Capítulo 2: La botella.
Todo parecía ir en cámara lenta, mientras él se volvía a mírame y yo trataba de contener el impulso de salir corriendo. Me dio una pequeña y graciosa sonrisa mientras y le dirigí una mirada suspicaz. Era un desafío. Me volví para encararlo, sabiendo que cualquiera que acabara el beso primero sería considerado el perdedor en esta mini batalla que se estaba gestando entre nosotros. Misa con una extraña agudeza dijo: “!Honestamente!, ¿Podrían alguna vez actuar como la gente normal?”
Ambos la miramos; yo con curiosidad y él con una expresión confusa antes de que volviéramos a enfrentar nuestras miradas de nuevo. ¿Quién comenzaba? ¿Yo porque fui señalado? ¿Debería empezar él por haber comenzado este “combate”? Parece que nos iba a tomar demasiado tiempo comenzar y un grito grupal comenzó: “El beso, el beso…” Estaba nervioso, más nervioso de lo que jamás he estado, o al menos de lo que pueda recordar. Él estaba petrificado y entonces puse mi mano en su hombro para inclinarme mejor hacia adelante hasta que mis labios se posaron sobre los suyos.
“Ryuuzaki”, susurró, su aliento estaba rozando los vellos sobre mi labio superior, tragué sonoramente y continuó. “¿Estás seguro que esto es una buena idea?” Pestañeé, preguntándome a qué se refería. Era solo un juego, solo un trámite más. Yo nunca había besado a nadie así que no me importaba. ¿Supuestamente no era una buena idea?, retrocedí ligeramente y el cántico se volvió más sonoro y mis ojos se encontraron con su mirada castaña, abierta e inquisidora. “El beso, el beso…” ellos nos incitaban y hacían eco en mi mente. “Es solo un juego” repitió tranquilamente. Mi pulso se aceleró y me di cuenta que quería besarlo; no solo para ganar el juego, sino porque tenía ganas. Asentí, entonces no tuve tiempo para pensar, porque el griterío había cesado y sus labios estaban sobre los míos más rápido de lo que pensé. Demasiado rápido, pensé mientras sus cálidos y carnosos labios aún presionaban los míos. Y no lo empujé y él tampoco. Yo debía ganarle.
Esperen. ¿Qué estaba tratando de ganar? Ligeramente confundido me acerqué a él y sentí sus manos agarrar mi hombro. No había necesidad de que hiciéramos todo esto, no era necesario que estuviésemos tan cerca. Era solo un juego, sin embargo mis manos encontraron su cabello y pude sentir su lengua abriéndose paso entre mis labios, implorando por entrar. Mis labios obedecieron su pedido y sentí , de lejos, un grito que nos animaba y alguien más gritando por una razón diferente. Parte de mí sabía que estábamos en la fiesta de Misa, y la otra parte se sentía demasiado lejos de esas circunstancias mientras masajeaba la lengua de Light con la mía.
Estaba disfrutando el beso, y a él, lo deseaba a él, eso era seguro. Entonces él tiró de mí para acercarme aún más, mi pecho chocando con el suyo y mis brazos alrededor de su cuello. Sentí mi rostro ardiendo y un calor en mi abdomen, además de una estrechez en mi entrepierna. Entonces me aparte de él, respirando agitadamente y empujándolo. El cuarto giraba en una ya sea por el mareo del alcohol o por la falta de sangre en mi cerebro. Me senté en mi posición habitual con mis piernas entumecidas y de soslayo noté que Light no estaba en mejores condiciones que yo. Al menos Misa no estaba gritándome… aún.
Entonces ella se volvió a decirme que Light era su novio y que no deberíamos haber dejado que la presión del momento nos hiciera besarnos así. Y la bebida no era una excusa, aunque Light trató de usarla, así que no contaba. La dejé gritarme, fuera de sí, asintiendo con la cabeza de vez en cuando. Bueno, mis pantalones ya no me apretaban más, eso era seguro. Miré a Light y lo vi observándome de la misma manera y pensé “¿Qué diablos fue todo eso?”
Pero no tuvimos tiempo de seguir pensando en eso ya que Lynn sugirió jugar a otra cosa para poner a Misa de mejor humor, y la festejada asintió. Sacaron esmaltes de uña y comenzaron a pintarse los dedos de los pies entre ellas mientras yo me acercaba a la mesa por otro trago, agarrando otra copa de ponche. Mierda, pensé vaciando la mitad de la copa en un solo trago. Estaba dulce y azucarado y sabía demasiado bien como para no beberlo, sin importar que tuviera alcohol. Light, que estaba a unos dos metros de distancia debido a las esposas, estaba silencioso y parecía estar sumido en sus pensamientos. “Light-kun” dije, y el dirigió su mirada hacia mí.
“Bueno, no me digas que no te lo advertí, Ryuuzaki” dijo y pestañeó, perplejo. “Cuando te pregunte si estabas seguro…” agregó caminando hacia mí. Lo seguí observando inexpresivamente, esperando que continuara. “¿Qué?, ¿Estabas pensando que un beso no cambiaría las cosas entre dos personas que se ven todos los días, y que viven juntas?” Dio otro paso más hacia mí mientras yo simulaba tranquilidad, sonrió suavemente. “Porque si cambia las cosas… así es la gente. Y sé que cambió algo en ti, incluso aunque lo niegues. Lo veo en tus ojos”.
Le di la espalda, vaciando lo que quedaba del ponche y viendo como él bebía más lento que yo. Eso fue probablemente algo inteligente, pero yo no tenía ganas de ser inteligente en ese momento. No tuve que seguir pensando en lo que dijo porque Misa anunció que pronto comenzaríamos a jugar Twister, y que Light tendría que participar. Eso significaba que yo también debía hacerlo, no solo porque estábamos esposados, sino porque quería ganarle y también porque quería acercarme a él una vez más. Aunque era solo un juego nosotros teníamos nuevas armas con que atacarnos.
Sentí que tiraron de la cadena y me di cuenta que él había comenzado a caminar hacia donde una alfombrilla con puntos de diversos colores había sido extendida, vi a dos de las chicas con un tablero con una flecha giratoria. Eso, supuestamente, indicaría a la gente donde poner qué cosa. Esto iba a resultar interesante, por decirlo menos.