un moreno enclenque acompañado del chico inoportuno de gafas.

— ¡Wolfram!— dijo Yuuri sorprendido.

— Von Bielefeld— saludó el otro alegre.

Wolfram lanzó una mirada molesta a su compañero de cuarto.

— No te preocupes, ya le explique todo— aseguró éste comprendiendo el gesto del rubio.

— Más te vale enclenque.

— No me digas así— amonestó Yuuri.

— Oigan— interrumpió Murata al ver la escenita que se iba a armar— Vamos tarde para la ceremonia— eso si era verdad. Yuuri tardó una hora en arreglarse.

— Es cierto, pero eto… ¿dónde es?

— ¡Enclenque! Como se nota que no pones atención— regaño Wolfram mientras empezaba a caminar delante de los chicos.

— ¡Wolfram espera!— gritó el otro corriendo detrás del rubio.

Murata se quedó atrás un rato, viendo cómo los otros dos discutían acerca de temas superficiales. Sonrió para sí, en realidad se divertiría mucho ese año.

Llegaron al edificio principal donde se encontraban los salones. Al entrar vieron el recibidor abarrotado de gente. En ese sitio sería el discurso, y todos estaban esperando a que comenzara.

— Si esta escuela es de tan alta calidad ¿Por qué rayos tenemos que estar parados?— preguntó Yuuri agobiado. Ya llevaban bastante tiempo de esa forma.

— Sacar las sillas de los salones para luego volver a meterlas resultaría complicado Shibuya— observó Murata.

— Y gastar dinero en rentas es un desperdicio— completó el rubio.

A Yuuri no le quedó más que resignarse a estar de pie toda la ceremonia.

Ellos se encontraban en medio de los demás chicos. Desde ahí, podían ver perfectamente la tarima, bastante alta basta agregar. En ella apareció un muchacho de cabello castaño y ojos azules. Lo que hiso que todos se quedaran en silencio. La ceremonia había iniciado.

— Buenos días compañeros. Quiero darles la bienvenida a los novatos de este año y saludar a los estudiantes de otros grados. Soy el presidente de la escuela, Eliot Meller, para quienes no lo sepan. Antes de que los profesores pasen quería decirles algunos detalles importantes. Seguro ya conocieron a sus prefectos, quienes les recibieron al llegar. Ellos son los encargados de supervisar los dormitorios. Les aviso que, sea lo que sea que hagan durante el día no nos incumbe, pero hay dos reglas que tienen que respetar. No pueden llegar más tarde de la una de la mañana. Si llegan más tarde, sus prefectos no van a estar despiertos, y no habrá nadie para abriles. Otra cosa que nos ha causado problemas es la “diversión nocturna”. Después de todo, esta es una escuela desente (Xd Dentro de lo que cabe) así que el consejo de estudiantes se ha decidido que no más de tres en una cama— este comentario recibió bastantes abucheos por parte del alumnado, pero el castaño lo pasó por alto—. Se irán enterando de las demás cosas importantes con el tiempo. Relájense y disfruten su estadía en esta escuela— dijo con una sonrisa. — Ahora les dejo con la única mujer en todo este edificio, La doctora Tailor— agregó mientras señalaba a la mujer que entraba en escena.

Al verla, más de uno quedó embobado. Y es que no era para menos. La chica se veía muy sensual con ese vestido rojo de tirantes, que dejaba ver sus atributos muy resaltados. Su largo cabello negro y sus ojos miel, contribuían de sobremanera.

— Buenos días chicos— saludó con una sonrisa cálida, lo que hiso que más de uno se derritiera. — Por favor llámenme Dayane. Antes que nada, bienvenidos. Espero que se hayan llevado una buena impresión de esta escuela. Yo me encargaré de ayudarlos en todo lo que pueda. Como ya les dijeron, soy doctora así que no duden en venir a verme si tienes algún dolor, o necesitan alguna clase de protección, ¿Ok? También pueden preguntarme lo que no sepan, después de todo es importante estar informado. Me encuentro siempre en enfermería o en la sala de maestros. Por mi parte es todo, ya que no quiero agobiarlos con un discurso muy largo, eso se lo dejo a los aburridos de por allá—indicó con el pulgar a las personas se encontraban sentadas detrás suyo, lo que arrancó más de una queja de parte de ellos y muchas risitas de los alumnos—. Diviértanse y disfruten.

Luego le entregó el micrófono a uno de los maestros. Y así fueron pasando uno por uno. Los estudiantes ya estaban más que fastidiados. Todos los que pasaban decían prácticamente lo mismo. No mensajes de texto ni llamadas, tampoco besos ni manoseos en clase, que se iba a esa “sagrada institución” para aprender, no para acostarse con el de alado; en fin, reglas aburridas que solo arruinaban la diversión.

Pero entre todos esos estudiantes fastidiados, había uno que no podía creer todo lo que oía.

— ¿Shibuya te encuentras bien?— preguntó algo divertido Murata.

— Creo que va a desmayarse o a vomitar— observó el rubio— o los dos.

Yuuri se encontraba rojo como un tomate. Que demonios pasaba en esa escuela. Que era todo eso de tres en una cama, pedir protección, no manoseos. Algo le hizo pensar a nuestro querido moreno, que quizá se tendría que cuidar nada más que solo los clásicos chicos brabucones, y que tendría que alejarse más de estos últimos.

Todos estaban relajados hasta el momento en que un viejito apareció en el escenario. Se hizo el silencio casi de inmediato.

Yuuri volteo a ver. Parecía que ese tipo era el director, y por la reacción de todos, parecía que inspiraba respeto o hasta miedo.

—Buenos días— saludó aquel viejecillo—. Como sabrán soy el director de esta noble institución. Antes que nada, me gustaría decirles bienvenidos, pero que molesto es repetirlo por enésima vez en el día ¿no creen? Si necesitan algo no duden el llamarme— dijo con una sonrisa cálida.

En ese momento Yuuri pensó que ese era el único tipo razonable de la escuela. Pero su opinión estaba a punto de cambiar, cambiar drásticamente.

— A si—continuó nuestro querido viejito— los maestros no se tocan, son de mi propiedad, así que respéctenlos…

Los ojos de nuestro moreno no podían estar más abiertos. Todos estaban locos en esa escuela.

—… y al maestro que no lo haga repórtenlo de inmediato. No quiero infidelidades, tampoco peleas, todo se puede arreglar con calma y sin violencia ni maltrato. Con respecto a las relaciones y exceptuando a los profesores, pueden estar con quienes quieran pero ya saben las reglas, no más de tres en una cama. Algo más, si quieren cambiarse de habitación por que no están con quien quieren, o porque se les hace muy complicado ir de una habitación a otra en la noche, no se preocupen, solo díganselo a un maestro y dormirán con quien deseen. Recuerden, usen protección. Aunque no se puedan embarazar hay que cuidarse.

El moreno empezó a retroceder. Quería salir de ahí lo más pronto posible. Todos estaban de lo más relajados, incluso los nuevos. Es que acaso habían ido a esa escuela para…para…

— AHHHHH!!!!— gritó el oji-negro.

El muy bobo se había tropezado con el pie de alguien. Cayó con un ruido seco que todos pudieron escuchar, gracias al silencio que reinaba en la sala. Murata y Wolfram creyeron que si se había desmayado después de todo.

Todo el mundo volteó a ver al chico tirado en el suelo, al otro chico que le decía que respirara y al ángel divino que sujetaba su mano. Claro que en realidad no sujetaba su mano, tomaba su pulso para ver si seguía vivo, pues Shibuya tenía los ojos cerrados.

La doctora Tailor bajó del escenario de un salto, mientras el director, cuyo discurso fue interrumpido, bajaba por las escaleras lo más rápido que podía. Era bastante ágil para ser un viejito.

— Chicos por favor apártense. Es urgente— decía la chica mientras trataba de de pasar entre la muchedumbre que rodeaba al moreno.

La mujer no tardó mucho en llegar hasta el lugar. Se inclinó ente el muchacho y vio sus signos vitales. Aparentemente estaba bien. Solo era un golpe en la cabeza que lo más que causaría sería un fuerte dolor al despertar.

El director llegó un poco después, llevando a algunos maestros que se encargaron de cargar a Yuuri, para llevarlo a la enfermería.

Dayane y el direc guiaban al grupo, seguidos de dos maestros que llevaban al moreno en una camilla y al último, Wolfram con su cara fingida de no me interesa y Murata, que solo se reía internamente de lo tan sorprendido que debía estar su amigo como para darse tremendo golpe.

Después de dejar a Yuuri en una cama de la enfermería, los otros dos maestros se fueron. La doctora examinó bien al chico para asegurarse de que estuviera bien. Luego de terminar, se acercó a Murata, quien no lucía tan preocupado como el otro chico, para preguntarle las posibles razones por las que el muchacho de la cama se podía haber desmayado.

Nuestro querido y saludable moreno era muy observador. Fácilmente reconoció que Yuuri no se había desmayado, sino que se había tropezado tratando de escapar de la escuela. Y pudo haberlo dicho exactamente eso, de no ser porque era muy aburrida la realidad. Así que usando su muy característico ingenio, respondió lo siguiente.

— A decir verdad, creo que Shibuya ha tenido demasiada “actividad” últimamente.

— ¿A qué te refieres con eso?— preguntó intrigada la doctora. Podía ser que el alumno tuviese demasiado estrés, lo cual sería algo más grave.

— Primero esta que ayer llegamos algo tarde al colegio—dijo Murata fingiendo que recordaba—. Luego de llegar, Shibuya conoció a von Bielefeld.

— Aún no entiendo que tiene eso de cansado.

— Yo no había visto a mi amigo hasta hoy en la mañana. Y cuando lo encontré, digamos que interrumpí algo privado, que supongo que comenzó desde la noche de ayer.

— Inter…Ahhhhh ya. ¿Tú crees que sea eso?— preguntó la chica en voz baja.

— Sin duda— respondió muy seguro el moreno. Había que reconocer que era muy bueno mintiendo.

— Entonces ya se lo que necesita— dijo la doctora con tono triunfador.

Murata solo sonrió ante eso. Luego se dirigió a Wolfram y le pidió.

— Von Bielefeld, ¿te molestaría quedarte con Shibuya un rato?

Wolfram solo volteó a verlo y asintió con la cabeza. Luego, el moreno abandonó la habitación.

Yuuri se incorporó en la cama. Al parecer ya era de noche, y se encontraba en una habitación completamente desconocida para él. Volteo a ver para ambos lados, haciendo un reconocimiento rápido del lugar. Ahí lo vio. Wolfram. Dormía en un sofá que no parecía muy cómodo, apenas cubierto con una fina sabana. Los rayos de luz que se colaban por las cortinas le daban más realce a su rostro, a su hermoso y perfecto rostro. De verdad que se veía divino. Esperen un momento, ¿por que Yuuri estaba pensando esas cosas de Wolfram? Después de todo a él le gustaban las chicas, ¿o es que acaso había sucumbido a la belleza de ese ángel maravilloso?

El sonido de la puerta interrumpió sus pensamientos.

— Veo que ya despertaste— dijo amablemente la doctora.

— Disculpe, pero ¿dónde…estoy?— cuestionó el chico con algo de inseguridad.

— Estas en la enfermería.

— Te desmayaste baka. Pero que se esperaba de un enclenque como tú— dijo Wolf despertando.

— ¿Me desmayé?— preguntó Yuuri. Trataba de rememorar lo ocurrido antes de despertar en ese lugar. Recordó la ceremonia, los discursos y que intentó escapar de la escuela, cuando sintió que caía. No se había desmayado, había tropezado, lo que al parecer le había lastimado. Pero decir eso solo traería más quejas y fastidios de parte del rubio, así que prefirió callar.

— Ah si, ya recuerdo— mintió.

— La verdad es que solo te golpeaste en la cabeza. No pasó nada más grave— sonrió—, por lo que no tienes nada más que hacer aquí.

— ¿Entonces ya nos podemos ir?—preguntó el rubio.

En ese momento Yuuri se puso a pensar en cuanto tiempo había estado su compañero allí. Lo que pasó fue en la mañana y ya era de noche en ese momento.

— ¡Kawai!!! ¿Sabes que no se ha despegado de ti ni un solo momento?— dijo la doctora refiriéndose al rubio, quien se sonrojó ante ese comentario—. Si acaso solo para ir al baño.

— ¿Enserio Wolf?— interrogó el moreno virando a ver al otro chico, el cual solo dio un bufido, volteando a ver para otro lado. Esa Dayane siempre hablaba de más.

— Ya no tenemos que estar aquí, así que levántate enclenque— dijo jalándolo del brazo para que se incorporara en la cama.

— Ya voy, ya voy, no presiones— dijo el otro mientras se levantaba.

Acto seguido, el rubio lo tomo nuevamente del brazo y comenzó a arrastrarlo hacia la salida. Pero antes de llegar a ésta, la doctora Tailor los detuvo.

— Espera, se me olvidaba algo— dijo mientras se dirigía a un escritorio donde reposaba una bolsa de papel sellada con una grapa—. Esto te ayudará para tu “cansancio”.

— ¿Ehh?

— Tú amigo Murata me dijo la razón de porqué te desmayaste— guiño un ojo a Wolfram, gesto que el rubio no comprendió, y continuó—, así que decidí darte esto. Te será muy útil— entregó la bolsa a Yuuri.

— Eto…gracias— alcanzó a pronunciar el moreno mientras era arrastrado hasta los dormitorios.

El director había ido al edificio donde dormían los estudiantes únicamente para asegurarse que todo estuviera bien. Hablando con los prefectos y con el presidente de la escuela, vio llegar a una pareja de muchachos, uno rubio y otro moreno. Los identificó de inmediato, más por Wolfram que por el otro, que ni siquiera sabía como se llamaba. De cualquier forma, él chico se había desmayado, eso si lo recordaba bien.

Intentó llamarlos, pero iban muy apresurados, así que no lo vieron. Preguntando a uno de los prefectos donde dormía ese par, supo el número de habitación.

Ya en su cuarto, Yuuri dejó el paquete que llevaba sobre el escritorio. No estaba muy cansado así que solo se sentó en una silla.

— Enclenque tonto—dijo Wolf mientras tomaba el paquete— podría ser algo que debes tomar.

Dicho esto lo abrió para ver el contenido. Cuando agarró una nota que estaba juntó al frasco de medicina, su semblante cambió a uno sumamente molesto, que Yuuri no pudo dejar de notar.

— ¿Sucede algo malo?— preguntó con algo de preocupación.

Su respuesta fue el lanzamiento de una bola de papel de parte del rubio. Yuuri la desdobló para ver lo que decía.

Esperó que esto sea suficiente, después de todo estas con Wolf y no se cuan apasionadas sean las noches con él. De todas formas siempre puedes venir a pedirme más. También el director tiene un frasco entero, así que a él también le puedes decir. Solo recuerda una cosa, no te malpases Ok? Necesitas descansar de vez en cuando.

Dile a Wolfy que no te haga trabajar de más

Atte.

Dayany

Yuuri no quería ni ver lo que le había dado la doctora. Todo esto se debía Murata y su gran boca de pervertido. Le encantaba hacer bromas de ese tipo, y todo eso llevaba su firma grabada.

Wolfram solo lo miraba con furia.

— ¿Con que ya le había explicado verdad?— decía alzando un puño.

— Te juro que…

— ¡No jures nada! ¡Ya verás por andarle diciendo mentiras a tu querido amiguito!

El director había llegado a la puerta de la habitación que ocupaban los dos chicos. Quería saber si el moreno ya se encontraba mejor, así que se dispuso a tocar la puerta, pero antes de que lo hiciera, escuchó el ruido de algo rompiéndose.

— ¡Wolf, espera por favor!

— Te hará pagar por lo que hiciste, no me importa si me lleva toda la noche.

— ¡No Wolf! ¡Para por favor! ¡Nooooo!

Y el sonido de más cosas rompiéndose.

— Creo que mejor esperaré hasta mañana— dijo para si mientras bajaba el puño con el que se disponía a llamar—, después de todo hay que dejar que los chicos se diviertan.

Luego empezó a irse cuando lo detuvo uno de sus pensamientos.

— Quizá el pobre chico se desmayó por el desgaste. Será mejor que le envié unas cuantas de mis pastillas mañana.

Dicho esto, siguió con tranquilidad su camino.

Mientras tanto, en la habitación de enfrente, un muchacho de cabello negro y gafas no podía para de reír. Le había hecho una travesura muy cruel a Shibuya, pero vaya que se estaba divirtiendo.

Notas finales:

Hasta aquí por ahora, gracias por leer y dejar sus reviews. Intentaré actualizar más rápido la próxima vez.

les gusto o no les gusto???


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